Álvarez, Javier - Geometría foliada

Javier Álvarez (1956)

Geometría foliada

Geometría foliada
De mis días en el campo
Otoño pentagonal
Puntos en eje
Un primer hola para un último adiós
Memorias futuras

Al interior del catálogo amplio, rico y variado de Javier Álvarez, que incluye entre otras cosas óperas, música para películas y obras electroacústicas, el rubro dedicado a las obras para solistas y orquesta es relativamente parco y, a la fecha, incluye sólo tres obras:

  • Trirreme (1983), para corno y orquesta
  • Música para piel y palangana (1993), para percusión y orquesta
  • Geometría foliada (2002), para cuarteto de cuerdas y orquesta

De entrada se hace preciso resaltar el hecho de que en sus obras concertantes, Álvarez ha elegido caminos distintos a los de la concepción tradicional del violín y el piano como instrumentos solistas preeminentes. Por otra parte, está el hecho notable de que con Geometría foliada, el compositor logra dos objetivos con una sola partitura: revitalizar bajo parámetros totalmente contemporáneos la forma del concerto grosso barroco, es decir, un concierto para múltiples instrumentos solistas; y contribuir a aumentar el muy parco repertorio de música para cuarteto de cuerdas y orquesta, en el que destacan obra de compositores como Louis Spohr (1784-1859), Edward Elgar (1857-1934), Arnold Schoenberg (1874-1951) (sobre un original de Georg Friedrich Händel, 1685-1759), Erwin Schulhoff (1894-1942), Marin Goleminov (1908-2000) y Julián Orbón (1925-1991). Javier Álvarez ha redactado estas líneas sobre Geometría foliada:

Aún cuando muchos de entre nosotros podamos visualizar años pasados en un abrir y cerrar de ojos, es innegable que para cualquiera, dos décadas representan un período considerable de tiempo; un espacio lleno de recuerdos y expectativas imposibles de asir. Mi obra Geometría foliada fue escrita en celebración de los veinte años de quehacer musical del Cuarteto Latinoamericano, veinte años que solo puedo describir como una aventura fascinante y los cuales, para todos aquellos que hemos disfrutado de su trabajo, más que evocar memorias, inspiran futuro. Por esa razón, y en el mejor espíritu de aventura, en Geometría foliada me propuse evitar mirar hacia atrás y componer un concierto en el sentido convencional del término. En su lugar, opté por experimentar con episodios, o folios, en el marco de los cuales pudiera, por un lado, presentar al cuarteto como principal protagonista, y por otro, explorar problemas musicales que me intrigan, siempre bajo un mismo trazo y con suficiente unidad interna para hacerlos inseparables en la memoria del escucha. El primero, De mis días en el campo, se sostiene en una infatigable línea melódica conducida por el cuarteto y la cual gradualmente contagia a la orquesta, como en una especie de folclor imaginario. De manera casi inversa, en Otoño pentagonal, el solo del clarinete que lo inicia, se diluye a través del cuarteto y la orquesta, para luego convertirse en un espectro armado sobre los armónicos de una nota mi. Puntos en eje, el tercer folio, juega con la oscilación que resulta de expandir y contraer motivos rítmicos, articulándolos por medio de pizzicatti *en solistas, cuerdas y arpa. El cuarto movimiento, *Un primer hola para un último adiós, enmarca, sobre un moto perpetuo en el piano, breves y lastimeras cadencias de los integrantes del cuarteto. Para terminar, Memorias futuras, el quinto folio, presenta al cuarteto a la luz de efímeros episodios orquestales, como recuerdos fugaces entre el pasado y el porvenir. Si bien la trama de cada episodio es independiente, los cinco episodios emplean un mecanismo en común, el cual consiste, en términos generales, en el uso de modos y escalas que giran y se transforman geométricamente a partir de una nota eje. Este dispositivo simple da lugar a la identidad local de cada folio y a su vez determina la estructura de la pieza en su conjunto global.

Cabe destacar que el propio compositor ha designado esta obra como Cinco episodios para cuarteto de cuerdas y orquesta, como para no dejar duda sobre su filiación formal y estructural. Geometría foliada es una muestra más no sólo de la calidad y claridad de su pensamiento musical, sino también del enfoque multi-referencial y el espíritu posmoderno que anima muchas de sus partituras. Sin ir más lejos, los títulos de los episodios reflejan puntualmente la personalidad lúdica e iconoclasta del compositor.

Javier Álvarez compuso la versión original de Geometría foliada gracias a un encargo de la Coordinación Nacional de Música y Ópera del Instituto Nacional de Bellas Artes. La orquestación de la obra, además del cuarteto solista, comprende pares de flautas, clarinetes, oboes y fagotes, un corno, una trompeta, dos arpas, un percusionista y cuerdas. El estreno de la primera versión de la obra (en cuatro movimientos) fue realizado en diciembre del año 2002 por el Cuarteto Latinoamericano, acompañado de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, bajo la batuta de Carlos Miguel Prieto. La versión aumentada en cinco movimientos, que data de 2009, fue interpretada por primera vez ese mismo año, en el concierto de clausura del Festival de Música de Morelia, por el Cuarteto White y la Orquesta Sinfónica de Minería, bajo la dirección de José Areán. El nuevo movimiento de la obra, (Un primer hola para un último adiós) está dedicado a Eugenio Bernal Macouzet, hijo del ilustre compositor moreliano Miguel Bernal Jiménez (1910-1956) y promotor incansable de la música, principalmente a través del ya mencionado Festival de Música de Morelia, institución que le encarga al compositor el nuevo movimiento.

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