Juan Arturo Brennan
Allá por el año de 1993, Eduardo Angulo, violinista y compositor, escribió su Concierto para viola y orquesta. El estreno de la obra ocurrió el 9 de junio de 1994 en Monterrey, con la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma de Nuevo León dirigida por Félix Carrasco. El solista fue el propio compositor. Sí, un par de líneas arriba dice que Eduardo Angulo es violinista, pero es uno de esos violinistas que no sólo no le teme a tocar también la viola, sino que lo hace con habilidad y eficacia. A la manera tradicional, porque Angulo es un compositor conocedor y respetuoso de las formas y estructuras, este Concierto para viola consta de tres movimientos, a saber: Iniciación, Sonetos en mirra, y Bacanal.En consulta telefónica sobre esta obra suya, Eduardo Angulo comenta lo siguiente:
El segundo movimiento de mi Concierto para viola, Sonetos en mirra, es mi madre. Y el tercero, la* Bacanal*, es mi padre. Mi papá era una persona muy alegre, muy directa, sencilla, con espíritu de niño. Aun ya viejo, era como un niño. Era muy sonriente y amigable. Y era un gran contraste con mi mamá, que era una mujer muy introvertida, o sea, muy como el segundo movimiento del concierto.
En este punto de la conversación, Eduardo Angulo interpola un comentario ciertamente interesante, y afirma que estos retratos de sus padres en el segundo y tercer movimientos de su Concierto para viola no fueron concebidos así intencionalmente a priori. Al concluir la redacción del segundo movimiento de la obra y revisarlo, se dio cuenta de que la pieza, Sonetos en mirra, es como una canción de cuna, un reflejo de la personalidad mística, introvertida, religiosa incluso, de su madre, y muy diferente a su padre. A partir de ese descubrimiento, Angulo abordó la composición de la Bacanal, tercer movimiento del Concierto para viola, ya con la intención específica de aludir en él a su padre. Menciona el compositor que, de hecho, el inicio melancólico del tercer movimiento es como una liga directa con la parte final del movimiento anterior, como si su madre y su padre estuvieran ahí tomados de la mano. Solo más tarde la Bacanal adquiere el espíritu bullanguero y alegre del padre. De nuevo, la voz del compositor:
Sonetos en mirra termina en la nada, como en humo, y de ahí se liga con el inicio tranquilo del tercer movimiento, que poco a poco se transforma en esa* Bacanal*tan distinta al movimiento anterior. Creo que justamente por eso, por ser tan diferentes entre sí, mis padres se llevaban tan bien.
Después de tomar nota de estas afirmaciones de Eduardo Angulo, me surge la pregunta evidente: si en estos dos movimientos están los retratos de sus padres, ¿qué o quién está en el primer movimiento? La respuesta del compositor es contundente:
Soy yo. Y por alguna razón, en ese movimiento percibo gatos. Y no tigres o leones, sino simples gatos callejeros. Es como un rito de iniciación, pero no humano, sino animal. Y no sé por qué, porque no me gustan los gatos, pero sí es un movimiento en el que estoy yo.
Dice el compositor que desde que compuso el Concierto para viola, tuvo la intuición de que la Bacanal era en sí misma una buena pieza para orquesta. Un dato particularmente interesante de la Bacanal de Angulo está en el hecho de que, para presentar la pieza como obra independiente, el compositor no ha tenido que alterar ni una corchea de la partitura. Simplemente, se omite la parte de la viola solista, y el resto se toca como está escrito. Esto quiere decir que el acompañamiento orquestal de la viola es perfectamente autosuficiente en sí mismo. Esto, en contraste con casos análogos en los que un compositor (o un arreglista) debe ajustar detalles de una partitura concertante para “rellenar” lo que queda vacío con la omisión de una parte solista. La Bacanal del Concierto para viola de Eduardo Angulo ha sido tocada ya varias veces en concierto, y en el año 2015 fue grabada en un disco compacto monográfico dedicado a la música orquestal del compositor, con la Orquesta Filarmónica 5 de Mayo dirigida por Fernando Lozano. Dato final: el compositor realizó más tarde un arreglo camerístico de la Bacanal para flauta, viola y arpa, que fue grabado en el disco compacto Realismo mágico Vol. II.