Chaikovski, Piotr Ilyich - Sinfonía no. 4 en fa menor, Op. 35

Piotr Ilyich Chaikovski (1840-1893)

Sinfonía no. 4 en fa menor, Op. 35

Andante sostenuto. Moderato con anima
Andantino in modo di canzona
Scherzo: Pizzicato ostinato
Finale: Allegro con fuoco

No sería exagerado afirmar que sinfonía de Chaikovski es una de las obras musicales mejor documentadas de todos los tiempos. Ello se debe no sólo a las múltiples anécdotas que la rodean, sino también al hecho de que el propio Chaikovski se encargó de proporcionar a la posteridad una gran cantidad de material respecto a esta sinfonía, fundamentalmente a través de su correspondencia con su amiga y protectora, Nadezhda von Meck. De hecho, en una de sus muchas cartas a la señora Von Meck, Chaikovski escribió un largo y complicado programa para su Cuarta sinfonía, en uno de esos delirios románticos a los que era tan propenso. Por lo general, esa detallada descripción de sinfonía suele citarse íntegra cuando se trata de comentar esta obra. Sin embargo, esa descripción narrativa sale sobrando si consideramos que, con o sin ella, sinfonía de Chaikovski es una de sus mejores obras, y ciertamente conserva su valor musical autónomo al margen de cualquier intención descriptiva. Por otra parte, quienquiera que haya oído las sinfonías de Chaikovski estará de acuerdo en que no son sinfonías programáticas al estilo de fantástica de Berlioz o algunas de las sinfonías de Mahler.

Chaikovski abordó la creación de esta obra en un período particularmente tormentoso de su existencia. En 1877 el compositor cometió uno de los mayores errores de su vida al casarse con Antonina Ivanovna Miliukova. Como era de esperarse, dada la clara inclinación homosexual de Chaikovski, el matrimonio fue un rotundo fracaso y sumió al compositor en una crisis de tal magnitud que lo hizo intentar suicidarse. Sólo la intervención de su hermano Anatol evitó que Chaikovski lograra quitarse la vida; se lo llevó a Suiza, donde el compositor tuvo el tiempo y el espacio necesarios para recuperarse de la aguda crisis. Fue durante este período que sinfonía se gestó, y Chaikovski dedicó la partitura a Nadezhda von Meck. En una carta a su protectora, el compositor ruso describió las circunstancias bajo las cuales compuso esta obra:

Era como un sueño, algo remoto, una extraña pesadilla en la que un hombre con mi nombre, mi rostro y mi conciencia actuaba como uno actúa en los sueños: de una manera inconexa, paradójica y sin significado alguno. Ese no era yo, en posesión de mis poderes de la lógica y la razón. Todo lo que yo hacía tenía el carácter de un conflicto enfermo entre la voluntad y la inteligencia, que no es otra cosa que la locura.

Además de esta breve pero significativa descripción de su estado de ánimo, Chaikovski obsequió a la señora Von Meck con una larguísima descripción de los sentimientos e imágenes asociados con sinfonía. De esa prolija descripción puede rescatarse una síntesis mínima que nos indicaría que, según el compositor, el primer movimiento simboliza el destino; el segundo, el anhelo; el tercero, la imaginación; y el cuarto, la resignación. Es evidente, por otra parte, que el compositor siempre tuvo una alta estima por esta obra, ya que constantemente hacía referencia a ella en su correspondencia. En otra carta dirigida a Nadezhda von Meck, Chaikovski escribió lo siguiente:

Me pregunta usted cómo manejo la instrumentación. Nunca compongo en abstracto, es decir, un pensamiento musical nunca aparece si no es bajo una forma externa adecuada. De este modo, invento la idea musical y la instrumentación simultáneamente. Así diseñé el Scherzo de nuestra sinfonía en el momento de su composición, exactamente como usted lo escuchó. Es inconcebible de cualquier otra forma que no sea en pizzicato. Si se tocara con arco, perdería todo su encanto y sería un simple cuerpo sin alma.

No deja de ser interesante el hecho de que, más adelante en esta misma carta, Chaikovski afirma ser un apasionado admirador del elemento nacional en todas sus expresiones: “En una palabra, soy ruso en toda la extensión del término.”

Esta afirmación de Chaikovski ciertamente podría prestarse a la polémica, ya que es evidente que entre todos los compositores rusos de su tiempo, Chaikovski fue el más europeo y el menos ruso, hecho que causó algunas fricciones entre él y el grupo de compositores nacionalistas conocido como Los Cinco, formado por Mili Balakirev (1837-1910), César Cui (1835-1918), Alexander Borodin (1833-1887), Modesto Mussorgski (1839-1881) y Nikolai Rimski-Korsakov (1844-1908). De hecho, Chaikovski llegó a afirmar que su Cuarta sinfonía estaba modelada sobre sinfonía de Beethoven, lo que demuestra que el compositor era plenamente consciente de que sus raíces musicales estaban más cerca de Viena que de San Petersburgo. sinfonía de Chaikovski fue estrenada en Moscú el 2 de febrero de 1878, bajo la dirección de Nikolai Rubinstein.

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