STRAUSS, JOHANN JR. - Obertura El Murciélago

JOHANN STRAUSS JR. (1825-1899)

Obertura El Murciélago

Obertura de la opereta El murciélago

La familia austríaca de los Strauss nació, evidentemente, con una marcada tendencia al monopolio. En la segunda mitad del siglo XIX los Strauss ejercieron un dominio casi absoluto sobre el medio musical vienés, al menos en lo que a música se refiere. De esta peculiar familia, el más exitoso músico fue Johann Strauss Jr., cuyos valses, polkas y marchas son hasta la fecha un símbolo inconfundible de la cultura vienesa de aquellos tiempos. Este Johann Strauss Jr., no contento con la fama y fortuna que le produjeron sus músicas de baile, también probó suerte en otros medios, fundamentalmente en la música teatral. En un ensayo biográfico sobre Strauss, los musicólogos Mosco Carner y Max Schönherr informan que debido al enorme éxito que estaban teniendo en Francia las operetas de Jacques Offenbach (1819-1880), los músicos, libretistas y empresarios vieneses se hallaban muy ocupados en tratar de reproducir ese éxito en su propio ambiente musical. Entre los compositores del momento, el más importante en el campo de la opereta fue Franz von Suppé (1819-1995). Sin embargo, dado el enorme prestigio de Strauss, se antojaba lógico que él fuera el compositor que viniera a darle a Viena un brillo propio en el campo de la opereta. Carner y Schönherr dicen lo siguiente al respecto:

El comité directivo del Theater an der Wien convenció a Strauss de que compusiera música para la escena. Y aunque tenía una enorme facilidad para producir un vasto número de tonadas de danza, la mayoría de las cuales han sobrevivido por más de un siglo, Strauss se sentía torpe y restringido al componer sobre textos prescritos. Sin embargo, era capaz de componer una obra cuyo texto aún no conocía, y una multitud de libretistas ansiosos se dedicaron a escribir textos y versos para él, los cuales eran indignos de su genio melódico. Si El murciélago y El barón gitano han logrado con justicia un lugar central en el repertorio de opereta, una buena parte del crédito se debe al libretista de El murciélago, Richard Genée (quien también era compositor, Kapellmeister y arreglista), al libretista de El barón gitano *, Ignaz Schnitzer, y al productor y diseñador Franz Jauner.*

Así, a partir de 1871 Strauss comenzó a escribir operetas por encargo, al principio sin mucha convicción y después con un auténtico gusto por la tarea que los empresarios le habían encomendado. Sus primeras dos operetas, escritas en 1871 y 1873, fueron recibidas con entusiasmo moderado, y no fue sino hasta el tercer intento que Strauss pareció hallar la fórmula ideal. En el año de 1874 Strauss compuso una opereta que hasta hoy es considerada como una de sus obras más importantes y que es una de las dos obras citadas arriba: Die Fledermaus, conocida en castellano como El murciélago. Esta divertida opereta está basada en una comedia alemana original de Roderich Benedix, que fue adaptada por dos escritores austríacos y que en su forma escénica final se debe a Henri Meilhac y Ludovic Halévy, la famosa pareja de libretistas que también escribió el libreto de la ópera Carmen de Georges Bizet (1838-1875). Fue sobre el texto escénico de Meilhac y Halévy que el libretista Genée, con la colaboración de Carl Haffner, dio forma final al texto de El murciélago. El éxito de esta obra se debe no sólo a la brillante música de Strauss, sino también a un texto en el que las convenciones y las vueltas de tuerca de la comedia de enredos son explotadas al máximo. Así, la disputa entre Alfred y Eisenstein por el amor de Rosalinda, que está en el centro dramático de la opereta, se complica de modo insospechado por el tradicional juego de las identidades confusas, los equívocos de rango y clase social y, de manera importante, por todo lo que puede ocurrir en una elegante fiesta de disfraces. No deja de ser un detalle curioso y llamativo el hecho de que todos los enredos planteados en esta divertida comedia se resuelven finalmente en una prisión, así como es típicamente operístico el hecho de que al final, como por arte de magia, todos los invitados a la fiesta del príncipe Orlofsky aparezcan en la prisión para brindar con champaña.

La opereta El murciélago se estrenó en la capital austríaca en el Theater an der Wien el 5 de abril de 1874 y aunque se representó solo en 16 funciones, al paso del tiempo se convirtió en la gran favorita del público vienés. En el año de 1894 El murciélago hizo historia al ser la primera opereta representada en una función nocturna en la Ópera Imperial. Animado por el éxito de El murciélago, Johann Strauss Jr. se apartó de nuevo del mundo del vals y la polka para seguir componiendo operetas; produjo seis obras más de este género, y la séptima resultó ser su otra gran opereta, El barón gitano, estrenada en el mismo Theater an der Wien en 1885. En total, Strauss compuso 18 operetas; de la penúltima de ellas, titulada Sangre vienesa, proviene uno de los valses más conocidos del compositor.

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