Medina dirige Grofé
Esta página documenta un concierto pasado.
Sábado, 16 de enero, 18:00 horas
Sala Silvestre Revueltas CCOY
Domingo, 17 de enero, 12:30 horas
Sala Silvestre Revueltas CCOY
JESÚS MEDINA, director huésped
Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) Obertura de la ópera El empresario K. 486
Obertura de la ópera El empresario K. 486
Herr Frank, gerente de un teatro, está dedicado a la tarea de reunir a una compañía de actores y cantantes para su establecimiento. En primera instancia, entrevista y contrata a los actores y actrices. Después, debe dedicar su atención a los cantantes. Asistido por Buff, a quien ya ha contratado, entrevista a diversos aspirantes. Se presenta primero Madame Herz (cuyo esposo es uno de los actores contratados), y canta un aria sobre la fidelidad y la separación. Frank la contrata como prima donna, con salario de 16 thalers a la semana. Luego aparece Madame Silberklang, canta un aria para Herr Frank, y el empresario la contrata, con el mismo sueldo de 16 thalers. Ella acepta, pero exige ser nombrada prima donna de la compañía, a lo que Madame Herz se opone. Se entabla entonces una agria discusión entre las cantantes, interrumpida por la aparición de Monsieur Vogelsang, un tenor que les asegura que tales discusiones entre artistas sólo ocasionan la degradación del arte. Después del trío protagonizado por Herz, Silberklang y Vogelsang, toda la compañía se reúne y acepta dejar a un lado las diferencias, no sin antes entablar otra disputa sobre de los salarios. En el número final, cantado por las dos sopranos, el tenor y Buff (que resulta ser un bajo cantante), se afirma que si bien todos los artistas buscan el aplauso y el reconocimiento, el exceso de ambición personal puede arruinar aún al mejor talento. (Cualquier semejanza con lo que ocurre en nuestro máximo teatro de ópera, o en otro cualquiera, es más que mera coincidencia). Tal es el argumento de El empresario (titulada originalmente Der Schauspieldirektor), comedia con música en un acto, compuesta por Mozart sobre un libreto de Gottlieb Stephanie. En enero de 1786, el compositor recibió del emperador José II el encargo de escribir una ópera corta para acompañar la celebración de una visita importante: la de la archiduquesa Cristina María (hermana del emperador) y su esposo el duque Albrecht Kasimir de Sachsen-Teschen. La visita sería celebrada en el palacio de Schönbrunn con una sesión musical que incluiría la representación de dos breves obras en un acto: Prima la musica, e poi le parole (‘Primero la música, después las palabras’) de Antonio Salieri (1750-1825), y El empresario de Mozart.
En su notable e informativo Compendio Mozart, el especialista H.C. Robbins Landon resume el libreto de El empresario con estas palabras:
El libreto se refiere a los problemas de un empresario para reunir a un grupo de actores y cantantes para una función en Salzburgo. Dos sopranos pelean sobre quién de ellas debe ser la prima donna, a pesar de los esfuerzos del tenor por apaciguarlas. La moraleja de la pieza es que todos los artistas deben aspirar a hacer su mejor esfuerzo, pero que es degradante presumir de superioridad; al final, el mejor juez de la calidad es el público.
Mozart dio entrada a El empresario en su catálogo el 3 de febrero de 1786, y la pieza se estrenó exitosamente unos días después, el 7 de febrero, en la Orangerie del Palacio de Schönbrunn en Viena. Si se considera que el compositor estaba ocupado componiendo su magistral ópera Las bodas de Fígaro, la alta calidad musical de El empresario demuestra la seriedad con la que Mozart tomó el encargo del emperador. Aunque algunos consideran que El empresario es una pieza menor de Mozart, lo cierto es que su estreno se realizó con un reparto de notables intérpretes de la época, algunos de los cuales estaban emparentados: Johann Valentin Adamberger y María Anna Adamberger; Aloisia Lange y Joseph Lange; el libretista Gottlieb Stephanie y Anna María Stephanie; y una de las sopranos fue la famosa Catarina Cavalieri.
La obertura de El empresario, majestuosa y brillante, está escrita para una orquesta grande que incluye trompetas y timbales, y contiene un interesante desarrollo contrapuntístico.
Franz Joseph Haydn (1732-1809) Sinfonía No. 101 en re mayor, Hob.I:101, El reloj
Sinfonía No. 101 en re mayor, Hob.I:101, El reloj
Además de ser rico, variado, históricamente importante, interesante y atractivo, el catálogo sinfónico de Franz Joseph Haydn ofrece al melómano curioso una faceta adicional, que si bien es trivial no deja de ser divertida. Me refiero al hecho de que un número significativo de sus sinfonías llevan curiosos sobrenombres; algunos de ellos son originales y fueron generados en la época en que las sinfonías fueron compuestas, mientras que otros son muy posteriores y por lo general tienen que ver poco con la música. A manera de muestrario, va la lista de los sobrenombres asociados con 34 de las 104 sinfonías de Haydn:
Lukavec, La mañana, El mediodía, La tarde, Júpiter, El filósofo, Lamentación, Brukenthal, Aleluya, Hornsignal, Eco, El puño, Mercurio, Fúnebre, Los adioses, María Teresa, La pasión, Imperial, El maestro, El fuego, El distraído, La Roxelane, Tempora mutantor, Laudon, La caza, El oso, La gallina, La reina de Francia, Oxford, Sorpresa, El milagro, Militar, El reloj, Redoble de timbal, Londres.
Algunos de estos sobrenombres tienen que ver con las circunstancias en que las obra en cuestión fue compuesta; otros se refieren a lugares o personajes asociados a determinada sinfonía; algunos más aluden a alguna cualidad particular de la música misma; y otros son meros inventos de editores o promotores que creyeron que era más fácil promover y vender una sinfonía de Haydn si llevaba asociado un sobrenombre "curioso". En el caso de la Sinfonía No. 101, conocida como El reloj, el sobrenombre se refiere a un asunto específicamente musical. Durante el siglo XIX, numerosos oyentes y comentaristas afirmaron que el persistente acompañamiento que Haydn propone en el movimiento lento de la sinfonía podía ser comparado con el tic-tac de un reloj. En el verano de 1793 Haydn compró una casa en el suburbio vienés de Gumpendorf, con la intención de dejarla como herencia a su esposa. En el otoño del mismo año el compositor llegó a un acuerdo con el empresario Johann Peter Salomon para realizar una segunda visita a Londres y, como parte del acuerdo, componer para él una segunda serie de seis sinfonías. En enero de 1794 Haydn dejó Viena para dirigirse a Londres para cumplir su compromiso con Salomon; hizo escalas en Passau y Wiesbaden y llegó a la capital inglesa el 4 de febrero. Fue en este período, entre 1793 y 1794, que Haydn compuso la Sinfonía No. 101; esta conocida obra del catálogo orquestal del compositor de Rohrau forma parte del grupo de 12 sinfonías (conocidas colectivamente como las sinfonías de Londres, de la 93 a la 104 de su catálogo) que escribió para Salomon, y que durante un largo tiempo fueron prácticamente las únicas de sus sinfonías en ser interpretadas de manera regular en conciertos sinfónicos.
El primer movimiento de la Sinfonía No. 101 de Haydn se inicia con una introducción lenta, procedimiento típico del compositor austríaco. Sin embargo, esta introducción no es tan profunda o dramática como las de otras sinfonías suyas; de hecho, hay en ella algo de dulce y noble, asociado sin duda a la luminosa tonalidad principal de la obra. Además, Haydn propone en esta introducción una interesante y sugestiva inestabilidad armónica. Después de la introducción, un vivo y extrovertido movimiento basado en el contraste de dos temas principales. En el segundo movimiento, el tema principal es presentado desde el inicio con un acompañamiento como un vaivén, que es el tic-tac del reloj que da su sobrenombre a la sinfonía. Este acompañamiento es reiterado en diversas formas a lo largo del Andante, pero no de manera obsesiva. En el centro de este movimiento hay un episodio contrastante, más severo, casi tormentoso, en tonalidad menor. Vuelve el movimiento inicial del tic-tac, esta vez con una importante presencia de la flauta. Haydn propone entonces una inesperada pausa, que da lugar a la variación final sobre el tema principal del movimiento. Algunos comentaristas han sugerido que esa pausa es una broma intencional de Haydn: el compositor se toma un respiro para darle cuerda a su reloj. Después del Andante viene un Menuetto de orquestación rica y contrastada. En su indispensable trío central, la flauta vuelve a tener una presencia destacada, frente a la que el compositor propone breves episodios de una orquestación más densa. En la repetición del minueto en esta clásica forma ternaria, Haydn omite algunas de las repeticiones de la primera parte. La Sinfonía No. 101 concluye con un movimiento vivaz pero delicado, caracterizado en su inicio por una orquestación ligera y transparente. Más adelante, la orquestación se hace más rica en este que es el movimiento más breve y compacto de la obra. Por momentos, este Finale tiene sonoridades que remiten a la música orquestal de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791). Antes de concluir el movimiento, Haydn construye un interesante episodio imitativo, un fugato sobre el tema inicial del Finale. En la coda del movimiento aparecen sombras fugaces de la orquestación delicada y transparente del principio.
La Sinfonía No. 101 fue interpretada por primera vez en Londres el 3 de marzo de 1794 en uno de los conciertos organizados por Salomon.
Adagio-Presto
Andante
Menuetto
Allegretto
Ferde Grofé (1892-1972) Suite del Gran Cañón
Suite del Gran Cañón
La historia registra que el Gran Cañón del Colorado fue descubierto en el año de 1540 por miembros de la expedición de Francisco Vázquez de Coronado. A pesar de su evidente belleza e impresionantes dimensiones, el cañón permaneció desconocido durante mucho tiempo, hasta que fue redescubierto por Francisco Garcés y Silvestre Vélez de Escalante, dos frailes españoles, en 1776. Al parecer, el primer examen más o menos serio y detallado del Gran Cañón fue realizado por la expedición que estuvo al mando de John Wesley Powell. En 1869 y 1870, Powell y sus acompañantes descendieron por el río y más tarde publicaron reportes sobre la geología, la geografía y la etnología del área. Fue el mismo Powell, por cierto, quien puso al cañón el calificativo de “gran” con el que se le conoce hasta la fecha. La longitud total del Gran Cañón se acerca a los 450 kilómetros y su ancho varía entre los 6 y los 28 kilómetros. Entre las impresionantes paredes del Gran Cañón, el río Colorado corre su curso por cerca de 170 kilómetros. En la parte más bella del Gran Cañón fue creado un parque nacional para deleite del turismo estadunidense y extranjero; cerca de dos millones de visitantes llegan anualmente hasta la parte norte del estado de Arizona para admirar el impresionante paisaje. Tal paisaje, por sus evidentes riquezas, ha sido inspiración para muchos artistas: pintores, fotógrafos, ensayistas y poetas han producido innumerables obras dedicadas al Gran Cañón del Colorado. La música no podía quedarse atrás.
Hacia el año de 1920, un pianista itinerante cuyo nombre original era Ferdinand Rudolph von Grofé se encontró de pronto ante el imponente espectáculo del Gran Cañón. De la fuerte impresión recibida, el músico obtuvo la inspiración para escribir una partitura en la que celebraba las glorias de ese atractivo sitio geográfico. En el mismo año de 1920, Ferde Grofé (nombre con el que prefirió ser conocido), comenzó a trabajar en su obra conmemorativa del Gran Cañón, labor que realizó lentamente y con numerosas interrupciones. Y si en alguna ocasión el compositor Cole Porter afirmó que su mejor inspiración era la llamada telefónica de un productor, Grofé ciertamente tuvo que esperar esa llamada para concluir su composición. En este caso la llamada fue de su amigo el director de orquesta Paul Whiteman, quien le pidió una obra para uno de sus conciertos en el Teatro Studebaker de Chicago. Por ese entonces, la orquesta de Whiteman contaba apenas con unos 20 músicos, pero eso no le impidió a Grofé dedicarse con ahínco a terminar la obra. De esa manera, la Suite del Gran Cañón fue estrenada por Whiteman y su orquesta el 22 de noviembre de 1931 con un éxito tan notable que, entre otras cosas, le ganó a Grofé el injustificado apodo de Primer Ministro del Jazz debido a ciertos elementos jazzísticos de su partitura. Dos años más tarde, Grofé se encontró en el puesto de director de la orquesta del Teatro Capitol, circunstancia que aprovechó para revisar su suite y re-escribirla para una dotación orquestal mayor; es esta versión la que suele interpretarse en la actualidad. A través de los cinco movimientos de la obra, Grofé describe diversos ambientes relacionados con su percepción del Gran Cañón y sus alrededores, y en algunos momentos se acerca a un auténtico impresionismo musical genuinamente estadunidense.
Amanecer es una pieza en la que predomina un aura misteriosa y contenida. En la segunda sección de la obra, El desierto pintado, Grofé intenta describir con colores musicales la enorme variedad cromática de rojos, cafés y ocres que componen el atractivo visual del Gran Cañón. En la brecha es sin duda la parte más anecdótica y descriptiva de la suite, ya que en ella el compositor describe incluso el tránsito de una recua de mulas por los sinuosos senderos del cañón. La serenidad vuelve a la Suite del Gran cañón en la sección titulada Crepúsculo, y en la última, titulada Tormenta, la música describe un súbito chubasco al que finalmente sucede la calma en la que finaliza la obra.
Sobre su Suite del Gran Cañón, que hasta hoy es uno de los grandes clásicos de la música sinfónica de los Estados Unidos, Grofé dijo lo siguiente:
Esta composición nació de visiones, sonidos y sensaciones comunes a todos. Creo que he hablado de América en esta música, simplemente porque América me ha hablado a mí, así como ha hablado a todos. Si he tenido éxito en capturar una parte del espíritu musical de América, estoy agradecido de haber sido capacitado para ello.
Al parecer, a Grofé le llamaba mucho la atención la posibilidad de combinar la geografía con la música. Además de su famosa Suite del Gran Cañón, escribió una Suite Mississippi y una Suite del Valle de la Muerte, obras poco conocidas y prácticamente olvidadas. Para los interesados, existe una grabación de la Suite del Gran Cañón en la que el propio Ferde Grofé dirige a la misma Orquesta Capitol que se encargó de estrenar la versión corregida y aumentada de la obra.
Amanecer
El desierto pintado
En la brecha
Crepúsculo
Tormenta
Jesús Medina
Director(a)
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Jesús Medina
Director(a)
A partir de Enero de 2010, es el nuevo Director Artístico de la Orquesta Sinfónica de la UANL, en Monterrey, N.L.; además, es fundador y Director Artístico de Milenium Sinfonietta desde Septiembre de 2008 hasta la fecha. De Junio del 2002 a Diciembre de 2010 fué Director Artístico de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes. Ha sido Director de otras importantes instituciones musicales, como la Filarmónica de la UNAM, la Filarmónica de Querétaro y de la misma OSUANL, en el período 1986-89.
Se ha presentado en Estados Unidos, Singapur, Francia, España, Italia, Suiza, Turquía, Serbia, Hungrìa, Portugal, República Checa, Argentina, Venezuela, Brasil, Colombia, Ecuador, Centroamérica y México. Futuros conciertos incluyen presentaciones en Brasil, Polonia, Estados Unidos, Corea del Sur, República Checa y Ucrania.
Itzhak Perlman, Joaquín Achúcarro, Alexander Markov, Angel Romero, Horacio Gutiérrez, Elmar Oliveira, Jens Lindemann, Pierre Amoyal, Nathaniel Rosen, Mark Peskanov, Konstanty Kulka, Gyorgy Sandor, Pascal Devoyon, Fernando de la Mora, Trío Schubert de Viena, Nikita Storoyev, son algunos de los más importantes solistas, que han actuado bajo su batuta.
Su gran versatilidad lo ha llevado a dirigir además de música sinfónica, música de cámara, ópera y ballet. Ha dirigido las óperas Lucia de Lamermoor de Donizzetti, La Italiana en Argel y La Cenicienta de Rossini en el Palacio de Bellas Artes y también ha sido director concertador de un gran número de ballets con la Compañía Nacional de Danza, como Carmen, Carmina Burana, Oneguin, Romeo y Julieta, Don Quijote, Raymonda, Coppelia, Giselle, La Bayadera y El Cascanueces, y zarzuelas como La Revoltosa.
Ha participado en los principales festivales de México, como el Festival Cervantino, el Festival Internacional de Tamaulipas, el Festival del Centro Histórico de la Cd. de México, el Festival de Sinaloa, el Foro de Música Nueva, el Festival de Orquestas de la Sala Nezahualcóyotl, el Festival Internacional de Arpas, etc..
Ha estrenado muchas obras de compositores mexicanos, como Angulo, Córdoba, Toussaint, Márquez, y varios estrenos nacionales como el Dies Irae de Penderecki y el Beatus Vir de Gorecki.
En 1991, la Unión Mexicana de Cronistas de Teatro y Música, le otorgó su reconocimiento por ser el mejor Director del Año, y en 2004, recibió el premio "GAVIOTA", de la Asociación Latinoamericana de Cronistas.
Realizó sus estudios de Dirección de Orquesta en The Pierre Monteux School en los Estados Unidos, bajo la guía de Charles Bruck.
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