Martin Lebel dirige Má vlast (suspendido)
Esta página documenta un concierto pasado.
Información: ¡Concierto precedido por música de cámara en el LOBBY!
Solista y músicos de la OFCM tocan una obra música de cámara antes del concierto. Disfruta nuestro programa de preconciertos.
Sábado, 17 de octubre, 5:00pm
Domingo, 18 de octubre, 11:30am
Sala Silvestre Revueltas
MARTIN ARNOLD, clarinete
JACOB DeVRIES, clarinete
SOFÍA ALMANZA SAAVEDRA, fagot
MOZART - Divertimento en Sib Mayor, K. 439/3
Sábado, 17 de octubre, 6:00pm
Domingo, 18 de octubre, 12:30pm
Sala Silvestre Revueltas
MARTIN LEBEL, director
BEDRICH SMETANA (1824-1884) Má vlast
Má vlast
BEDRICH SMETANA (1824-1884)
Má vlast (‘Mi patria’), ciclo de poemas sinfónicos.
De un extenso artículo enciclopédico, extraigo el párrafo inicial, que resulta muy útil como introducción a esta nota:
Bohemia. País histórico de Europa central, limitado al sur por Austria, al norte por Sajonia, al oeste por Bavaria y al este por Silesia y Moravia. Durante varios siglos Bohemia fue un reino, y entre 1918 y 1939, y más tarde entre 1945 y 1949, fue la provincia más occidental de Checoslovaquia. Sin embargo, el primero de enero de 1949 la organización provincial fue disuelta y Bohemia perdió su identidad política, siendo dividida entre varios distritos del estado checoslovaco.
El hecho de que esta introducción al tema no proporcione más datos ofrece una buena pista en el sentido de que se trata de una enciclopedia un tanto rústica; para completar la breve descripción, es preciso añadir que hoy en día Checoslovaquia ya no existe como tal, habiendo sido dividida en República Checa y Eslovaquia, y que lo que antiguamente fue Bohemia hoy es parte de la República Checa. El caso es que fue Bohemia la tierra que vio nacer a Bedrich Smetana, el primer gran compositor nacionalista de su patria, forjador de una sólida identidad cultural arraigada en una música inconfundiblemente bohemia. Una parte sustancial de la producción de Smetana, particularmente sus óperas y sus poemas sinfónicos, toma como fuentes de inspiración las historias, las leyendas, los héroes, los lugares y los personajes de su tierra natal, transformándolos en una afirmación cultural de un alto valor expresivo.
Mientras componía su ópera Libuše (1872), Smetana concibió y comenzó a realizar un ambicioso proyecto sonoro: un ciclo de poemas sinfónicos en homenaje a Bohemia, al que habría de poner como título colectivo Má vlast, que en castellano es Mi patria, y que lo mantendría ocupado durante siete años, entre 1872 y 1879. He aquí la cronología del ciclo completo:
Vyšehrad, 1872-1874
Vltava, 1874
Šárka, 1875
De los bosques y las praderas de Bohemia, 1875
Tábor, 1878
Blanik, 1879
En la página 20 de un breve pero útil cuadernillo publicado (en español) en Praga en el lejano año de 1955, y dedicado a la vida y la obra de Bedrich Smetana, se lee lo siguiente:
El último período de la vida de Smetana está lleno de sufrimiento y abnegación, pero, de otro lado, es un período de labor en extremo intensa y fructífera. Smetana compone los tres primeros poemas sinfónicos del ciclo Mi patria: Vyšehrad, Vltava y Šárka. A partir del año 1876 vive en el tranquilo ambiente de una casa de montero en las afueras de la aldea de Jabkenice, situada a unos 60 kilómetros al nordeste de Praga. Allí nace la segunda parte del ciclo que glorifica al país checo y a su pueblo: De los prados y bosques checos, Tábor y Blanik, así como los dúos para violín y piano Del país natal, muy vinculados a dicho ciclo y llenos de ardiente amor a la patria.
El primer poema sinfónico del ciclo, Vyšehrad, se refiere en su título a una añeja fortaleza que dominaba desde las alturas al río Vltava (el río que desciende de las montañas y cruza Praga), sitio en el que fueron enterrados muchos de los héroes de la nación checa. El arpa del inicio es símbolo del arpa de los bardos que cantaron antaño las glorias del castillo y de sus héroes. Después de la introducción, Smetana construye una descripción musical de las gestas heroicas, de la gloria y la decadencia del castillo de Vyšehrad. Desde los primeros compases, el compositor enuncia los temas principales que habrán de dar unidad a todo el ciclo, ya que vuelven a ser utilizados en los demás poemas sinfónicos de la serie.
Suele decirse que el ciclo de seis poemas sinfónicos Mi patria es la obra más conocida de Smetana, pero lo cierto es que esta afirmación es un espejismo. En todo caso, el segundo poema de la serie, Vltava (que es su título original, y no Moldau, como se le conoce comúnmente, y menos aún Moldava o Moldavia) es la obra más interpretada del compositor checo, pero el resto del ciclo aparece muy rara vez (por desgracia) en las salas de concierto. Este poema sinfónico es probablemente la obra más significativa de Smetana, al menos en su papel de portador del ideal nacionalista bohemio. En el año de 1874 Smetana compuso los dos primeros poemas sinfónicos del ciclo: Vyšehrad (el antiguo castillo de los reyes bohemios) y Vltava (el gran río de Bohemia). Si bien escuchar el poema sinfónico Vltava es una experiencia sonora rica y evocativa, no deja de ser una lástima el hecho de que los otros cinco poemas sinfónicos del ciclo hayan sido casi olvidados fuera de las tierras bohemias. Una audición del ciclo completo permite seguir una interesante línea de desarrollo musical, y permite hallar puntos evidentes de contacto entre una obra y otra, cuando Smetana emplea los mismos temas en distintos poemas sinfónicos para enfatizar alguna idea o alguna imagen. Después de todo, estos seis poemas sinfónicos son, antes que nada, música descriptiva, y en ellos se describe no sólo el paisaje y la historia de Bohemia, sino también el sentimiento patriótico de los bohemios. ¿Qué es lo que describe el poema sinfónico Vltava? Simple y sencillamente, describe el nacimiento y el curso del río. En las montañas Sumava, al sur de lo que fue Checoslovaquia, en medio de un denso bosque, nacen dos pequeños arroyos que al correr cordillera abajo van creciendo, se juntan, y se convierten en el gran río Vltava, que es tributario del río Elba. Más adelante en su trayecto, el río Vltava cruza las cuencas lacustres de Trebon y Budejovice, y en sus riberas pueden verse monumentos históricos como las ruinas del castillo de Zvíkov. Al describir musicalmente el río, Smetana describe también algunas escenas específicas que ocurren en sus riberas: una escena de caza, un matrimonio campesino. A la caída de la noche, las ninfas acuáticas juegan y retozan en las aguas del Vltava. Más adelante, la música de Smetana nos conduce a los rápidos de San Juan y finalmente, en un majestuoso caudal, el Vltava fluye a través de Praga, la capital de la República Checa. En este momento de la partitura Smetana utiliza el tema musical de la fortaleza de Vyšehrad, presentado en el primero de los poemas sinfónicos del ciclo. A lo largo de su trayecto por la ciudad de Praga, el río Vltava fluye por debajo de trece puentes, muy cerca de uno de los cuales se encuentra el Teatro Nacional, importante institución en el ámbito musical de Praga. Finalmente, Smetana describe con su música cómo el río Vltava se pierde en la distancia, ya en las afueras de Praga. En varios análisis que se han hecho de esta bella obra, algunos musicólogos han detectado en una de sus melodías un notable parecido al tema principal del Hatikva, que es el himno nacional de Israel. Si tal coincidencia en verdad existe, parece evidente que no hay en ella ninguna asociación ideológica. Así pues, Vltava, como lo conocen sus legítimos dueños, Moldau, como lo bautizaron los invasores austríacos, es uno de los ríos europeos más hermosos y con más historia, y uno de los poemas sinfónicos más bellos y con mayor poder de evocación entre los muchos que se escribieron en el siglo XIX.
El tercero de estos potentes y evocativos poemas sinfónicos, Šárka, tiene como inspiración un episodio de la antigua leyenda checa de la Guerra de las Doncellas. A la muerte de la reina Libuše, la guerrera Vlasta conduce a una banda de mujeres en contra de las fuerzas de Přemysl, viudo de Libuše. La lugarteniente de Vlasta, la guerrera Šárka, urde una trampa contra los hombres. Se hace atar a un árbol, y hace colocar cerca un cuerno y un cuenco de hidromiel. Al llegar a ese lugar guiando a una banda de hombres armados, el guerrero Ctirad es engañado por Šárka, quien le dice que las doncellas rebeldes la han atado al árbol. Ctirad la desata y Šárka procede a servir hidromiel al guerrero y sus hombres, en agradecimiento por haberla liberado. El hidromiel, sin embargo, contiene una poción somnífera, y cuando Ctirad y sus hombres duermen, Šárka hace sonar el cuerno, llamando a las doncellas guerreras para acabar con Ctirad y su banda. No está de más señalar que, en el proceso de liberar a Šárka, el guerrero Ctirad procede a enamorarse de ella, lo que hace su derrota doblemente dolorosa. Hasta aquí la parte fundamental de la leyenda que Smetana describe en su poema sinfónico. Pero… como la historia la escriben los hombres, más tarde Šárka es derrotada y capturada por el ejército de hombres.
Smetana concluyó la composición de Šárka el 20 de febrero de 1875, y el poema sinfónico fue estrenado bajo la batuta de Adolf Čech el 17 de marzo de 1877. Como una muestra de qué tan profundamente estaba involucrado Smetana en la exploración de las tradiciones, las leyendas, el folklore y la cultura de su patria, cabe mencionar que una parte de las aventuras consignadas en la leyenda de la Guerra de las Doncellas ocurre en el castillo de Vyšehrad, que da título al primero de los poemas sinfónicos del ciclo Mi patria. Y por si ello fuera poco, Smetana compuso también, en 1872, una ópera titulada Libuše, que es el nombre de la reina cuya muerte desata todo el embrollo que es la leyenda de Šárka.
Ahora bien: si a usted, lector, le interesó la leyenda de la Guerra de las Doncellas, y su imaginación fue estimulada por la hermosa música de Smetana, puede añadir a estas percepciones un poco de turismo histórico / legendario / cultural / musical. Cuando visite Praga (ciudad hermosa si las hay), vaya al castillo de Vyšehrad, y en sus jardines encontrará, entre otras cosas, dos esculturas que describen a sendas parejas. Una de ellas es la escultura de Šárka y Ctirad, y la otra es la de Libuše y Přemysl. El autor de las esculturas es Josef Václav Myslbek.
Respecto al cuarto poema de este hermoso ciclo sinfónico, el musicólogo John Clapham comenta lo siguiente:
De los bosques y las praderas de Bohemia confirma cómo Smetana, durante un período trágico de su vida, pudo inspirarse para componer música brillante y optimista para describir el paisaje de su amada patria. También es obvio su deleite en el ejercicio de su oficio, desarrollando un par de temas interconectados que luego son transmutados, y escribiendo hábiles fugados cromáticos que sugieren la tranquila atmósfera del atardecer en el bosque. Aún en las secciones centrales de esta forma ternaria, en las que se da poca relevancia a los ritmos nacionales de danza, surge un espíritu que puede ser reconocido como cabalmente bohemio.
El período trágico al que se refiere Clapham en este párrafo es el del inicio de la sordera que aquejó a Smetana desde 1874, poco antes de concluir el primero de los poemas sinfónicos del ciclo Mi patria. Con el avance de la sordera, causada por la sífilis, la salud mental del compositor comenzó también a menguar, lo que no le impidió seguir componiendo durante varios años más y completar brillantemente los seis poemas sinfónicos que son un verdadero monumento musical a la cultura y la historia de Bohemia.
El poema sinfónico De los bosques y las praderas de Bohemia se inicia en un ambiente dramático y poderoso, con figuras ondulantes expresadas a través de una orquestación rica y profunda. Los acentos de los metales graves ocupan aquí un lugar importante. Los clarinetes, empleados a la manera de Antonin Dvořák (1841-1904), introducen un episodio tranquilo y bucólico que desemboca en un atractivo pasaje fugado, encabezado por las cuerdas. Este episodio fugado tiene como elemento de contraste la intervención de lejanos cornos. Viene luego un episodio orquestal noble y expansivo que da lugar a reminiscencias de temas y materiales de otros poemas sinfónicos del ciclo Mi patria, presentados de manera fragmentaria. Después, Smetana propone una danza campesina de expresión cercana a la polka; el episodio de danza se vuelve más enérgico, adquiere un tempo más rápido, y desemboca en una coda de dramatismo semejante al del principio de la pieza.
El propio Smetana proporcionó una sencilla línea narrativa para su poema sinfónico De los bosques y las praderas de Bohemia: la primera impresión al llegar a la campiña, la visión de una hermosa chica caminando por el campo, un mediodía de verano, la sombra del bosque, el canto de las aves, la cosecha y una fiesta campesina.
De los bosques y las praderas de Bohemia fue estrenado en la ciudad de Zofin el 10 de diciembre de 1876.
En 1878 quedó lista la partitura de Tábor (un antiguo campamento militar, representado en el poema sinfónico por una canción de guerra de los husitas). Este, el quinto poema sinfónico del ciclo, se inicia en un tempo lento y un ámbito oscuro y dramático, en el registro profundo de la orquesta. El tema principal es enunciado por los metales y luego es retomado por diversas secciones y grupos de la orquesta, en distintos estados de ánimo. Este tema está basado en el coral titulado Vosotros sois los soldados de Dios, que será retomado más tarde por Antonin Dvorák en su Obertura Husita. Viene después una sección un poco más lírica, pero todavía oscura, con la reaparición y reelaboración del tema principal, que conserva su carácter de coral a lo largo del poema sinfónico. En esta sección aparece un importante tema secundario. El tempo se anima y viene una sección marcada molto vivace, interrumpida por otra sección lenta, todo ello orquestado sólidamente por Smetana y siempre basado en los dos temas principales de la pieza. Al final, el tema principal se vuelve el protagonista de una solemne coda.
Blanik se inicia tal y como Tábor termina; más que con los otros poemas sinfónicos del ciclo, el sexto parece ser una continuación natural del quinto. De hecho, Smetana concibió estos dos poemas sinfónicos de manera casi simultánea, para completar un ciclo que originalmente había sido pensado como una tetralogía. La textura es aquí más ligera y en Blanik se aprecia un cierto carácter bucólico; de hecho, hay en este poema sinfónico un par de interludios de carácter pastoral. Los temas anunciados en otros poemas sinfónicos del ciclo Mi patria e iluminados particularmente en Tábor vuelven a hacer su aparición, con orquestaciones distintas y enfoques diversos. A la mitad de esta pieza, Smetana inserta un breve episodio de marcha después del cual hay algunas reminiscencias sonoras de Vltava. El tema principal es reafirmado en el final heroico y poderoso que cierra este poema sinfónico y el ciclo completo.
Tábor y Blanik fueron estrenados conjuntamente en Zofin el 4 de enero de 1880 con motivo del jubileo de Bedrich Smetana.
Martin Lebel
Director(a)
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Martin Lebel
Director(a)
Martin Lebel es actualmente el Director titular de la Orquesta Sinfónica de Xalapa (México). Ha sido asignado por un periodo de cuatro años (2020-2023).
Anteriormente fue el Director de la Orquesta Filarmónica de Montevideo (Uruguay), en el periodo 2013-2015. En el año 2009 fue nombrado Director de la Orquesta de Karlovy Vary, en la República Checa, en el año 2014 fue distinguido como Ciudadano Honorario de esa ciudad y ahora es Director Honorario de su orquesta, dirigiendo varios conciertos al año.
En el año 2003 obtuvo el Primer Gran Premio de Dirección, en el Concurso Internacional Prokofiev, en San Petersburgo, Rusia, convirtiéndose en el primer director de orquesta francés en recibir un premio en ese certamen trienal. Posteriormente fue invitado a dirigir varios conciertos con la Orquesta Filarmónica de San Petersburgo.
En Francia ha dirigido a la Sinfónica de Saint-Étienne, cuarenta conciertos con la Orquesta de Bretaña, la Orquesta de Avignon, la Orquesta del Capitolio de Toulouse, así como la Orquesta Lamoureux, la Orquesta Colonne y la Orquesta Pasdeloup, además de la Orquesta de Savoie, y la Sinfónica de Orléans .
En Rusia ha dirigido a la Orquesta Filarmónica Ural; en la República Checa las orquestas de Zlin y Pardibuce, así como a la Filarmónica de Praga. En Polonia dirigió la Filarmónica de Szczecin; en Portugal la Orquesta Metropolitana de Lisboa; en Grecia la Orquesta de Tesalónica; en Brasil la Orquesta de Porto Alegre; en México la Orquesta Filarmónica de la UNAM, la Orquesta Sinfónica Nacional OSN, la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México OFCM; en Argentina ha dado conciertos en el Festival Internacional de Ushuaia, con la Orquesta Sinfónica de Salta.
Además de abordar el repertorio sinfónico, en el terreno de la ópera y como Director de la Orquesta Filarmónica de Montevideo, dirigió importantes óperas: Madama Butterfly y Manon Lescaut de Puccini; El trovador y Falstaff, de Verdi; Ariadna en Naxos, de Strauss; y La voz humana, de Poulenc.
Martin Lebel comenzó su carrera como pianista y violonchelista, ha obtenido honores, cuatro veces, en el mítico Conservatorio Nacional de Música de París: en fuga, contrapunto, orquestación y dirección orquestal. Después de dirigir la Orquesta de Bretaña, como joven director adjunto (1996-1997), fue premiado en el Certamen Internacional de Dirección Orquestal “Dimitri Mitrópoulos”, en Atenas 1998. Ha participado, en clases de perfeccionamiento de dirección en el importante Festival de Tanglewood, además de ser elegido por el director Seiji Ozawa para dirigir durante el Festival. Ha sido asistente del
respetado director de orquesta James Conlon, con la Orquesta Gürzenich de Colonia (Alemania) y en la Ópera de la Bastilla (Francia). Desde el año 2001 es regularmente invitado por el Conservatorio Nacional de Música de París para dirigir su orquesta e impartir clases magistrales a los estudiantes de dirección orquestal.
Ha sido responsable de los estrenos de varias obras contemporáneas en Radio Francia, la Academia de las Artes de Berlín y el Festival Ars Nova de Bruselas. También dirige uno de los principales conjuntos europeos de música contemporánea, el Ensamble Itinéraire. Desde el año 2002 dirige en el Festival de Otoño para Jóvenes Intérpretes (FMAJI), en Francia.
Martin Lebel ha acompañado, como director orquestal, a importantes solistas internacionales como: Brigitte Engerer, Nicolai Lugansky, Ku Woo Paik, Bruno Rigutto, Bruno Leonardo Gelber, Cédric Tiebergin, Vanessa Wagner, Jean-Frédéric Neuburger, Daniel Raiskin, Emmanuelle Bertrand, Ivan Zenaty, Jiri Barta, Arta Arnicane, Jorge Prats, Mei-TingSun, Guy Touvon, Maria Katzarava , Federico Osorio, Francisco Fullana, entre otros.
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