Yoo / Abigel Kralik: Concierto para violín de Sibelius (CANCELADO)
Esta página documenta un concierto pasado.
Sábado, 28 de noviembre, 6:00pm
Domingo, 29 de noviembre, 12:30pm
Sala Silvestre Revueltas
SCOTT YOO, director
ABIGEL KRALIK, violín
Jean Sibelius (1865-1957) Concierto para violín en re menor, op. 47
Concierto para violín en re menor, op. 47
JEAN SIBELIUS (1865-1957)
Concierto para violín y orquesta en re menor, Op. 47
Allegro moderato
Adagio di molto
Allegro ma non tanto
Ahí va una especie de acertijo: Sibelius compuso solamente un concierto para instrumento solista y orquesta, a pesar de lo cual hoy contamos con dos conciertos suyos para violín. ¿Cómo explicar esta aparente contradicción? Ni más ni menos, con una compleja historia de creación, duda, trabajo y, finalmente, triunfo. Esta historia se inicia en 1902, cuando Sibelius menciona por primera vez su intención de componer un concierto para violín y orquesta. La obra queda terminada en 1903 y, desde su concepción misma, Sibelius manifiesta su intención de que el estreno esté a cargo de Willy Burmester, concertino de la Filarmónica de Helsinki. Sin embargo, un apuro económico obliga a Sibelius a estrenar el concierto prematuramente, en una sesión musical dedicada íntegramente a sus obras. (La historia no registra cuánto dinero obtuvo Sibelius por esa velada musical). Así, el 8 de febrero de 1904 el Concierto para violín de Sibelius se estrena bajo la dirección del compositor, llevando como solista a Viktor Novacek, violinista y profesor de origen checo, y con la Filarmónica de Helsinki. De este modo, Burmester se queda sin participar en el estreno, a pesar de lo cual reacciona con nobleza y al enterarse de las buenas críticas recibidas por la obra ofrece su ayuda en la difusión de la pieza.
Ahora bien, no todas las críticas al concierto fueron buenas; una de las más severas fue la del propio compositor, quien después del estreno escribió a su amigo Axel Carpelan:
Voy a retirar mi Concierto de violín, y no se tocará por dos años. Este es mi gran dolor secreto del momento. El primer movimiento debe ser reformado totalmente, así como las proporciones del Andante.
Entonces, el compositor revisó la partitura de la obra en 1905 y obtuvo una segunda versión sustancialmente distinta a la primera. Una vez terminada la revisión, Sibelius guardó la primera versión del concierto y prohibió que se volviera a tocar. De nuevo, había planes para que Willy Burmester tocara el estreno del recién revisado Concierto para violín de Sibelius, pero de nuevo las circunstancias lo impidieron, y el estreno de la obra tal como la conocemos hoy estuvo a cargo del violinista Karel Halir. Tal estreno ocurrió el 19 de octubre de 1905 en la ciudad de Berlín, y la dirección de la orquesta estuvo a cargo de Richard Strauss (1864-1949), lo que habla bien del respeto y aprecio que Strauss tenía por la música del gran compositor finlandés. En esta ocasión, el violinista Burmester sí se enfureció, y jamás tocó el Concierto para violín de Sibelius. (La pérdida, sin duda, fue para él).
Ahora bien, siguiendo con la pesquisa para resolver nuestro acertijo musical, ¿dónde quedó el manuscrito de la primera versión del concierto? Originalmente, fue a dar a la biblioteca de la Universidad de Helsinki, donde permaneció encerrado siguiendo los deseos del compositor. Sin embargo, sucede que hace unos años los herederos de Sibelius accedieron a la petición de la comunidad musical finlandesa de permitir que se conociera la versión original del Concierto para violín. Así, la partitura fue desempolvada y puesta a disposición de quienes mostraron su deseo de darle nueva vida. De ese modo, hoy es posible conocer estos dos conciertos para violín de Sibelius, que en realidad y a pesar de sus diferencias, son uno y el mismo. En ambas versiones puede apreciarse una distante relación con el Concierto para violín Op. 64 de Félix Mendelssohn (1809-1847), aunque como es de esperarse, el concierto de Sibelius es mucho más sólido, expresivo y profundo que el de su antecesor alemán.
¿De qué nos sirve a nosotros, los mortales comunes, que se haya desenterrado la partitura de la primera versión de la obra? De mucho, como se verá en seguida. Resulta que la etiqueta discográfica sueca BIS, especialista en el repertorio escandinavo, sacó recientemente al mercado un disco compacto que contiene buenas interpretaciones de ambas versiones del concierto, a cargo del violinista Leonidas Kavakos y la Orquesta Sinfónica de Lahti dirigida por Osmo Vänskä. Sin duda, este disco es un vehículo inmejorable para comparar ambas versiones y para intentar penetrar en el pensamiento musical de ese gran compositor que fue Jean Sibelius. (Por cierto, buena parte de la información de esta nota la debo al texto que acompaña al disco compacto en cuestión).
Observación final: la del Concierto para violín no fue la única partitura revisada por Sibelius, quien también renovó las versiones originales de la Suite Lemminkäinen, los poemas sinfónicos Una saga y Las Oceánidas, así como su Quinta sinfonía.
Allegro moderato
Adagio di molto
Allegro ma non tanto
Jean Sibelius (1865-1957) Sinfonía No. 6 en re menor, op. 104
Sinfonía No. 6 en re menor, op. 104
JEAN SIBELIUS (1865-1957)
Sinfonía No. 6 en re menor, Op. 104
Allegro molto moderato
Allegretto moderato
Poco vivace
Allegro molto
Entre las muchas cosas que dicen que dijo Jean Sibelius, dos son especialmente relevantes para comprender su pensamiento musical y, en especial, su pensamiento sinfónico. La primera de ellas fue pronunciada por el gran compositor finlandés durante un encuentro (histórico, sin duda) que sostuvo en Helsinki con su colega Gustav Mahler (1860-1911). En esa ocasión, mientras discutían amigablemente sobre sus respectivas concepciones sinfónicas, Mahler decía que una sinfonía debía ser como el mundo, y contenerlo todo. Por el contrario, decía Sibelius, una sinfonía no debía ser más que una construcción perfecta de arquitectura musical pura. Es evidente que la postura de ambos es perfectamente defendible a la luz del desarrollo histórico de la sinfonía, como es también evidente que cada uno de ellos se mantuvo fiel a su propia idea sinfónica. La segunda afirmación de Sibelius se refería a la diferencia que percibía entre su lenguaje orquestal y los de sus contemporáneos. Decía Sibelius:
Mis colegas se dedican a ofrecer al mundo una gran variedad de cocteles de todos colores. Yo, a mi vez, ofrezco solamente la más pura agua de manantial.
Sin duda, se trata de una de las metáforas más precisas de la historia de la música. En efecto, la música de Sibelius (y de manera particular su música orquestal) se caracteriza por una gran austeridad tímbrica y por una claridad singular. Esto no quiere decir, ni mucho menos, que las sinfonías de Sibelius tengan un atractivo meramente formal; por el contrario, uno de sus principales aciertos está precisamente en la riqueza sonora lograda por el compositor sin recurrir a los efectos sonoros y a los excesos de orquestación que solían ser usuales en las obras sinfónicas de muchos de sus contemporáneos. Es probable que esa austeridad sonora tenga sus momentos más puros en las sinfonías Cuarta y Sexta de Sibelius.
Los historiadores suelen mencionar el hecho de que Sibelius abordó la creación de la Sexta sinfonía teniendo muy presente la profunda impresión que le había causado la audición de la Quinta sinfonía de Anton Bruckner (1824-1896). En particular, Sibelius se refirió a la profundidad de concepto y expresión y al sentido religioso de la obra de su ilustre colega austriaco. Y, de hecho, en sus propios términos, Sibelius logró impartir algo de esa profundidad a su Sexta sinfonía. En una carta fechada en 1918, Sibelius daba noticia de las ideas que lo animaban por entonces a concebir, casi a la manera de una trilogía, sus sinfonías Quinta, Sexta y Séptima. Escribía Sibelius:
Mis nuevas obras están planeadas y bosquejadas en parte. La Quinta sinfonía, en una nueva forma, prácticamente condensada de nuevo; trabajo en ella a diario. La Sexta es de un carácter salvaje y apasionado. Sombría con contrastes pastorales. Probablemente en cuatro movimientos con el final elevándose en un sombrío rugido de la orquesta, en el que se ahoga el tema principal. La Séptima sinfonía. Gozo de vivir, vitalidad, con pasajes appassionato. En tres movimientos, el último de ellos un rondó helénico. Todo esto, con las reservas del caso...
Este fragmento de la correspondencia de Sibelius es particularmente interesante por lo que revela de sus procesos creativos. ¿Forman en realidad una trilogía coherente sus tres últimas sinfonías? ¿O son tan distintas e independientes como las otras cuatro de su catálogo? Las opiniones sobre este punto divergen, pero lo más interesante del texto citado es el hecho de que, finalmente, la Sexta sinfonía de Sibelius sólo conservó el carácter pastoral mencionado por el compositor. Nada hay de salvaje ni apasionado en ésta, la más equilibrada de todas sus sinfonías. Tampoco se materializaron los rugidos orquestales que el compositor preconizaba, aunque sí es posible hallar numerosos pasajes sombríos. El esquema en cuatro movimientos, aparentemente tradicional, representa otro de los fascinantes espejismos formales de Sibelius. Como en otras de sus sinfonías, la presencia de motivos de un movimiento en los otros imparte un sólido sentido de unidad a la obra. Desde el punto de vista armónico, la sinfonía es especialmente atractiva por el planteamiento modal que aparece en varios puntos importantes del desarrollo. Sobre este punto, hay quienes afirman que estas incursiones en la armonía modal constituyen la referencia directa a la música de Bruckner, mientras que otros afirman que por esas fechas Sibelius se hallaba particularmente interesado en la música de Giovanni Pierluigi da Palestrina (ca. 1525-1594), cuya influencia pudo haber motivado esas referencias a lo modal. A pesar de que la Sexta sinfonía de Sibelius no ha alcanzado la popularidad de la Segunda o la Quinta, ha sido defendida (con plena justicia) por numerosos analistas. Entre ellos, David Cherniavsky, quien dice lo siguiente:
La Sexta sinfonía es la etapa final de la búsqueda, o del encuentro espontáneo, de la unidad total.
A su vez, Ralph Wood se refiere a la obra en estos términos:
Un deslumbrante despliegue de una técnica tan personal y tan segura que sus logros mismos están ocultos en su maestría y en su síntesis total con su materia musical.
La Sexta sinfonía de Jean Sibelius se dio a conocer en 1923. El estreno se realizó en Helsinki el 19 de febrero de ese año, bajo la dirección del propio Sibelius. Poco después del estreno, Sibelius viajó a Italia para dirigir su Segunda sinfonía en Roma y entró de lleno a la elaboración de su Séptima sinfonía, que habría de ser la última de su catálogo.
Allegro molto moderato
Allegretto moderato
Poco vivace
Allegro molto
Scott Yoo
Director(a)
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Scott Yoo
Director(a)
Scott Yoo es director principal y director artístico de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México y director musical del Festival Mozaic. Es también anfitrión y productor ejecutivo de la nueva serie de PBS Now Hear This, primera serie sobre música clásica en la televisión estadounidense agendada para prime time en 50 años. Es director del festival de música de Colorado College y fundador del Medellín Festicámara, programa de música de cámara que reúne a artistas de talla mundial con jóvenes músicos desfavorecidos.
En el último año, el Mtro. Yoo dirigió la London Symphony Orchestra y la Royal Scottish National Orchestra en grabaciones para Sony Classical. Ha dirigido las sinfónicas de Colorado, Dallas, Indianápolis, Nuevo Mundo, San Francisco y Utah, y a la Orquesta de Cámara de St. Paul tanto en su festival propio, el Elliott Carter, como en su debut en el Carnegie Hall. En Europa ha dirigido la English Chamber Orchestra, la City of London Sinfonia, la Britten Sinfonia, la orquesta filarmónica de Radio Francia, el ensamble orquestal de Paris, la Odense Symphony y la Sinfónica Nacional de Estonia. En Asia el Mtro. Yoo ha dirigido la Orquesta sinfónica Yomiuri Nippon en Tokio, la Filarmónica de Seúl y Filarmónica de Busan en Corea.
Como defensor de la música de nuestro tiempo, Yoo ha estrenado 71 obras de 38 compositores. Con la orquesta de cámara Metamorphosen, grabó American Seasons de Mark O'Connor para Sony Classical; con la orquesta de cámara John Harbison, trabajando con la soprano Dawn Upshaw para Bridge Records, consiguieron la nominación al National Public Radio Performance Today; y los ciclos de canciones de Earl Kim con las sopranos Benita Valente y Karol Bennett para el sello New World, grabación que recibió el Critics Choice en el New York Times. Otros de sus proyectos de grabación incluyen la obra integral para orquesta de Earl Kim con la Orquesta Nacional de Irlanda RTE para el sello Naxos, las obras de Carter, Lieberson y Ruders, y el ciclo de conciertos para piano de Mozart.
Como violinista, Yoo se ha presentado como solista en la Boston Symphony, la Dallas Symphony, la San Francisco Symphony, la Colorado Symphony, la Indianapolis Symphony, la New World Symphony y la Orquesta de St. Luke's. También ha sido invitado a festivales de música de cámara en todo Estados Unidos, como el Bargemusic, el propio de la Boston Chamber Music Society, con la Chamber Music Society del Lincoln Center, el Kingston Chamber Music Festival, Laurel Music Festival, New Hampshire Music Festival y el Seattle Chamber Music Festival.
Tras comenzar sus estudios musicales a la edad de tres años, recibió el primer premio en el Concurso Internacional de Violín Josef Gingold en 1988, el Young Concert Artists International Auditions en 1989 así como la beca de carrera Avery Fisher en 1994. En 1993 fundó la orquesta de cámara Metamorphosen, que ha dirigido en los conciertos por suscripción en la Jordan Hall en Boston y en el Troy Savings Bank Music Hall en Troy, Nueva York; de gira también en lugares como Avery Fisher Hall y 92nd Street. 'Y' en Nueva York y la Biblioteca del Congreso en Washington.
Scott Yoo nació en Tokio y se crió en Glastonbury, Connecticut. Hijo de madre japonesa y padre coreano, asistió a la Universidad de Harvard, donde obtuvo la licenciatura. Estudió violín con Roman Totenberg, Albert Markov, Paul Kantor y Dorothy DeLay, y dirección orquestal con Michael Gilbert y Michael Tilson-Thomas.
Abigel Kralik
Violín
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Abigel Kralik
Violín
La violinista húngara-estadounidense Abigel Kralik ha ganado rápidamente la atención como "una estrella fugaz” en el sentido más estricto de la palabra (Mitteldeutscher Rundfunk Kultur). Abigel comenzó a tocar el violín en Dublín, Irlanda, y continuó su viaje musical en Budapest, Hungría. Tras estudiar brevemente en Nueva York, ahora llama a Bruselas su hogar. Como apasionada solista y músico de cámara, Abigel ha aparecido con las orquestas sinfónicas Savaria y MAV, así como con las orquestas de cámara Szentendre y Anima Musicae, y actúa con frecuencia con Jupiter Symphony Chamber Players en el Lincoln Center. En 2020 fue incluida en la lista húngara Forbes 30 under 30.
Abigel ha ganado los principales premios de la Asociación Internacional de Artistas de Nueva York, el Concurso Internacional de Música de Viena, el Gran Premio Rising Stars (Berlín), el Concurso Internacional Talentos para Europa y el concurso Koncz Janos. También ha actuado como artista principal en los festivales de Verbier, Clasclas, Budapest, Krzyzowa y Moritzburg y Prussia Cove, así como en el Perlman Music Program y el Festival Mozaic. Kralik ha colaborado con artistas como Itzhak Perlman, Guy Braunstein, Vilde Frang, Viviane Hagner, Hsin-Yun Huang, Maxim Rysanov, Jan Vogler y Gary Hoffman.
Abigel estudió con Kristóf Baráti en Budapest y obtuvo su licenciatura y su máster en la Juilliard School bajo la tutela de Itzhak Perlman y Laurie Smukler. Recibió la beca Kovner durante los seis años.
Para la temporada 20-21, Abigel tiene muchos proyectos interesantes en el horizonte, incluyendo el lanzamiento de una serie de grabaciones que abarcan todos los cuartetos de Beethoven, patrocinados por Project: Music Heals us. Interpretará el Concierto de Sibelius con la Filarmónica de México bajo la dirección de Scott Yoo, el Concierto de Bach con la Mozaic Festival Orchestra y el Doble Concierto de Reich con el Ensemble francés Ars Nova. . Ofrecerá un estreno mundial de una obra para violín solo de Horacio Fernández. Es Artista en Residencia en el Festival Mozaic de California, lo que incluye el comisariado y la realización de recitales de música solista y de cámara esta temporada. A partir del otoño comenzará su residencia como Artista en Residencia en la Capilla Musical Reina Elisabeth de Bélgica.
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