Líbano

Esta página documenta un concierto pasado.

Ilustración sobre el concierto

JAMAL ABOUL HOSN (1957)
Danzas sinfónicas libanesas
Moderato(Bint El shalabiya)
Andante (Arrouzana)
Allegro con motto(Ya Ghzayel)

FIKRET AMIROV
Concierto para piano sobre temas árabes
(En colaboración con Elmira Nazirova)
Allegro
Andante sostenuto
Allegro giusto

INTERMEDIO

CÉSAR FRANCK (1822-1890)
Sinfonía en re menor
Lento - Allegro non troppo
Allegretto
Allegro non troppo

Lubnan Baalbaki, director huésped
Mauricio Haneine, piano

Lubnan Baalbaki
Director(a)
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Mauricio Haneine
Piano
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por Juan Arturo Brennan

Jamal Aboul Hosn (1957)

Danzas sinfónicas libanesas
Moderato(Bint El shalabiya)
Andante (Arrouzana)
Allegro con motto(Ya Ghzayel)

Sería fácil (y lógico) decir que Jamal Aboul Hosn es un compositor, pero esto sería sólo una verdad a medias. En efecto, además de escribir música, se ha involucrado en producciones interdisciplinarias, música electrónica, espectáculos multimedia, proyectos multiculturales, danza, poesía, video y otras artes visuales, gráficos por computadora, animación, tecnología láser, iluminación, imágenes en pantalla, etc.

Como consecuencia de esta amplia visión creativa, Jamal Aboul Hosn ha realizado un catálogo de composiciones que incluye no sólo obras sinfónicas y de cámara para dotaciones convencionales, sino también música interactiva para computadora y partituras para el cine y la televisión. Entre sus composiciones destacadas recientes cabría mencionar, por ejemplo, su Obertura de los Derechos Humanos, para coro y orquesta, que fue estrenada el 6 de diciembre de 2013 por la Orquesta Filarmónica Libanesa dirigida por Lubnan Baalbaki, precisamente durante la conmemoración del Día Internacional de los Derechos Humanos.

Este compositor y artista visual inició su educación artística en el Conservatorio de Música de El Cairo, y estudió también en el Instituto de Arte Leonardo da Vinci de Egipto. Más tarde continuó su preparación en la Academia de Música y Arte Dramático de Viena, donde estudió composición, música electroacústica y música experimental. Se especializó en música cinematográfica en la Universidad del Sur de California. Además de su trabajo como compositor e intérprete (se ha presentado en más de cien festivales, universidades y conferencias por todo el mundo), realiza una importante labor pedagógica en el Conservatorio Nacional Superior Libanés de Música, como profesor de composición y de tecnología musical de computadora. Asimismo, es miembro del consejo de la Orquesta Filarmónica Libanesa y profesor de audiovisual en la Academia Libanesa de Bellas Artes. Entre otras instituciones a las que pertenece Jamal Aboul Hosn destaca la ASCAP, la asociación Estadunidense de Compositores, Autores y Editores. Su estudio personal, su lugar de trabajo cotidiano, está situado en el Monte Líbano, lo que permite a Jamal Aboul Hosn trabajar en un entorno privilegiado y único, no solo por el singular paisaje que lo rodea, sino también por el significado histórico del sitio.

Una exploración de algunos videos que circulan en la red con fragmentos de algunas de las presentaciones de Jamal Aboul Hosn permite confirmar que su principal línea de conducta como artista creativo consiste en el uso de los medios musicales clásicos de occidente como vehículo para desarrollar un estilo musical coloreado con las inflexiones de la música tradicional del Medio Oriente; en muchas ocasiones, este estilo musical va acompañado del uso de teclados electrónicos, computadoras, elementos escénicos de alta tecnología, luces, proyecciones, video, etc.

Para efectos de esta nota, Jamal Aboul Hosn envía estas líneas relativas a sus Danzas sinfónicas libanesas:

Estas tres secuencias han sido elegidas a partir de la Suite de danzas que consta de cinco movimientos basados en melodías folklóricas árabes. El compositor ha desarrollado estos temas folklóricos transformando su carácter primordial en una sofisticada estructura dramática ilustrada a través de sonoridades armoniosas, contramelodías, orquestación colorida, temas contrastantes y ritmos de danza. Sin embargo, conservan los intervalos exóticos de las escalas árabes. Las danzas sinfónicas libanesas son de hecho una adaptación y expansión de las Danzas folklóricas árabes de Jamal Aboul Hosn, escritas en 1984 para violín y piano. Fueron presentadas en esta forma para ser grabadas en Viena y se convirtieron en una de sus obras más exitosas.

 
Las Danzas sinfónicas libanesas fueron estrenadas en febrero de 2003 por la Orquesta Sinfónica de Flint (Michigan), bajo la batuta de Enrique Arturo Diemecke.

Fikret Amirov (1922-1984)

Concierto para piano sobre temas árabes
(En colaboración con Elmira Nazirova)
Allegro
Andante sostenuto
Allegro giusto

Hasta la fecha, guardo muy gratos recuerdos de las largas horas que en mi adolescencia y primera juventud pasé ávidamente conectado a las frecuencias de Radio UNAM. En esos años, escuché mucho, y de todo, y a través de esas audiciones radiofónicas realicé una parte fundamental de mi aprendizaje musical. Por razones que aún no comprendo del todo (incluso, después de trabajar por más de un cuarto de siglo en la propia Radio UNAM), algunas obras se repetían con cierta frecuencia en la programación, y los títulos de varias de ellas quedaron impresos en mi memoria, quizá por extraños, misteriosos y resonantes. Una de esas obras llevaba por título Azerbaijan mugam: Kyurdi ovshari; la otra era Azerbaijan mugam: Shur. Y nunca olvidé el nombre del autor de ambas: Fikret Amirov, cuya música no volvió a cruzar mi camino hasta varias décadas más tarde. Hoy que me enfrento a la labor de redactar esta nota, he podido averiguar que el término mugam (o mugham) se refiere a un tipo de composición musical del folklore de Azerbaiyán. Ahora sé también que Fikret Amirov fue el primer compositor en crear mugam sinfónicos, y que además de los dos ya mencionados escribió un tercero, titulado Azerbaijan mugam: Gyulistan Bayati Shirazi. Con los dos primeros mugam sinfónicos mencionados, Amirov obtuvo en 1949 el Premio Estatal de Azerbaiyán.

Del capítulo dedicado a la música sinfónica en el libro Música soviética,
de Lyudmila Polyakova, destaco estas líneas:

La música sinfónica azerí es de desarrollo reciente, debido a que la antigua cultura musical de Azerbaiyán, que poseía una rica cultura oral (los bardos y los músicos folklóricos de Azerbaiyán eran famosos por toda Asia), adoptó las formas musicales europeas relativamente tarde. Los géneros vocales nacionales, como la ópera, la comedia musical y la canción fueron los primeros en aparecer, mientras que la música sinfónica comenzó a tomar forma sólo en los últimos diez o quince años. Esta fue labor de una nueva generación de compositores de Azerbaiyán, nacidos después de la Revolución de Octubre y educados en los conservatorios de Moscú y Bakú. En este sentido, especial mención merecen Kara Karayev y Jevdet Gajiyev, alumnos de Shostakovich en el Conservatorio de Moscú, así como Fikret Amirov, Jangir Jangirov y Sultan Gajibekov, alumnos del Conservatorio de Bakú.

Páginas más adelante, Polyakova afirma que la música de Fikret Amirov está cabalmente arraigada en las expresiones folklóricas de su patria, y que fue hijo de un cantante folklórico e intérprete del tar, instrumento tradicional de cuerdas punteadas. De hecho, Fikret Amirov dio los primeros pasos de su carrera musical como ejecutante del tar. Su trayectoria creativa fue interrumpida por la llegada de la Segunda Guerra Mundial, durante la cual vio acción en el frente y fue herido en batalla. Terminada la guerra, concluyó sus estudios en 1948 y muy pronto comenzó a combinar su trabajo creativo con algunas labores de administración musical: fue director artístico de las orquestas filarmónicas de Kirovabad y Bakú, director del Teatro Azerbaiyano de Ópera y Ballet y secretario de la Unión de Compositores Azerbaiyanos.

¿Cómo es la música de Fikret Amirov? En un ensayo enciclopédico sobre el compositor azerí, el musicólogo Yuriy Gabay lo dice con estas breves palabras:

En general su música combina las tradiciones de la música folklórica de Azerbaiyán con las de la música académica rusa y europea. Su uso de la orquesta es notable sobre todo por su claridad y, en ocasiones, su pintoresquismo.

Fikret Amirov redactó  su Concierto para piano sobre temas árabes en 1957. Si su conocimiento del folklore azerí era innato, su trabajo sobre las músicas de otras latitudes estuvo marcado por un estudio serio y sistemático. Jamil Amirov, hijo del compositor, afirma que en sus viajes al extranjero, Fikret Amirov no sólo escuchaba con atención las manifestaciones musicales que tenía oportunidad de presenciar, sino que volvía a casa con textos, partituras y grabaciones que estudiaba a conciencia. Este fue el procedimiento que utilizó en la composición del Concierto para piano sobre temas árabes, que desde el punto de vista formal está planteado sobre el tradicional modelo europeo de dos movimientos rápidos que enmarcan a uno más lento y más expresivo. Hacia el final del primer movimiento del concierto hay un potente y bien desarrollado episodio para el piano solo a manera de cadenza. Al centro del segundo movimiento hay una sección más viva y agitada. El tercer movimiento, quizá el más colorido y “exótico” de los tres, está marcado por un atractivo impulso rítmico que tiene solo un momento de pausa poco después del inicio de la pieza. El final es poderoso y efervescente.

Amirov compuso el Concierto para piano sobre temas árabes en colaboración con Elmira Nazirova (1928), pianista y compositora azerí quien fue alumna de composición de Dmitri Shostakovich (1906-1975), quien le dedicó en secreto algunos pasajes relevantes de su Décima sinfonía, y con quien mantuvo una cercana relación que ha salido a la luz sólo en años recientes.

Para concluir, un curioso dato de trivia. Recientemente, la música de Fikret Amirov se dio a conocer ampliamente por el mundo a través de un medio improbable: Michelle Kwan, campeona estadunidense de patinaje artístico sobre hielo, utilizó varias veces en sus rutinas la música del mugam sinfónico Gyulistan Bayati Shirazi.

César Franck (1822-1890)

Sinfonía en re menor
Lento - Allegro non troppo
Allegretto
Allegro non troppo

Hoy en día, la Sinfonía en re menor de César Franck es una pieza bien establecida en el repertorio orquestal, y casi universalmente aceptada como una obra de primera clase. De ahí que resulte particularmente interesante recordar que, al momento de su nacimiento, esta obra fue duramente criticada y corrió el riesgo de pasar al olvido musical que ha sido el destino de muchas otras obras valiosas. De hecho, hoy se conocen varias anécdotas relativas al estreno de la obra, que demuestran que César Franck no era muy apreciado por sus colegas. Algunas de esas anécdotas fueron recogidas por el compositor francés Vincent D’Indy (1851-1931), quien fue alumno de Franck, en una biografía de su maestro. La más famosa de esas anécdotas nos dice que el día del estreno de la obra, entre el público se hallaba Charles Gounod (1818-1893), compositor de la muy popular ópera Fausto. Al parecer, a Gounod no le gustó la Sinfonía en re menor de Franck, y al final de la ejecución dijo esto:

Esta obra es la afirmación de la incompetencia llevada a extremos de dogmatismo. Esto es la negación de la música.

Estas palabras de Gounod se han hecho casi tan famosas como la sinfonía misma, a pesar de que su autenticidad ha sido refutada en repetidas ocasiones, particularmente por el crítico francés León Vallas. Lo que sí parece indudable es el hecho de que en su momento la Sinfonía en re menor de Franck no fue recibida con mucho entusiasmo, ni por el público ni por la crítica. Ello pudo deberse a que la sinfonía no es del todo ortodoxa en su estructura y a que sus contemporáneos valoraban a Franck más como un excelente organista que como compositor de sinfonías.

De entrada, cabe recordar que esta obra fue concebida en tres movimientos, cuando la tradición sinfónica, desde tiempos de Franz Joseph Haydn (1732-1809), dictaba que lo normal era construir una sinfonía en cuatro movimientos. Por otra parte, hay algunas fuentes bibliográficas que citan referencias sonoras muy peculiares en esta sinfonía, sobre todo en su primer movimiento. Tales fuentes afirman que el tema con que inicia la obra de Franck es una referencia directa a la pregunta musical (¿Debe de ser?) que hizo Ludwig van Beethoven (1770-1827) en el final de su último cuarteto de cuerdas. Para más señas, otras fuentes han hallado una relación entre este motivo musical y el tema del destino que Richard Wagner (1813-1883) empleó de manera importante en su tetralogía El anillo delnibelungo, así como con el tema principal del poema sinfónico Los preludios de Franz Liszt (1811-1886). Es probable que estas asociaciones no hayan dejado a Franck muy bien parado con los críticos franceses. A esto se puede añadir el hecho de que en ese entonces (y quizá hasta la fecha) Francia no tenía una sólida tradición sinfónica; acaso únicamente Edouard Lalo (1823-1892) y Camille Saint-Saëns (1835-1921) habían destacado relativamente en ese campo. (Sí, es preciso recordar que Franck era belga de nacimiento, pero para efectos prácticos, y sobre todo hacia el final de su vida, estuvo plenamente integrado al mundo musical francés). En el segundo movimiento de la sinfonía se encuentra otro elemento que fue duramente criticado en su tiempo: se trata de un solo de corno inglés que hoy en día no sólo parece inofensivo sino que incluso tiene algunos momentos de gran belleza. Entre quienes se quejaron de este solo de corno inglés estaba un pedante y muy conservador profesor del Conservatorio de París que se preguntaba, francamente ofendido: “¿A quién se le ocurre escribir para un corno inglés en una sinfonía? Esto podrá ser cualquier cosa menos una sinfonía."

Alguien tuvo a bien recordarle a este ridículo profesor que el mismísimo Franz Joseph  Haydn (1732-1809) había incluido no uno, sino dos cornos ingleses, en su Sinfonía No. 22, la que conocemos como El filósofo. El propio Franck, fiel a sus principios estéticos y musicales, habría de incluir parte del tema del corno inglés en el tercer movimiento de su sinfonía, junto con otros temas aparecidos en el transcurso de la obra. El final del último movimiento de la Sinfonía en re menor es un claro ejemplo del procedimiento musical cíclico, que incluye una cita de la pregunta musical planteada al principio de la obra. En esto, Franck vuelve a estar muy cerca del pensamiento de Liszt, el gran maestro de la forma cíclica. Para volver al asunto de César Franck como organista, no está de más señalar que en su Sinfonía en re menor el compositor puso algunos toques sonoros que nos recuerdan con claridad su sólida experiencia en el teclado: grandes pausas para aprovechar la resonancia, muy al estilo de otro gran organista-sinfonista, Anton Bruckner (1824-1896); episodios antifonales entre diversas secciones de la orquesta, y una interesante aproximación a la registración organística a través del empleo de ciertos timbres orquestales. Como corolario de todo esto parece adecuado mencionar que muchos directores de orquesta (en especial Paul Paray, 1886-1979, quien también fue organista y compositor) se aproximan a esta obra con una visión barroca muy interesante, mientras que otros la interpretan dándole cierta dosis extra de densidad germánica que intenta ser una aproximación a las raíces flamencas de César Franck.

La Sinfonía en re menor de Franck fue estrenada el 17 de febrero de 1889 por la Orquesta del Conservatorio de París, dirigida por Vincent D’Indy.

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