Gala Vivaldi
Esta página documenta un concierto pasado.
Sábado 27 de noviembre, 18:00 horas
Templo de Santo Domingo
Domingo 28 de noviembre, 12:30 horas
Sala Silvestre Revueltas CCOY
Antonio Vivaldi (1678-1741) Sinfonía en sol mayor RV149
Sinfonía en sol mayor RV149
ANTONIO VIVALDI (1678-1741)
Sinfonía en sol mayor, RV 149
Allegro molto
Andante
Allegro
A lo largo de una vida interesante, variada y ciertamente fructífera, el gran músico veneciano Antonio Vivaldi compuso un número notable de obras, que suman más de setecientas y que probablemente hayan sido muchas más si se considera lo que afirman los musicólogos sobre sus obras perdidas. En ese numeroso y complicado catálogo de obras de Vivaldi hay sonatas instrumentales, sonatas en trío, conciertos para orquesta de cuerdas, sinfonías, conciertos para toda clase de instrumentos, misas, fragmentos de misas, oratorios, cantatas, óperas y serenatas. Aparentemente, Vivaldi es un compositor de los considerados como “famosos”, y sin embargo, el gran público del mundo entero lo conoce principalmente por cuatro conciertos para violín, cuerdas y continuo. En términos estadísticos, ello quiere decir que sólo el 0.5% de la producción de Vivaldi se difunde con cierta frecuencia. Esos cuatro conciertos para violín son, evidentemente, los conocidos como Las cuatro estaciones, y pertenecen al bloque más importante de toda la producción de Vivaldi. En efecto, entre sus más de 450 conciertos, la mayoría son para violín, cuerdas y continuo y suman alrededor de 250. Esto se explica en buena medida por el hecho de que Vivaldi fue no sólo un buen violinista, sino también un notable maestro de violín. En el mes de septiembre de 1703, fue contratado como maestro de violín del Ospedale della Pietà en su natal Venecia. El Ospedale era una de las cuatro instituciones venecianas que en aquel tiempo se dedicaban a acoger y educar a niñas huérfanas, poniendo especial atención en la preparación musical de aquellas que mostraban aptitudes especiales. Muy pronto, los deberes de Vivaldi rebasaron la mera enseñanza del violín, y tuvo que encargarse del entrenamiento instrumental y vocal de sus pupilas, de la elección, compra y mantenimiento de los instrumentos musicales para el Ospedale y, de modo importante, de la composición de numerosas obras para ser ejecutadas por las jóvenes que tenía a su cargo. Fue precisamente a raíz de esta última labor que surgieron muchos de los conciertos que Vivaldi escribió a lo largo de los años. De hecho, algunos de ellos están dedicados específicamente a algunas de las alumnas del Ospedale della Pietà, mientras que la mayoría carecen de tal dedicatoria. Aunque Vivaldi no fue del todo constante en su presencia en el Ospedale, se mantuvo en estrecho contacto con esta institución durante largos años.
Si bien Vivaldi dedicó una parte considerable de su producción de conciertos a su propio instrumento, el violín, la característica más destacada de su catálogo de música concertante es la asombrosa variedad de instrumentos y combinaciones instrumentales que el Cura Rojo de Venecia abordó como vehículo de expresión de los sólidos preceptos del estilo barroco de componer conciertos. Así, tenemos que después del violín, al que dedicó cerca de 350 conciertos, Vivaldi mostró un interés particular (y hasta cierto punto enigmático) por el fagot, un instrumento al que sus contemporáneos no pusieron mucha atención; así, hallamos en el catálogo de Vivaldi cerca de 40 conciertos para fagot, cuerdas y continuo. Y después, en orden decreciente según el número de conciertos escritos para estos instrumentos, tenemos el violoncello, el oboe, la flauta, la viola d’amore, la flauta dulce y la mandolina, con un número más o menos significativo de conciertos para cada uno de ellos. No hay que olvidar en este punto el hecho de que Vivaldi también escribió conciertos, aunque menos numerosos, para otros instrumentos, tales como la trompeta y el corno, y que en algunas de sus composiciones concertantes se aproximó a instrumentos que, si en su época todavía estaban en uso, hoy ya han sido sustituidos por sus equivalentes modernos: es el caso, por ejemplo, de la tiorba, el salmoe y el violino in tromba marina.
Vivaldi escribió la Sinfonía RV 149 como parte de un grupo de obras que dedicó a Friedrich Christian, Príncipe Real de Polonia y Príncipe Elector de Sajonia, con motivo de una visita que el encumbrado y noble personaje realizó a Venecia en el año 1740. Esta pieza orquestal de Vivaldi se interpretó el 21 de marzo de 1740, en honor de Christian Friedrich, como parte de un evento musical cuya obra principal era una serenata (en realidad, una especie de cantata dramática) titulada El coro de las musas, de Gennaro D’Alesandro (ca. 1717-1778), compositor y clavecinista napolitano que llegó a ser maestro de coro en el Ospedale della Pietà.
El Concierto RV 532 para dos mandolinas es el único que Vivaldi escribió para esta dotación, aunque también incluyó dos mandolinas en el grupo de once instrumentos solistas de su fascinante Concierto RV 558, conocido como Concierto con muchos instrumentos.
La abundancia de conciertos para fagot en el catálogo de Vivaldi (suman 39 obras para este instrumento, dos de las cuales quedaron inconclusas) es, en efecto, un misterio. Se trata, como se menciona arriba, del mayor grupo de conciertos del Fraile Rojo de Venecia después de sus muy numerosos conciertos para violín. Los pocos datos que se tienen al respecto indican que uno de los conciertos para fagot fue dedicado por Vivaldi a su mecenas, el Conde Morzin, a quien también dedicó la colección que contiene Las cuatro estaciones. El único otro concierto para fagot con dedicatoria explícita menciona el nombre de Gioseppino (Giuseppe) Biancardi, un fagotista del que sólo se sabe que fue miembro del gremio de instrumentistas (Arte de’Sonadori) de Venecia.
En el año 1711 fueron publicados en Amsterdam los dos libros que contienen las obras del Op. 3 de Vivaldi, colección conocida colectivamente como L’estro armónico. Se trata de doce conciertos, de los cuales cuatro son para violín; dos para dos violines; dos para dos violines y violoncello; dos para cuatro violines; y dos para cuatro violines y violoncello. Johann Sebastian Bach (1685-1750) dio cuenta de su respeto y admiración por su colega veneciano transcribiendo seis de los conciertos del Op. 3; dos de ellos, para órgano; tres, para clavecín; y convirtió el Concierto Op. 3 No.10, original para cuatro violines y violoncello, en un espectacular concierto para cuatro clavecines y cuerdas. En el catálogo de Bach, su transcripción para órgano del Concierto Op. 3 No. 11 de Vivaldi lleva el número BWV 596.
Allegro Molto
Andante
Allegro
Antonio Vivaldi (1678-1741) Concierto en sol mayor para dos mandolinas RV532
Concierto en sol mayor para dos mandolinas RV532
ANTONIO VIVALDI (1678-1741)
Concierto en sol mayor para dos mandolinas, RV 532
Allegro
Andante
Allegro
A lo largo de una vida interesante, variada y ciertamente fructífera, el gran músico veneciano Antonio Vivaldi compuso un número notable de obras, que suman más de setecientas y que probablemente hayan sido muchas más si se considera lo que afirman los musicólogos sobre sus obras perdidas. En ese numeroso y complicado catálogo de obras de Vivaldi hay sonatas instrumentales, sonatas en trío, conciertos para orquesta de cuerdas, sinfonías, conciertos para toda clase de instrumentos, misas, fragmentos de misas, oratorios, cantatas, óperas y serenatas. Aparentemente, Vivaldi es un compositor de los considerados como “famosos”, y sin embargo, el gran público del mundo entero lo conoce principalmente por cuatro conciertos para violín, cuerdas y continuo. En términos estadísticos, ello quiere decir que sólo el 0.5% de la producción de Vivaldi se difunde con cierta frecuencia. Esos cuatro conciertos para violín son, evidentemente, los conocidos como Las cuatro estaciones, y pertenecen al bloque más importante de toda la producción de Vivaldi. En efecto, entre sus más de 450 conciertos, la mayoría son para violín, cuerdas y continuo y suman alrededor de 250. Esto se explica en buena medida por el hecho de que Vivaldi fue no sólo un buen violinista, sino también un notable maestro de violín. En el mes de septiembre de 1703, fue contratado como maestro de violín del Ospedale della Pietà en su natal Venecia. El Ospedale era una de las cuatro instituciones venecianas que en aquel tiempo se dedicaban a acoger y educar a niñas huérfanas, poniendo especial atención en la preparación musical de aquellas que mostraban aptitudes especiales. Muy pronto, los deberes de Vivaldi rebasaron la mera enseñanza del violín, y tuvo que encargarse del entrenamiento instrumental y vocal de sus pupilas, de la elección, compra y mantenimiento de los instrumentos musicales para el Ospedale y, de modo importante, de la composición de numerosas obras para ser ejecutadas por las jóvenes que tenía a su cargo. Fue precisamente a raíz de esta última labor que surgieron muchos de los conciertos que Vivaldi escribió a lo largo de los años. De hecho, algunos de ellos están dedicados específicamente a algunas de las alumnas del Ospedale della Pietà, mientras que la mayoría carecen de tal dedicatoria. Aunque Vivaldi no fue del todo constante en su presencia en el Ospedale, se mantuvo en estrecho contacto con esta institución durante largos años.
Si bien Vivaldi dedicó una parte considerable de su producción de conciertos a su propio instrumento, el violín, la característica más destacada de su catálogo de música concertante es la asombrosa variedad de instrumentos y combinaciones instrumentales que el Cura Rojo de Venecia abordó como vehículo de expresión de los sólidos preceptos del estilo barroco de componer conciertos. Así, tenemos que después del violín, al que dedicó cerca de 350 conciertos, Vivaldi mostró un interés particular (y hasta cierto punto enigmático) por el fagot, un instrumento al que sus contemporáneos no pusieron mucha atención; así, hallamos en el catálogo de Vivaldi cerca de 40 conciertos para fagot, cuerdas y continuo. Y después, en orden decreciente según el número de conciertos escritos para estos instrumentos, tenemos el violoncello, el oboe, la flauta, la viola d’amore, la flauta dulce y la mandolina, con un número más o menos significativo de conciertos para cada uno de ellos. No hay que olvidar en este punto el hecho de que Vivaldi también escribió conciertos, aunque menos numerosos, para otros instrumentos, tales como la trompeta y el corno, y que en algunas de sus composiciones concertantes se aproximó a instrumentos que, si en su época todavía estaban en uso, hoy ya han sido sustituidos por sus equivalentes modernos: es el caso, por ejemplo, de la tiorba, el salmoe y el violino in tromba marina.
Vivaldi escribió la Sinfonía RV 149 como parte de un grupo de obras que dedicó a Friedrich Christian, Príncipe Real de Polonia y Príncipe Elector de Sajonia, con motivo de una visita que el encumbrado y noble personaje realizó a Venecia en el año 1740. Esta pieza orquestal de Vivaldi se interpretó el 21 de marzo de 1740, en honor de Christian Friedrich, como parte de un evento musical cuya obra principal era una serenata (en realidad, una especie de cantata dramática) titulada El coro de las musas, de Gennaro D’Alesandro (ca. 1717-1778), compositor y clavecinista napolitano que llegó a ser maestro de coro en el Ospedale della Pietà.
El Concierto RV 532 para dos mandolinas es el único que Vivaldi escribió para esta dotación, aunque también incluyó dos mandolinas en el grupo de once instrumentos solistas de su fascinante Concierto RV 558, conocido como Concierto con muchos instrumentos.
La abundancia de conciertos para fagot en el catálogo de Vivaldi (suman 39 obras para este instrumento, dos de las cuales quedaron inconclusas) es, en efecto, un misterio. Se trata, como se menciona arriba, del mayor grupo de conciertos del Fraile Rojo de Venecia después de sus muy numerosos conciertos para violín. Los pocos datos que se tienen al respecto indican que uno de los conciertos para fagot fue dedicado por Vivaldi a su mecenas, el Conde Morzin, a quien también dedicó la colección que contiene Las cuatro estaciones. El único otro concierto para fagot con dedicatoria explícita menciona el nombre de Gioseppino (Giuseppe) Biancardi, un fagotista del que sólo se sabe que fue miembro del gremio de instrumentistas (Arte de’Sonadori) de Venecia.
En el año 1711 fueron publicados en Amsterdam los dos libros que contienen las obras del Op. 3 de Vivaldi, colección conocida colectivamente como L’estro armónico. Se trata de doce conciertos, de los cuales cuatro son para violín; dos para dos violines; dos para dos violines y violoncello; dos para cuatro violines; y dos para cuatro violines y violoncello. Johann Sebastian Bach (1685-1750) dio cuenta de su respeto y admiración por su colega veneciano transcribiendo seis de los conciertos del Op. 3; dos de ellos, para órgano; tres, para clavecín; y convirtió el Concierto Op. 3 No.10, original para cuatro violines y violoncello, en un espectacular concierto para cuatro clavecines y cuerdas. En el catálogo de Bach, su transcripción para órgano del Concierto Op. 3 No. 11 de Vivaldi lleva el número BWV 596.
Allegro
Andante
Allegro
Antonio Vivaldi (1678-1741) Concierto para fagot en mi menor RV484
Concierto para fagot en mi menor RV484
ANTONIO VIVALDI (1678-1741)
Concierto para fagot en mi menor, RV 484
Allegro poco
Andante
Allegro
A lo largo de una vida interesante, variada y ciertamente fructífera, el gran músico veneciano Antonio Vivaldi compuso un número notable de obras, que suman más de setecientas y que probablemente hayan sido muchas más si se considera lo que afirman los musicólogos sobre sus obras perdidas. En ese numeroso y complicado catálogo de obras de Vivaldi hay sonatas instrumentales, sonatas en trío, conciertos para orquesta de cuerdas, sinfonías, conciertos para toda clase de instrumentos, misas, fragmentos de misas, oratorios, cantatas, óperas y serenatas. Aparentemente, Vivaldi es un compositor de los considerados como “famosos”, y sin embargo, el gran público del mundo entero lo conoce principalmente por cuatro conciertos para violín, cuerdas y continuo. En términos estadísticos, ello quiere decir que sólo el 0.5% de la producción de Vivaldi se difunde con cierta frecuencia. Esos cuatro conciertos para violín son, evidentemente, los conocidos como Las cuatro estaciones, y pertenecen al bloque más importante de toda la producción de Vivaldi. En efecto, entre sus más de 450 conciertos, la mayoría son para violín, cuerdas y continuo y suman alrededor de 250. Esto se explica en buena medida por el hecho de que Vivaldi fue no sólo un buen violinista, sino también un notable maestro de violín. En el mes de septiembre de 1703, fue contratado como maestro de violín del Ospedale della Pietà en su natal Venecia. El Ospedale era una de las cuatro instituciones venecianas que en aquel tiempo se dedicaban a acoger y educar a niñas huérfanas, poniendo especial atención en la preparación musical de aquellas que mostraban aptitudes especiales. Muy pronto, los deberes de Vivaldi rebasaron la mera enseñanza del violín, y tuvo que encargarse del entrenamiento instrumental y vocal de sus pupilas, de la elección, compra y mantenimiento de los instrumentos musicales para el Ospedale y, de modo importante, de la composición de numerosas obras para ser ejecutadas por las jóvenes que tenía a su cargo. Fue precisamente a raíz de esta última labor que surgieron muchos de los conciertos que Vivaldi escribió a lo largo de los años. De hecho, algunos de ellos están dedicados específicamente a algunas de las alumnas del Ospedale della Pietà, mientras que la mayoría carecen de tal dedicatoria. Aunque Vivaldi no fue del todo constante en su presencia en el Ospedale, se mantuvo en estrecho contacto con esta institución durante largos años.
Si bien Vivaldi dedicó una parte considerable de su producción de conciertos a su propio instrumento, el violín, la característica más destacada de su catálogo de música concertante es la asombrosa variedad de instrumentos y combinaciones instrumentales que el Cura Rojo de Venecia abordó como vehículo de expresión de los sólidos preceptos del estilo barroco de componer conciertos. Así, tenemos que después del violín, al que dedicó cerca de 350 conciertos, Vivaldi mostró un interés particular (y hasta cierto punto enigmático) por el fagot, un instrumento al que sus contemporáneos no pusieron mucha atención; así, hallamos en el catálogo de Vivaldi cerca de 40 conciertos para fagot, cuerdas y continuo. Y después, en orden decreciente según el número de conciertos escritos para estos instrumentos, tenemos el violoncello, el oboe, la flauta, la viola d’amore, la flauta dulce y la mandolina, con un número más o menos significativo de conciertos para cada uno de ellos. No hay que olvidar en este punto el hecho de que Vivaldi también escribió conciertos, aunque menos numerosos, para otros instrumentos, tales como la trompeta y el corno, y que en algunas de sus composiciones concertantes se aproximó a instrumentos que, si en su época todavía estaban en uso, hoy ya han sido sustituidos por sus equivalentes modernos: es el caso, por ejemplo, de la tiorba, el salmoe y el violino in tromba marina.
Vivaldi escribió la Sinfonía RV 149 como parte de un grupo de obras que dedicó a Friedrich Christian, Príncipe Real de Polonia y Príncipe Elector de Sajonia, con motivo de una visita que el encumbrado y noble personaje realizó a Venecia en el año 1740. Esta pieza orquestal de Vivaldi se interpretó el 21 de marzo de 1740, en honor de Christian Friedrich, como parte de un evento musical cuya obra principal era una serenata (en realidad, una especie de cantata dramática) titulada El coro de las musas, de Gennaro D’Alesandro (ca. 1717-1778), compositor y clavecinista napolitano que llegó a ser maestro de coro en el Ospedale della Pietà.
El Concierto RV 532 para dos mandolinas es el único que Vivaldi escribió para esta dotación, aunque también incluyó dos mandolinas en el grupo de once instrumentos solistas de su fascinante Concierto RV 558, conocido como Concierto con muchos instrumentos.
La abundancia de conciertos para fagot en el catálogo de Vivaldi (suman 39 obras para este instrumento, dos de las cuales quedaron inconclusas) es, en efecto, un misterio. Se trata, como se menciona arriba, del mayor grupo de conciertos del Fraile Rojo de Venecia después de sus muy numerosos conciertos para violín. Los pocos datos que se tienen al respecto indican que uno de los conciertos para fagot fue dedicado por Vivaldi a su mecenas, el Conde Morzin, a quien también dedicó la colección que contiene Las cuatro estaciones. El único otro concierto para fagot con dedicatoria explícita menciona el nombre de Gioseppino (Giuseppe) Biancardi, un fagotista del que sólo se sabe que fue miembro del gremio de instrumentistas (Arte de’Sonadori) de Venecia.
En el año 1711 fueron publicados en Amsterdam los dos libros que contienen las obras del Op. 3 de Vivaldi, colección conocida colectivamente como L’estro armónico. Se trata de doce conciertos, de los cuales cuatro son para violín; dos para dos violines; dos para dos violines y violoncello; dos para cuatro violines; y dos para cuatro violines y violoncello. Johann Sebastian Bach (1685-1750) dio cuenta de su respeto y admiración por su colega veneciano transcribiendo seis de los conciertos del Op. 3; dos de ellos, para órgano; tres, para clavecín; y convirtió el Concierto Op. 3 No.10, original para cuatro violines y violoncello, en un espectacular concierto para cuatro clavecines y cuerdas. En el catálogo de Bach, su transcripción para órgano del Concierto Op. 3 No. 11 de Vivaldi lleva el número BWV 596.
Allegro poco
Andante
Allegro
Antonio Vivaldi (1678-1741) Concierto para dos violines y violonchelo en re menor opus 3
Concierto para dos violines y violonchelo en re menor opus 3
ANTONIO VIVALDI (1678-1741
Concierto para dos violines y violoncello en re menor Opus 3 No. 11, RV 565
Allegro
Adagio e spiccato
Allegro
Largo e spiccato
Allegro
A lo largo de una vida interesante, variada y ciertamente fructífera, el gran músico veneciano Antonio Vivaldi compuso un número notable de obras, que suman más de setecientas y que probablemente hayan sido muchas más si se considera lo que afirman los musicólogos sobre sus obras perdidas. En ese numeroso y complicado catálogo de obras de Vivaldi hay sonatas instrumentales, sonatas en trío, conciertos para orquesta de cuerdas, sinfonías, conciertos para toda clase de instrumentos, misas, fragmentos de misas, oratorios, cantatas, óperas y serenatas. Aparentemente, Vivaldi es un compositor de los considerados como “famosos”, y sin embargo, el gran público del mundo entero lo conoce principalmente por cuatro conciertos para violín, cuerdas y continuo. En términos estadísticos, ello quiere decir que sólo el 0.5% de la producción de Vivaldi se difunde con cierta frecuencia. Esos cuatro conciertos para violín son, evidentemente, los conocidos como Las cuatro estaciones, y pertenecen al bloque más importante de toda la producción de Vivaldi. En efecto, entre sus más de 450 conciertos, la mayoría son para violín, cuerdas y continuo y suman alrededor de 250. Esto se explica en buena medida por el hecho de que Vivaldi fue no sólo un buen violinista, sino también un notable maestro de violín. En el mes de septiembre de 1703, fue contratado como maestro de violín del Ospedale della Pietà en su natal Venecia. El Ospedale era una de las cuatro instituciones venecianas que en aquel tiempo se dedicaban a acoger y educar a niñas huérfanas, poniendo especial atención en la preparación musical de aquellas que mostraban aptitudes especiales. Muy pronto, los deberes de Vivaldi rebasaron la mera enseñanza del violín, y tuvo que encargarse del entrenamiento instrumental y vocal de sus pupilas, de la elección, compra y mantenimiento de los instrumentos musicales para el Ospedale y, de modo importante, de la composición de numerosas obras para ser ejecutadas por las jóvenes que tenía a su cargo. Fue precisamente a raíz de esta última labor que surgieron muchos de los conciertos que Vivaldi escribió a lo largo de los años. De hecho, algunos de ellos están dedicados específicamente a algunas de las alumnas del Ospedale della Pietà, mientras que la mayoría carecen de tal dedicatoria. Aunque Vivaldi no fue del todo constante en su presencia en el Ospedale, se mantuvo en estrecho contacto con esta institución durante largos años.
Si bien Vivaldi dedicó una parte considerable de su producción de conciertos a su propio instrumento, el violín, la característica más destacada de su catálogo de música concertante es la asombrosa variedad de instrumentos y combinaciones instrumentales que el Cura Rojo de Venecia abordó como vehículo de expresión de los sólidos preceptos del estilo barroco de componer conciertos. Así, tenemos que después del violín, al que dedicó cerca de 350 conciertos, Vivaldi mostró un interés particular (y hasta cierto punto enigmático) por el fagot, un instrumento al que sus contemporáneos no pusieron mucha atención; así, hallamos en el catálogo de Vivaldi cerca de 40 conciertos para fagot, cuerdas y continuo. Y después, en orden decreciente según el número de conciertos escritos para estos instrumentos, tenemos el violoncello, el oboe, la flauta, la viola d’amore, la flauta dulce y la mandolina, con un número más o menos significativo de conciertos para cada uno de ellos. No hay que olvidar en este punto el hecho de que Vivaldi también escribió conciertos, aunque menos numerosos, para otros instrumentos, tales como la trompeta y el corno, y que en algunas de sus composiciones concertantes se aproximó a instrumentos que, si en su época todavía estaban en uso, hoy ya han sido sustituidos por sus equivalentes modernos: es el caso, por ejemplo, de la tiorba, el salmoe y el violino in tromba marina.
Vivaldi escribió la Sinfonía RV 149 como parte de un grupo de obras que dedicó a Friedrich Christian, Príncipe Real de Polonia y Príncipe Elector de Sajonia, con motivo de una visita que el encumbrado y noble personaje realizó a Venecia en el año 1740. Esta pieza orquestal de Vivaldi se interpretó el 21 de marzo de 1740, en honor de Christian Friedrich, como parte de un evento musical cuya obra principal era una serenata (en realidad, una especie de cantata dramática) titulada El coro de las musas, de Gennaro D’Alesandro (ca. 1717-1778), compositor y clavecinista napolitano que llegó a ser maestro de coro en el Ospedale della Pietà.
El Concierto RV 532 para dos mandolinas es el único que Vivaldi escribió para esta dotación, aunque también incluyó dos mandolinas en el grupo de once instrumentos solistas de su fascinante Concierto RV 558, conocido como Concierto con muchos instrumentos.
La abundancia de conciertos para fagot en el catálogo de Vivaldi (suman 39 obras para este instrumento, dos de las cuales quedaron inconclusas) es, en efecto, un misterio. Se trata, como se menciona arriba, del mayor grupo de conciertos del Fraile Rojo de Venecia después de sus muy numerosos conciertos para violín. Los pocos datos que se tienen al respecto indican que uno de los conciertos para fagot fue dedicado por Vivaldi a su mecenas, el Conde Morzin, a quien también dedicó la colección que contiene Las cuatro estaciones. El único otro concierto para fagot con dedicatoria explícita menciona el nombre de Gioseppino (Giuseppe) Biancardi, un fagotista del que sólo se sabe que fue miembro del gremio de instrumentistas (Arte de’Sonadori) de Venecia.
En el año 1711 fueron publicados en Amsterdam los dos libros que contienen las obras del Op. 3 de Vivaldi, colección conocida colectivamente como L’estro armónico. Se trata de doce conciertos, de los cuales cuatro son para violín; dos para dos violines; dos para dos violines y violoncello; dos para cuatro violines; y dos para cuatro violines y violoncello. Johann Sebastian Bach (1685-1750) dio cuenta de su respeto y admiración por su colega veneciano transcribiendo seis de los conciertos del Op. 3; dos de ellos, para órgano; tres, para clavecín; y convirtió el Concierto Op. 3 No.10, original para cuatro violines y violoncello, en un espectacular concierto para cuatro clavecines y cuerdas. En el catálogo de Bach, su transcripción para órgano del Concierto Op. 3 No. 11 de Vivaldi lleva el número BWV 596.
Allegro
Adagio e spiccato
Allegro
Largo e spiccato
Allegro
Música de cámara
Director(a)
Leer más
Consulta todas las actividades que la Ciudad de México tiene para ti