Márquez, Arturo - Marchas de duelo y de ira

Arturo Márquez (1950)

Marchas de duelo y de ira

I
II

Al final de agosto de 1968, apenas unas semanas antes de la inexcusable (y hasta la fecha impune) matanza del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, Arturo Márquez regresó a su natal Sonora después de haber pasado una temporada en los Estados Unidos realizando parte de su preparación musical. El hecho de que la masacre de estudiantes, profesores y otros participantes en el mitin de ese día haya ocurrido tan cerca de su regreso, marcó de modo especial al compositor mexicano, quien a lo largo de su trayectoria ha escrito varias obras de contenido político, ideológico y social explícito. Márquez menciona como un importante punto de inflexión en este sentido su obra Mutismo (1983) para dos pianos y cinta, y afirma que el retomar la composición de obras que tienen referencia en antecedentes y bases tradicionales, también fue parte de esta visión política de la creación musical. En años recientes, dadas las circunstancias que vive el país, el compositor ha sentido la necesidad de involucrarse con esas ideas de una manera más directa y explícita; es el caso de obras suyas como la Cantata Los sueños, la Polka derecha-izquierda, o la obra titulada De Juárez a Maximiliano. Como consecuencia lógica de estos antecedentes, Arturo Márquez es el compositor elegido por la Universidad Nacional Autónoma de México, institución protagónica indispensable de los sucesos políticos de 1968, para componer una obra nueva dedicada a recordar, a 40 años de distancia, los hechos que en aquel año marcaron indeleblemente la vida pública del país. El resultado es la partitura orquestal titulada Marchas de duelo y de ira.

Unas semanas antes del estreno de la nueva obra, Márquez comenta que uno de los gestos musicales más importantes de la partitura está la añeja y potente consigna que hasta nuestros días sigue resonando, “2 de octubre no se olvida”. De manera particular, el compositor afirma que ha convertido la cadencia verbal de esa frase en un perfil rítmico que ocupa un lugar destacado en Marchasde duelo y de ira; a la vez, ese perfil rítmico tiene relación con un dibujo melódico que también surge de esa frase. Este motivo generador de la obra es la materia prima sonora de los dos movimientos de la partitura; a lo largo de ellos, es tratado de muchas maneras distintas, visto y oído desde diversas ópticas compositivas y desde varios puntos de vista estructurales. Ira, duelo, tristeza, coraje, son las emociones que Arturo Márquez menciona como puntos de partida para todas esas distintas maneras en que el motivo mencionado es tratado a lo largo de la obra.

Es bien sabido, por otra parte, que varias obras de música de concierto relacionadas directamente con los acontecimientos del 68 han retomado fragmentos sonoros de algunas músicas que estaban en el ambiente cotidiano de ese entonces (y no sólo en México, sino en ese fantástico, explosivo 68 global), y Arturo Márquez reconoce que al iniciar el trabajo en Marchas de duelo e ira contempló seguir una línea similar de conducta, en el entendido de que esas músicas que estaban en boga en el 68 tienen, hasta el día de hoy, un singular valor emblemático. Finalmente, sin embargo, Márquez abandonó este camino y decidió proceder a base de materiales estrictamente originales. Estos materiales son tratados de manera libre en los dos movimientos de la partitura; sin embargo, el propio compositor menciona que en algunas partes de la obra ha realizado el desarrollo de los temas y motivos a partir de ciertos principios básicos de la forma sonata, sin apegarse a ellos con demasiado rigor. Y puesto que en el título de la obra se alude explícitamente al concepto de la marcha, es preciso saber que el compositor lo ha utilizado en sus dos significados distintos pero, en este caso, complementarios: como referencia al ritmo musical de la marcha que puede ser percibido en distintos momentos de la obra (primero de manera lenta y dolorosa, después viva y rápida), y como referencia a la marcha del contingente social activista que toma las calles y se manifiesta por sus ideas y convicciones.

Marchas de duelo y de ira es la respuesta de Arturo Márquez al encargo de la Dirección de Actividades Musical de la UNAM, con destino a un programa conmemorativo de los deplorables hechos del 2 de octubre de 1968, a cuarenta años de distancia. La obra se estrena el 18 de octubre de 2008, con Alun Francis al frente de la Orquesta Filarmónica de la UNAM, en un programa que incluye también sendas partituras de Carlos Jiménez Mabarak, Hans Werner Henze y René Torres. Esté escrita o no en el papel de la partitura, estas Marchas de duelo y de ira llevan una dedicatoria implícita de parte de Arturo Márquez, a las víctimas de la intolerancia y el autoritarismo que perdieron la vida la tarde-noche del 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, Ciudad de México, víctimas que han sido del todo olvidadas por el poder, pero no por la sociedad.

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