Canzon per sonar septimi toni a 8
Ed. Julio Briseño
Cuando se piensa en el repertorio básico de un moderno ensamble de metales, el nombre indispensable que viene a la mente de inmediato es el de Giovanni Gabrieli. (ca. 1557-1612) Lo interesante del caso es que Gabrieli compuso sus canzonas y sonatas para grupos de instrumentos muy distintos a los metales de hoy. Entre las cosas que pueden decirse sobre Gabrieli hay una que por improbable no es menos cierta: es posible atribuirle la creación de la estereofonía a este habitante de la segunda mitad del siglo XVI y la primera década del XVII. Cualquiera que haya tenido la fortuna de visitar Venecia y conocer la espléndida basílica de San Marcos, sabrá que, a diferencia de la mayoría de las iglesias, que cuentan con un solo coro, la basílica veneciana tiene dos. (Aquí me refiero al coro como el espacio dedicado a colocar a los músicos y cantantes, y no como el ensamble de voces que cantan). Así, gracias a la existencia de los dos coros en la basílica de San Marcos, Giovanni Gabrieli desarrolló y perfeccionó la técnica policoral conocida como cori spezzati, es decir, coros separados: música estereofónica. Hoy en día se ha vuelto común (y acústicamente muy satisfactorio) tocar las piezas de Giovanni Gabrieli con ensambles de metales divididos y separados espacialmente.
