Juan Arturo Brennan
IGOR STRAVINSKI (1882-1971)
Suite del ballet El pájaro de fuego (1945)
Introducción
Preludio y danza del pájaro de fuego
Variación del pájaro de fuego
Pantomima I
Pas de deux: el pájaro de fuego e Iván Tsarevich
Pantomima II
Danza de las princesas
Pantomima III
Ronda
Danza infernal del rey Kashchei
Canción de cuna
Final
Como casi todos los ballets de corte tradicional, El pájaro de fuego nos cuenta una historia, así que, antes que nada, oigamos un antiguo cuento...
Una noche, el príncipe Iván recorría el bosque, y de pronto se encontró con un hermoso pájaro de fuego. Iván, maravillado, atrapó al ave, la cual, a cambio de su libertad, le ofreció al príncipe una de sus plumas de fuego como prenda y como promesa de volver en su ayuda cuando el príncipe lo necesitara. El pájaro voló y el príncipe siguió su exploración nocturna, llegando a los jardines del castillo del monstruoso y malvado rey Kashchei. Oculto, Iván vio cómo salían al jardín trece princesas, cautivas de Kashchei, a bailar una sugestiva ronda. Al amanecer, las princesas volvieron tristemente a su prisión. Cautivado por la última de las trece princesas, Iván abrió las puertas del castillo y pronto apareció la corte de Kashchei: esclavos, mutantes, monstruos, bestias y, finalmente, el ogro mismo. Iván fue hecho prisionero y Kashchei se dispuso a convertirlo en piedra, tal como había hecho con los otros caballeros que se habían atrevido a meterse en sus dominios. Pero entonces Iván recordó la promesa del pájaro de fuego, y al agitar la mágica pluma el ave maravillosa llegó en su auxilio, volviendo locos a los monstruosos cortesanos del ogro Kashchei a través de una infernal danza. Después, el pájaro de fuego cantó un hermoso arrullo y puso a dormir a los monstruos. Entonces, guió a Iván hasta un cofre enterrado que contenía un enorme huevo, en el interior del cual estaba el alma de Kashchei. Al romper Iván el huevo, Kashchei murió y su palacio y su corte desaparecieron. Al amanecer, las princesas quedaron libres y los caballeros de piedra volvieron a la vida. Y en el final feliz de este antiguo cuento, Iván tomó por esposa a la última de las trece princesas.
Sobre este fantástico cuento, Stravinski compuso entre 1909 y 1910 la partitura de su ballet El pájaro de fuego por encargo del empresario ruso Serge Diaghilev. Originalmente, el encargo había sido hecho al compositor Anatol Liadov (1855-1914), pero la tardanza de éste para cumplir lo pactado hizo que el encargo fuera a parar finalmente a manos de Stravinski. En junio de 1910, durante los ensayos para el estreno del ballet en la Ópera de París, Diaghilev pronosticó que Stravinski estaba a punto de alcanzar la celebridad, y no se equivocó. El estreno del ballet se llevó a cabo en la Ópera de París el 25 de junio de 1910 con la dirección musical de Gabriel Pierné, la coreografía de Michel Fokine y la participación de la legendaria bailarina Tamara Karsavina en el papel titular de la obra. Tal y como Diaghilev lo había pronosticado, el estreno de El pájaro de fuego lanzó a Stravinski a la fama y su prestigio creció notablemente a partir de esa fecha.
Entre las muchas cosas dichas y escritas por Stravinski sobre El pájaro de fuego, este breve párrafo se antoja especialmente interesante:
Cuando hice El pájaro de fuego yo aún no había roto por completo con los recursos del drama musical tradicional. Aún estaba susceptible al sistema de caracterización musical de personajes y situaciones diferentes. Este sistema es evidente en el empleo de procedimientos similares a lo que se llama un Leitmotiv (motivo conductor). Todo lo relativo al genio del mal, Kashchei, y a su reino, su jardín, sus ogros y sus monstruos, está caracterizado por lo que pudiera llamarse Leitharmonie (armonía conductora). En contraste con la música cromática asociada con este mundo mágico, el elemento mortal está descrito con música característicamente rusa, de tipo más diatónico.
Además de su interés musical intrínseco, este breve párrafo es una llamada de atención para aquellos que afirman que el único compositor importante de la primera mitad del siglo XX que no estuvo influido por Richard Wagner (1813-1883) fue Stravinski.
De la música original del ballet, Stravinski extrajo tres suites de concierto. La primera, de 1911, emplea la misma enorme orquesta que la partitura original. La segunda suite fue reorquestada por Stravinski para un conjunto de menores dimensiones; esta es la versión que se escucha comúnmente en las salas de concierto, y data de 1919. Finalmente, en 1946 se publicó una tercera suite, con la misma orquestación reducida de la segunda, pero incorporando selecciones adicionales del ballet.
Al paso de los años, la partitura del ballet original y la de la suite de 1919 se vieron envueltas en una famosa pugna a causa de los derechos editoriales de la música. El mismo Stravinski escribió en 1927 una compleja deposición legal en la que explicaba el confuso estado de cosas, que involucraba a los editores Jurgenson, Chester y Forberg. Como se verá, la famosa noche de estreno de La consagración de la primavera no fue la única controversia generada alrededor de Stravinski y su música. Para los interesados: existen grabaciones de la versión para piano solo de El pájaro de fuego, realizada por el propio compositor. Fascinante, como diría el Sr. Spock.