Gutiérrez Heras, Joaquín - Postludio

Joaquín Gutiérrez Heras (1927-2012)

Postludio

¿Por qué esta obra de Joaquín Gutiérrez Heras se llama Postludio, si no fue escrita para ser tocada al final de una obra mayor, a manera de epílogo? El compositor contesta: porque es una obra que, existiendo en el tiempo actual, se refiere a ideas y estilos de otro tiempo. Debido a esta particular concepción, Gutiérrez Heras ha dicho que la obra bien pudo llevar por título In memoriam. La pieza está compuesta a partir de una serie de temas ya existentes en el pensamiento musical del compositor, desarrollados en una forma unitaria. Originalmente, el autor concibió su obra como un tríptico (llegando incluso a pensar en tal designación como título de la pieza) en el que las tres secciones se ligan una con otra sin interrupción. La primera sección del Postludio es fundamentalmente estática y está basada en largas notas tenidas y en movimientos interválicos que rara vez exceden el ámbito de una tercera. A esto se añade una serie de notas pedales (si-la-re-si) que hacen gravitar la música hacia los centros tonales correspondientes, sin que la pieza llegue a ser claramente tonal. La segunda sección es un allegro en el que se encuentran alusiones temáticas a la primera sección. Como impulso rítmico de este allegro predominan los tresillos, y en su desarrollo destacan algunos pasajes solistas escritos para el violín y el violoncello. La sección final de la pieza es la que da su sentido real al concepto del Postludio. Está escrita en forma fugada, a cuatro voces que por momentos se convierten en cinco, y con claras referencias a la polifonía renacentista de la que Gutiérrez Heras es un gran conocedor. Desde el punto de vista armónico, la última sección (y sólo la última) hace alusión al lenguaje modal, que es otro de los intereses constantes del compositor. Más atento al desarrollo temático y a los movimientos armónicos, Gutiérrez Heras ha dejado a un lado en esta pieza las búsquedas en el campo de la producción del sonido, absteniéndose de utilizar recursos como los armónicos, la división múltiple de las secciones de cuerdas, etc.

Postludio, compuesta entre 1986 y 1987, es la primera obra de Joaquín Gutiérrez Heras escrita para cuerdas solas, y fue estrenada el 27 de marzo de 1987 en el marco del Tercer Festival del Centro Histórico de la Ciudad de México. El estreno se realizó en el Casino Español, con la Orquesta de Cámara de Bellas Artes dirigida por Armando Zayas. En el año de 1995, unas semanas después de la trágica muerte de Eduardo Mata (1942-1995), la Orquesta Filarmónica de la UNAM interpretó el Postludio de Gutiérrez Heras como homenaje al gran director de orquesta mexicano, con quien el compositor mantuvo una larga y entrañable relación profesional y personal. Fue durante esta interpretación del Postludio que la obra retomó el carácter que originalmente le había sido asignado por el compositor, una partitura In memoriam, de un importante músico mexicano a otro. Esa noche, visiblemente conmovido, Joaquín Gutiérrez Heras comentó: “Y yo que creí que algún día Eduardo iba a dirigir esta pieza en memoria mía”. Con el paso del tiempo, el hermoso y contemplativo Postludio de Joaquín Gutiérrez Heras se ha convertido en la obra de su catálogo interpretada con mayor frecuencia, tanto por orquestas de cuerdas como por las secciones de cuerdas de orquestas sinfónicas. Diríase, casi, que el Postludio se ha convertido en una especie de representación emblemática del compositor, en un pulcro retrato sonoro de su personalidad. En las semanas y meses posteriores a su muerte, ocurrida en marzo de 2012, el Postludio de Joaquín Gutiérrez Heras es retomado por varias orquestas mexicanas para honrar, con plena justicia, la memoria de un buen compositor que, además, fue un buen hombre y un buen maestro.

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