Suk, Josef - Cuento de hadas, Op. 16

Josef Suk (1874-1935)

Cuento de hadas, Op. 16

Aunque estudió también el piano y el órgano, el compositor checo Josef Suk se concentró principalmente en el violín, instrumento en el que alcanzó un respetable nivel profesional. Gracias a su calidad como instrumentista, fue convocado a formar parte del Cuarteto Checo, un prestigioso ensamble de larga trayectoria (1893-1933) que ofreció más de 4,000 conciertos de un alto nivel musical. Gracias a las constantes giras del Cuarteto Checo, Suk tuvo la oportunidad de escuchar mucha música nueva en diversas partes de Europa, asimilando algunos elementos técnicos y estéticos que más tarde aplicaría en sus propias composiciones. Se dice que estuvo particularmente atento a la música de Richard Strauss (1864-1949) y a las creaciones de los impresionistas franceses. Sin embargo, lo principal de su aprendizaje como compositor fue realizado bajo la tutela del más importante compositor checo, Antonin Dvořák (1841-1904), de quien Suk debió ser, por razones musicales y personales, heredero musical natural. Además de Dvořák, otra influencia de capital importancia en el desarrollo musical de Suk fue el escritor y dramaturgo checo Julius Zeyer (1841-1901). De diversos textos analíticos sobre su producción literaria es posible entresacar algunos términos que definen algunas de sus características destacadas: misticismo, nostalgia, tragedia, religión, erotismo y, de manera importante, la tendencia a combinar asuntos específicos de la historia y la sociedad checa con leyendas y tradiciones de otras naciones. Zeyer formó parte de un grupo de escritores checos conocido como Lumir (título de una revista que publicaban colectivamente), cuyos miembros solían buscar puntos de referencia e inspiración en la cultura de Europa Occidental, particularmente Francia. Una de las obras dramáticas más importantes de Julius Zeyer es Radúz y Mahulena. Respecto a este texto del dramaturgo checo, un compacto artículo enciclopédico a su respecto contiene esta descripción:

El poema dramático Radúz y Mahulena de Zeyer es una historia de amor que combina elementos clásicos de los cuentos de hadas con diversas referencias mitológicas. Radúz y Mahulena, originarios de reinos enemigos, se enamoran, pero deben enfrentar diversos retos y pruebas, incluyendo la hechicería de la Reina Runa. Además de referirse a diversos mitos y cuentos de hadas de la cultura eslovaca, el texto de Zeyer toma elementos del drama Sakuntala, del poeta hindú Kalidasa.

Radúz y Mahulena habría de ser la única fuente literaria de importancia abordada por Josef Suk en su proceso de creación musical. Entre 1897 y 1898, el compositor escribió varios números de música incidental para la obra teatral de Zeyer, una partitura que incluía voces solistas, recitantes, coro mixto y orquesta. Esta música fue estrenada el 6 de junio de 1898 bajo la batuta de Adolph Cech. En 1912, Suk revisó la partitura de la obra y realizó algunas correcciones. Unos años antes, sin embargo, había retomado su música para la obra de Zeyer con la intención de darle una mayor difusión al margen de las representaciones teatrales de Radúz y Mahulena. Así, Suk compuso entre 1899 y 1900 la pieza orquestal titulada originalmente en checo Pohádka (‘Cuento de hadas’), basada en los materiales de su música incidental. Además de la referencia literaria y teatral directa, hay en esta música (tanto la partitura incidental como la pieza orquestal) un elemento estrictamente personal, mencionado por John Tyrrell en un artículo sobre la obra de Suk:
Radúz ocupa un lugar central en el desarrollo de Suk. El compositor identificaba a Radúz y Mahulena consigo mismo y con su esposa en el período más feliz de su vida. La obra hizo surgir de él su música más radiante, tierna, honesta y abundantemente melódica. Suk remodeló parte de la música en su siguiente obra, las Tres canciones Op. 15 para coro femenino y piano, y la conservó como punto de referencia para futuras obras.

De interés histórico es el hecho de que la esposa con la que Suk estaba felizmente casado y que le inspiraba música luminosa era Otilie Dvořák, hija de su ilustre maestro. Algunos especialistas han comentado que la música escrita por Suk bajo la inspiración de Radúz y Mahulena tiene pinceladas de orquestación que recuerdan a Richard Strauss.

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