Beethoven, Ludwig van - Sinfonía No. 3 en mi bemol mayor, Op. 55, Heroica

En 1800 y 1802 Ludwig van Beethoven había ofrecido al público vienés, respectivamente, su Primera y Segunda sinfonías, obras que si bien todavía participaban del mundo sonoro de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), ya llevaban el germen de lo que habría de ser el estilo maduro del compositor. Y de pronto, en 1805, de manera ciertamente sorpresiva y sorprendente, Beethoven mostró al mundo su Tercera sinfonía, que cayó en esta tierra como una verdadera bomba musical.

Sinfonía No. 1

El paso del tiempo ha demostrado, más allá de toda duda, que Federico Ibarra es uno de los compositores mexicanos con personalidad más fuerte y definida. Una de las vertientes más diáfanas de esta sólida identidad se traduce en el hecho de que sus obras son inconfundiblemente suyas, valga la aparente redundancia, debido al rigor con el que el compositor se apega a sus ideales estéticos cada vez que acerca la pluma al pentagrama.

Mozart, Wolfgang Amadeus - Sinfonía No. 38 en re mayor, K. 504, Praga

La fama inmensa de que gozan las tres últimas sinfonías de Wolfgang Amadeus Mozart (las números 39, 40 y 41) ha provocado que, injustamente, sean ignoradas otras de sus sinfonías maduras que están, por lo menos, a la altura de las mencionadas. Tal es el caso de la Sinfonía No. 38, compuesta por Mozart para una ocasión específica. El primero de mayo de 1786 se estrenó en el Burgtheater de Viena la ópera Las bodas de Fígaro, una de las obras maestras indiscutibles de Mozart, y de todo el repertorio operístico.

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