Ponce, Manuel M. - Concierto para violín y orquesta

Manuel M. Ponce (1882-1948)

Concierto para violín y orquesta

Allegro non troppo
Andante espressivo
Vivo giocoso

En una época en la que los estudiantes de música podían darse el lujo de viajar, se antojaba indispensable hacerse a la mar para ir a Europa en busca del aliento musical que aquí no era del todo definido. El peculiar sistema colonial que México vivió bajo la tutela de los españoles impidió que penetraran a nuestro país las mejores influencias musicales que el Viejo Mundo podía ofrecer. Así, ese volver la mirada y los oídos a Europa marcó de una forma u otra a los compositores mexicanos de las generaciones anteriores al nacionalismo. Sin entrar en demasiados detalles, puede afirmarse que compositores como Baca, Elízaga, Ituarte, Morales y Paniagua sintieron vicariamente la influencia de la música italiana, que imperó hasta bien entrado el siglo XIX a través de la omnipresente ópera. De modo análogo, puede decirse que Julián Carrillo fue influido directamente por la cultura germánica a través de los estudios que realizó en las ciudades de Leipzig y Gante.

En el caso de Manuel María Ponce Cuéllar, la influencia es claramente francesa, a pesar de que no fue Francia su primer punto de contacto musical con una Europa que por entonces era todavía accesible y hospitalaria. Ponce llegó a Italia en 1904, vía Nápoles, y después viajó a Roma y a Bolonia. Rechazado por Bossi, maestro de música, Ponce fue a dar a las clases de piano de Torchi y a las de composición de Dall’Olio, quien fue maestro de Giacomo Puccini (1858-1924). Un año después, Ponce se encontraba en Alemania estudiando el piano con Edwin Fisher y, más tarde, con Martin Krause, quien había sido alumno de Franz Liszt. De regreso en México en 1906 y después de algunos viajes cortos, Ponce se fue a París en 1925 y vivió durante nueve años en la capital francesa. El principal contacto musical de Ponce en París fue Paul Dukas (1865-1935), famoso por su Aprendiz de brujo, y a través de quien llegó a admirar profundamente la música de Claude Debussy (1862-1918). Y si bien Ponce dejó entrar en su mente y en su corazón la influencia francesa, dejó también su granito de arena en pro de la música del Nuevo Mundo: fundó y editó en París La Gaceta Musical, a través de la cual dio a conocer la música de América Latina y en la que tuvo como jefe de redacción nada menos que a Alejo Carpentier, el gran escritor y crítico musical cubano. En 1932 Ponce recibió en París su licenciatura en composición y en 1933 regresó a México.

Sin duda, una de las consecuencias de su estancia en Francia fue la de convertirse en un compositor capaz de pensar en las grandes formas clásicas, en vez de limitarse a las canciones y las breves piezas características. Así, Ponce abordó la escritura concertante, dejando en su catálogo sendos conciertos para el violín, el piano y la guitarra. El Concierto para violín fue compuesto por Ponce entre mayo y julio de 1942, y la orquestación de la obra quedó concluida en junio de 1943. Construido a partir de los tradicionales tres movimientos, es una de las obras más ambiciosas de Ponce. El primer movimiento inicia con una breve introducción en las cuerdas graves, que da paso al tema principal a cargo del solista, un tema que luego es ampliamente desarrollado. Una breve figura descendente en los alientos anuncia otro germen temático, retomado de inmediato por el violín y a su vez desarrollado con energía y amplitud. Un breve episodio melódicamente fragmentario da lugar a un pasaje lírico iniciado en el registro grave del violín solista. Después, una prolongada cadenza conduce a la breve y compacta coda. El andantecentral es un movimiento de carácter misterioso, marcado por los trémolos en las cuerdas y algunas armonías no resueltas. Ponce cita aquí su famosa canción Estrellita y conduce este etéreo movimiento a su conclusión con una larga nota tenida del violín solista, y un último, inesperado giro armónico. El tercer movimiento inicia como un scherzo, guiado por las maderas. Se escucha una melodía de corte claramente nacionalista, tomada por el solista como su tema principal a desarrollar. Esta idea es retomada en ocasiones por la orquesta y sus distintas secciones, y por momentos el solista ofrece algunos pasajes de espíritu casi gitano. Un breve episodio central de ambiente lírico trae a la memoria el segundo movimiento, para concluir después en un agitado final en el que se escucha de nuevo el tema a la mexicanadel inicio del movimiento.

El Concierto para violín de Ponce fue estrenado el 20 de agosto de 1943 en el Teatro de Bellas Artes, con Carlos Chávez al frente de la Orquesta Sinfónica de México y con Henryk Szeryng como solista. El resto del programa de ese día estuvo formado por un Concerto grosso de Geminiani, la Sinfonía asturiana de María Teresa Prieto (también en su estreno absoluto), Dos nocturnos de Debussy y el Bolero de Ravel. Como dato anecdótico, cabe señalar que este concierto fue transmitido por radio, como solían serlo las sesiones de los viernes de la O.S.M., a través de XEOY Radio Mil, bajo el patrocinio de PEMEX.

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