Arthur Honegger - Sinfonía No. 2, H. 153

Arthur Honegger (1892-1955)

Sinfonía No. 2, H. 153

Molto moderato – Allegro
Adagio mesto
Vivace, non troppo – Presto

ARTHUR HONEGGER (1892-1955)

Sinfonía No. 2
Molto moderato – Allegro
Adagio mesto
Vivace, non troppo – Presto

Mera casualidad cronológica: la primera edición en alemán del libro Guía de la música contemporánea de Manfred Gräter se publicó en Frankfurt en 1955, año de la muerte del compositor suizo Arthur Honegger. En el breve apartado que Gräter dedica a Honegger en su libro, el autor afirma lo siguiente:

La fama de Arthur Honegger comenzó a extenderse hacia el final de la Primera Guerra Mundial, viéndosele como miembro destacado de un grupo de compositores franceses llamado primero “Societé des nouveaux jeunes” y más tarde “Les six”. Sin embargo, Honegger, probablemente por su origen suizo alemán y su temperamento sustancialmente romántico, no se identificó nunca por completo con los postulados estéticos del grupo que, en una acentuación de latinidad, exigían la eliminación de todo desbordamiento expresivo y del cromatismo, como su directa consecuencia idiomática.

Cabe aquí el recordatorio de que, además de Honegger, conformaban el grupo de Los seis Germaine Tailleferre (1892-1983), Darius Milhaud (1892-1974), Georges Auric (1899-1983), Louis Durey (1888-1979) y Francis Poulenc (1899-1963).
En otra parte de su texto, Gräter indica que las cinco sinfonías de Honegger representan una importante manifestación dentro del género. La primera de ellas data de 1930, mientras que la última fue redactada en 1951. Justamente a la mitad de esas dos décadas de pensamiento sinfónico, Honegger concibió la Segunda sinfonía, terminada en octubre de 1941, durante el inicio de la ocupación alemana de París. De nuevo, la voz de Manfred Gräter:

La desesperación y todas las conmociones de aquellos momentos caóticos encuentran una repercusión artística en esta obra llena de un hondo sentido existencial.

Concebida para orquesta de cuerdas, la Segunda sinfonía de Honegger ofrece inicialmente dos movimientos austeros y abstractos típicos de su lenguaje maduro (definidos por Martin Cooper como “confusos y angustiados”), y finaliza con un movimiento en el que se incluye una trompeta como vehículo para cantar una melodía de coral, elemento que algunos estudiosos han interpretado como una especie de rayo de luz y esperanza en medio de la turbulencia que caracteriza a toda la obra. El propio compositor afirmó que la aparición de la trompeta debía percibirse como la activación del registro de un órgano. A la vez, la trompeta está marcada ad libitum en la partitura, por lo que en ocasiones la obra se interpreta solamente con la orquesta de cuerdas. Respecto al origen de ese coral, hay quienes afirman que se trata de un antiguo coral alemán, mientras que otros señalan que es una invención del compositor. Honegger escribió la Segunda sinfonía gracias a un encargo del infatigable director de orquesta y promotor suizo Paul Sacher (1906-1999), con motivo del décimo aniversario, en 1937, de la fundación de su famoso grupo, la Orquesta de Cámara de Basilea. El inicio y desarrollo de la Segunda Guerra Mundial impidieron a Honegger avanzar adecuadamente en la redacción de la partitura, por lo que el estreno de la obra no ocurrió sino hasta el 18 de mayo de 1942, con Paul Sacher dirigiendo al Collegium Musicum de Zürich. Se dice que el último movimiento de la Segunda sinfonía de Arthur Honegger inspiró la creación, en 1984, del Concierto para cuatro trompetas del obscuro compositor estadunidense Robert Hall Lewis (1926-1996).

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