Dueto para violonchelo y contrabajo

Rossini
GIOACHINO ROSSINI (1792-1868)

Dueto para violonchelo y contrabajo

Allegro
Andante Molto
Allegro

GIOACHINO ROSSINI (1792-1868)

Dueto para violoncello y contrabajo
Allegro
Andante molto
Allegro zingarese

Es interesante destacar el hecho de que el público melómano, extasiado con las grandes obras de los más importantes compositores de ópera, suele ignorar por completo el resto de sus respectivas producciones musicales, en las cuales con frecuencia hay obras harto interesantes. Por ejemplo, el caso de Giuseppe Verdi (1813-1904), cuyo Requiem es bastante apreciado por un público que ignora sus bellas Cuatro piezas sacras, su Te Deum, su Stabat mater, sus canciones y su Cuarteto de cuerdas. En el caso de Giacomo Puccini (1858-1924), ¿quién recuerda que escribió algunas obras sacras, coros, canciones, un preludio sinfónico, piezas para órgano, y los hermosos Crisantemos para cuarteto de cuerdas? A Vincenzo Bellini (1801-1835) no le ha ido mejor: no importa qué tan populares sean sus óperas, nadie se acuerda ya de sus numerosas composiciones sacras, sus canciones y arias sueltas, sus sinfonías, sus piezas para piano y su Concierto para oboe. Por su parte, Gaetano Donizetti (1797-1848), autor de una formidable cantidad de óperas, compuso también numerosas cantatas, varias docenas de obras sacras, piezas vocales de cámara, más de cien canciones y duetos vocales, varias sinfonías, un Concertino para corno inglés y un Concierto para clarinete, varios cuartetos de cuerda y numerosas obras para distintas dotaciones camerísticas, así como un buen número de piezas para piano. De todo esto surge una pregunta: ¿por qué aquellos que adoran las óperas de estos ilustres caballeros no les otorgan el beneficio de la duda y escuchan algunas de sus otras obras? ¿Costumbre? ¿Inercia? ¿Desinterés? ¿O será que simplemente no saben que estos gigantes de la ópera también compusieron otras cosas?
El caso de Gioachino Rossini no es muy distinto. Fue sin duda el compositor más respetado y admirado de su tiempo; se convirtió en modelo y guía de sus contemporáneos y de numerosos compositores de la siguiente generación: el prestigio, la riqueza y la adulación estuvieron a su alcance cuando quiso. Y todo ello, gracias a sus espléndidas óperas. Pero, ¿y el resto de su música? Una revisión del catálogo de Rossini demuestra que, como también lo hizo Donizetti, se interesó notablemente por otros campos de la creación musical. Además de sus óperas, escribió varias misas (incluyendo la muy estimable Pequeña misa solemne) y otras obras sacras, cantatas, música incidental, himnos, coros, canciones, seis hermosas sonatas para cuerdas, un par de sinfonías, duetos para dos cornos, obras para banda, una enorme serie de piezas para piano tituladas colectivamente Pecados de vejez, y diversas obras en forma de variaciones. En este último rubro se encuentran las Variaciones para varios instrumentos obligados (dos violines, viola, violoncello, clarinete) y orquesta, de 1809; unas Variaciones para clarinete de ese mismo año, un Andante y tema con variaciones de 1812 para flauta, clarinete, corno y fagot, y un Andante con variaciones (1820) para arpa y viola. Más allá de la Pequeña misa solemne y de algunos de los Pecados de vejez, orquestados por Ottorino Respighi (1879-1936) para el ballet La juguetería fantástica, toda esta música de Rossini permanece olvidada, a merced de la fama duradera de sus óperas. Esto es, sin duda, una pena, ya que las mejores cualidades de Rossini como compositor también están presentes en estas obras.
En el año de 1824, Rossini compuso un Dueto para violoncello y contrabajo que, siendo una obra menor, no deja de ser interesante. Por su cronología, este dueto está situado entre las óperas Semíramis (1823) y El viaje a Reims (1825). La consulta de diversas fuentes respecto a esta obra da como resultado un dato realmente fascinante: se dice que la parte del violoncello en el manuscrito autógrafo es de puño y letra de Rossini, mientras que la parte de contrabajo fue escrita, aparentemente, por Domenico Dragonetti (1763-1846), destacado virtuoso italiano del contrabajo y compositor de obras para su instrumento. Este dato tiene verosimilitud, ya que el dueto le fue encargado a Rossini por un violoncellista aficionado inglés, Sir David Salomons, para interpretarlo precisamente con Dragonetti. Otro dato de interés: la designación de Allegro zingarese del tercer movimiento (que no aparece en todas las referencias sobre la obra) indica simplemente que Rossini quiso insertar en esta pieza un poco de espíritu gitano.

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