Wolfgang Amadeus Mozart - Serenata en re mayor K.239, *Serenata nocturna*

Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791)

Serenata en re mayor K.239, Serenata nocturna

Marcha
Minueto
Rondo

WOLFGANG AMADEUS MOZART (1756-1791)

Serenata en re mayor K. 239, Serenata nocturna
Marcha
Minueto
Rondo

Wolfgang Amadeus Mozart dedicó la última parte de 1775 a la creación de sus conciertos para violín, probablemente lo más importante de su producción en ese año. Además, compuso algunas sonatas para piano, la Missa brevis K. 220 y algunas serenatas para diversos grupos orquestales. Entre éstas destaca en especial una, escrita probablemente a finales de 1775 o al inicio de 1776, conocida como la Serenata nocturna, que se caracteriza por una peculiar instrumentación a base de cuerdas y timbales. En principio, el título elegido por Mozart para la obra, Serenata nocturna, parece plantear una redundancia, en el entendido de que por lo general pensamos en una serenata como música nocturna. (Como referencia, no está de más recordar que la famosa Serenata K. 525, a la que conocemos en castellano como Una pequeña serenata nocturna, tiene como título original en alemán Eine kleine Nachtmusik, es decir, Una pequeña música nocturna, traducción que sería más apropiada). El caso es que, aparentemente, Mozart puso a la Serenata K. 239 el título de Serenata nocturna para enfatizar el hecho de que, a diferencia de otras de sus serenatas, esta fue planeada específicamente como música de noche. De hecho, considerando que fue escrita durante el invierno de 1775-1776, es seguro que la obra fue concebida para ser tocada en un espacio interior, y no como música para ser ejecutada al aire libre. Respecto a este asunto, el musicólogo Robin Golding dice lo siguiente:

Dos de las serenatas escritas por Mozart en Salzburgo, la Serenata nocturna K. 239 y el Nocturno K. 286, son más enfáticamente piezas nocturnas que sus otras serenatas. Además, son poco ortodoxas en su estructura, ya que tienen un solo minueto cada una, y su instrumentación también es singular. Ambas parecen haber sido compuestas para ocasiones invernales, y por ello, para ser tocadas en interiores. Es probable que estas dos obras hayan sido escritas para los días de año nuevo de 1776 y 1777 respectivamente. Las dos obras se caracterizan por explotar hábilmente ciertos efectos antifonales.

El primer movimiento de la Serenata nocturna es una marcha robusta y enérgica. Los episodios de corte militar, sólidamente acentuados por los timbales, se alternan con pasajes de espíritu más cortesano. En este movimiento, así como en ciertos pasajes de los otros dos, Mozart propone un interesante contraste entre la orquesta de cuerdas y un cuarteto de cuerdas en el que el violoncello es sustituido por un contrabajo; con ello, el compositor parece estar aludiendo a la forma barroca del concerto grosso y es aquí donde se generan los efectos antifonales mencionados por Robin Golding en el párrafo citado arriba. Otro experto en la música de Mozart, Stanley Sadie, prefiere utilizar la palabra “eco” en vez de “antífona”. (En la Serenata K. 286, estos efectos antifonales están más acentuados, ya que Mozart propone cuatro pequeños grupos orquestales separados.) Más adelante hay un atractivo episodio en el que la combinación entre los timbales y las cuerdas en pizzicato produce una sonoridad muy especial. El segundo movimiento es un minueto delicado y muy apegado a las cualidades bailables de este género. La presencia de los timbales añade al minueto un elemento de fuerza y solemnidad, excepto en la sección central de la forma A-B-A, en la que Mozart los hace callar. Para concluir la Serenata nocturna, Mozart propone un rondó de corte aparentemente tradicional basado en la forma A-B-A-C-A-D..., con la particularidad de que como preludio a uno de los episodios del rondó el compositor inserta una sección lenta, un breve adagio que presenta un cierto espíritu paródico. Más adelante en el rondó, Mozart parece aludir fugazmente a las músicas turcas que están presentes en algunas otras de sus obras.
Una revisión al catálogo de las serenatas orquestales de Mozart (excluyendo las que escribió para ensambles de alientos) indica que la mayor parte de sus obras en este género fueron compuestas en Salzburgo, a excepción de algunas escritas en Viena, Milán y La Haya.

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