Lavista, Mario - Ficciones

Mario Lavista (1943)

Ficciones

La obra sinfónica Ficciones, de Mario Lavista, tiene su origen en las ideas de Jorge Luis Borges, en las de Mir Bahadur Alí, y en las de Farid al-Din Abú Talib Muhammad Ben Ibrahim Attar, estos dos últimos tan reales o ficticios como Borges los hubiera podido considerar. Sobre Ficciones (las suyas y las de Borges) y otros temas afines, sobre Almotásim y su búsqueda, sostengo una larga y fructífera conversación con Mario Lavista, junto a una ventana cuyas cortinas abiertas nos exhiben al exterior.

-Platícame de El acercamiento a Almotásim-, le invito.
Hablamos entonces del texto (o textos) de este cuento de Borges. Descubrimos en él el texto global de Borges, el texto que Borges nos narra sobre la novela de Mir Bahadur Alí y el texto que Borges cita sobre el Simurg, el Coloquio de los pájaros del místico persa Attar. En estos textos hallamos como elemento central la búsqueda de la identidad, que Mario Lavista define así:
- Esa búsqueda de la identidad podemos considerarla como una búsqueda de la divinidad.
- Y esa analogía entre la búsqueda de la identidad humana y la divinidad está muy presente no sólo en el Islam, sino también en las tradiciones judeo-cristianas...
- Así es. En este cuento de Borges la narración termina cuando el personaje descorre la cortina que lo conduce al encuentro de Almotásim. En estas religiones se habla de la imposibilidad de ver a Dios. En varios escritos se puede leer acerca de las mil caras de Dios y la imposibilidad de encontrarse de frente a él. A Dios no se le puede ver. Su búsqueda es un proceso: en el momento en que sea posible verlo, la búsqueda termina. Sin embargo, la misma imposibilidad de verlo nos habla de un proceso que no tiene fin. Y en este cuento, Borges nos hace pensar en esa idea que afirma que ante la sola idea de llegar a ver a Dios, el hombre se anula, desaparece, muere.
- Entonces nos hallamos también ante la imposibilidad de hallar nuestra identidad.
- Esa búsqueda de Dios como un proceso continuo puede verse también como la búsqueda de la identidad: lograrla plenamente implicaría el fin de nuestra vida física. Otra cosa que me interesa mucho de esta narración de Borges es la forma: existe una narración dentro de otra narración dentro de otra narración dentro de otra narración...
- Un poco al estilo del Manuscrito hallado en Zaragoza, de Jan Potocki...
- Más o menos. Pero al respecto de mis Ficciones quiero aclarar que en ellas no me interesa describir o narrar. Lo subrayo porque es importante: Ficciones no es una obra programática. Lo que he intentado hacer es que toda la obra esté basada en un centro de gravedad que a su vez se sustenta en otro centro de gravedad y éste en otro más. Y todos esos centros son, de hecho, el mismo.
- O sea, la identidad.
- En efecto. Si observamos la macroforma, la forma general de Ficciones, podríamos considerar todo como un centro de gravedad. Pero si la vemos a través de un microscopio y llegamos hasta un acorde, podemos considerar a este acorde como un centro de gravedad en sí mismo. Mi idea fue utilizar un solo acorde en el transcurso de la obra, un acorde único que sufre una serie de metamorfosis a lo largo del discurso musical. En algunos pasajes quizá sea difícil identificar este acorde, pero está presente desde el principio mismo de la obra y todas las organizaciones armónicas están claramente relacionadas con ese acorde único.
- Que por cierto, es un acorde muy especial, ¿no?
- Así es. La obra comienza con un pedal, un acorde formado por una quinta enlazada a otra quinta por medio de un tritono, el famoso diablo en la música. Sobre ese pedal, sobre ese centro de gravedad, voy agregando otros centros de gravedad referidos al primero. Así, en determinado momento estoy utilizando simultáneamente dos series de intervalos de quinta, series que a la larga se cierran porque no es posible proceder indefinidamente por intervalos de quinta. Hay entonces dos círculos paralelos de quintas entre los cuales hay una relación inmediata porque los acordes que estoy formando son idénticos en su estructura, están hechos de la misma materia y, finalmente, forman una espiral. Si seguimos esa espiral, esa especie de círculo sin fin, llegamos en determinado momento al origen.
- O sea, la identidad, el encuentro con el principio.
- Sí, el principio de la identidad, el encuentro de ese acorde consigo mismo. Al final de la obra cierro el círculo y llego al punto de partida, al mismo acorde hecho de dos quintas enlazadas por un tritono.

Hasta aquí este fragmento de una conversación que fue mucho más larga que lo aquí reseñado. Como dato necesario, añado que Ficciones, cuya partitura está dedicada a Juan Vicente Melo, fue estrenada el primero de agosto de 1980 en la Sala Nezahualcóyotl, con la Orquesta Sinfónica de Minería dirigida por Luis Herrera de la Fuente. Después de que Mario Lavista me ha guiado por los laberintos concéntricos de Ficciones, nuestra conversación se desvía para transitar por muchos otros temas. Y cuando se pone el sol, hablamos de las inquietantes mujeres de Amsterdam que, como nosotros esa tarde, se exhiben a través de las ventanas.

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