Concierto de Navidad

Esta página documenta un concierto pasado.

Ilustración sobre el concierto

Domingo, 11 de diciembre, 12:30 horas
Sala Silvestre Revueltas CCOY

EDUARDO ÁLVAREZ, director huésped

Obras de: Anderson, Berlin, Bernard, Carey-Afanasieff, Wilson, Adam, Wade, Lifschitz.

Tres nombres destacan particularmente entre los compositores y arreglistas cuya música aparece en este programa navideño: Adolphe Adam, Leroy Anderson, e Irving Berlin.

Nacido y muerto en París, Adolphe Adam (1803-1856) estudió en el ilustre Conservatorio de su ciudad natal y después de componer algunas canciones para varios vodeviles, comenzó a escribir sus primeras óperas. Como es de suponerse, varias de sus obras escénicas conservan el sabor, el estilo y la intención del vodevil, y tampoco es casualidad que varias de ellas estén designadas como operetas. El compositor parisino se mudó a Londres, donde pudo poner en escena algunas de sus obras, y más tarde viajó a San Petersburgo. De regreso de este viaje compuso su partitura más famosa, la del ballet Giselle (1841). Cuando tuvo que abandonar la Ópera Cómica de París por conflictos con el director, Adolphe Adam siguió un camino que muy pocos han podido transitar: compró un teatro, y lo dedicó a la producción de sus propias obras, así como a las de algunos compositores franceses considerados como menores. Sin embargo, los vaivenes políticos ocurridos en Francia lo llevaron a la ruina, y tuvo que dedicarse a la enseñanza y al periodismo musical, aunque no dejó de componer. Una buena muestra del aprecio que se le tuvo en su tiempo puede hallarse, por ejemplo, en la lista de teatros de París en los que fueron estrenadas sus obras: Gimnasio, Vodevil, Novedades, Ópera Cómica y Teatro Lírico. Dicen algunos estudiosos que más que en sus óperas y operetas, lo mejor de su legado está contenido en sus dos volúmenes de reminiscencias de la vida musical parisina, que son una importante fuente de información sobre el quehacer artístico en la capital francesa en aquellos tiempos.
Si las óperas, operetas y vodeviles de Adolphe Adam ocupan sin duda el primer lugar de importancia en su catálogo, el segundo corresponde claramente a sus ballets. En este rubro hay una quincena de obras, entre las cuales dos son especialmente reconocidas: el ya mencionado ballet Giselle, y El corsario, que representa la última de sus partituras para danza. Una de las piezas más conocidas de Adam es O Holy Night, compuesta en 1847 sobre un texto original de Placide Cappeau. El título del texto original francés es Minuit, chrétiens (‘Medianoche, cristianos’). En castellano se conoce esta pieza como Oh noche santa.

Leroy Anderson (1909-1975) fue hijo de inmigrantes suecos, y con el paso del tiempo se convirtió en un popular y muy difundido autor de piezas de música ligera. Estudió en Harvard con Walter Piston (1894-1976) y Georges Enesco (1881-1955), y después de graduarse realizó muy diversos trabajos, entre ellos algunos para el servicio de inteligencia militar de los Estados Unidos. Anderson escribió la mayor parte de sus piezas para orquesta, transcribiéndolas más tarde para banda. Fue arreglista de la orquesta Boston Pops, y aunque la mayor parte de su producción se concentra en piezas cortas, también abordó las formas clásicas más ambiciosas, como lo demuestra su Concierto para piano y orquesta, estrenado en 1954 con Eugene List como solista y el propio Anderson dirigiendo. Fue director huésped de varias orquestas, y sus piezas han sido tocadas y grabadas por intérpretes de muy diversos géneros y estilos. Es interesante notar que en varios textos biográficos sobre Anderson se le define como “compositor estadunidense de música ligera de concierto”. Por otra parte, es posible encontrar numerosas muestras de la estima que se le tiene en el mundo musical de los Estados Unidos, entre las cuales ésta es particularmente interesante por los personajes con quienes se le compara:

Leroy Anderson es considerado por muchos como uno de los cuatro más importantes compositores de música instrumental de los Estados Unidos en el siglo XX, junto con George Gershwin, Aaron Copland y Charles Ives. (Mark Azzara, en el diario Waterbury Republican de Connecticut).

El talento musical de Anderson tiene raíces evidentes en el hecho de que su padre, empleado postal, tocaba la mandolina, y su madre era organista en la Iglesia Sueca de Cambridge, Massachusetts. Estudió en el Conservatorio de Música de Nueva Inglaterra y fue aceptado en la Banda de Harvard, donde tocó el trombón y de la cual llegó a ser director. En 1929 se graduó magna cum laude y al año siguiente obtuvo su maestría en música. No contento con ello, decidió estudiar un doctorado en idiomas, y con el paso del tiempo llegó a dominar el danés, el noruego, el islandés, el alemán, el francés, el italiano y el portugués, además del sueco que había heredado de sus padres. En 1936 realizó su primer arreglo para la Orquesta Boston Pops, y dos años después, el famoso director de este conjunto, Arthur Fiedler, estrenó su primera composición original, Jazz Pizzicato. Durante la Segunda Guerra Mundial, utilizó su habilidad lingüística para trabajar como intérprete y traductor en el ejército de su país, con tal éxito que le fue ofrecido el cargo de agregado militar en Suecia, mismo que rechazó para dedicarse por entero a la música. En los años siguientes, Fiedler y la Boston Pops estrenaron varias de las composiciones más conocidas de Anderson, entre ellas Fiddle-Faddle, Paseo en trineo y El arrullo del trompetista, y Anderson comenzó a labrar un sólido prestigio internacional. En la década de 1960, Anderson estuvo asociado con varias orquestas de Nueva Inglaterra, de las que fue director huésped y asesor. En el año de 1972 (tres años antes de su muerte), la Boston Pops le ofreció un tributo con un concierto televisado en el cual Anderson dirigió una de sus composiciones. Entre los honores póstumos que recibió destaca la estrella que lo recuerda en el Paseo de la Fama en Hollywood, así como su inducción al Salón de la Fama de los Compositores, en 1988.
Una buena muestra del sitio que ocupa Leroy Anderson en la cultura de los Estados Unidos está en el hecho de que sus obras suelen ser tocadas para los dignatarios extranjeros que visitan la Casa Blanca, y son usadas también para recibir a los presidentes de los Estados Unidos cuando viajan a otros países. Asimismo, sus piezas populares han sido utilizadas en numerosas ocasiones en comerciales y programas de televisión. La percepción que se tiene de Leroy Anderson y su música en los Estados Unidos puede resumirse en esta frase del compositor y director de orquesta John Williams:
La música de Leroy Anderson permanece hoy tan joven y fresca como el día en que fue escrita.

Alguna vez leí en un libro especializado en trivia y estadísticas musicales, que el disco más vendido de todos los tiempos era el que contiene la canción White Christmas (‘Blanca Navidad’) de Irving Berlin (1888-1989), en la versión del famoso cantante Bing Crosby. Es claro que nunca he tenido oportunidad de confirmar o desmentir por mí mismo el dato, que aparece citado también en publicaciones muy serias como el Diccionario Grove de la Música y los Músicos, pero lo cierto es que Irving Berlin es uno de los más populares autores de canciones en la historia de los Estados Unidos. Entre otras cosas, no se llamaba Irving Berlin. En el año de 1907, apareció en el mercado la primera de sus canciones en ser publicada, Marie from Sunny Italy, y por un error del editor, su nombre original, Israel Baline, apareció como Israel Berlin, y más tarde, el propio compositor se cambió el nombre de pila para convertirse en Irving Berlin. ¿Y por qué se llamaba Israel Baline? Porque había nacido en Rusia, hijo de Moses Baline, un cantor de sinagoga de quien evidentemente heredó el talento musical. La familia Baline se mudó a los Estados Unidos en 1893, y el joven Israel comenzó a cantar desde muy temprano, primero en las calles, más tarde en un restaurante, como mesero cantor. Su primer gran éxito vino en 1911, cuando compuso letra y música de la canción Alexander’s Ragtime Band. Con el paso del tiempo, Irving Berlin creó numerosas canciones de éxito que se presentaron en vodeviles, burlesques, espectáculos de cabaret y comedias musicales. Más tarde, su trabajo fue incluido en varias películas famosas, incluyendo Top Hat, uno de los filmes clásicos del gran bailarín Fred Astaire (quien tampoco se llamaba realmente así, sino Fredercik Austerlitz). De hecho, la carrera de Astaire, así como las de su compañera Ginger Rogers y cantantes como Bing Crosby y Ethel Merman, están íntimamente asociadas con las canciones de Berlin. No deja de ser interesante saber que este prolífico y popular escritor de canciones no sabía leer música, y que tocaba mediocremente el piano, y solamente podía tocar en una tonalidad, fa sostenido mayor. Ello no le impidió crear más de 1500 canciones, muchas de ellas muy exitosas. Además de su trabajo creativo, Berlin realizó actividades empresariales relacionadas con sus canciones: en 1913 formó parte del negocio de edición musical de Ted Snyder, y seis años después fundó su propia compañía editora, Irving Berlin Music Inc. En 1921, fue socio en la construcción de un teatro en el que presentó algunas de sus comedias musicales. Irving Berlin murió en Nueva York cuatro meses después de cumplir 101 años de edad.

Adeste Fideles es otra pieza muy popular de la temporada navideña. Si bien se atribuye su composición a John Francis Wade (1711-1786), lo cierto es que su origen no es muy claro. Se trata de un himno cuyo texto ha sido atribuido (sin certeza absoluta) a San Buenaventura. Este bello himno es conocido en inglés como O Come All Ye Faithful, y en castellano con títulos como Venid adoremos, Venid fieles y Vayamos cristianos. Respecto a la incierta autoría de Adeste Fideles, va el dato de que las primeras copias de la versión más conocida del himno llevan la firma de John Francis Wade.

                                                                                   Juan Arturo Brennan

Eduardo Álvarez
Director(a)
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