Yoo dirige Italiana de Mendelssohn
Esta página documenta un concierto pasado.
Sábado, 22 de enero, 18:00 horas
Domingo, 23 de enero, 12:30 horas
Sala Silvestre Revueltas CCOY
SCOTT YOO, director
Carlos Chávez (1899-1978) Toccata para percusiones
Toccata para percusiones
CARLOS CHÁVEZ (1899-1978)
Toccata para percusiones
Allegro sempre giusto
Largo
Allegro un poco marziale
A manera de introducción vale la pena mencionar que, si bien la Toccata es la más famosa de las obras de Carlos Chávez en lo que se refiere al protagonismo de las percusiones, no fue ésta la única partitura en la que el compositor dio un papel importante a esta familia instrumental. De su catálogo es posible extraer la siguiente lista:
- Xochipilli (1949) para alientos y percusión
- Toccata (1942) para seis percusionistas
- Tambuco (1964) para seis percusionistas
- Partita (1973) para timbales
A esta breve lista se puede añadir, como referencia tangencial, el dato de que la partitura orquestal del ballet El fuego nuevo, compuesto por Chávez en 1921, pide una enorme batería de trece percusiones. Todos estos datos vienen a dar relevancia a un asunto que es importante mencionar como introducción a cualquier discusión sobre la Toccata de Chávez. Se trata del hecho de que el conjunto de percusiones es el ensamble musical propio del siglo XX y que, por razones históricas, organológicas y cronológicas, el repertorio de percusiones es el repertorio auténticamente moderno, específicamente contemporáneo. Es cierto que, en el ámbito de nuestra música, las obras de Chávez para percusión, específicamente la Toccata, representan esfuerzos pioneros en el empleo protagónico de este instrumental, aunque es preciso recordar que al abordar la creación de estas obras el compositor tenía como referencia varios antecedentes importantes en las piezas para percusión de Béla Bartók (1881-1945), Edgard Varèse (1883-1965), John Cage (1912-1992) y Amadeo Roldán (1900-1939).
En la temporada 1941-1942 Carlos Chávez se encontraba, como siempre, lleno de actividades en el mundo de la música. Fue invitado a dirigir en dos ocasiones a la Sinfónica de Chicago, y se presentó también en los podios de la Sinfónica Nacional de Lima y la Sinfónica Nacional de Washington. Al inicio de 1942 (el primer día de enero, de hecho) le fue estrenado su Concierto para piano (1938-1940) por el pianista Eugene List y el director Dimitri Mitropoulos al frente de la Orquesta Filarmónica de Nueva York. Hacia fines de febrero de 1942, Chávez recibió una carta de Minna Lederman, editora de la revista Modern Music, en la que la dama le decía, entre otras cosas:
Acabo de recibir un reportaje de Chicago de un joven escritor, nuevo para nosotros, John Cage, y está lleno de cálidos sentimientos hacia tu música. Si quieres puedo hacértelo llegar antes de que te vayas.
Es posible que éste haya sido el primer contacto indirecto de Chávez con Cage. En enero de 1943 Chávez escribió una carta a su amigo Lincoln Kirstein, de Nueva York, en la que le informaba:
Terminé una Toccata para instrumentos de percusión que John Cage, de Chicago, me pidió. Y a propósito, me estoy tomando la libertad de mandarle la partitura al Museo, a cargo de usted.
El hecho es que, a pesar de haber sido el impulso motor del encargo, Cage no fue el responsable del estreno de la Toccata de Chávez. Al parecer, según lo relata el compositor Mario Lavista, el grupo de percusionistas que dirigía Cage encontró en la partitura dificultades técnicas insalvables. Así, la Toccata fue estrenada hasta el 31 de octubre de 1947, en México, por miembros de la Orquesta del Conservatorio, bajo la dirección de Eduardo Hernández Moncada. Cinco años después, en 1952, la Toccata para percusiones de Chávez sirvió como marco musical a un breve ballet titulado Tóxcatl, cuyo libreto estuvo basado en una de las fiestas fijas de la religión azteca. La coreografía del ballet fue realizada por Xavier Francis, y la escenografía y el vestuario corrieron a cargo de Miguel Covarrubias.
Si bien se desarrolla como una pieza unitaria y continua, la Toccata tiene una estructura seccional en la que dos movimientos rápidos enmarcan a uno lento. En el primero predominan las sonoridades de los parches, mientras que en el segundo destacan los sonidos de las placas metálicas y, finalmente, el tercero sintetiza ambos mundos tímbricos. El desarrollo de los materiales planteados, las complejas e inteligentes propuestas rítmicas y las aventuras colorísticas emprendidas por Chávez hacen de la Toccata una auténtica obra maestra del repertorio de las percusiones. De hecho, la pieza se convirtió rápidamente en un clásico del siglo XX, y las numerosas interpretaciones que de ella se hicieron fueron seguidas por una cantidad estimable de grabaciones. En su biografía de Carlos Chávez publicada originalmente en 1960, el musicólogo argentino Roberto García Morillo registra cinco grabaciones de la Toccata en viejos discos LP de 33 rpm, todas ellas realizadas por ensambles estadunidenses. A éstas habría que añadir las versiones grabadas por la Orquesta de Percusiones de la UNAM y las Percusiones de Estrasburgo, también en LP, para complementar la lista con al menos dos versiones en disco compacto: la del conjunto húngaro Amadinda, y la estupenda versión del grupo mexicano Tambuco, bajo la dirección de Eduardo Mata (1942-1995), en la que fue la última grabación realizada por este gran músico mexicano. (Por cierto, algunas de las grabaciones de la Toccata originalmente producidas en LP, ya han sido digitalizadas).
Allegro sempre giusto
Largo
Allegro un poco marziale
Josef Suk (1874-1935) Meditación sobre un antiguo coral de Bohemia St. Wenceslao, op. 35
Meditación sobre un antiguo coral de Bohemia St. Wenceslao, op. 35
JOSEF SUK (1874-1935)
Meditación sobre un antiguo himno checo, San Wenceslao Op. 35a
Después de estudiar el órgano, el piano y el violín con su padre, Josef Suk ingresó al Conservatorio de Praga, donde sus maestros más importantes fueron el violoncellista Hanus Wihan (1855-1920) y Antonin Dvořák (1841-1904). Convertido en un violinista de primera, Suk tocó de 1893 a 1933 en el Cuarteto Checo (originalmente conocido como Cuarteto Bohemio) fundado por Wihan. En el Conservatorio de Praga (institución en la que habría de ser profesor a partir de 1922), Suk presentó como piezas de graduación su Cuarteto con piano Op. 1 y su Obertura dramática Op. 4. Durante su estancia en el conservatorio, Suk se convirtió en el alumno favorito de Dvořák y, en 1898, se casó con Otylka, hija de su ilustre maestro. En 1893, el Cuarteto Checo ofreció su primer concierto en Viena, logrando la aprobación de dos severos y exigentes críticos: Johannes Brahms (1833-1897) y Eduard Hanslick (1825-1904). Tres años después, por recomendación de Brahms, el editor Fritz Simrock (quien también era el editor de Dvořák) publicó la Serenata Op. 6 para cuerdas que Suk había compuesto en el año 1892. Los biógrafos de Suk coinciden en que, para haber sido un violinista importante y miembro del Cuarteto Checo durante tantos años, Suk compuso relativamente poca música de cámara. Estos mismos especialistas afirman que los mayores logros de Suk están en su música orquestal, y que las dos obras más importantes de su producción temprana son la Serenata Op. 6 para cuerdas y la Suite Op. 16, conocida como Cuento de hadas, basada en su música incidental para la obra Radúz y Mahulena. Entre las muchas obras de arraigo nacional escritas por Suk, destaca la Meditación sobre un antiguo himno checo, San Wenceslao.
¿Quién fue el personaje al que Suk rinde homenaje en esta obra suya? Se trata de Wenceslao I, Duque de Bohemia (907–935), quien vivió en un período particularmente turbulento de la historia de su patria, salpicado de envidias, traiciones, conspiraciones y asesinatos al por mayor. Wenceslao accedió al ducado en el año 921 y conservó el título de Duque de Bohemia hasta su muerte violenta, que algunos historiadores han fechado en 929, mientras que otros se inclinan por el año 935. Los estudios respecto a Wenceslao indican que su asesinato fue perpetrado por su hermano menor, Boleslav El Cruel, o por sus hombres, a consecuencia de una disputa ocurrida después de una noche de parranda. La muerte de Wenceslao a manos de su hermano (suponiendo que la historia sea verídica) trajo consigo diversas implicaciones políticas y religiosas que lo elevaron a la categoría de mártir y, póstumamente, fue declarado rey. Más tarde fue santificado y se convirtió en el santo patrono del estado checo. Su figura ha sido asociada en varias ocasiones con la música, siendo el caso más conocido el del villancico conocido como El buen Rey Wenceslao, que apareció en 1853 y cuya melodía está basada en el villancico del siglo XIII titulado Tempus adest floridum. A su vez, Josef Suk basó su Meditación en el himno sacro en honor a San Wenceslao, cuyo texto es una plegaria por el bienestar del pueblo checo.
En su forma original, la Meditación sobre un antiguo himno checo, San Wenceslao, fue escrita para cuarteto de cuerdas en 1914; ese mismo año, el propio Suk hizo el arreglo para orquesta de cuerdas. El compositor afirmó que había escrito la obra “para reforzar la esperanza en el retorno del poder a las manos del pueblo checo, cuando hayan pasado las tormentas de la ira”. Se refería, claro, a la creencia de los checos en que el fin de la Primera Guerra Mundial traería la independencia de su patria del imperio austrohúngaro. La versión original de la obra fue estrenada por el Cuarteto Bohemio, en el que Suk tocaba el segundo violín, el 27 de septiembre de 1914, dos meses después del inicio de la Primera Guerra Mundial. El 22 de noviembre de ese mismo año, la Orquesta Filarmónica Checa estrenó la versión para orquesta de cuerdas de la Meditación sobre un antiguo himno checo, San Wenceslao. Años después, durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial, la versión para cuerdas de esta pieza de Suk se convirtió también en un emblema del afán libertario del pueblo checo. La obra existe también en sendos arreglos para piano y para órgano.
FÉLIX MENDELSSOHN (1809-1847) Sinfonía No. 4 en la mayor, Op. 90, Italiana
Sinfonía No. 4 en la mayor, Op. 90, Italiana
A la hora de llevar las cuentas sinfónicas es usual decir que Mendelssohn compuso cinco sinfonías. Ello es cierto si por sinfonía se entiende solamente una gran forma sonata concebida para orquesta sinfónica. Sin embargo, es pertinente recordar que además de sus cinco sinfonías para orquesta completa Mendelssohn compuso doce sinfonías para orquesta de cuerdas, mismas que no figuran en la numeración convencional de sus trabajos sinfónicos. Dicho lo cual, se hace necesario mencionar que cuatro de las cinco sinfonías de Mendelssohn llevan títulos que hablan claramente de su origen y/o su intención. Así, la segunda se llama Canto de alabanza, la tercera es la Escocesa, la cuarta es la Italiana y la quinta lleva por título Reforma.
Entre 1829 y 1832 Mendelssohn realizó un largo viaje por diversos países de Europa, viaje planeado por su padre con el objeto de ponerlo en contacto con la gente y la cultura de distintos lugares. El compositor tenía 21 años de edad cuando partió hacia la tierra que habría de inspirarle su Cuarta sinfonía. En su camino hacia el sur, cruzando Alemania, se codeó con los ricos y los famosos. En Weimar tuvo el privilegio de pasar dos semanas de agradable convivencia con el gran personaje de la literatura alemana, Johann Wolfgang von Goethe. El poeta tenía ya más de ochenta años y se dedicaba a dar los últimos toques a la segunda parte de su colosal Fausto. Era admirado como una de las más grandes figuras de su país, quizá más temido que amado. Sin embargo, abrió las puertas de su casa y de su alma al joven músico de veintiún años al que había admirado cuando Mendelssohn era un niño prodigio. Así, Goethe y Mendelssohn pasaron largas y felices horas juntos. Mientras el músico tocaba y explicaba sus piezas, el viejo poeta quizá recordaba la Italia que él mismo había conocido en su famoso viaje de tantos años antes.
De Weimar a Munich, de Munich a Viena y de ahí, cruzando las montañas, hacia Venecia. En una carta fechada el 10 de octubre de 1830, Mendelssohn escribió:
Esto es Italia. Lo que he estado esperando en mi vida como la mayor felicidad, ha empezado, y me regocijo en ello.
Más tarde, el compositor alemán habría de recordar:
Todo el país tenía tal aire festivo que me sentí como un joven príncipe haciendo una entrada triunfal.
Sin duda, ese aire festivo quedó fielmente reflejado en la Cuarta sinfonía de Mendelssohn, obra extrovertida, llena de luz, alegres ritmos e inspirados toques orquestales. Al iniciar la composición de la obra Mendelssohn escribió a casa:
Será lo más alegre que haya escrito, en especial el último movimiento.
A pesar de esta afirmación, un año más tarde la sinfonía le costaba al compositor los momentos más amargos de su vida, según sus propias palabras. Ello se debía, paradójicamente, a su inconformidad con el último movimiento, en el que incorporó sabiamente el ágil ritmo del saltarello italiano. La insatisfacción de Mendelssohn con esta obra lo llevó a impedir que la partitura fuera publicada en vida suya; hasta la fecha, dada la enorme popularidad de esta obra, nadie ha podido detectar con claridad la causa de las dudas de Mendelssohn respecto su sinfonía Italiana.
Las imágenes que inspiraron a Mendelssohn el cuarto movimiento de esta obra han quedado registradas en otra carta suya:
Llegué al Corso, y cuando menos me lo esperaba, recibí una lluvia de caramelos. Miré hacia arriba y vi a unas damas que había visto en algún baile, y a quienes apenas conocía. Cuando me quité el sombrero para saludarlas, la lluvia de caramelos se tornó violenta. Cuando pasó su carruaje, en el siguiente vi a Miss T., una inglesa delicada y hermosa. Traté de saludarla pero también me arrojó caramelos. Me desesperé y entonces tomé un puñado de caramelos y me atreví a devolvérselos con valor. Había ahí muchos conocidos y pronto mi saco azul estaba blanco como el de un molinero. La familia B. se hallaba en un balcón arrojándome dulces a la cabeza como si fueran granizo. Así, entre el arrojar y recibir caramelos y entre miles de bromas y los más extravagantes disfraces, el día terminó con las carreras de caballos.
La primera versión de la sinfonía Italiana, iniciada durante el carnavalesco viaje a Italia, fue terminada en Berlín en 1833 y estrenada el 13 de mayo de ese año bajo la batuta de Mendelssohn, con la Sociedad Filarmónica de Londres. Más tarde, el compositor revisó la partitura y al parecer nunca quedó satisfecho del todo con el resultado final, lo cual demuestra que puede haber cierta angustia aun en el alma de un hombre cuya vida ha transcurrido como bajo una lluvia de caramelos.
Allegro vivace
Andante con moto
Con moto moderato
Saltarello: Presto
Scott Yoo
Director(a)
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Scott Yoo
Director(a)
Scott Yoo es director principal y director artístico de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México y director musical del Festival Mozaic. Es también anfitrión y productor ejecutivo de la nueva serie de PBS Now Hear This, primera serie sobre música clásica en la televisión estadounidense agendada para prime time en 50 años. Es director del festival de música de Colorado College y fundador del Medellín Festicámara, programa de música de cámara que reúne a artistas de talla mundial con jóvenes músicos desfavorecidos.
En el último año, el Mtro. Yoo dirigió la London Symphony Orchestra y la Royal Scottish National Orchestra en grabaciones para Sony Classical. Ha dirigido las sinfónicas de Colorado, Dallas, Indianápolis, Nuevo Mundo, San Francisco y Utah, y a la Orquesta de Cámara de St. Paul tanto en su festival propio, el Elliott Carter, como en su debut en el Carnegie Hall. En Europa ha dirigido la English Chamber Orchestra, la City of London Sinfonia, la Britten Sinfonia, la orquesta filarmónica de Radio Francia, el ensamble orquestal de Paris, la Odense Symphony y la Sinfónica Nacional de Estonia. En Asia el Mtro. Yoo ha dirigido la Orquesta sinfónica Yomiuri Nippon en Tokio, la Filarmónica de Seúl y Filarmónica de Busan en Corea.
Como defensor de la música de nuestro tiempo, Yoo ha estrenado 71 obras de 38 compositores. Con la orquesta de cámara Metamorphosen, grabó American Seasons de Mark O'Connor para Sony Classical; con la orquesta de cámara John Harbison, trabajando con la soprano Dawn Upshaw para Bridge Records, consiguieron la nominación al National Public Radio Performance Today; y los ciclos de canciones de Earl Kim con las sopranos Benita Valente y Karol Bennett para el sello New World, grabación que recibió el Critics Choice en el New York Times. Otros de sus proyectos de grabación incluyen la obra integral para orquesta de Earl Kim con la Orquesta Nacional de Irlanda RTE para el sello Naxos, las obras de Carter, Lieberson y Ruders, y el ciclo de conciertos para piano de Mozart.
Como violinista, Yoo se ha presentado como solista en la Boston Symphony, la Dallas Symphony, la San Francisco Symphony, la Colorado Symphony, la Indianapolis Symphony, la New World Symphony y la Orquesta de St. Luke's. También ha sido invitado a festivales de música de cámara en todo Estados Unidos, como el Bargemusic, el propio de la Boston Chamber Music Society, con la Chamber Music Society del Lincoln Center, el Kingston Chamber Music Festival, Laurel Music Festival, New Hampshire Music Festival y el Seattle Chamber Music Festival.
Tras comenzar sus estudios musicales a la edad de tres años, recibió el primer premio en el Concurso Internacional de Violín Josef Gingold en 1988, el Young Concert Artists International Auditions en 1989 así como la beca de carrera Avery Fisher en 1994. En 1993 fundó la orquesta de cámara Metamorphosen, que ha dirigido en los conciertos por suscripción en la Jordan Hall en Boston y en el Troy Savings Bank Music Hall en Troy, Nueva York; de gira también en lugares como Avery Fisher Hall y 92nd Street. 'Y' en Nueva York y la Biblioteca del Congreso en Washington.
Scott Yoo nació en Tokio y se crió en Glastonbury, Connecticut. Hijo de madre japonesa y padre coreano, asistió a la Universidad de Harvard, donde obtuvo la licenciatura. Estudió violín con Roman Totenberg, Albert Markov, Paul Kantor y Dorothy DeLay, y dirección orquestal con Michael Gilbert y Michael Tilson-Thomas.
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