Ortiz, Gabriela - Fronteras híbridas

Gabriela Ortiz (1964)

Fronteras híbridas

En el año 2005, siempre ocupada, llena de encargos y proyectos, la compositora mexicana Gabriela Ortiz escribió, entre otras obras, Trifolium, para el Trío de Las Américas y El águila bicéfala para el Ensamble Ónix. Al inicio del 2006, y como ocurre con tantos otros compositores, Gabriela Ortiz se enfrentó a algunos encargos que tenían como tema la celebración del primer cuarto de milenio del nacimiento de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791). Del primero de estos encargos surgió una obra para cuarteto de cuerdas titulada Aroma foliado: gesto deMozart, dedicada al Cuarteto Latinoamericano, que la estrenó en la ciudad de San Diego, California, el 27 de mayo del 2006, en el contexto del festival Mainly Mozart. El segundo encargo mozartiano fue una obra para la Orquesta Sinfónica de Minería, y la compositora afirma que, tan distintas como son, ambas obras parten de su personal visión de los procesos compositivos de Mozart, así como de su percepción de ciertos elementos muy mozartianos como la fluidez, la libertad, el espíritu lúdico en la composición, la expresión cantabile. De manera más específica, Gabriela Ortiz se refiere a un interesante punto de arranque para este par de obras interconectadas. En el 2005, conoció una obra plástica singular: Todos los pétalos de El sentido del olfato de Jan Brueghel el Mayor, realizada en el 2002 por la artista Suzanne Bocanegra. En el cuadro original de Brueghel, aparece una mujer con un ramo de flores, con profusión de pétalos. Para su obra, Suzanne Bocanegra pinta al óleo un número igual de pétalos, los recorta y, por medio de listones atados a los pétalos, forma una especie de mapa floral sobre un muro blanco. Lo que llamó la atención de Ortiz en la obra de Bocanegra fue el proceso de deconstrucción y el cambio total de contexto a partir del original de Brueghel. Así, al concebir Aroma foliado: gesto de Mozart, la compositora se hizo, entre otras estas preguntas, que también son válidas para la obra orquestal:

¿Cómo deconstruir y jugar con motivos musicales ajenos? ¿Cómo explorar la significación de estos elementos cuando se yuxtaponen y chocan entre sí diferentes sistemas de lenguajes estéticos? ¿Cómo trabajar la transformación? ¿Cuáles son los puntos de contacto entre la música de Mozart y la mía?

Como resultado de estas y otras especulaciones, la compositora decidió incorporar fugazmente algunos motivos mozartianos en la obra para cuarteto de cuerdas, y trabajar la obra de orquesta a partir de material estrictamente original, rescatando los elementos mozartianos arriba citados. Una vez tomada esta decisión, Gabriela Ortiz decidió que el elemento fundamental de la obra de orquesta, titulada Fronteras híbridas, fuera un ostinato variable. Afirma la compositora:

La idea es elaborar un modelo de construcción formal que me otorgue la posibilidad de responder a los diferentes mundos que habito, reconociendo que sus componentes y significados son siempre fluidos y cambiantes, y que el proceso cognoscitivo es una constelación inestable de redes, fusiones e híbridos. El material puede ir desde lo más abstracto en su concepción racional hasta lo más concreto en el aspecto auditivo, siempre en una constante transformación orgánica, creando así dimensiones variables de lectura. La idea es transgredir las fronteras del tiempo, en una especie de integración de la memoria musical.

De estas palabras de Gabriela Ortiz vale la pena enfatizar las que se refieren a la constante transformación orgánica del material, ya que es este concepto el que subyace la otra fuente de motivación para la creación de Fronteras híbridas. Se trata de un “graffito mutante” creado por su hermano, el artista visual Rubén Ortiz, un diseño gráfico que se proyecta sobre un camión en movimiento, lo que da lugar entre otras cosas a esas dimensiones variables de lectura que menciona la compositora. Así, Fronteras híbridasrepresenta la exploración y desarrollo del ostinatovariable planteado, a través de diferentes tipos de lenguaje estético, en distintos contextos, a través de diversas fronteras, en modos alternos de integración con su entorno. El espíritu de la pieza es el de una obertura breve, directa y clara, de forma libre, que consta de una introducción que da paso a la presentación y transformación del ostinatofundacional de la partitura. En la obra se plantean, además, algunas exigencias virtuosísticas, como los divisien las cuerdas y el rol protagónico asignado a los metales, particularmente las trompetas. A diferencia de la anterior pieza sinfónica de la compositora (Altar de piedra, escrita por encargo de Esa-Pekka Salonen y la Filarmónica de Los Ángeles), en esta obra la percusión juega más un papel de apoyo que un rol protagónico. Fronteras híbridas, de Gabriela Ortiz, recibió su estreno absoluto el 15 de julio del 2006, en la Sala Nezahualcóyotl, con la Orquesta Sinfónica de Minería, dirigida por Carlos Miguel Prieto. Al momento del estreno, la compositora se encontraba enfrascada en un proyecto de largo alcance, una ópera titulada Únicamente la verdad, que realizó en colaboración con su hermano Rubén. La ópera se estrenó exitosamente en agosto del 2008 en la Universidad de Indiana y posteriormente se representó en México.

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