Haydn, Franz Joseph - Sinfonía No 49 en fa menor, Hob. I:49, La Pasión

Franz Joseph Haydn (1732-1809)

Sinfonía No 49 en fa menor, Hob. I:49, La Pasión

Adagio
Allegro di molto
Minuet
Presto

En su muy completo libro sobre el estilo clásico, basado en el estudio de la música de Haydn, Mozart y Beethoven, el musicólogo Charles Rosen incluye este párrafo, en el que se refiere de manera directa a la Sinfonía No. 49 de Franz Joseph Haydn:

La evolución de Haydn como compositor sinfónico plantea uno de los mayores pseudo-problemas de la historia: la cuestión del progreso de las artes. Los logros que consiguió de 1768 a 1772 fueron muy importantes para un estilo que Haydn abandonó casi de improviso. En dichos años y en las diversas tonalidades menores, Haydn compuso una serie de sinfonías impresionantes, dramáticas, muy personales y manieristas. En orden cronológico las más importantes son: la Sinfonía No. 39 en sol menor; la Sinfonía No. 49, La Pasión; la Sinfonía No. 44, Fúnebre; la Sinfonía No. 52 en do menor; y la Sinfonía No. 45, Los adioses.

Más adelante, al analizar estas y otras obras del período mencionado, incluyendo la Sinfonía No. 49, Rosen afirma:

Ninguna de estas composiciones nos aclara debidamente la dirección que Haydn iba a tomar, y cabe pensar que la historia de la música habría sido muy distinta si Haydn se hubiera adentrado en los caminos que algunas de ellas sugerían. En cierto sentido, parecen presagiar no el ingenio de carácter social y lírico de su obra posterior (y de la de Mozart), sino un estilo ásperamente dramático, intensamente emotivo, sin ningún vestigio de sentimentalismo.

De la lectura y síntesis de estos dos párrafos de Rosen sobre Haydn pueden inferirse, por una parte, algunas de las características expresivas de la Sinfonía No. 49 y, por la otra, la seguridad de que el período en que fue compuesta fue un importante momento de transición en el pensamiento musical del gran compositor de Rohrau. De hecho, el musicólogo Harold Truscott afirma categóricamente que la Sinfonía No. 49 es un hito de gran importancia en la carrera de Haydn, al marcar el final de una fase creativa y el inicio de otra. Diversas fuentes enciclopédicas mencionan el hecho de que las sinfonías escritas por Haydn en ese período están marcadas por la originalidad y, de manera importante, por la diversidad estilística. Para aclarar del todo los conceptos de Charles Rosen arriba citados, en particular el primero, cabe recordar que el manierismo es, según una de tantas definiciones académicas, un estilo de arte que se manifestó sobre todo en Italia en el siglo XVI, entre el renacimiento y la época barroca, y que se caracterizó por su falta de naturalidad y su afectación. Ya sólo quedaría pendiente escuchar con atención la Sinfonía No. 49 de Haydn y decidir si, en efecto, la falta de naturalidad y la afectación están entre sus características destacadas.

Al parecer, el título con que se conoce a esta sinfonía, La Pasión, no es original de Haydn, y comenzó a aparecer en copias de la obra sólo hacia las primeras décadas del siglo XIX. Se dice que este título le fue puesto a la obra en referencia a su carácter profundo, casi meditativo, que es reforzado por el hecho (poco común) de que sus cuatro movimientos están en la oscura tonalidad de fa menor. Otra línea de pensamiento indica la posibilidad (nunca demostrada) de que esta sinfonía de Haydn haya estado asociada de alguna manera a las actividades musicales de Pascua en la corte de Esterháza, en la que Haydn fue director musical durante largos y productivos años. Un detalle particularmente interesante respecto a esta sinfonía está en su instrumentación. En principio, la obra está escrita para dos oboes, dos cornos y cuerdas, pero algunos analistas señalan que en la partitura original hay algunos pasajes para el fagot, instrumento que no está indicado como parte de la instrumentación. Esto puede querer decir que Haydn asumía automáticamente la presencia del fagot como parte del bajo continuo; además, hay pruebas de que hasta muy avanzada su carrera, Haydn solía dirigir sus sinfonías desde el teclado, lo que indicaría, en efecto, la presencia del bajo continuo en sus obras sinfónicas.

Uno de los misterios más extraños que he encontrado respecto a esta sinfonía está en el hecho de que el famoso Diccionario Grove de laMúsicaindica, en el capítulo dedicado al catálogo de las obras de Haydn, que la Sinfonía No. 49 (compuesta en 1768) tiene (o tuvo) un título alternativo además del de La Pasión. Este misterioso título alternativo está citado como Il quakuo di bel’ humore. Después de numerosas pesquisas, pude averiguar que, en realidad, el verdadero título alternativo de esta obra (que aparece en una copia manuscrita posterior) es Nel suo entusiasmo, il quakero di bel’ humore. Su traducción al castellano sería: En su entusiasmo, el cuáquero de buen humor. Debajo de este curioso título, hay una indicación que dice: “Esta sinfonía sirve como acompañante a la sinfonía sobre el filósofo inglés del mismo autor.”

La sinfonía mencionada es la Sinfonía No. 22 de Haydn, conocida con el sobrenombre de El filósofo. Y existe por ahí un estudio muy concienzudo sobre la presencia de figuras de cuáqueros moralizantes en el teatro del siglo XVIII y su posible relación con Haydn... pero eso ya es materia de otro espacio y otro momento.

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