Carrasco: Sinfonías breves de Gomezanda y Sexta de Dvorák
Esta página documenta un concierto pasado.

Información: ¡Concierto precedido por música de cámara en el LOBBY!
Solista y músicos de la OFCM tocan una obra música de cámara antes del concierto. Disfruta nuestro programa de preconciertos.
Sábado, 3 de diciembre, 17:00 horas
Domingo, 4 de diciembre, 11:30 horas
Sala Silvestre Revueltas CCOY
FERNANDO VELÁZQUEZ VISCAYNO, violín
FELISA H. SALMERÓN, viola
ALBERTO CAMINOS, contrabajo
FRANCISA ETTLIN, oboe
JACOB DEVRIES, clarinete
PROKOFIEV - Quinteto en sol menor, op. 39
sábado, 3 de diciembre, 18:00 horas
Domingo, 4 de diciembre, 12:30 horas
Sala Silvestre Revueltas CCOY
LUDWIG CARRASCO, director huésped
Antonio Gomezanda (1894-1961) Sínfonía breve No. 1
Sínfonía breve No. 1
ANTONIO GOMEZANDA (1894-1961)
Sinfonía breve No. 1
Sinfonía breve No. 2
Sinfonía breve No. 3
Dada la alta probabilidad de que quienes hayan asistido (ojalá hayan sido muchos) a escuchar estas obras de Antonio Gomezanda se hayan quedado con el apetito musical y la curiosidad de conocer más música suya, doy noticia de la existencia de un disco compacto cuya ficha cito a continuación:
ANTONIO GOMEZANDA:
Lagos, poema sinfónico para violoncello, piano y orquesta
Seis danzas mexicanas para piano y orquesta
Fantasía mexicana para piano y orquesta
Xiuhtzitzquilo, festival azteca del fuego
Alan Marks, piano
Wolfgang Boettcher, violoncello
Orquesta Sinfónica de Berlín
Jorge Velazco, director
KOCH SCHWANN 3-1023-2
No he consignado aquí este dato discográfico por mero capricho, ni por ociosidad: lo he hecho porque es la única referencia tangible que he encontrado sobre la música de Antonio Gomezanda fuera de las enciclopedias; tampoco tengo noticia de que otras obras suyas han sido grabadas y, en cuanto a interpretaciones en concierto, poco o nada más allá de las partituras sinfónicas dirigidas en la década de 1980 por Jorge Velazco (1942-2003), sin duda el músico mexicano que más interés ha mostrado en la música de este compositor jalisciense, de quien fue alumno.
Además de compositor, Gomezanda fue pianista y ejerció labores de docencia. Fue alumno de músicos mexicanos notables como Manuel M. Ponce (1882-1948) y Julián Carrillo (1875-1965). Además de sus estudios musicales, realizó estudios de medicina, que dejó truncos. Gomezanda pudo ir a Europa gracias a un nombramiento de José Vasconcelos como enviado para estudiar los sistemas de enseñanza musical del Viejo Continente. En Alemania recibió la influencia de Ferruccio Busoni (1866-1924) y estuvo asociado con la Orquesta Sinfónica de Dresde. Más tarde realizó una serie de giras como pianista por diversas ciudades de Europa y los Estados Unidos, y fue solista de las principales orquestas mexicanas. Egresado del Conservatorio Nacional de Música, al paso de los años se convirtió en profesor de esa institución, así como de la Escuela Nacional de Música. Fue cronista y crítico musical y, además de dar clases particulares de piano, fundó su propia academia, en la que enseñaba con un método de su propia invención. Para complementar sus variadas actividades, el pianista y compositor nativo de Lagos de Moreno fundó su propia casa editorial para la publicación de sus partituras, la Editora de Música Gomezanda. En su catálogo de composiciones hay una buena cantidad de obras para piano solo, algunas para dos pianos, música vocal con piano o con ensamble instrumental, piezas para banda y para diversas combinaciones, música concertante para solista y orquesta y partituras de ballet. De especial interés en el catálogo de Antonio Gomezanda es la presencia de dos óperas, ambas designadas como “óperas rancheras mexicanas”. De una de ellas, La virgen de San Juan, no se tiene noticia de que haya sido estrenada. La otra, titulada Fantasía ranchera, se estrenó en el Teatro Arbeu en 1923 y fue filmada dos décadas más tarde bajo la dirección de Juan José Segura, estrenándose en 1947.
De la audición de las cuatro obras de Gomezanda grabadas en el disco arriba citado es posible inferir que en el estilo y el lenguaje del compositor conviven algunos gestos del romanticismo tardío con abundantes expresiones de abierto nacionalismo sonoro mexicano, pero también se encuentran en su música algunas insinuaciones, pinceladas apenas, de una estética más moderna. De ello dan testimonio complementario los títulos y el contenido de algunos de sus escritos teóricos y de crónica: Bases técnicas de la música moderna y Música moderna en la capital de México. En un artículo de Jorge Velazco sobre el pianista y compositor jalisciense se encuentra este párrafo, que describe con claridad la posición estética de Gomezanda. Escribe Velazco:
Gomezanda fue un compositor plenamente mexicanista, cuyos resultados estéticos no son fáciles de aceptar para las generaciones de la vanguardia. Su música, junto con la pulida perfección formal e instrumental que tiene, acusa un candor en la intención y una inocencia en la expresión que suelen chocar con la complicada y algo retorcida posición estética que nuestro tecnológicamente complejo y políticamente indescifrable mundo ha provocado.
Respecto a las últimas líneas de este párrafo, no está de más señalar que Velazco escribió el artículo en 1980, y siguen siendo perfectamente válidas. El texto, por cierto, lleva el título de El hijo de Pancho Gómez, que es como Gomezanda solía referirse a sí mismo; porque Gómez era su apellido paterno, y De Anda el materno. Como homenaje a sus progenitores, el músico jalisciense decidió utilizar ese apellido compuesto por ambos.
Últimos datos sobre las obras de Gomezanda incluidas en este programa: ninguna de las fuentes que consulté para esta nota menciona la existencia de estas tres Sinfonías breves. Luego entonces, hacen falta los detectives para hacer la búsqueda. Uno de esos detectives es el director de orquesta mexicano Ludwig Carrasco, quien tiene por costumbre programar obras poco conocidas, evadiendo los lugares comunes, para lo cual hace interesantes labores de investigación. Las obras de Gomezanda que hoy se interpretan fueron encontradas por Carrasco en la Colección Gomezanda que está alojada en la Universidad Northwestern en Evanston Illinois. Uno más de los tristemente abundantes casos en los que trozos importantes de nuestra herencia cultural van a dar a instituciones extranjeras, como consecuencia directa de la desidia y el abandono que propician en México aquellos que debieran ser garantes y custodios de ese patrimonio. Por cierto: Ludwig Carrasco hizo sus estudios de doctorado en dirección orquestal precisamente en Northwestern.
Allegro indígena
Andante (canción campestre)
Allegro (Ronda jarana)
Antonio Gomezanda (1894-1961) Sínfonía breve No. 2
Sínfonía breve No. 2
ANTONIO GOMEZANDA (1894-1961)
Sinfonía breve No. 1
Sinfonía breve No. 2
Sinfonía breve No. 3
Dada la alta probabilidad de que quienes hayan asistido (ojalá hayan sido muchos) a escuchar estas obras de Antonio Gomezanda se hayan quedado con el apetito musical y la curiosidad de conocer más música suya, doy noticia de la existencia de un disco compacto cuya ficha cito a continuación:
ANTONIO GOMEZANDA:
Lagos, poema sinfónico para violoncello, piano y orquesta
Seis danzas mexicanas para piano y orquesta
Fantasía mexicana para piano y orquesta
Xiuhtzitzquilo, festival azteca del fuego
Alan Marks, piano
Wolfgang Boettcher, violoncello
Orquesta Sinfónica de Berlín
Jorge Velazco, director
KOCH SCHWANN 3-1023-2
No he consignado aquí este dato discográfico por mero capricho, ni por ociosidad: lo he hecho porque es la única referencia tangible que he encontrado sobre la música de Antonio Gomezanda fuera de las enciclopedias; tampoco tengo noticia de que otras obras suyas han sido grabadas y, en cuanto a interpretaciones en concierto, poco o nada más allá de las partituras sinfónicas dirigidas en la década de 1980 por Jorge Velazco (1942-2003), sin duda el músico mexicano que más interés ha mostrado en la música de este compositor jalisciense, de quien fue alumno.
Además de compositor, Gomezanda fue pianista y ejerció labores de docencia. Fue alumno de músicos mexicanos notables como Manuel M. Ponce (1882-1948) y Julián Carrillo (1875-1965). Además de sus estudios musicales, realizó estudios de medicina, que dejó truncos. Gomezanda pudo ir a Europa gracias a un nombramiento de José Vasconcelos como enviado para estudiar los sistemas de enseñanza musical del Viejo Continente. En Alemania recibió la influencia de Ferruccio Busoni (1866-1924) y estuvo asociado con la Orquesta Sinfónica de Dresde. Más tarde realizó una serie de giras como pianista por diversas ciudades de Europa y los Estados Unidos, y fue solista de las principales orquestas mexicanas. Egresado del Conservatorio Nacional de Música, al paso de los años se convirtió en profesor de esa institución, así como de la Escuela Nacional de Música. Fue cronista y crítico musical y, además de dar clases particulares de piano, fundó su propia academia, en la que enseñaba con un método de su propia invención. Para complementar sus variadas actividades, el pianista y compositor nativo de Lagos de Moreno fundó su propia casa editorial para la publicación de sus partituras, la Editora de Música Gomezanda. En su catálogo de composiciones hay una buena cantidad de obras para piano solo, algunas para dos pianos, música vocal con piano o con ensamble instrumental, piezas para banda y para diversas combinaciones, música concertante para solista y orquesta y partituras de ballet. De especial interés en el catálogo de Antonio Gomezanda es la presencia de dos óperas, ambas designadas como “óperas rancheras mexicanas”. De una de ellas, La virgen de San Juan, no se tiene noticia de que haya sido estrenada. La otra, titulada Fantasía ranchera, se estrenó en el Teatro Arbeu en 1923 y fue filmada dos décadas más tarde bajo la dirección de Juan José Segura, estrenándose en 1947.
De la audición de las cuatro obras de Gomezanda grabadas en el disco arriba citado es posible inferir que en el estilo y el lenguaje del compositor conviven algunos gestos del romanticismo tardío con abundantes expresiones de abierto nacionalismo sonoro mexicano, pero también se encuentran en su música algunas insinuaciones, pinceladas apenas, de una estética más moderna. De ello dan testimonio complementario los títulos y el contenido de algunos de sus escritos teóricos y de crónica: Bases técnicas de la música moderna y Música moderna en la capital de México. En un artículo de Jorge Velazco sobre el pianista y compositor jalisciense se encuentra este párrafo, que describe con claridad la posición estética de Gomezanda. Escribe Velazco:
Gomezanda fue un compositor plenamente mexicanista, cuyos resultados estéticos no son fáciles de aceptar para las generaciones de la vanguardia. Su música, junto con la pulida perfección formal e instrumental que tiene, acusa un candor en la intención y una inocencia en la expresión que suelen chocar con la complicada y algo retorcida posición estética que nuestro tecnológicamente complejo y políticamente indescifrable mundo ha provocado.
Respecto a las últimas líneas de este párrafo, no está de más señalar que Velazco escribió el artículo en 1980, y siguen siendo perfectamente válidas. El texto, por cierto, lleva el título de El hijo de Pancho Gómez, que es como Gomezanda solía referirse a sí mismo; porque Gómez era su apellido paterno, y De Anda el materno. Como homenaje a sus progenitores, el músico jalisciense decidió utilizar ese apellido compuesto por ambos.
Últimos datos sobre las obras de Gomezanda incluidas en este programa: ninguna de las fuentes que consulté para esta nota menciona la existencia de estas tres Sinfonías breves. Luego entonces, hacen falta los detectives para hacer la búsqueda. Uno de esos detectives es el director de orquesta mexicano Ludwig Carrasco, quien tiene por costumbre programar obras poco conocidas, evadiendo los lugares comunes, para lo cual hace interesantes labores de investigación. Las obras de Gomezanda que hoy se interpretan fueron encontradas por Carrasco en la Colección Gomezanda que está alojada en la Universidad Northwestern en Evanston Illinois. Uno más de los tristemente abundantes casos en los que trozos importantes de nuestra herencia cultural van a dar a instituciones extranjeras, como consecuencia directa de la desidia y el abandono que propician en México aquellos que debieran ser garantes y custodios de ese patrimonio. Por cierto: Ludwig Carrasco hizo sus estudios de doctorado en dirección orquestal precisamente en Northwestern.
Allegro oaxaqueño
Andante (En la hamaca)
Allegro (Ronda Zandunga)
Antonio Gomezanda (1894-1961) Sínfonía breve No. 3
Sínfonía breve No. 3
ANTONIO GOMEZANDA (1894-1961)
Sinfonía breve No. 1
Sinfonía breve No. 2
Sinfonía breve No. 3
Dada la alta probabilidad de que quienes hayan asistido (ojalá hayan sido muchos) a escuchar estas obras de Antonio Gomezanda se hayan quedado con el apetito musical y la curiosidad de conocer más música suya, doy noticia de la existencia de un disco compacto cuya ficha cito a continuación:
ANTONIO GOMEZANDA:
Lagos, poema sinfónico para violoncello, piano y orquesta
Seis danzas mexicanas para piano y orquesta
Fantasía mexicana para piano y orquesta
Xiuhtzitzquilo, festival azteca del fuego
Alan Marks, piano
Wolfgang Boettcher, violoncello
Orquesta Sinfónica de Berlín
Jorge Velazco, director
KOCH SCHWANN 3-1023-2
No he consignado aquí este dato discográfico por mero capricho, ni por ociosidad: lo he hecho porque es la única referencia tangible que he encontrado sobre la música de Antonio Gomezanda fuera de las enciclopedias; tampoco tengo noticia de que otras obras suyas han sido grabadas y, en cuanto a interpretaciones en concierto, poco o nada más allá de las partituras sinfónicas dirigidas en la década de 1980 por Jorge Velazco (1942-2003), sin duda el músico mexicano que más interés ha mostrado en la música de este compositor jalisciense, de quien fue alumno.
Además de compositor, Gomezanda fue pianista y ejerció labores de docencia. Fue alumno de músicos mexicanos notables como Manuel M. Ponce (1882-1948) y Julián Carrillo (1875-1965). Además de sus estudios musicales, realizó estudios de medicina, que dejó truncos. Gomezanda pudo ir a Europa gracias a un nombramiento de José Vasconcelos como enviado para estudiar los sistemas de enseñanza musical del Viejo Continente. En Alemania recibió la influencia de Ferruccio Busoni (1866-1924) y estuvo asociado con la Orquesta Sinfónica de Dresde. Más tarde realizó una serie de giras como pianista por diversas ciudades de Europa y los Estados Unidos, y fue solista de las principales orquestas mexicanas. Egresado del Conservatorio Nacional de Música, al paso de los años se convirtió en profesor de esa institución, así como de la Escuela Nacional de Música. Fue cronista y crítico musical y, además de dar clases particulares de piano, fundó su propia academia, en la que enseñaba con un método de su propia invención. Para complementar sus variadas actividades, el pianista y compositor nativo de Lagos de Moreno fundó su propia casa editorial para la publicación de sus partituras, la Editora de Música Gomezanda. En su catálogo de composiciones hay una buena cantidad de obras para piano solo, algunas para dos pianos, música vocal con piano o con ensamble instrumental, piezas para banda y para diversas combinaciones, música concertante para solista y orquesta y partituras de ballet. De especial interés en el catálogo de Antonio Gomezanda es la presencia de dos óperas, ambas designadas como “óperas rancheras mexicanas”. De una de ellas, La virgen de San Juan, no se tiene noticia de que haya sido estrenada. La otra, titulada Fantasía ranchera, se estrenó en el Teatro Arbeu en 1923 y fue filmada dos décadas más tarde bajo la dirección de Juan José Segura, estrenándose en 1947.
De la audición de las cuatro obras de Gomezanda grabadas en el disco arriba citado es posible inferir que en el estilo y el lenguaje del compositor conviven algunos gestos del romanticismo tardío con abundantes expresiones de abierto nacionalismo sonoro mexicano, pero también se encuentran en su música algunas insinuaciones, pinceladas apenas, de una estética más moderna. De ello dan testimonio complementario los títulos y el contenido de algunos de sus escritos teóricos y de crónica: Bases técnicas de la música moderna y Música moderna en la capital de México. En un artículo de Jorge Velazco sobre el pianista y compositor jalisciense se encuentra este párrafo, que describe con claridad la posición estética de Gomezanda. Escribe Velazco:
Gomezanda fue un compositor plenamente mexicanista, cuyos resultados estéticos no son fáciles de aceptar para las generaciones de la vanguardia. Su música, junto con la pulida perfección formal e instrumental que tiene, acusa un candor en la intención y una inocencia en la expresión que suelen chocar con la complicada y algo retorcida posición estética que nuestro tecnológicamente complejo y políticamente indescifrable mundo ha provocado.
Respecto a las últimas líneas de este párrafo, no está de más señalar que Velazco escribió el artículo en 1980, y siguen siendo perfectamente válidas. El texto, por cierto, lleva el título de El hijo de Pancho Gómez, que es como Gomezanda solía referirse a sí mismo; porque Gómez era su apellido paterno, y De Anda el materno. Como homenaje a sus progenitores, el músico jalisciense decidió utilizar ese apellido compuesto por ambos.
Últimos datos sobre las obras de Gomezanda incluidas en este programa: ninguna de las fuentes que consulté para esta nota menciona la existencia de estas tres Sinfonías breves. Luego entonces, hacen falta los detectives para hacer la búsqueda. Uno de esos detectives es el director de orquesta mexicano Ludwig Carrasco, quien tiene por costumbre programar obras poco conocidas, evadiendo los lugares comunes, para lo cual hace interesantes labores de investigación. Las obras de Gomezanda que hoy se interpretan fueron encontradas por Carrasco en la Colección Gomezanda que está alojada en la Universidad Northwestern en Evanston Illinois. Uno más de los tristemente abundantes casos en los que trozos importantes de nuestra herencia cultural van a dar a instituciones extranjeras, como consecuencia directa de la desidia y el abandono que propician en México aquellos que debieran ser garantes y custodios de ese patrimonio. Por cierto: Ludwig Carrasco hizo sus estudios de doctorado en dirección orquestal precisamente en Northwestern.
Allegro sonajero
Andante bucólico
Allegro mecánico
Antonín Dvořák (1841–1904) Sinfonía No. 6 en re mayor, Op. 60
Sinfonía No. 6 en re mayor, Op. 60
Unos días antes de iniciar la redacción de esta nota escuché, después de mucho tiempo de no hacerlo, la espléndida grabación de István Kertész y la Orquesta Sinfónica de Londres a la Sexta sinfonía de Antonin Dvorák. Después de esta audición me quedé pensando un largo rato, buscando un adjetivo adecuado para la obra, y finalmente me dije: “¡Caramba, qué sinfonía tan... pastoral!” Muy orgulloso de mi hallazgo, me di entonces a la tarea de buscar información específica sobre la obra, y entre otras cosas encontré que al menos una docena de musicólogos de épocas y latitudes diversas han hablado de la Sexta sinfonía como la Pastoral de Dvorák. Así pues, una vez roto el encanto de mi presunto hallazgo y de mi inexistente originalidad, no tuve más remedio que dedicarme en serio a investigar los posibles perfiles pastorales de esta, una de las sinfonías más luminosas de ese buen músico bohemio que fue Antonin Dvorák.
A manera de síntesis rápida, es posible mencionar rápidamente las tres palabras que los especialistas utilizan cuando se refieren a la Sexta sinfonía de Dvorák: esas palabras son Beethoven, Brahms y folklore. Evidentemente, esta sinfonía es mucho más que un simple coctel de influencias o plagios, por lo que se hace indispensable explicar esos tres elementos que, sin duda, confluyen en esta sinfonía.
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Ludwig van Beethoven (1770-1827). Quizá no haya sido una casualidad que, para su Sexta sinfonía, Dvorák haya elegido la misma tonalidad, re mayor, que Beethoven eligió para su propia Sexta sinfonía. Este hecho, combinado con la impresión acústica (subjetiva pero muy difundida) de las cualidades bucólicas de la Sexta de Dvorák han hecho que se facilite el aplicar a esta obra, extraoficialmente, el adjetivo de pastoral. Pero más allá de estas coincidencias, es un hecho evidente que en esta, como en otras de sus sinfonías, Dvorák rinde tributo al sinfonismo beethoveniano en ciertas cuestiones formales y expresivas. (Por cierto, no está de más mencionar respecto a este asunto de los homenajes a través de las tonalidades, que Anton Bruckner (1824-1896) eligió para su Novena sinfonía la misma tonalidad, re menor, que Beethoven había elegido para la suya.)
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Johannes Brahms (1833-1897). Todo análisis de la música de Dvorák, tanto en su producción sinfónica como en sus obras de cámara, indica con claridad la cercanía evidente de su pensamiento musical con el de Brahms. Podría decirse, para simplificar las cosas, que la música de Dvorák puede entenderse como una extensión del estilo de Brahms, con más libertad lírica y más flexibilidad expresiva, con colores instrumentales más atrevidos y brillantes, y con el sello especial del folklore de Bohemia. En este sentido es importante recordar también que Brahms fue siempre un generoso promotor y divulgador de la música de Dvorák, cosa que se le agradece cumplidamente. El caso es que la Sexta sinfonía de Dvorák tiene muchos puntos de contacto con la Segunda sinfonía de Brahms; entre ellos, la misma tonalidad y el mismo ámbito expresivo bucólico...o pastoral.
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Folklore bohemio. Sería erróneo decir que todas las obras de Dvorák están fuertemente marcadas por el color local de su patria, pero es indudable que muchas de sus partituras, aun sin hacer referencias directas a ritmos, melodías o armonías tradicionales, poseen de modo casi automático el espíritu de Bohemia. Si las Danzas eslavas son el ejemplo más claro de ello, en otras obras de Dvorák es posible hallar también referencias directas a los sonidos tradicionales de su tierra. En el caso particular de la Sexta sinfonía, está el hecho de que el Scherzo está elaborado bajo la forma y la dinámica de un furiant, danza folklórica que el compositor utilizó también en un par de obras para piano, indudablemente bajo la influencia del furiant que aparece en La novia vendida, ópera de su colega y compatriota Bedrich Smetana (1824-1884). El furiant tradicional es una danza vivaz y exuberante en la que se combinan los compases de 2/4 y 3/4, aunque algunos furiants originales del siglo XIX están escritos totalmente en compás de 2/4, con acentos irregulares que dan la impresión de cambio de compás. Breviario lingüístico: la palabra furiant nada tiene que ver con la furia, y según los enterados, se refería originalmente a un jovenzuelo vivaz e impertinente.
Dvorák compuso su Sexta sinfonía en el otoño de 1880, y esta fue la primera de sus sinfonías en ser impresa, por lo que llevó el número 1 en el viejo catálogo sinfónico del compositor. La sinfonía representa, según los estudiosos, la culminación de la primera fase nacionalista en el desarrollo musical de Dvorák. La obra fue estrenada en Praga el 25 de marzo de 1881, y la partitura está dedicada al gran director de orquesta Hans Richter. Poco después del estreno absoluto, Richter quiso dirigir el estreno de la sinfonía en Viena, pero por entonces había en la capital austríaca (que nunca se ha distinguido por su generosidad para con los extranjeros) una fuerte corriente de hostilidad hacia los pueblos de los confines del imperio austro-húngaro, incluyendo, claro, el pueblo checo. Así, la primera ejecución de la Sexta sinfonía de Dvorák fuera de su tierra natal ocurrió en Leipzig en 1882, bajo la dirección de Paul Klengel.
Allegro non tanto
Adagio
Scherzo (Furiant). Presto
Finale: Allegro con spirito
Ludwig Carrasco

Director(a)
Ludwig Carrasco inicia su labor como director titular y artístico de la Orquesta Sinfónica Nacional de México en enero de 2023. Anteriormente, ha ocupado el mismo cargo al frente de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes (México), la Orquesta Filarmónica de Querétaro (México) y la Sinfonietta Prometeo (Estados Unidos). A lo largo de su carrera, se ha distinguido por sus interpretaciones de las obras fundamentales del repertorio, así como por su compromiso con la diversidad y la inclusión en la programación musical.
En su carrera como director y violinista, ha ofrecido conciertos en 31 países de América, Asia y Europa, dirigiendo agrupaciones como la Orchestra del Palazzo Ricci, Ensemble Laboratorium, Gstaad Festival Orchestra, Sinfónica de Heredia, Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, Orquesta Sinfónica de Xalapa, Orquesta Filarmónica de la UNAM, y la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, entre muchas otras. Se ha presentado en escenarios que incluyen la Sala Dorada del Musikverein (Austria), Wiener Konzerthaus (Austria), Salzburger Festspielhaus (Austria), Tonhalle Zürich (Suiza), Berliner Philharmonie (Alemania), Gewandhaus Leipzig (Alemania), Konzerthaus Berlin (Alemania), KKL-Luzern (Suiza), Rudolphinum (República Checa), Parco della Musica (Italia), Carnegie Hall (EEUU), Kennedy Center for the Arts (EEUU), Lincoln Center (EEUU), National Arts Center (Canadá), Shizuoka Hall (Japón), Auditorio Nacional de Música (España), Sala Nezahualcóyotl (México), Teatro Teresa Carreño (Venezuela), y Palacio de Bellas Artes (México), así como en los importantes festivales internacionales de Salzburg, Lucerne, Davos, Ultraschall, Gstaad, Alicante, Granada, Santander, June in Buffalo, IMPULS, Bayreuth, Spoleto, Cervantino, y Tage für Neue Musik Zürich.
Cultiva por igual el repertorio sinfónico y escénico (ópera y ballet), así como proyectos multidisciplinarios, además de ser un activo promotor de la música contemporánea, dirigiendo el estreno mundial de más de 120 obras e interpretando cerca de 80 estrenos nacionales.
Ludwig Carrasco, nacido en Morelia (México), inició sus estudios musicales en su país natal a la edad de 5 años, ampliando su formación en Alemania, Austria, España, Estados Unidos, Francia, Italia y Suiza. Obtuvo la licenciatura y la maestría en música en las especialidades de violín y dirección de orquesta, así como títulos de posgrado en musicología y gestión cultural. Se doctoró en dirección orquestal por la Northwestern University bajo la tutela de Victor Yampolsky. www.ludwigcarrasco.com
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