Francis Poulenc - *Sinfonietta*

Francis Poulenc (1899-1963)

Sinfonietta

Allegro con fuoco
Molto vivace
Andante cantabile
Finale: Très vite et très gai

Dolor, sobriedad, sentido de la proporción, buen humor, profundidad, ligereza de espíritu… En este compacto resumen de las cualidades de la buena música francesa realizado por Francis Poulenc, es posible hallar una de las claves, quizá la más importante, de la visión creativa de este notable (y quizá incomprendido) compositor; de hecho, esa ligereza de espíritu que es cualidad fundamental en su música, llegó a ser catalogada como superficialidad por algunos críticos serios y solemnes. Es probable que tales críticos hayan olvidado que Francis Poulenc no sólo fue un músico básicamente autodidacta, sino que una parte importante de su aprendizaje ocurrió bajo la influencia de las músicas de cabaret y de las obras del music hall. La combinación de estos y otros elementos dio como resultado un estilo musical muy personal, que ha sido definido así por Lionel Salter:

Poulenc combinó el espíritu bromista de Satie con una lucidez casi clásica (como reacción contra el impresionismo), una delicada vena de sentimentalismo y una pizca de armonía stravinskiana.

Aunque estos y otros textos pudieran dar la impresión de que el estilo de Poulenc no es más que un collage de influencias, lo cierto es que su música presenta cualidades altamente individuales. Buena parte de la solidez de su música está en la importancia suprema que Poulenc dio siempre a la melodía, y en el hecho de que por lo general se apegó al sistema armónico tonal-modal que heredó de la generación anterior.
Una rápida revisión de la presencia de la música de Poulenc en las salas de conciertos demostrará que sus obras orquestales más difundidas son su Concierto para órgano y su Concierto para dos pianos; en menor medida, su Concierto campestre para clavecín hace esporádicas apariciones. En el resto del catálogo de Poulenc hay numerosas obras de indudable atractivo; entre ellas, por ejemplo, sus óperas Las tetillas de Tiresias, Diálogos de las Carmelitas y La voz humana. Muy interesantes resultan, también, sus partituras de música incidental para el teatro, así como un puñado de composiciones para el cine. Entre sus obras de música coral destacan las Letanías a la virgen negra, la cantata Figura humana y el poderoso y emotivo Gloria. En sus sonatas instrumentales y sus obras para diversos ensambles de cámara hay numerosas riquezas por descubrir. Pero es en sus canciones donde, según los especialistas, radica lo mejor de la producción de Francis Poulenc. Son piezas de un gran refinamiento, tanto melódico como armónico, y hay en ellas una asombrosa variedad de expresión. Con justicia plena, se considera a Poulenc como el heredero principal (y continuador) de la gran tradición francesa de la canción de concierto, ya que en sus mélodies la inspiración y el artesanado impecable van de la mano. Un estímulo particular para la creación de su espléndido catálogo de canciones fue su asociación profesional y personal con el gran barítono francés Pierre Bernac.
Es bien sabido que la sinfonía no ha sido un género particularmente cercano al espíritu creativo de los compositores franceses, al menos no en la medida que si lo es en la esfera cultural germánica, en la historia de la música rusa y en algunos otros ámbitos. En este sentido, nadie diría que Poulenc fue un sinfonista importante, pero sí sería posible decir que escribió al menos una sinfonía muy interesante. Se trata de su Sinfonietta, obra que a pesar de su designación tiene todos los elementos formales y estructurales de una sinfonía; el título de Sinfonietta se debe sin duda a la ligereza de su espíritu y sus texturas y, en menor medida, a los aires de danza que parecen habitar sus distintos movimientos. Más de un musicólogo ha señalado que la Sinfonietta de Poulenc parece ser un discreto homenaje a las sinfonías de Franz Joseph Haydn (1732-1809), y en ese sentido quizá sería posible hallar algunos puntos de contacto entre esta obra y la Sinfonía clásica (1917) de Sergei Prokofiev (1891-1953). La Sinfonietta ha sido descrita asimismo como una obra poliestilística y ecléctica con claros tintes neoclásicos, y con frecuencia suele mencionarse su experta orquestación. Una buena muestra de la variedad de enfoques abordada por el compositor en la Sinfonietta está en el hecho de que su desarrollo armónico transita elegantemente entre lo modal (que por momentos imparte a la pieza un cierto ambiente arcaico) y una armonía abiertamente romántica. Poulenc compuso la Sinfonietta en 1947 en respuesta a un encargo de la BBC, y la obra fue estrenada en Londres el 24 de octubre de 1948 por la Orquesta Filarmonía bajo la batuta de Roger Désormière.

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