Revueltas, Silvestre - Sensemayá (versión original de cámara)

Silvestre Revueltas (1899-1940)

Sensemayá (versión original de cámara)

En el año de 1904 nació en la ciudad cubana de Camagüey, descendiente de negros africanos traídos a América como esclavos, Nicolás Guillén. Después de estudiar en la Universidad de La Habana, Guillén viajó mucho por Europa y por América, dando conferencias y leyendo sus propios escritos para ganarse la vida. Entre otros personajes interesantes que conoció en esa época de viajes está el gran poeta español Federico García Lorca. A través de los años Guillén desempeñó varios oficios: fue tipógrafo, corrector de pruebas y, sobre todo, periodista. En 1930 se publicaron sus primeros poemas y en 1931 apareció la colección poéticaSóngoro cosongo, en cuyos poemas se escucha la voz de los negros que claman por sus derechos. En el año de 1934 el poeta publicó una colección de poemas titulados West Indies Ltd. en la que las voces que se escuchan ya no son sólo las de los negros, sino también las del blanco, el mulato, el mestizo. Los 17 poemas que forman esta sugestiva colección se caracterizan por un ritmo enérgico y vital que sin duda guarda un cercano parentesco con los ritmos riquísimos de la música afro-caribeña. Uno de los poemas de la colección West Indies Ltd. lleva por título Sensemayá (Canto para matar una culebra) y dice así:

¡Mayombe-bombe-Mayombé!
¡Mayombe-bombe-Mayombé!
¡Mayombe-bombe-Mayombé!

La culebra tiene ojos de vidrio;
la culebra viene y se enreda en un palo;
con sus ojos de vidrio en un palo,
con sus ojos de vidrio.

La culebra camina sin patas;
la culebra se esconde en la yerba;
caminando se esconde en la yerba,
caminando sin patas.

¡Mayombe-bombe-Mayombé!
¡Mayombe-bombe-Mayombé!
¡Mayombe-bombe-Mayombé!

Tú le das con el hacha y se muere
¡Dale ya!
¡No le des con el pie, que te muerde,
no le des con el pie, que se va!

Sensemayá, la culebra
Sensemayá
Sensemayá con sus ojos
Sensemayá
Sensemayá con su lengua
Sensemayá
Sensemayá con su boca
Sensemayá...

La culebra muerta no puede comer;
la culebra muerta no puede silbar;
no puede caminar
no puede correr.
La culebra muerta no puede mirar;
la culebra muerta no puede beber;
no puede respirar,
no puede morder.

¡Mayombe-bombe-Mayombé!
Sensemayá, la culebra
¡Mayombe-bombe-Mayombé!
Sensemayá, no se mueve
¡Mayombe-bombe-Mayombé!
Sensemayá, la culebra
¡Mayombe-bombe-Mayombé!
Sensemayá, se murió.

La repetición de frases y palabras en este poema de Guillén lo vuelven casi hipnótico, y con razón; hay pocas cosas más hipnóticas que el ritmo de raíz africana o que la mirada de esa culebra a la que hay que matar con sus propias armas. Ahora, lector, repita usted varias veces el estribillo del poema de Guillén: ¡Mayombe-bombe-Mayombé!, haciendo una breve pausa entre una y otra repetición. Al hacerlo, habrá usted descubierto el ritmo fundamental de la obra orquestal Sensemayá que Silvestre Revueltas compuso entre 1937 y 1938 tomando como punto de partida el estupendo poema de Guillén. Desde el inicio mismo de la obra, Revueltas establece el inexorable, peculiar patrón rítmico de 7/8 en la región profunda de la orquesta, donde el clarinete bajo tiene una importantísima función que no abandonará a lo largo de toda la pieza. Una tuba construye la primera sugerencia melódica sobre el patrón de 7/8 y de ahí en adelante la obra está construida con diversos altibajos dinámicos y expresivos que parecen seguir la cadencia del poema de Guillén. Como es de esperarse, Sensemayá está llena de acentos musicales que, contra lo que pudiera suponerse, no están logrados primordialmente con el empleo de las percusiones, sino que están delineados por los instrumentos melódicos. A lo largo de la obra, muchos de estos acentos son protagonizados por los metales, en especial las trompetas con sordina que tan características son en la música de Revueltas. El final de la obra, que llega poderoso y categórico después de un momento de pausa, parece indicarnos que la culebra, tal y como lo dice el poema de Guillén, sensemayá se murió. No fue éste, por cierto, el único acercamiento de Revueltas a la obra de Guillén; algunos de los textos del poeta cubano fueron convertidos en canciones por el compositor mexicano.

Para los interesados en versiones originales y/o alternativas de obras conocidas, he aquí el dato de que la primera versión de Sensemayá, para orquesta de cámara, fue escrita por Revueltas en 1937, y ha permanecido prácticamente desconocida hasta nuestros días. Vale mucho la pena escuchar esta versión original camerística de Sensemayá y compararla con la versión orquestal posterior. En la posible comparación, destaca sobre todo la atractiva paleta de colores aplicada por el compositor en la versión de cámara. Para el melómano curioso: esta versión fue grabada en 1996 por Enrique Arturo Diemecke al frente de la Camerata de Las Américas, en un CD del hoy extinto sello Dorian. Y para quienes quieran explorar otras versiones alternativas de Sensemayá, existen las interesantes transcripciones grabadas por el Cuarteto Kronos y por la banda holandesa de jazz Willem Breuker Kollektief. Más recientemente, el pianista mexicano Efraín González Ruano ha realizado una muy interesante transcripción pianística, a ocho manos.

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