Tamez, Gerardo - Sofonía

Gerardo Tamez (1948)

Sofonía

Antes que nada, no se espanten ni se apresuren en llamar al editor o al corrector para que ponga “Sinfonía” allá arriba donde dice “Sonfonía”, porque lo cierto es que esta obra de Gerardo Tamez no es una Sinfonía y sí es una Sonfonía. ¡Ah!, y no se molesten en ir al diccionario musical a tratar de averiguar qué es una Sonfonía, porque ésta, la de Tamez, es la primera de la historia y todavía no llega a las enciclopedias. Ahora bien, para quienes conocemos a Gerardo Tamez (quien además de buen músico es muy buena persona) y a su música (que es muy buena música), la solución del aparente enigma es muy fácil: uno de los asuntos musicales que más han ocupado (que no preocupado) a Tamez a lo largo de su carrera es el son, en todas sus manifestaciones, en todas sus vertientes, y es posible decir que su conocimiento del son es vasto y profundo. Y como también se ha adentrado en las aguas de la música de concierto, incluyendo la sinfónica, resulta que la respuesta es fácil: la Sonfoníaes como un son para orquesta sinfónica, o una pieza sinfónica arraigada en el son, o cualquiera de las combinaciones de estos dos conceptos (sinfonía y son) que ustedes quieren organizar.

Ahora bien: se dice fácil, pero la verdad es que la materia musical de esta pieza de Gerardo Tamez va más allá de este sencillo pero interesante juego de palabras. Como prueba de ello, más palabras, específicamente las que el compositor escribe con motivo del estreno de la obra, y que dicen así:

Sonfonía. Es una obra en una forma libre de sonata para orquesta sinfónica a partir de elementos del son mexicano con desarrollo de recursos rítmicos de compases irregulares en algunos pasajes así como con la métrica típica y regular del son con su característica sesquiáltera. La obra comienza con un tema* legatoy sereno que va emergiendo de las profundidades en los contrabajos a los cuales se van uniendo cada sección de cuerdas en forma fugada y ampliando la tesitura para dar paso al anuncio, por parte de los metales, del motivo rítmico del son abriendo con un tema al estilo de jarabe jarocho. De pronto, a cargo de los cornos y en un tempomás vivo y festivo, irrumpe un tema a la manera de son de Tierra Caliente o de mariachi que finalmente nos lleva por medio de un pasaje modal al tema lírico a cargo de un solo de fagot alternando con cuerdas y alientos. Éste se transforma mediante un tempodecisivo, fuerte y vigoroso impuesto por los metales en un zapateado donde el conjunto de timbales es el principal protagonista. El tempose hace aún más rápido e imperante, alternando con cuerdas, marimba y arpa hasta que el pulso amaina y da el paso a un libre y tranquilo solo de violoncello al que le responde un dúo de piccolo y flauta yuxtapuesto con un motivo de corte indígena, tácito recordatorio de historia antigua pero a la vez presente. Se retoma el tema festivo para finalizar con una coda de aire vibrante y concluyente a la manera de mariachi.

Leído lo cual, se imponen un par de breviarios músico-culturales respecto a lo escrito por Gerardo Tamez sobre la esencia de su Sonfonía:

  1. El término “sesquiáltera”, relacionado específicamente con la música tradicional de diversas regiones de América Latina, se refiere a la alternancia o superposición de compases binarios y ternarios, es decir, de dos y de tres tiempos. No es coincidencia que si ustedes van, ahora sí, al diccionario musical, encontrarán que por lo general las definiciones de sesquiáltera incluyen referencias explícitas al son.

  2. El término “modal” se usa para describir el sistema armónico que se utilizó durante la Edad media y el Renacimiento, basado en ciertos modos (o escalas) que son los antecedentes de la armonía tonal (en vez de modal) que comenzó a usarse a partir del barroco. Los modos antiguos llevan nombres tan sonoros como hipodórico o mixolidio. (Una pista práctica: los modos antiguos se obtienen con diversas sucesiones de las notas blancas, y sólo las blancas, de un piano o teclado similar).

Y ahora sí, para volver a ese son que es una sinfonía, y/o viceversa, hay que anotar que la orquesta que propone Tamez para su Sonfoníaestá formada por piccolo, pares de flautas, oboes, clarinetes y fagotes, cuatro cornos, tres trompetas, tres trombones, tuba, timbales, tarola, platillo suspendido, güiro, triángulo, bombo, cascabeles, claves, marimba, arpa y cuerdas. Una rápida ojeada a la partitura de la Sonfoníade Tamez permite descubrir una orquestación brillante y sabrosa, y un perfil rítmico marcado por numerosos cambios de compás.

La Sonfonía resulta de un encargo hecho al compositor por el Patronato del Centro Cultural Roberto Cantoral, y la partitura ha sido dedicada por Gerardo Tamez a su esposa Lupita. La obra recibe su estreno absoluto el 22 de octubre de 2016, con la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México dirigida por Scott Yoo. Y para que la fecha no se olvide, resulta que 2016 marca el 40 aniversario de la composición de Tierra mestiza, sólido pilar del catálogo de composiciones de Tamez, que se hizo merecidamente famosa en la legendaria versión del grupo Los Folkloristas y que al paso de los años ha sido vertida por el propio compositor a otras versiones: para 1, 2, 3 y 4 guitarras, ensambles mixtos u homogéneos de diversa dotación (incluyendo para el Ensamble Tierra Mestiza fundado por él), orquesta sinfónica, versión coral y un amplio etcétera, sin contar los arreglos y versiones que otros músicos han realizado.

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