Karelia

Esta página documenta un concierto pasado.

Ilustración sobre el concierto

CONCIERTO A REALIZARSE EN EL CONSERVATORIO NACIONAL DE MÚSICA

JEAN SIBELIUS
Obertura Karelia, Op. 10    14´

ALEC ROTH
Concierto para guitarra y cuerdas   25´
Marcha
Serenata
Nocturno
Fiesta

INTERMEDIO  

RALPH VAUGHAN WILLIAMS
Sinfonía No. 5 en re mayor (43')
Preludio
Scherzo
Romanza
Passacaglia

José Areán, Director Artístico

Morgan Szymanski, guitarra

José Areán
Director(a)
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Morgan Szymanski

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Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México. UN MOMENTO EN EL ENSAYO - Morgan Szymanski / Alec Roth

por Juan Arturo Brennan

Jean Sibelius

Obertura Karelia, Op. 10    14´

El gran poema épico nacional de Finlandia, el Kalevala (nombre que significa tierra de héroes) fue la fuente principal de inspiración para los hermosos, evocativos poemas sinfónicos de Jean Sibelius, así como de algunas de sus obras en otras formas y géneros. En estas piezas, Sibelius demostró un talento y una intuición insuperables para convertir en sonidos las fantásticas imágenes poéticas creadas por los antiguos bardos de Finlandia. Uno de los pasajes del Kalevala narra la expedición a Pohjola, la tierra del norte, realizada por los tres héroes principales del poema épico. Un buen día, Väinämöinen, Ilmarinen y Lemminkäinen se embarcan hacia la sombría tierra de Pohjola en busca de un mágico talismán, el sampo. Llegados a Pohjola, se encuentran con la Madre Louhi, la poderosa mujer que domina la región. El pueblo de Pohjola es convocado contra los aventureros que quieren robar el sampo. Para seguir adelante con sus planes, el viejo Väinämöinen toca hermosas melodías en su kantele (el instrumento nacional de Finlandia, semejante a un salterio) y pone a dormir a los habitantes de Pohjola. Después, acompañado de Ilmarinen y Lemminkäinen, el viejo y sabio Väinämöinen se dirige a la montaña donde se halla enclavado el sampo. Con ayuda de un toro fantástico, los tres héroes del Kalevala arrancan el sampo de las entrañas de la montaña, se lo llevan hacia su barco y se hacen a la mar de regreso a su patria. Mientras tanto, el pueblo de Pohjola despierta y la Madre Louhi convoca a los dioses Utar y Ukko para que desaten neblinas y tormentas contra el barco de quienes le han robado el sagrado sampo. En medio de la tormenta, el kantele de Väinämöinen es barrido por una gran ola y se pierde en las profundidades del mar. Entonces, los de Pohjola, guiados por Louhi, se hacen a la mar en persecución de los héroes. Cuando están a punto de ser alcanzados, Väinämöinen arroja al mar yesca y pedernal, y de ellos nace un gran escollo contra el que naufraga el barco de sus perseguidores. Entonces, Louhi se convierte en un águila y, cobijando a sus guerreros bajo sus alas, continúa la persecución de los tres héroes. El águila desciende sobre el barco y se entabla una dura lucha en medio de la cual el sampo cae al mar y se hace pedazos. Vencida por Väinämöinen, Ilmarinen y Lemminkäinen, la Madre Louhi, en su forma de águila, vuela de regreso a Pohjola, triste y abatida por la pérdida del sampo, sin el cual no habrá pan ni alegría en su tierra, la tierra de Laponia. Libres ya de toda persecución, los tres héroes regresan a su patria. Al llegar a tierra, Väinämöinen encuentra los pedazos del sampo y los distribuye en varios lugares; de esos pedazos del sampo nacerán, al paso del tiempo, la cerveza de cebada y el pan de centeno. Una vez cumplida su misión, Väinämöinen alza su voz al cielo en una invocación a Jumala, el dios supremo:  

¡Concédenos, oh creador, una brillante prosperidad! ¡Haz, oh Jumala, que nuestra vida transcurra dichosamente y concédenos morir con honor en estas dulces regiones, en este hermoso país de Karelia!

Esta rica referencia a la mitología finlandesa es un buen preludio para un acercamiento a terrenos más reales, específicamente a la Karelia a la que se refiere el héroe Väinämöinen. En principio, Karelia es el nombre de una provincia del sureste de Finlandia cuyos habitantes, según se dice, son más vivaces y extrovertidos que el resto de los finlandeses. Por otro lado, a través del tradicional viaje a la enciclopedia y al atlas más cercanos, se puede averiguar que existe una República Soviética Socialista Autónoma de Karelia, que formaba parte de la República Soviética Socialista federada de Rusia y que hoy es, simplemente, una parte de Rusia. Para aclarar un poco las cosas vale decir que esta moderna Karelia, en su región oriental, ha sido parte de Rusia desde el siglo XII, y actualmente se sitúa entre la frontera de Rusia con Finlandia y el Mar Blanco. Con todos estos datos, y con el recuerdo relativamente reciente de la prolongada dominación rusa sobre Finlandia a través de la historia, es posible tejer un sabroso enredo geográfico, político y musical en el que se vean entrelazadas la Karelia mítica del Kalevala, la Karelia de la realidad y la Karelia de la imaginación de Sibelius. Sin embargo, considerando los perpetuos vientos de cambio que soplan por aquella región del orbe, más vale no aventurarse mucho, porque en cualquier momento Karelia se puede convertir en otra cosa, cambiar de nombre, o desaparecer como tal. El caso es que la Suite Karelia de Sibelius fue compuesta en 1893 a partir de un encargo específico. Los estudiantes de la Universidad de Viborg estaban dedicados en aquel tiempo a montar un espectáculo escénico sobre diversos temas de la historia finlandesa y le pidieron a Sibelius, el gran compositor nacional, que compusiera algunos trozos de música incidental. El resultado del encargo fue precisamente la Suite Karelia, que originalmente contaba con un número mayor de piezas que las que actualmente se conocen. Ocurrió que Sibelius, siempre autocrítico al extremo, impidió la publicación de la obra en su totalidad. Así, de toda la música escrita por el compositor finlandés para aquella ocasión, sobrevivieron sólo cuatro números: la obertura, que hoy es considerada como una obra independiente con el número de Opus 10, y las tres piezas que conforman actualmente la conocida Suite Karelia: Intermezzo, Balada y Alla marcia.

Hoy en día, Karelia es simultáneamente fuente de orgullo nacional y de dolor histórico para los finlandeses. Fue en Karelia precisamente donde el filólogo Elías Lönnrot recopiló la mayor parte de los poemas tradicionales con los que dio forma al Kalevala, por lo que Karelia es considerada, con razón, como la cuna de la identidad del pueblo finlandés. Y al mismo tiempo, los finlandeses contemporáneos deben vivir con la amarga realidad de que, en una de tantas particiones políticas de su patria, la legendaria Karelia pasó a pertenecer a Rusia, uno de los mayores enemigos históricos de Finlandia.

Alec Roth (1948)

Concierto para guitarra y cuerdas   25´
Marcha
Serenata
Nocturno
Fiesta

En el perfil biográfico del compositor inglés Alec Roth (originario de Manchester) se encuentra una lista de estudios musicales de corte convencional que incluyen la composición y la dirección de orquesta. Más interesante al interior de ese perfil es el hecho de que también estuvo en Surakarta, Java Central, donde estudió a fondo todo lo relacionado con el gamelán, el formidable ensamble instrumental de la música tradicional de Indonesia. Como consecuencia de estos estudios, Alec Roth fundó y dirigió el Programa de Gamelán del Royal Festival Hall en Londres. El compositor ha decantado su conocimiento especializado en el gamelán a través de la creación de varias obras para este conjunto, en las que utiliza las dos escalas fundamentales de la práctica tradicional del gamelán, llamadas pelog y slendro. En este rubro destaca su versión a La tempestad de Shakespeare, para actores, bailarines, coro y gamelán, varias de cuyas piezas pueden ser interpretadas en concierto de manera independiente. Un importante dato adicional sobre Alec Roth, que enfatiza su interés en las culturas de otras latitudes, es el hecho de que ha realizado varias colaboraciones con el escritor indio Vikram Seth, la más destacada de las cuales es, probablemente, la ópera Arión y el delfín. En el campo de la música concertante, Roth es creador de un Concertino piccolo para grupos de jóvenes violinistas y orquesta de cuerdas, Salida de la Reina de Saba para oboe, corno inglés y cuerdas, el Nocturno para viola y cuerdas, y el Concierto para guitarra y cuerdas que nos ocupa. Roth ha escrito también varias obras para voces, incluyendo unas interesantes Canciones de delfines para coro infantil y orquesta.

El propio compositor redactó unas breves líneas sobre su Concierto para guitarra y cuerdas, en las que explica las referencias y las intenciones de la obra. Dice Roth:

La gran belleza y enorme popularidad del Concierto de Aranjuez de Rodrigo hacen que  sea muy difícil seguir por la misma línea, así que para mi propio intento he vuelto los ojos hacia un modelo anterior, el Concierto en re mayor que Vivaldi compuso originalmente para laúd y que hoy se escucha con frecuencia en la guitarra. Adoro la claridad y lo directo de la música de Vivaldi, y esto es algo que he tratado de emular. La verdadera inspiración detrás de mi concierto, sin embargo, es la maravillosa cualidad cantabile que Morgan Szymanski exhibe en su ejecución. Estoy profundamente en deuda con él por su ayuda durante el proceso de composición; no siendo guitarrista yo mismo, su consejo ha sido indispensable. El Concierto dura alrededor de 22 minutos y está en cuatro movimientos. El primero (Marcha) está construido sobre un tema que se repite y que se escucha al inicio en la guitarra. El segundo (Serenata) es más ligero de espíritu, y ofrece mucho intercambio entre el solista y la orquesta. El tercero (Nocturno) utiliza dos ideas contrastantes: el gentil arrullo de la guitarra y la música más oscura, intranquila, de la orquesta. El cuarto (Fiesta) es de carácter bailable y está basado enteramente en materiales de los tres primeros movimientos.

Es probable que la referencia más interesante (e importante) que hay en este texto de Roth sea la de la claridad en Vivaldi. Es evidente que el compositor inglés ha querido permitir que la guitarra solista se escuche con esa misma claridad, para lo cual ha tomado la sabia decisión de escribir su acompañamiento solamente para cuerdas; puede decirse que está científicamente comprobado que componer una obra para guitarra y orquesta sinfónica no es una propuesta viable, a menos de que se amplifique el instrumento solista. Y ya que Alec Roth menciona a Morgan Szymanski como el destinatario de su Concierto para guitarra y cuerdas, es importante señalar que Szymanski es un muy buen guitarrista mexicano quien, además de buen instrumentista, es un buen músico y buen divulgador musical. Otro dato interesante que se desprende del texto de Roth arriba citado es su afirmación de que no es guitarrista; ello no le ha impedido, sin embargo, escribir un buen número de composiciones para el instrumento. Entre ellas, un Quinteto para guitarra y cuerdas, varias obras para guitarra y voz, y un puñado de partituras para guitarra sola. De hecho, varias de estas obras para guitarra de Alec Roth han sido grabadas precisamente por Morgan Szymanski, a quien Roth ha dedicado el Quinteto mencionado y la obra para guitarra sola titulada El unicornio en el jardín.

Szymanski fue el encargado del estreno del Concierto para guitarra y cuerdas de Alec Roth, acompañado por la legendaria Academia de St. Martin-in-the-Fields dirigida por Kenneth Sillito. El estreno ocurrió el 26 de septiembre de 2010  en el Centro Musical Wiltshire de la ciudad inglesa de Bradford-on-Avon. El compositor creó la partitura en respuesta a un encargo conjunto de la Academia de St. Martin-in-the-Fields y el YCAT (Fideicomiso para Jóvenes Artistas de Concierto).

Ralph Vaughan Williams

Sinfonía No. 5 en re mayor (43')

Preludio
Scherzo
Romanza
Passacaglia

Los musicólogos y analistas han discutido repetidamente y a fondo el contenido filosófico de la música del gran sinfonista inglés Ralph Vaughan Williams. Algunos especialistas le adjudican a su música una clara vertiente religiosa, específicamente cristiana, mientras que otros afirman que, habiendo sido ateo en su juventud, el compositor derivó más tarde hacia un agnosticismo flexible y, aunque en algunas de sus obras es evidente un cierto sentido religioso, se trata más de la expresión musical de un hombre visionario y humanista que la de un cristiano practicante. Como dato importante para esta discusión, es válido mencionar el amor profundo que Vaughan Williams sentía por la música de Juan Sebastián Bach (1685-1750), especialmente por sus misas y otras obras religiosas.  Por su origen y su contenido estrictamente musical, la Quinta sinfonía es una obra ideal para un acercamiento a Vaughan Williams el visionario.La mayor parte de los datos citados a continuación sobre la Quinta sinfonía de Vaughan Williams están contenidos en un interesante ensayo de David Cox sobre la producción sinfónica del compositor inglés.

En 1931 y 1932, Vaughan Williams había dado los primeros pasos en la creación de su Cuarta sinfonía en fa menor, cuyo material temático y ambiente armónico y dinámico habría de resultar básicamente oscuro, violento y conflictivo. Como contraste a esta densa sinfonía, el músico inglés creó después su Quinta sinfonía, que no sólo está concebida en una luminosa tonalidad (re mayor) sino que es en general una obra pacífica y serena. Al abordar la creación de su Quinta sinfonía, Vaughan Williams tenía en el tintero algunos fragmentos de su obra escénica titulada The Pilgrim’s progress (El progreso del peregrino), basada en el texto más conocido del notable ministro y escritor puritano inglés John Bunyan (1628-1688). En esta singular y austera obra, Bunyan explora sobre todo algunos aspectos muy personales que tienen que ver con su conversión religiosa y con la persecución de la que fue objeto. El caso es que la obra de Vaughan Williams basada en el libro de Bunyan habría de tener una larga y complicada génesis, y no sería concluida sino hasta 1949. Así, cuando el compositor inició la composición de su Quinta sinfonía, echó mano de algunos de los materiales que había bosquejado para The Pilgrim’s progress; a través del empleo de esos materiales se establece una conexión directa y profunda entre ambas obras. En general, la Sinfonía No. 5 de Vaughan Williams se mueve en el mismo ámbito modal y polifónico que el compositor había planteado en su Tercera sinfonía (1921) conocida como Pastoral. De hecho, David Cox anota en su ensayo que la armonía de la obra es básicamente ambigua, y que no es sino hasta el último movimiento que se establece con claridad la tonalidad fundamental de re mayor. Esta ambigüedad tonal es detectable, sobre todo, en el primer movimiento de la sinfonía. El segundo movimiento es un Scherzo fugaz y fantasmal, uno de cuyos temas está basado en una escala pentáfona.  Si bien el tercer movimiento de la sinfonía fue designado por el compositor como una Romanza, se trata más bien de un movimiento profundo y meditativo, en el que aparecen materiales temáticos de The Pilgrim’s progress. Más aún: originalmente, el compositor había anotado al inicio de este movimiento una cita de la obra de Bunyan, que dice así:

En este lugar se levantaba una cruz, y un poco más abajo un sepulcro. Entonces él dijo: ‘Me ha dado descanso con su sufrimiento, y me ha dado vida con su muerte’

 Sin embargo, la cita no fue incluida en la versión impresa de la partitura. El movimiento conclusivo de la obra está construido sobre el esquema de una Passacaglia (es decir, una forma de variación continua sobre un bajo inmutable), esquema que Vaughan Williams trata con bastante flexibilidad. Aquí también es posible detectar parte del material temático de The Pilgrim’s progress. Algunos analistas, como Hugh Ottaway, han señalado que la Quinta sinfonía representa el punto climático del catálogo de Vaughan Williams en el período de la Segunda Guerra Mundial. De modo más específico, el ensayista inglés afirma que esta obra es el clímax de la inspiración de origen religioso en la música de Vaughan Williams.

El compositor trabajó en su Quinta sinfonía entre 1938 y 1943 y al finalizar la obra dedicó la partitura al gran compositor finlandés Jean Sibelius (1865-1957) con estas palabras:

Dedicada sin permiso y con la mayor adulación a Jean Sibelius, cuyo gran ejemplo es digno de imitación.

Esta dedicatoria no indica, a pesar de lo que pudiera pensarse, que hay en esta u otras obras de Vaughan Williams alguna reminiscencia del estilo de Sibelius; en este caso, la admiración del inglés por el finlandés se movía más en el plano de lo teórico que en el de la imitación.

La Quinta sinfonía de Ralph Vaughan Williams fue estrenada el 24 de junio de 1943 en el Royal Albert Hall de la capital inglesa, en uno de los famosos Conciertos Promenade, por la Orquesta Filarmónica de Londres bajo la batuta del compositor.

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