Concierto familiar 2020 (suspendido)
Esta página documenta un concierto pasado.
Sábado, 9 de mayo, 6:00pm
Sala Silvestre Revueltas
JESUS MEDINA, director
GEORGES BIZET (1832-1875) Suite No. 1 de la ópera Carmen
Suite No. 1 de la ópera Carmen
No deja de ser interesante saber que Carmen, una de las óperas más queridas y populares del repertorio, fue recibida fríamente la noche de su estreno en la Opera Cómica de París el 3 de marzo de 1875. De hecho, este fracaso parcial de su ópera afectó tanto a Georges Bizet que su salud se deterioró rápidamente y murió tres meses después, a la tierna edad de 36 años.
El libreto de Carmen fue escrito por Henri Meilhac y Ludovic Halévy, y está basado en una muy buena novela corta de Prosper Merimée. La acción se lleva a cabo en Sevilla, alrededor de 1820.
De un lado de la plaza, una fábrica de cigarros, y del otro, un cuartel militar. Soldados y transeúntes esperan la salida de las jóvenes mujeres que trabajan fabricando cigarros. La joven campesina Micaela busca al cabo de los dragones, Don José, que no llega. Entre las cigarreras se encuentra una hermosa mujer gitana, Carmen, quien admira la gallardía del recién llegado Don José. Carmen, coqueta y seductora, arroja una flor a Don José, quien a pesar de su frialdad no puede sino reconocer los encantos de la cigarrera Carmen. Vuelve Micaela y le da noticias de su madre a Don José. El soldado promete casarse con la joven Micaela, de acuerdo a los deseos de su madre. Se inicia una pelea en la fábrica de cigarros, y Carmen es detenida por lastimar a una de sus compañeras. Ella debe ser llevada a la cárcel por Don José, pero el soldado, seducido por la belleza de la mujer, la deja escapar.
En la posada del tabernero Lilas Pastia, Carmen baila, feliz por estar libre. Llega entonces un apuesto torero, Escamillo, que queda prendado de la belleza de Carmen. Ella, sin embargo, no le hace caso, pues espera a que llegue Don José en cuanto lo liberen de prisión, donde lo han metido por dejar escapar a Carmen. Unos bandoleros piden a Carmen que participe en una expedición esa noche, pero ella los rechaza porque debe esperar a Don José. Poco después, llega Don José a la posada, y después de pasar un rato con Carmen, desde el cuartel suena la corneta que toca retreta, y Don José debe regresar. Carmen intenta convencer a Don José de irse con ella y, después de varias dudas y el inútil intento del Capitán Zúñiga por llevarse a Don José, el soldado decide quedarse con Carmen.
En la guarida de los bandoleros en las montañas, Don José siente la culpa y empieza a dudar de Carmen, mientras que Carmen comienza a cansarse de Don José, porque ahora recuerda al guapo torero Escamillo. Carmen lee su fortuna en las cartas, que predicen la muerte de todos, pero a sus amigas Mercedes y Frasquita, las cartas les anuncian riquezas y esposos fieles. Llega Escamillo y se inicia una pelea entre él y Don José, quienes son separados por Carmen. Aparece Micaela, quien informa a Don José que su madre se muere, y que debe visitarla. Don José se marcha, advirtiendo a Carmen que muy pronto volverán a verse.
Cerca de la plaza de toros de Sevilla, la multitud aplaude a Escamillo, quien se dirige a torear en una corrida, acompañado de Carmen, quien ahora es su novia. Sus amigos advierten a Carmen que Don José está cerca de ahí. Carmen no tiene miedo del soldado, y se queda a esperarlo. Llega Don José y le ruega a Carmen que vuelva con él. Carmen se niega, y arroja al suelo el anillo que Don José le había regalado. Desde la plaza de toros se escucha el rugido de la multitud que aclama a Escamillo por su triunfo en la corrida de toros. Los celos por su rival enloquecen a Don José, quien mata a Carmen de una puñalada. Luego, sin oponer resistencia, Don José se deja arrestar por los soldados.
La afortunada invención melódica que Bizet aplicó en la creación de Carmen ha hecho que los numerosos arreglos, transcripciones, variaciones, glosas y fantasías que sobre sus temas se han hecho, incluyendo las dos suites originales de la ópera, sigan siendo muy populares en las salas de concierto. Igualmente popular es, por ejemplo, la Fantasía sobre Carmen, para violín y orquesta, escrita por el violinista español Pablo de Sarasate. Y existe también una extrovertida serie de Variaciones sobre un tema de Carmen, realizada por el gran pianista Vladimir Horowitz. Entre todas estas transformaciones de la música original de Carmen, una es especialmente atractiva: la partitura de ballet escrita por Rodion Shchedrin (1932-) para un ensamble de cuerdas y percusiones, estrenada en 1967 en el Teatro Bolshoi con la legendaria bailarina Maya Plisetskaya en el papel de Carmen. Y como una muestra más de la enorme y trascendente popularidad de la música original de Carmen, habría que mencionar que entre los muchos arreglos y versiones que de ella existen, hay un ballet sobre hielo, realizado especialmente para la hermosa y ya legendaria patinadora alemana Katarina Witt. La famosa y popular música de Carmen es, además, una de las numerosas muestras de la buena música española escrita por compositores franceses.
Aragonesa
Intermezzo
Los toreadores
Nikolai Rimski-Korsakov (1844-1908) Capricho español, Op. 34
Capricho español, Op. 34
Como toda obra musical escrita principalmente en función del lucimiento orquestal, elCapricho español de Rimski-Korsakov tiene muchos momentos brillantes y memorables gracias a las enormes dotes de orquestador de su autor. ¿Quiere usted una guía fácil y práctica a través de esta divertida obra? Hela aquí.
De entrada, el compositor nos regala con un brillante ritmo de danza con toda la orquesta, acentuado, muy a la española, por el pandero. Después, un clarinete juguetón repite un par de veces un sabroso tema. Luego, la música se vuelve lánguida y calmada, a través de un tema en los cornos, que es retomado enseguida por las cuerdas, el corno inglés y, poco a poco, toda la orquesta. Luego se repite el tema del principio, con las flautas en la parte alta de la textura orquestal, y las trompetas en la parte baja. Entonces, un violín retoma el tema ya conocido del clarinete y lo desarrolla. Viene entonces una sección anunciada por un redoble de la tarola y una brillante fanfarria en los metales, después de lo cual el violín solo se dedica a explorar un nuevo tema, utilizando mucho las cuerdas dobles. Más tarde, destaca el acompañamiento hecho a base de fuertespizzicatti de las cuerdas, lo que da lugar a una complicada cadenza de la flauta. Después, vienen el oboe, el clarinete y el arpa, que preparan la entrada de la orquesta entera. Después hay un diálogo entre el violoncello y algunos instrumentos de aliento, que da paso de nuevo a la orquesta, en varios episodios claramente bailables. El violín tiene entonces otra importante intervención solista y, cuando la música crece, aparecen las castañuelas y el triángulo para recordarnos que esto es un asunto claramente español. Finalmente, Rimski-Korsakov prepara la despedida de su pieza con el mismo tema del principio, tocado por toda la orquesta en un tempo mucho más rápido que al inicio. Con ese tema, el compositor construye una coda fuerte, brillante y vivaz para dar por terminado este Capricho español. Espero que esta breve guía musical sea más clara que una Guía Roji o un mapa de carreteras, que suelen ser bastante confusos.
¿Dónde colocar históricamente a este Capricho español de Rimski-Korsakov? Sin duda, su lugar está con toda esa música de estilo español que ha sido escrita por compositores extranjeros. A la cabeza de todos ellos, claro, están los franceses; no hace falta más que recordar toda esa música de inspiración ibérica que compusieron Maurice Ravel (1875-1937), Claude Debussy (1862-1918), Edouard Lalo (1823-1892), Emmanuel Chabrier (1841-1894) y otros compatriotas suyos. No debemos olvidar, sin embargo, la influencia española en las músicas de otras latitudes; así, laJota aragonesa del ruso Mikhail Glinka (1804-1857); el Cancioneroespañoldel austríaco Hugo Wolf (1860-1903); La ronda nocturna de Madrid del italiano Luigi Boccherini (1743-1805).
Pero, ¿qué más sabemos sobre el Capricho español? Mucho, gracias a que al señor Rimski-Korsakov se le ocurrió escribir una autobiografía llena de historias, anécdotas, cuentos y detalles. Oigamos, pues, al autor de la obra, quien escribió esto:
A la mitad del verano de 1887, en una villa situada en la ribera del lago Nyelay, en el estado de Niolskoye, compuse el Capricho español a partir de los bosquejos que había hecho para una fantasía para violín, sobre melodías españolas. Según mis planes, el* Caprichodebía brillar con deslumbrantes colores orquestales, y creo que no me equivoqué. Se tocó mi *Capricho español en uno de los conciertos de la Sociedad Musical Rusa. En el primer ensayo, apenas tocado el primer movimiento, la orquesta entera lo aplaudió; lo mismo ocurrió cuando tocamos los demás movimientos, de modo que durante una pausa le pedí a la orquesta que me permitiera dedicarle la obra a sus miembros. El Capricho no tuvo problemas y su estreno resultó un éxito gracias a que la obra fue tocada a la perfección, como en ninguna de las interpretaciones posteriores, ni aun la del mismo Arthur Nikisch. A pesar de lo largo de la obra, el público pedía insistentemente su repetición. Por mi parte, no estoy de acuerdo con quienes dicen que el Capricho español es una pieza muy bien orquestada. Más bien, mi Capricho es una brillante composición para orquesta.
Y vaya si lo es, al grado de que hasta la fecha sigue siendo una de las piezas favoritas para el lucimiento de directores y orquestas por igual. Finalmente, y para complementar lo dicho sobre esta obra del oficial naval Rimski-Korsakov, convertido en compositor por afición, digamos que un capricho es una pieza ligera y vivaz, de forma libre, y que el término se aplicó a una forma especial de pieza para teclado del siglo XVII, casi siempre en forma fugada. Además del Capricho español de Rimski-Korsakov, conviene recordar el Capricho italiano de Piotr Ilyich Chaikovski (1840-1893), los caprichos orquestales que Michel Richard De Lalande (1657-1726) componía para Luis XIV, los caprichos para violín solo de Nicolò Paganini (1782-1840), la ópera Capriccio de Richard Strauss (1864-1949) y el Vals capricho de Ricardo Castro (1864-1907).
JOHANN STRAUSS JR. (1825-1899) El Danubio Azul
El Danubio Azul
Por el bello Danubio azul, Op. 314
Es probable que la elipsis más asombrosa de la historia del cine se encuentre en la película 2001: Odisea del espacio, dirigida por Stanley Kubrick en 1968. Al final del primer capítulo del filme, situado cronológicamente en un pasado distante en el que el simio comienza a trasformarse en hombre, el primate líder de un grupo ha descubierto con fascinación singular que puede utilizar un hueso de un animal muerto como arma contundente para matar a otros animales y así reafirmar su poder y su liderazgo. En un arranque de éxtasis por el descubrimiento (y uso) de su nueva arma, el simio arroja el hueso hacia el cielo. El hueso cae de nuevo hacia la tierra y... en un corte fílmico que sigue asombrando a cinéfilos, críticos y analistas, se convierte en una elegante nave espacial, millones de años más adelante en la historia. Más allá del impacto conceptual y visual de esta elipsis, son pocos los que conocen su verdadero significado: esa nave espacial es en realidad un arma atómica orbitando silenciosamente la tierra, lista para ser activada cuando las necesidades geopolíticas así lo requieran. Así, en un parpadeo que dura exactamente 1/24 de segundo, Kubrick comprime una parte fundamental de la historia del homo belli, el hombre guerrero, logrando una exquisita analogía entre el contundente hueso y la futurista arma atómica. La transición sonora no es menos impactante: el feroz rugido del agresivo simio da paso, con la primera imagen de la nave espacial, a los primeros acordes del más notorio de todos los valses de la historia, Por el bello Danubio azul, de Johann Strauss Jr.
Como varias otras obras musicales utilizadas por Kubrick en sus filmes, este hermoso y elegante vals adquirió un significado ulterior, casi mítico, que va mucho más allá de los salones vieneses en los que originalmente surgió. Si bien la musicalización de 2001:Odisea del espacio es uno de los grandes triunfos en el arte de combinar imágenes y música (en el entendido de que hay en este proceso numerosos significados conceptuales ignorados por la mayoría de los cinéfilos), mucho se ha discutido sobre la pertinencia de tal o cual trozo musical en el contexto de tal o cual imagen al interior del discurso de Kubrick. Como sin duda el mismo Kubrick lo esperaba, la mayor polémica se dio alrededor del uso del vals vienés paradigmático como acompañamiento musical de una escena típica de ciencia-ficción. La explicación más socorrida y más sencilla (nunca desmentida por Kubrick abiertamente) afirmaba que el gran director neoyorquino quiso evadir a propósito el lugar común de la música concreta o electrónica asociada con la ciencia-ficción, y que eligió, por contraste, la música más mundana e improbable para esas escenas. Sin embargo, la explicación real sobre la aparición de Por el bello Danubio azul en esa parte de la película de Kubrick es un poco más rica, más compleja... y de una lógica impecable.
Durante los primeros minutos de ese segundo capítulo de la película, la fluida cámara de Kubrick muestra algunas armas atómicas orbitando alrededor de la tierra. Se ve también a la luna, que suele darse sus vueltas alrededor de nuestro planeta. Y en la primaria nos enseñaron también que el sistema tierra-luna gira a su vez alrededor del sol. Poco después, vemos al transbordador espacial Orión que transporta al Dr. Heywood Floyd a la estación espacial. Por supuesto, la estación gira en el espacio, entre otras cosas para producir en su interior una gravedad artificial. Por ello, al aproximarse a la estación, el Orión debe girar sincrónicamente con ella para poder acoplarse adecuadamente. Así, lo que Kubrick está describiendo es un complejo arreglo de objetos que giran sobre sí mismos, y que giran alrededor de otros, y que juntos giran a su vez alrededor de otros... y, claro, el símil más cercano a esta impecable coreografía espacial es un vals vienés, en el que, también, cada miembro de la pareja gira alrededor del otro, y ambos giran juntos sobre su eje, y se desplazan girando sobre el pulido piso del bien iluminado salón de baile. Dicho de otro modo: esa parte de 2001:Odisea del espacio es, ni más ni menos, que un enorme y complejo vals espacial, exquisitamente coreografiado y realizado, y esa es la razón por la que Kubrick utilizó el más conocido de los valses para acompañarla.
Una vez hecha esta digresión cinematográfica, vale la pena recordar que este vals de Johann Strauss Jr. (que es en realidad, como muchos otros de sus valses, una secuencia de varios valses lindamente encadenados) no se titula El Danubio azul, que es como se le conoce coloquialmente. Su título original en alemán es An der schönen blauen Donau, que quiere decir Por el bello Danubio azul. Este vals lleva el número de Op. 314 en el vasto catálogo de Strauss, y fue compuesto en 1867. Ese mismo año, J. Weyl compuso un texto para ser cantado con el vals, y en 1890 F. von Gernerth hizo lo mismo. Estas versiones vocales son poco conocidas fuera de Austria, aunque en aquel país suelen interpretarse con frecuencia, sobre todo en el ámbito de conciertos populares, navideños, de fin de año y otros eventos similares. Claro, entre las versiones vocales, una de las más apreciadas es la que realizan los Niños Cantores de Viena. En el mismo año en que compuso el más famoso de sus valses, Strauss realizó su única visita a Inglaterra, dirigiendo interludios, valses y polkas en conciertos masivos en los que también participaron otros directores, entre ellos el famoso contrabajista italiano Giovanni Bottesini (1821-1889).
Arturo Rodríguez (1976) Mosaico mexicano
Mosaico mexicano
Autor de una treintena de obras de música de concierto y varias partituras para cine, Arturo Rodríguez ha desarrollado una variada carrera como pianista, compositor y director de orquesta. Su obra orquestal Mosaico mexicano ha sido interpretada exitosamente en México y en el extranjero, y se ha convertido en la más conocida y difundida de sus partituras. Habiendo realizado entre otras labores la de director huésped principal de la Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí, Rodríguez se ha hecho acreedor a varias distinciones, entre las que destacan la Medalla Mozart y una beca que le otorgó el Sundance Film Institute. Rodríguez ha dedicado una parte sustancial de su trabajo creativo a la composición de música sinfónica; sus partituras orquestales han sido interpretadas por ensambles de México, los Estados Unidos, Uruguay, Chile, Australia y Corea del Sur. Además de componer, Arturo Rodríguez se ha labrado una buena reputación como arreglista, orquestador y director, siendo invitado a colaborar en proyectos sinfónicos por músicos como Stewart Copeland (ex miembro del grupo The Police), los mariachis Sol de México y Reyna de Los Ángeles de José Hernández y, más recientemente, colaboró con la cantante mexicana Lila Downs y la Orquesta Sinfónica de San Francisco. Además de su ya mencionado trabajo como compositor de bandas sonoras para el cine, Rodríguez ha compuesto música para la televisión y para videojuegos, incluyendo títulos como Assassin’s Creed IV/BlackFlag-Freedom Cry, Zipper, Twixt de Francis Ford Coppola y Furious7. Entre las orquestas que han grabado su música cabe mencionar a la Orquesta Filarmonía, la Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí, y la Orquesta >Sinfónica Nacional de Eslovaquia. He aquí una breve descripción de Arturo Rodríguez a su pieza sinfónica Mosaico mexicano:
Compuesta y orquestada en 1999, esta es mi primera obra sinfónica. Mosaico mexicano rinde homenaje a los grandes compositores mexicanos de música de concierto de los 40s y 50s, así como a los compositores de la Época de Oro del cine mexicano. Escribí esta pieza cuando aún estaba en la universidad, en el cuarto año de vivir lejos de mi país. ¡Un buen antídoto contra la nostalgia!
Mosaico mexicano fue estrenada en marzo del año 2000 en el Auditorio Ed Landreth en Fort Worth, Texas, con la Orquesta Sinfónica de la Universidad Cristiana de Texas bajo mi batuta. Su estreno profesional ocurrió poco después, en mayo de ese mismo año, con la Orquesta Sinfónica de Dallas dirigida por Germán Gutiérrez.
Mosaico mexicano es una pieza festiva y lúdica en su principio y su parte final, que enmarcan a un extenso interludio marcado por la nostalgia, y en ella el compositor asume, asimila y transforma para sus propios fines numerosos gestos y pinceladas sonoras de diversas músicas populares de México. En estos gestos y pinceladas no pueden faltar, por ejemplo, los clarinetes de las bandas de música, las trompetas del mariachi, el arpa de los conjuntos jarochos, los violines de la canción sentimental, imitaciones de chirimías prehispánicas, etc. Este Mosaico mexicano de Arturo Rodríguez ha sido grabado bajo la batuta del compositor, por la Orquesta Filarmónica del Nuevo Milenio. Es interesante notar que al subir la grabación a su canal de YouTube, Rodríguez anota que la obra fue escrita en 1998 y que está dedicada a su país, a su abuelo y al buen tequila. ¡Salud!
Jesús Medina
Director(a)
Leer más
Jesús Medina
Director(a)
A partir de Enero de 2010, es el nuevo Director Artístico de la Orquesta Sinfónica de la UANL, en Monterrey, N.L.; además, es fundador y Director Artístico de Milenium Sinfonietta desde Septiembre de 2008 hasta la fecha. De Junio del 2002 a Diciembre de 2010 fué Director Artístico de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes. Ha sido Director de otras importantes instituciones musicales, como la Filarmónica de la UNAM, la Filarmónica de Querétaro y de la misma OSUANL, en el período 1986-89.
Se ha presentado en Estados Unidos, Singapur, Francia, España, Italia, Suiza, Turquía, Serbia, Hungrìa, Portugal, República Checa, Argentina, Venezuela, Brasil, Colombia, Ecuador, Centroamérica y México. Futuros conciertos incluyen presentaciones en Brasil, Polonia, Estados Unidos, Corea del Sur, República Checa y Ucrania.
Itzhak Perlman, Joaquín Achúcarro, Alexander Markov, Angel Romero, Horacio Gutiérrez, Elmar Oliveira, Jens Lindemann, Pierre Amoyal, Nathaniel Rosen, Mark Peskanov, Konstanty Kulka, Gyorgy Sandor, Pascal Devoyon, Fernando de la Mora, Trío Schubert de Viena, Nikita Storoyev, son algunos de los más importantes solistas, que han actuado bajo su batuta.
Su gran versatilidad lo ha llevado a dirigir además de música sinfónica, música de cámara, ópera y ballet. Ha dirigido las óperas Lucia de Lamermoor de Donizzetti, La Italiana en Argel y La Cenicienta de Rossini en el Palacio de Bellas Artes y también ha sido director concertador de un gran número de ballets con la Compañía Nacional de Danza, como Carmen, Carmina Burana, Oneguin, Romeo y Julieta, Don Quijote, Raymonda, Coppelia, Giselle, La Bayadera y El Cascanueces, y zarzuelas como La Revoltosa.
Ha participado en los principales festivales de México, como el Festival Cervantino, el Festival Internacional de Tamaulipas, el Festival del Centro Histórico de la Cd. de México, el Festival de Sinaloa, el Foro de Música Nueva, el Festival de Orquestas de la Sala Nezahualcóyotl, el Festival Internacional de Arpas, etc..
Ha estrenado muchas obras de compositores mexicanos, como Angulo, Córdoba, Toussaint, Márquez, y varios estrenos nacionales como el Dies Irae de Penderecki y el Beatus Vir de Gorecki.
En 1991, la Unión Mexicana de Cronistas de Teatro y Música, le otorgó su reconocimiento por ser el mejor Director del Año, y en 2004, recibió el premio "GAVIOTA", de la Asociación Latinoamericana de Cronistas.
Realizó sus estudios de Dirección de Orquesta en The Pierre Monteux School en los Estados Unidos, bajo la guía de Charles Bruck.
Consulta todas las actividades que la Ciudad de México tiene para ti