Janacek, Leos - Taras Bulba, rapsodia para orquesta

Es evidente que Leos Janacek no era futurista ni tenía poderes de adivinación, por lo que no tenía modo de imaginar la devastadora invasión de Checoslovaquia por los rusos en 1968. Si lo hubiera previsto, quizá no habría mostrado a lo largo de su vida una afición tan grande por todo lo que provenía de Rusia. En efecto, la rusofilia de Janacek era tal que en 1898, un par de años después de regresar de su primer viaje a Rusia, fundó en la ciudad de Brno el Círculo Ruso, grupo que fue disuelto por la policía en marzo de 1915.

Arutiunian, Alexander - Concierto para trompeta y orquesta en la bemol mayor

De carrera larga y prolífica, Alexander Grigori Arutiunian fue originario de Erevan, la capital de Armenia, y se convirtió en uno de los creadores más admirados de esa nación que solía formar parte de la extinta Unión Soviética. Realizó lo más importante de sus estudios básicos en el Conservatorio Komitas (nombrado en honor de otro gran músico armenio) de su ciudad natal, y más tarde viajó a Moscú a perfeccionar su aprendizaje en la Casa de la Cultura Armenia, dividiendo su tiempo entre el estudio de la composición y el piano.

Barber, Samuel - Obertura Escuela para el escándalo, Op. 5

En el año de 1751 nació en Dublín, la actual capital de la República de Irlanda, el señor Richard Brinsley Sheridan, personaje que además de ser una importante figura literaria fue uno de los hombres más pintorescos de su tiempo, según lo indican algunos detalles de su biografía. A la tierna edad de 21 años, Sheridan se enamoró de Elizabeth Ann Linley, cuya hermosa voz de soprano solía deleitar a quienes asistían a los conciertos y festivales organizados por su padre, Thomas Linley.

Ravel, Maurice - Suite Mamá la Oca

En el año de 1928 Maurice Ravel dictó algunos pasajes autobiográficos a su alumno y amigo, Alexis Roland-Manuel (1891-1966). Uno de esos pasajes decía así:

Mamá la Oca, serie de piezas infantiles a cuatro manos, data de 1908. El deseo de evocar en estas piezas la poesía de la infancia me ha conducido naturalmente a simplificar mi estilo y a desnudar mi escritura. De esta obra hice un ballet que fue montado por el Teatro de las Artes. Mamá la Oca fue escrita en Valvin para mis jóvenes amigos Mimí y Jean Godebski.*

Borodín, Alexander - Danzas polovetsianas de la ópera El príncipe Igor

Se puede seguir la añeja costumbre de perpetrar listas musicales, confeccionando una que contenga compositores de medio tiempo o compositores eventuales. Es claro que esa lista podría ser enorme, pero si se restringe a aquellos que han logrado cierto renombre, es posible encontrar algunos datos y coincidencias interesantes. Por ejemplo, George Antheil (1900-1959), autor del famoso Ballet mecánico, escribía novelas de suspenso y dirigía una columna periodística.

Chaikovski, Piotr Ilyich - Polonesa, de la ópera Eugene Onegin

Eugene Onegin es, sin duda, la más popular de la docena de óperas compuestas por Chaikovski. Data de 1878, lo que la coloca, cronológicamente, entre las óperas Vakula el herrero (1875) y La doncella de Orleans (1879). No hay duda de que uno de los atractivos principales de Eugene Onegin es el hecho de que su libreto, escrito por el compositor en colaboración con Konstantin Shilovski, está basado en un poema de Alexander Pushkin (1799-1837) que es más bien una novela en verso.

Berlioz, Héctor - *Sinfonía fantástica*, Op. 14

Al decir de cualquier buen diccionario del castellano, autobiografía es la narración de una vida humana individual, escrita por el propio sujeto. El impulso del hombre de escribir su propia historia, su propia vida, es tan antiguo como la humanidad misma; en todas las épocas, en todos los lugares, hombres y mujeres más o menos famosos, de todas las áreas de la actividad humana, han caído en la tentación de poner por escrito, con diversos fines, lo que consideran más importante de su existencia.

Beethoven, Ludwig van - Sinfonía No. 1 en do mayor, Op. 21

En más de una ocasión los musicólogos han desenterrado con especial fascinación los documentos que muestran el nivel de saturación musical que imperaba en Viena en el siglo XIX. No es éste el espacio para abundar en ello, pero lo cierto es que todos esos documentos comprueban más allá de toda duda que la capital del imperio austro-húngaro ha sido, por mucho, el lugar más musical de la historia, con la probable excepción de Nueva York en nuestros días.

Cuadros de una exposición

No deja de ser interesante el hecho de que algunas de las obras más populares de la música de concierto se hayan hecho famosas en versiones distintas a las originales, es decir, en una concepción acústica diferente a la ideada en primera instancia por su compositor.

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