Juan Arturo Brennan
Nacido en el seno de una familia siberiana de claras inclinaciones musicales, Dmitri Shostakovich parecía estar destinado a realizar una brillante y fructífera carrera como concertista de piano. A los nueve años de edad tomó sus primeras lecciones de piano con su madre, y poco después compuso sus primeras, sencillas piezas pianísticas. De 1916 a 1918 realizó estudios más formales en la Academia Glasser y, al año siguiente, con el apoyo de Alexander Glazunov (1865-1936), ingresó al Conservatorio de Leningrado (fundado por otro gran pianista, Anton Rubinstein, 1829-1894) para estudiar piano con Leonid Nikolaiev (1878-1942) y composición con Maximilian Steinberg (1883-1946). En sólo cuatro años Shostakovich terminó brillantemente sus estudios de piano, graduándose con honores. En los años siguientes fue solista en numerosos conciertos públicos y en 1927 obtuvo un diploma en el Primer Concurso Chopin realizado en Varsovia. En ese momento parecía que la carrera de Shostakovich se orientaría exclusivamente hacia la ejecución pianística, pero el músico nativo de Leningrado decidió evitarse las penurias de una carrera de virtuoso ambulante, y a partir de 1930 se presentó como pianista en muy contadas ocasiones, y sólo para ejecutar sus propias composiciones. A pesar de haber dejado a un lado su carrera como pianista, Shostakovich no abandonó del todo a su instrumento, y desde los primeros números de Opus de su catálogo dedicó páginas importantes al teclado. Así, en los primeros años de su trabajo formal como compositor, creó una Sonata, una serie de diez aforismos, y de manera especialmente importante, los 24 preludios y fugas para piano, escritos entre 1932 y 1933. En esos dos años ocurrieron cosas importantes en la vida del compositor, tanto en el ámbito de lo personal como en lo profesional. En 1932 Shostakovich se casó con Nina Varzar, la primera de sus tres esposas, y al año siguiente fue elegido diputado por su distrito. También en 1933, Shostakovich estuvo activamente involucrado en la formación del núcleo de la Unión de Compositores Soviéticos de Leningrado. En medio de todas estas tareas, encontró tiempo suficiente para componer, en 1933, su Primer concierto para piano, en el que el acompañamiento del instrumento solista está confiado a una orquesta de cuerdas y una trompeta con una parte tan importante que se convierte casi en un segundo solista.
En algunas de las obras compuestas por Shostakovich en los años inmediatamente anteriores, como el ballet La edad de oro (1929-1930), el compositor hace gala de un sentido del humor picante, mordaz, que a veces llega a los límites entre lo sarcástico y lo grotesco. Este acre sentido del humor habría de ser una cualidad invariable a lo largo del trayecto creativo de Shostakovich, pero a partir del inicio de la década de los 1930s este sentido del humor se hizo más refinado y sutil, y una de las muestras más importantes de ello está precisamente en su Primer concierto para piano. Si el compositor confió al piano la parte más importante de sus acotaciones humorísticas, la trompeta se encarga de acentuar algunos de los momentos más socarrones de la partitura, entre los que destacan las páginas finales del último movimiento. Esto no quiere decir que este concierto sea una obra superficial ni mucho menos; de hecho, hay en esta música un notable trasfondo de seriedad que, sobre todo en el movimiento lento, alcanza tintes de nobleza. Para quienes gustan de colocar cada obra en el lugar estilístico que le corresponde, puede ser interesante recordar lo dicho por Iván Martinov al respecto de este concierto, en el sentido de que es una obra de tendencias neoclásicas, emparentada de cerca con la música de Paul Hindemith (1895-1963) y Francis Poulenc (1899-1963). Si esta observación de Martinov es válida, habrá que suponer entonces que Shostakovich tomó de Hindemith la seriedad y la claridad, y de Poulenc el sentido del humor. Para redondear el perfil expresivo de esta obra, no está de más recordar que algunos analistas han querido detectar en ella una tercera influencia, la del vodevil estadunidense del período entre las dos guerras mundiales; dicho en otras palabras, el espíritu del music hall. Es claro que, de existir, tal influencia pudo haberle causado serios problemas políticos a Shostakovich, considerando que en el mismo año de la creación del Primer concierto para piano, la Unión de Compositores había publicado una serie de principios de conducta que tendían, ante todo, a hacer de la música un vehículo para la expresión exclusiva de los triunfos de la clase trabajadora y del realismo socialista. Sobra decir que en esta obra Shostakovich estaba más preocupado por la forma y la expresión personal que por las luchas obreras y las declaraciones ideológicas. Sin embargo, cabe recordar que el compositor abordó la creación de su Primer concierto para piano inmediatamente después de terminar su ópera Lady Macbeth del distrito de Mtsensk, la que cuatro años más tarde sería objeto de una virulenta crítica pública orquestada por Josef Stalin y su verdugo cultural, Andrei Zhdanov. Dicho de otro modo: en la época en que compuso este concierto, Shostakovich sembró las primeras semillas de lo que para él sería su libertad como creador, pero que para la burocracia stalinista no representaría sino un flagrante desafío a la pureza ideológica del pueblo soviético.
El propio Shostakovich fue el solista en el estreno de su Concierto No. 1 para piano, realizado en la Gran Sala de Leningrado el 15 de octubre de 1933, con la Orquesta Filarmónica de Leningrado dirigida por Fritz Stiedry, con Alexander Schmidt encargado de tocar los solos de trompeta. Los oídos de los melómanos más refinados alcanzarán a percibir en esta obra algunas sutiles citas que Shostakovich hace de la música de Ludwig van Beethoven (1770-1827).