Darius Milhaud - *La creación del mundo*, Op. 81a

Darius Milhaud (1892-1974)

La creación del mundo, Op. 81a

DARIUS MILHAUD (1892-1974)

La creación del mundo, Op. 81a

He aquí una lista breve e incompleta de compositores: Igor Stravinski (1882-1971), Aaron Copland (1900-1990), Maurice Ravel (1875-1937), Ernst Krenek (1900-1991), Leonard Bernstein (1918-1990), Eugenio Toussaint (1954-2011), George Gershwin (1898-1937), Darius Milhaud. Se trata, en efecto, compositores de distinto origen, de estilos muy diversos, de orientación estética muy variada, a pesar de lo cual hay un elemento importante que les es común: todos ellos, en mayor o menor medida, incluyeron elementos del lenguaje del jazz en su música de concierto. Lo interesante de este hecho está en analizar y descubrir cómo cada uno de estos (y otros) compositores ha integrado el jazz a su propio lenguaje y, más aún, qué otras influencias han ido a sumarse al jazz para conformar ese lenguaje. El caso de Darius Milhaud es, en este sentido, especialmente interesante, dados los otros elementos que incorporó a su trabajo de composición y que provienen, fundamentalmente, de las culturas provenzal, judía y brasileña.
Rápida revisión de estos tres elementos:

1.- Milhaud nació en el seno de una familia acomodada con raíces antiguas y profundas en la ciudad de Aix-en-Provence.
2.- La familia de Milhaud era de origen judío.
3.- Milhaud pasó un par de años en Río de Janeiro como secretario del poeta Paul Claudel, por entonces embajador de Francia en Brasil.

Cabe imaginarse (o mejor aún, escuchar) la fascinante mezcla musical de estos elementos, en distintas proporciones, en la vasta producción de Milhaud. Y si además de ello se toma en cuenta la influencia del jazz, resulta que el estilo de Milhaud es una de las más ricas y variadas proposiciones musicales del siglo XX. El compositor comenzó a interesarse en serio en el jazz a partir de una visita que hizo a Londres en 1920 para asistir a una representación de su ballet El buey sobre el tejado, compuesto en 1919 sobre un libreto de Jean Cocteau. Entre otras experiencias jazzísticas importantes de ese viaje, Milhaud tuvo la oportunidad de escuchar en la capital inglesa a la banda de Billy Arnold y, como ha ocurrido con millones de melómanos de todo el mundo, quedó fascinado con este género musical fundamental de la cultura popular de los Estados Unidos. A partir de entonces, el compositor provenzal comenzó a explorar el jazz con seriedad, especialmente a través de sus amigos Jean Wiener y Clément Doucet (pianistas ambos), quienes estaban plenamente actualizados en estos asuntos. Un par de años más tarde, Milhaud realizó una gira por los Estados Unidos y tuvo la oportunidad de tener su primer contacto con el jazz negro que se tocaba en el aguerrido barrio neoyorquino de Harlem. Todas estas influencias jazzísticas confluyeron en la mente de Milhaud al año siguiente, y cristalizaron en la composición de una de sus partituras más notables, el ballet La creación del mundo, Op. 81. Concebido originalmente para una pequeña banda de dieciocho instrumentos, La creación del mundo fue orquestado más tarde para dar lugar a la suite de concierto que suele interpretarse en la actualidad, y que lleva el número de Opus 81a.
Aunque se interpreta como una sola pieza, sin interrupciones, la suite de La creación del mundo está subdividida en varias secciones que, de manera resumida, narran la acción del ballet original.

1.- Obertura.
2.- El caos que precede a la creación. Las deidades gigantes de la creación se reúnen en consejo.
3.- La confusa masa comienza a moverse. Aparece un árbol, y después varios animales.
4.- Los animales se unen a la danza, durante la cual dos cuerpos surgen, miembro a miembro, de la masa central.
5.- Mientras la pareja ejecuta la danza del deseo, el resto de la masa se disuelve en seres humanos, que se unen en una frenética y vertiginosa ronda.
6.- La multitud desaparece en pequeños grupos, dejando a Adán y Eva entrelazados en un largo beso. Llega la primavera.

Cabe señalar que el hecho de que Milhaud haya elegido el jazz como lenguaje primordial para la redacción de la partitura de La creación del mundo no fue un simple capricho del compositor (al cual, por otra parte, hubiera tenido pleno derecho) sino una consecuencia lógica de que el ballet que le fue encargado estaba pensado específicamente para una compañía de danza formada por negros. Así, para escándalo de los puritanos y regocijo de los demás, la escena final de La creación del mundo muestra a una Eva y un Adán cuyo color de piel es notablemente más oscuro que aquel que se pinta en las estampitas religiosas con las que se intenta educarnos desde temprana edad en asuntos morales.
Desde el punto de vista musical, los especialistas coinciden en que con La creación del mundo Milhaud logró una síntesis espléndida de elementos formales de la música de concierto con elementos sonoros y expresivos del jazz; esto fue señalado en su momento por importantes personajes como el crítico Paul Rosenfeld (1890-1946) y el compositor Aaron Copland. Más aún: La creación del mundo puede considerarse como uno de los primeros antecedentes de la añeja discusión sobre la posibilidad de combinar exitosamente el jazz y la música de concierto, en el entendido de que esta singular partitura fue creada un año antes que la notoria Rapsodia en blue (que es un título más preciso que Rapsodia en azul) de George Gershwin.
La creación del mundo, con libreto de Blaise Cendrars y coreografía de Jean Borlin, se estrenó en París el 25 de octubre de 1923, bajo la dirección musical de Vladimir Golschmann. La partitura está dedicada al musicólogo, pianista y director belga Paul Collaer, y al director francés Roger Désormière.

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