Carlos Chávez - *Toccata* para percusiones

Carlos Chávez (1899-1978)

Toccata para percusiones

Allegro sempre giusto
Largo
Allegro un poco marziale

CARLOS CHÁVEZ (1899-1978)

Toccata para percusiones
Allegro sempre giusto
Largo
Allegro un poco marziale

A manera de introducción vale la pena mencionar que, si bien la Toccata es la más famosa de las obras de Carlos Chávez en lo que se refiere al protagonismo de las percusiones, no fue ésta la única partitura en la que el compositor dio un papel importante a esta familia instrumental. De su catálogo es posible extraer la siguiente lista:

  • Xochipilli (1949) para alientos y percusión
  • Toccata (1942) para seis percusionistas
  • Tambuco (1964) para seis percusionistas
  • Partita (1973) para timbales

A esta breve lista se puede añadir, como referencia tangencial, el dato de que la partitura orquestal del ballet El fuego nuevo, compuesto por Chávez en 1921, pide una enorme batería de trece percusiones. Todos estos datos vienen a dar relevancia a un asunto que es importante mencionar como introducción a cualquier discusión sobre la Toccata de Chávez. Se trata del hecho de que el conjunto de percusiones es el ensamble musical propio del siglo XX y que, por razones históricas, organológicas y cronológicas, el repertorio de percusiones es el repertorio auténticamente moderno, específicamente contemporáneo. Es cierto que, en el ámbito de nuestra música, las obras de Chávez para percusión, específicamente la Toccata, representan esfuerzos pioneros en el empleo protagónico de este instrumental, aunque es preciso recordar que al abordar la creación de estas obras el compositor tenía como referencia varios antecedentes importantes en las piezas para percusión de Béla Bartók (1881-1945), Edgard Varèse (1883-1965), John Cage (1912-1992) y Amadeo Roldán (1900-1939).

En la temporada 1941-1942 Carlos Chávez se encontraba, como siempre, lleno de actividades en el mundo de la música. Fue invitado a dirigir en dos ocasiones a la Sinfónica de Chicago, y se presentó también en los podios de la Sinfónica Nacional de Lima y la Sinfónica Nacional de Washington. Al inicio de 1942 (el primer día de enero, de hecho) le fue estrenado su Concierto para piano (1938-1940) por el pianista Eugene List y el director Dimitri Mitropoulos al frente de la Orquesta Filarmónica de Nueva York. Hacia fines de febrero de 1942, Chávez recibió una carta de Minna Lederman, editora de la revista Modern Music, en la que la dama le decía, entre otras cosas:

Acabo de recibir un reportaje de Chicago de un joven escritor, nuevo para nosotros, John Cage, y está lleno de cálidos sentimientos hacia tu música. Si quieres puedo hacértelo llegar antes de que te vayas.

Es posible que éste haya sido el primer contacto indirecto de Chávez con Cage. En enero de 1943 Chávez escribió una carta a su amigo Lincoln Kirstein, de Nueva York, en la que le informaba:

Terminé una Toccata para instrumentos de percusión que John Cage, de Chicago, me pidió. Y a propósito, me estoy tomando la libertad de mandarle la partitura al Museo, a cargo de usted.

El hecho es que, a pesar de haber sido el impulso motor del encargo, Cage no fue el responsable del estreno de la Toccata de Chávez. Al parecer, según lo relata el compositor Mario Lavista, el grupo de percusionistas que dirigía Cage encontró en la partitura dificultades técnicas insalvables. Así, la Toccata fue estrenada hasta el 31 de octubre de 1947, en México, por miembros de la Orquesta del Conservatorio, bajo la dirección de Eduardo Hernández Moncada. Cinco años después, en 1952, la Toccata para percusiones de Chávez sirvió como marco musical a un breve ballet titulado Tóxcatl, cuyo libreto estuvo basado en una de las fiestas fijas de la religión azteca. La coreografía del ballet fue realizada por Xavier Francis, y la escenografía y el vestuario corrieron a cargo de Miguel Covarrubias.

Si bien se desarrolla como una pieza unitaria y continua, la Toccata tiene una estructura seccional en la que dos movimientos rápidos enmarcan a uno lento. En el primero predominan las sonoridades de los parches, mientras que en el segundo destacan los sonidos de las placas metálicas y, finalmente, el tercero sintetiza ambos mundos tímbricos. El desarrollo de los materiales planteados, las complejas e inteligentes propuestas rítmicas y las aventuras colorísticas emprendidas por Chávez hacen de la Toccata una auténtica obra maestra del repertorio de las percusiones. De hecho, la pieza se convirtió rápidamente en un clásico del siglo XX, y las numerosas interpretaciones que de ella se hicieron fueron seguidas por una cantidad estimable de grabaciones. En su biografía de Carlos Chávez publicada originalmente en 1960, el musicólogo argentino Roberto García Morillo registra cinco grabaciones de la Toccata en viejos discos LP de 33 rpm, todas ellas realizadas por ensambles estadunidenses. A éstas habría que añadir las versiones grabadas por la Orquesta de Percusiones de la UNAM y las Percusiones de Estrasburgo, también en LP, para complementar la lista con al menos dos versiones en disco compacto: la del conjunto húngaro Amadinda, y la estupenda versión del grupo mexicano Tambuco, bajo la dirección de Eduardo Mata (1942-1995), en la que fue la última grabación realizada por este gran músico mexicano. (Por cierto, algunas de las grabaciones de la Toccata originalmente producidas en LP, ya han sido digitalizadas).

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