Respighi,Ottorino - Vitrales de iglesia

Ottorino Respighi (1879-1936)

Vitrales de iglesia

La fuga a Egipto
El arcángel Miguel
Los maitines de Santa Clara
San Gregorio Magno

Expongo aquí una teoría que he inventado recientemente: que los fans de Ottorino Respighi (que probablemente no sean muchos) pueden dividirse en tres grupos. El Grupo A, conformado por aquellos que conocen a Respighi solamente a través de su poema sinfónico Los pinos de Roma. El Grupo B, que corresponde a quienes también se han asomado a las otras dos obras del llamado Tríptico romano, es decir, Las fuentes de Roma y Fiestas romanas. Y el Grupo C, el de los fans más informados y sofisticados, que saben que Respighi compuso algunas otras obras interesantes, de cuyos títulos se acuerdan e, incluso, han escuchado alguna vez. Entre las obras de Respighi conocidas por los fans del Grupo C habría que mencionar sus tres suites de Antiguos aires y danzas para el laúd, la obertura de su ópera Belfagor, la suite La juguetería fantástica, compuesta sobre temas de Gioacchino Rossini (1792-1868), la obra orquestal Impresiones brasileñas, el atractivo Concierto gregoriano para violín y orquesta, su Tríptico boticcelliano para pequeña orquesta, sus muy estimables canciones, la cantata Il tramonto, y la suite Los pájaros. Para los miembros más avanzados del Grupo C queda el conocimiento y apreciación de una singular obra orquestal de Respighi cuyo título original es Vetrate di chiesa y que en castellano conocemos como Vitrales de iglesia, con el subtítulo de Cuatro impresiones. En su indispensable libro dedicado a la música del siglo XX, el escritor David Ewen ofrece numerosos e importantes datos sobre esta obra orquestal de Ottorino Respighi.

Muy al estilo del post-romanticismo descriptivo que anima las obras del Tríptico romano, los Vitrales de iglesia son visiones sonoras de cuatro vitrales que Respighi vio en cuatro iglesias de Italia. El propio compositor ofreció una escueta descripción de cada uno de los vitrales:

  1. El viaje a Egipto. Se trata de una representación tonal de la pequeña caravana que en una noche estrellada lleva el Tesoro del Mundo.

  2. El arcángel Miguel. Espada flamígera en mano, Miguel expulsa del cielo a los ángeles rebeldes.

  3. Los maitines de Santa Clara. Es un retrato de cómo la santa, gravemente enferma y lamentando no poder asistir al oficio de maitines en la iglesia, es milagrosamente transportada para poder tomar parte en el servicio religioso.

  4. San Gregorio Magno. Es una descripción de la muchedumbre siendo bendecida por San Gregorio Magno, ataviado con sus vestiduras pontificias y representado en todo su esplendor en oficios ceremoniales eclesiásticos.

Es lógico suponer, dado el tema de la obra y sus fuentes de inspiración, que Respighi tomó como punto de partida algunos gestos musicales relacionados con la música litúrgica antigua. Si bien esto es cierto, vale la pena recordar que el compositor también utilizó melodías del canto llano y otras alusiones similares (en particular a los modos medievales) en varias de sus obras; tal es el caso, por citar sólo algunas, de Los pinos de Roma, el Concierto gregoriano, el Cuarteto dórico y el Concierto en modo mixolidio. El primero de los cuatro Vitrales de iglesia es descrito por Respighi a la manera de un nocturno cuyo tema principal proviene directamente del canto gregoriano. En el segundo movimiento de la obra, el tema principal es confiado a la parte oscura del registro orquestal, con importante participación del órgano. En la sección central del vitral dedicado al arcángel Miguel, el brillo contrastante de la trompeta se encarga de ofrecer una versión variada del tema principal. Para Santa Clara, el compositor ha elegido un ambiente contemplativo, como una elegía, en el que a la textura orquestal se añade la brillantez del sonido de la celesta. Sin duda, el más programático de los vitrales es el último, el dedicado a San Gregorio. Después de una introducción a cargo de las campanas, Respighi propone un coral extraído directamente de una misa gregoriana, la Misa de los ángeles. El sonido del órgano se va fundiendo poco a poco con la textura orquestal y al final ambos se unen definitivamente para describir una espléndida ceremonia religiosa.

A la luz del contenido de esta obra, y considerando lo mencionado arriba sobre el gusto de Respighi por el canto gregoriano y otras músicas similares, se antoja especular sobre su producción de música sacra; sin embargo, una revisión de su catálogo permite descubrir solamente un par de obras remotamente asociadas con la liturgia: la cantata bíblica Christus (1899), y Lauda para la Natividad del Señor (1928-1930). Para concluir, es importante mencionar que los tres primeros movimientos de los Vitrales de iglesia están basados en tres preludios para piano sobre temas gregorianos que Respighi había compuesto en 1919. Los Vitrales de iglesia fueron estrenados el 25 de febrero de 1927 por la Orquesta Sinfónica de Boston, bajo la dirección de Serge Koussevitzki.

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