Del Prado / Escuer: de Bernstein a Dzubay
Esta página documenta un concierto pasado.

Sábado, 9 de Noviembre, 18:00 horas
Sala Silvestre Revueltas CCOY
Domingo,10 de Noviembre, 12:30 horas
Sala Silvestre Revueltas
IVÁN DEL PRADO, director
ALEJANDRO ESCUER, flauta
Global Sadness
En el mes de julio de 2018 circuló en las redes una noticia que decía lo siguiente:
Felipe ha sido nombrado recientemente como nuevo Artista Residente del Instituto SETI para crear el proyecto Earthling, consistente en la recolección de voces de todo el mundo para crear música que represente los sonidos de la humanidad y lanzarla al espacio.
Primero que nada, el dato de que SETI son las siglas de Search for Extra Terrestrial Intelligence ('Búsqueda de Inteligencia Extra Terrestre'); después, cabe decir que la palabra earthling puede traducirse sencillamente como 'terrícola'. Van estos datos, a manera de introducción, como una muestra de la clase de proyectos en los que el compositor mexicano Felipe Pérez Santiago suele involucrarse. Más aún: en los meses que rodean al reestreno de su obra orquestal Global Sadness, Pérez Santiago lleva a cabo una buena cantidad de proyectos, en los que sobresale la variedad y el eclecticismo; en esos proyectos se incluyen una instalación audiovisual itinerante, el estreno de un concierto para flauta y orquesta, participaciones en el Festival Visiones Sonoras, el Foro Internacional de Música Nueva Manuel Enríquez y el Festival Internacional de Saxofón de la UNAM, actividades con coros, orquestas y bandas, un homenaje sinfónico a la música electrónica, la presentación de una orquesta tradicional India-México, etc. Este eclecticismo tiene que ver, por una parte, con la voluntad abiertamente expresada por el compositor/promotor de no limitarse a un solo género o línea de conducta musical; y por la otra, sin duda, con el hecho de que Felipe Pérez Santiago es rockero de corazón, vocación que es evidente en muchos de sus trabajos, entre los que destaca su aclamado trabajo como director musical del proyecto Rock en tu Idioma Sinfónico o su participación como director musical de la presentación en México del icónico disco de Pink Floyd Atom Heart Mother. Se le ve con frecuencia con una guitarra eléctrica entre las manos, instrumento con el que se ha relacionado a través de esta lógica impecable:
En la adolescencia uno sólo tiene una cosa en la cabeza y son chicas, y uno conoce más chicas tocando la guitarra eléctrica que tocando estudios de Manuel M. Ponce.
Otra muestra de su amplitud y variedad de miras es la fundación y dirección del Ensamble Mal'Akh, en cuyas presentaciones es posible encontrar, literalmente, de todo: diversas vertientes de la música académica contemporánea, rock, medios audiovisuales, folklores, electrónica, jazz, improvisación. Y actualmente también está al frente del "Vórtice Ensamble", formación acústica "creada con la premisa de atraer públicos más amplios a la música de cámara y contemporánea por medio de una programación atractiva, innovadora, impactante y multidisciplinaria con el más alto nivel interpretativo", en sus propias palabras. Todo ello no le impide, sin embargo, abordar de vez en cuando la composición para medios más tradicionales, como por ejemplo una orquesta sinfónica.
Escribe Felipe Pérez Santiago sobre su obra orquestal Global Sadness ('Tristeza global'):
Esta pieza es de las pocas composiciones que he escrito por el simple placer de hacerlo. Acostumbrado a escribir para ensambles mixtos, electrónica, multimedia y cine, así como para mis propios ensambles; y sobre todo a componer para los distintos encargos que constantemente recibo, decidí hacer una obra para orquesta tradicional, tomándome todo el tiempo para componer una pieza que no tuviera una fecha límite de entrega y sin tener la seguridad de su estreno. Esto me ha dado la oportunidad no sólo de escribirla con calma, sino también de revisarla varios años después. El título viene de los sentimientos hacia un mundo en decadencia pero estrechamente unido de manera virtual, con acceso inmediato a la información, pero con poco contacto real.* Global Sadness* no está dedicada a nadie.
En estas escuetas líneas destaca sobre todo la posición crítica del compositor hacia un mundo deshumanizado por la tecnología (y especialmente por el exceso de información), asunto particularmente interesante si se considera que Felipe Pérez Santiago suele trabajar frecuentemente con diversas tecnologías en la concepción, realización y difusión de su música.
En su versión original, Global Sadness (2010) fue estrenada en el año 2011 en el marco del Foro Internacional de Música Nueva Manuel Enríquez por la Orquesta Sinfónica del Estado de Puebla dirigida por David Hernández Bretón. Años más tarde, Felipe Pérez Santiago revisó a fondo la partitura con miras a una nueva ejecución de la obra. Así, el estreno de la segunda (y quizá definitiva) versión de Global Sadness ocurre el 9 de noviembre de 2019, con la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México dirigida por Iván del Prado.
Flow, Concierto para flauta y orquesta
Flow, Concierto para flauta y orquesta
Originario de Minneapolis, el compositor (y destacado académico) David Dzubay tiene un doctorado por la Universidad de Indiana, ha recibido encargos de varias instituciones culturales de prestigio, y sus obras le han valido un buen número de premios y reconocimientos. Una buena muestra del éxito de su trabajo compositivo está en el hecho de que sus obras están grabadas en nueve sellos discográficos distintos. Del puño y letra de David Dzubay, estas palabras sobre su Concierto para flauta y orquesta:
Compuesto para, y dedicado a mi buen amigo y colega profesional de largo tiempo, el flautista Alejandro Escuer,* Flow es un concierto para flauta y orquesta. Uno puede imaginarse muchas cosas "fluyendo": el aire, creando el sonido de la flauta; el agua, viajando de aquí hacia allá alrededor de todo el planeta, dándonos a todos vida y una experiencia elemental compartida; la gente, moviéndose de aquí para allá; y claro, la música, especialmente la música que transmite ideas entre los músicos, o que lleva a uno o más motivos en un viaje a través de una pieza musical que dura entre 15 y 20 minutos, como en Flow*. Cada uno de estos ejemplos del flujo también involucra la transformación, en un proceso que puede ser circular, o quizá sin fin. Al componer este concierto, pensé mucho en el flujo del agua, y específicamente, en el flujo y la historia del agua en la Ciudad de México, que ciertamente fue construida sobre un lago y sigue enfrentando retos relativos al agua. Proveer agua dulce a la población no es fácil, y mientas se extrae el doble de agua de la que está reabasteciendo los acuíferos subterráneos, la ciudad sigue hundiéndose, al grado que hoy el Zócalo está por debajo del nivel del Lago de Texcoco, que era el punto más bajo del Valle de México. El imaginar a la ciudad "flotando" sobre el Lago de Texcoco me proporcionó algunas imágenes útiles para el lento segundo movimiento, con bloques de sonido flotando y derivando en relaciones siempre cambiantes. El primer movimiento se titula Drips and Drops ('Goteos y gotas'). En un lapso de cerca de seis minutos la música se transforma de la breve nota que toca la flauta al inicio, en motivos cortos y después en líneas y gestos más largos. Muchos de ellos descienden a la manera del agua siguiendo la gravedad, de manera semejante a los acueductos aztecas. El movimiento central lento contempla el suelo cambiante por debajo de la ciudad que flota en los acuíferos que subyacen el lago de Texcoco. Los bloques sonoros cambian unos en relación con otros a lo largo de la pieza, y el clímax ofrece una estructura grande e imponente que asciende y desciende. El movimiento final imagina al agua transitando las vías de los viejos acueductos pero también está inspirado por la incesante actividad y el flujo de la gente por la ciudad.
Como un apunte extra, David Dzubay señala que ciertas figuras melódicas de Flow están construidas sobre las equivalencias musicales de algunas de las letras del nombre de Alejandro Escuer. Y en vista de que Dzubay ha escrito este concierto para Escuer, es justo escuchar también la voz del flautista. Dice Alejandro Escuer:
Mi colaboración con David Dzubay empezó hace más de veinte años, con el grupo ÓNIX, y ya he tocado varias piezas de él. Es un compositor muy sólido y con mucho oficio. Este concierto es de una gran lucidez, tiene cierta tendencia neo-tonal y está lleno de sorpresas tímbricas y rítmicas. Es una pieza vistosa y muy interactiva entre la flauta y la orquesta con algunos sonidos surgidos de las nuevas técnicas contemporáneas de ejecución instrumental. Además, este concierto tiene algunas breves secciones de improvisación, y es muy evocativo, porque se relaciona con el agua y con la ciudad flotante. La idea del flujo, del transcurso, es muy importante en este concierto, y David ha sabido aprovechar muy bien la agilidad de la flauta para comunicar esa idea, sobre todo en ciertos pasajes rápidos, agudos, brillantes.
Flow, ('Flujo') Concierto para flauta y orquesta de David Dzubay, recibe su estreno absoluto el 9 de noviembre de 2019, con Alejandro Escuer en la flauta solista y la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, dirigida por Iván del Prado.
Drips and drops ('Goteos y gotas')
Floating City of Lake Texcoco ('La ciudad flotante del Lago de Texcoco')
Aqueduct Run ('El trayecto del acueducto')
Danzón cubano
Antes de entrar en materia con esta pieza cubana de un compositor estadunidense, vale la pena refrescar la memoria con algunas aproximaciones al concepto general del danzón:
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Una buena definición práctica del danzón, extraída de una enciclopedia especializada, dice así:
Danzón. Baile formal de salón por parejas, en forma de rondó, derivado de la tradición de la contradanza y la habanera del siglo XIX. El danzón cubano se ha desarrollado dentro de la tradición urbana popular con influencias africanas cada vez más presentes. Entre ellas se encuentra el uso generalizado de los patrones simétricos del cinquillo y el tresillo, desfasados rítmicamente para crear complejos ritmos cruzados. Estructuralmente, el danzón consiste en una serie de alternancias entre versos, estribillos y solos instrumentales."
Nótese que lo que esta enciclopedia llama baile formal de salón, en México se conoce popularmente como baile fino de salón.
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Otra definición, obtenida en una enciclopedia menos especializada, dice esto:
Danzón. Baile cubano que es una variedad de la antigua contradanza habanera. Uno de los más célebres autores de esta clase de bailes fue el compositor Manuel Saumell y Robredo, que escribió, entre otros, los que llevan por título Los ojos de Pepa y Sopla que quema.
El lector perspicaz adivinará de inmediato que esta definición viene de una enciclopedia española.
Como tantos otros compositores, de todas las épocas, Aaron Copland fue un músico activo, curioso y peripatético, y la suya fue una trayectoria a través de la que se puede comprobar, sin duda, que los viajes ilustran. En los años 20s se instaló en París para estudiar con Nadia Boulanger; en 1932, a instancias de su buen amigo Carlos Chávez (1899-1978), visitó México; en 1941 realizó una gira por América Latina por encargo del Coordinador de Asuntos Interamericanos, y volvió al sur del continente en 1947 en misión del Departamento de Estado. Hacia fines de 1941, Copland se hallaba en Río de Janeiro, y desde allí escribió a su antigua maestra, Nadia Boulanger, una carta en la que le decía:
Mi viaje por América del Sur ha sido fascinante. Ha sido como descubrir un nuevo continente.
Esta fascinación de Copland por América Latina dio diversos frutos musicales a lo largo de los años, con la creación de varias obras con características locales: El Salón México (1933-36), el Danzón cubano (1942) y Tres bosquejos latinoamericanos (1972). El propio Copland hizo este comentario sobre su sabroso Danzón cubano:
La danza popular cubana conocida como danzón tiene un carácter especial, distinto de la rumba, el congo o el tango. Siendo una danza más estática, se parece esencialmente al vals de la tradición occidental. No es la típica danza étnica con exuberantes ritmos cubanos, sino una danza más elegante y precisa. La danza en sí misma me pareció especialmente divertida por su inconsciente toque, casi grotesco, que da la impresión de que la "clase alta" es vista con los ojos de la "clase popular": dicho de otra manera, cómo percibir la elegancia desde lo inelegante. No intenté que la pieza fuera grotesca, pero claro, hay este elemento en la danza original. De modo similar a ese estilo, el Danzón cubano es muy* secco*, muy preciso y elegante. Contrasta secciones fuertes, rítmicamente marcadas con una tonada algo sentimental que sigue de inmediato pero que no se mezcla del todo con la sequedad de la sección precedente.
Copland escribió la versión original del Danzón cubano (realizada con motivo del vigésimo aniversario de la Liga de Compositores) para dos pianos, lo que le permitió un cierto grado de abstracción y estilización de las sonoridades "latinas" que incluyó en la partitura. En esta versión original, el Danzón cubano tuvo un venturoso estreno en el Town Hall de la ciudad de Nueva York el mismo año de su composición, el 17 de diciembre de 1942: en esa ocasión, los pianistas fueron el propio Aaron Copland y su ilustre colega y amigo Leonard Bernstein (1918-1990). Dos años más tarde, el propio Copland realizó la versión orquestal del Danzón cubano, versión que fue estrenada por la Sinfónica de Baltimore el 17 de febrero 1946 bajo la dirección de Reginald Stewart. Como era lógico esperar, Copland incluyó una importante sección de percusiones en la versión sinfónica del Danzón cubano.
Para concluir, algunas observaciones:
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Habría que preguntar a los conocedores del baile fino de salón si están de acuerdo con la percepción de Copland en el sentido de que hay un elemento grotesco en el danzón.
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Tanto Copland como Bernstein dirigieron grabaciones de la versión sinfónica del Danzón cubano. (La grabación de Eduardo Mata es también muy interesante).
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Es posible encontrar numerosas referencias a versiones coreográficas del Danzón cubano. Lógico: aunque se trata estrictamente de una pieza de concierto, su origen es eminentemente danzable.
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Vale mucho la pena escuchar consecutivamente las dos versiones del Danzón cubano; tal audición puede resultar muy ilustrativa de los procesos de transcripción del piano a la orquesta.
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En la versión orquestal del Danzón cubano Copland incluye una interesante parte de piano.
Danzas sinfónicas de West Side Story
Danzas sinfónicas de West Side Story
El muy talentoso y muy controvertido músico estadunidense Leonard Bernstein dejó numerosas y profundas huellas en diversos campos de la actividad creativa. Si bien es cierto que hoy en día la mayoría de los melómanos lo recuerdan como un gran director de orquesta, lo cierto es que también tiene un lugar asegurado en la historia de la música y el teatro de su país gracias a sus indudables contribuciones en el campo de esa forma de arte escénico tan típicamente estadunidense que es el musical. A través de sus partituras para el teatro musical y para la danza, Bernstein estableció un estilo y una forma de pensar en música que habría de influir notablemente en su entorno. En estos campos vale la pena mencionar obras suyas como Fancy Free, On the town, Facsimile, Trouble in Tahiti, Wonderful town, Candide, Dybbuk, 1600 Pennsylvania Avenue y A quiet place. Si bien todas estas músicas escénicas de Bernstein valen la pena de ser escuchadas (de preferencia con su complemento teatral en vivo) por lo que reflejan de la evolución del compositor, lo cierto es que ninguna de sus partituras para el teatro musical ha tenido un éxito tan amplio y duradero como West Side Story.
No cabe duda que algunas de las muestras más contundentes de la estupidez humana provienen de quienes se dedican en nuestro país a traducir los títulos de las películas y obras de teatro que llegan del extranjero. El caso de la cinta West Side Story (Robert Wise, 1961) no fue la excepción: se le conoció en México como Amor sin barreras, título cursi, vago y complaciente que, evidentemente, puede aplicarse a otras 600 películas cuyo centro narrativo es una conflictiva relación de pareja. Antes de convertirse en un filme de merecido y universal éxito, West Side Story pasó brillantemente por Broadway como obra de teatro musical, en medio de circunstancias ciertamente azarosas.
El libretista Arthur Laurents había ideado un asunto al que iba a poner por título East Side Story, en el que la trama habría de desarrollarse entre una chica judía y un muchacho católico. Esta idea fue trabajada en un principio por Laurents, Leonard Bernstein y Stephen Sondheim, autor de las letras de las canciones. Pronto, sin embargo, el trío de creadores desechó el esquema original, se mudó al lado oeste de Nueva York y el conflicto fue asignado en cambio a puertorriqueños y americanos sajones. La historia misma no era más que una interesante actualización de la historia de los infortunados Romeo y Julieta, y en su tiempo la obra escandalizó a mucha gente por su violencia. Con sus nuevas características, West Side Story se estrenó en Broadway en la temporada 1957-1958 y resultó ser uno de los grandes éxitos de esa y muchas otras temporadas de teatro musical. En sus dos primeras series de representaciones, West Side Story alcanzó 980 funciones, y tanto la crítica como el público aclamaron no sólo la música de Bernstein y las canciones de Sondheim, sino también la coreografía de Jerome Robbins, que comunicó a la obra (y después a la película) una energía muy peculiar y contagiosa. A pesar del éxito de West Side Story, se impidió que la obra saliera de gira al extranjero porque algunas autoridades afirmaban que tal clase de conflictos raciales y violencia no eran materia de exportación. De ahí a los horrores de la guerra fría y el macartismo había un solo paso. Lo cierto es que al margen de esta prohibición la obra y la película alcanzaron gran fama, cabalmente merecida, y la suite sinfónica de Bernstein sobre su música original se convirtió en una de las piezas de concierto más populares en los Estados Unidos.
Respecto al asunto de la actualización de los afanes amorosos de Romeo Montesco y Julieta Capuleto, parece que alguien se lo tomó suficientemente en serio como para producir una grabación (con la Sinfónica de Atlanta) que incluye las danzas sinfónicas de West Side Story junto con el Romeo y Julieta de Chaikovski. Para los cinéfilos amantes de la trivia, va este dato: la voz de la actriz Natalie Wood en la película West Side Story fue doblada en los números musicales por la soprano Marni Nixon, quien hizo el mismo trabajo con la voz de Audrey Hepburn en la versión fílmica de Mi bella dama (George Cukor, 1964).
Prólogo
En algún lugar
Scherzo
Mambo
Cha-Cha-Cha
Encuentro
Cool-Fuga
Pelea
Final
Iván del Prado


Director(a)
Iván del Prado es reconocido como uno de los más destacados directores de orquesta de Cuba y América Latina. Su repertorio es extenso y su versatilidad ha sido probada en la música sinfónica, la ópera y el ballet. Catalogado por la crítica como un director enérgico y apasionado, Del Prado ostenta la Distinción por la Cultura Nacional, uno de los más altos honores conferidos a relevantes personalidades del mundo cultural de Cuba. Actualmente es director asistente de The University of Southern Mississippi Symphony Orchestra, así como Director Artístico del festival internacional Premier Orchestral Institute que organiza la Orquesta Sinfónica de Mississippi..
Con solo veinticinco años Del Prado asumió la Dirección titular de la Sinfónica Nacional de Cuba, puesto que mantuvo durante casi diez años. Ha sido director Titular de la Orquesta del Gran Teatro de La Habana y de la Orquesta de Baja California, y es fundador de la Orquesta de Cámara de La Habana. Ha dirigido importantes agrupaciones sinfónicas de Europa, Asia, Estados Unidos y América Latina entre las que se encuentran la Staatkapelle Berlín, la Orquesta Sinfónica de la Comunidad de Madrid, La Orquesta Sinfónica Nacional de Estados Unidos de America, National Symphony Orchestra, Pacific Symphony Orchestra , Orquesta Sinfónica Nacional de Costa Rica, Orquesta Sinfónica de Mississippi, Filarmónica de Gran Canaria, Sinfónica Nacional de la República Dominicana, la Orquesta Sinfónica de Virginia, Sinfónica de la TV de Shanghái, Sinfónica del Ballet Central de Beijing, y la Orquesta Metropolitana de Lisboa. En México ha sido invitado a dirigir las orquestas Filarmónica de México, Sinfónica de Xalapa y Filarmónica de Chihuahua. Esta es su quinta aparición al frente de la prestigiosa Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México.
Del Prado ha trabajado con eminentes artistas como el Maestro Daniel Barenboim, la soprano Victoria de los Ángeles, los tenores José Carreras y Luigi Alba, el pianista Jorge Luis Prats, el cellista Amit Peled y, más recientemente, el saxofonista Erik Marienthal. También ha sido notoria su colaboración con el Ballet Nacional de Cuba y su directora general Alicia Alonso.
Gran reconocimiento de la crítica y público han recibo sus conciertos y grabaciones en colaboración con importantes músicos y agrupaciones populares tales como Reencuentros, Maraca & his Latin Jazz all Star; Clásicos de Cuba, César López y Habana Ensemble y el DVD Cuba con el grupo Británico Simply Red.
Su repertorio abarca todos los períodos de la música pero la crítica ha resaltado particularmente sus interpretaciones de los grandes compositores románticos y de la primera mitad del siglo XX.
Del Prado, quien nació en la ciudad de Holguín (Cuba), estudió violín y viola antes de obtener su licenciatura en Dirección orquestal Summa Cum Laude del Instituto Superior de Arte de La Habana. Como estudiante se destacó por su madurez musical lo cual le llevó a ser el director titular de la Orquesta de Cámara del Instituto Superior de Arte y a fundar, junto al maestro Leo Brouwer, el Movimiento de orquestas sinfónicas juveniles en Cuba así como la Sinfónica juvenil de La Habana. Del Prado es Master en Música y Candidato a Doctor en Música y Arte.
Alejandro Escuer


Flauta
Alejandro Escuer es flautista, compositor, artista multidisciplinario, curador y productor musical mexicano especializado en la música contemporánea. Como flautista ha estrenado más de cien obras dedicadas a él de compositores de los cinco continentes para flauta y orquesta, flauta y ensamble, flauta y electrónica, flauta y cuarteto de cuerdas entre muchas otras combinaciones. Como compositor ha desarrollado un discurso cercano al arte sonoro en combinación con un virtuosismo instrumental y poético muy especial reconocido por personalidades como Karlheinz Stockhausen, Robert Dick o la prensa, calificando su música y forma de tocar como Alluring, imaginative, rewarding (The New York Times).
Alejandro Escuer realizó sus estudios de doctorado en la Universidad de Nueva York donde obtuvo P.h. D. Doctor of Philosophy in Music con especialidad en interpretación (flauta), composición e improvisación musical. Sus estudios de maestría los realizó en el Sweelinck Conservatorium Amsterdam Holanda con el grado y distinción más alto que los países bajos otorgan: Uitvoerend Musicus (intérprete solista). Además realizó sus estudios a nivel licenciatura en el Conservatorio Nacional de Música y cursó la carrera de Sociología en la UNAM. Paralelamente a sus estudios formales trabajó con los flautistas Mario Salinas desde niño y con Marielena Arizpe en México, con Koos Verheul en Amsterdam Conservatory, con Severino Gazzelloni en la Accademia Musicale Chigiana Siena, Italia; con Kurt Redel (Alemania), con William Bennett en la Royal Academy of Music Londres, con Peter Lukas Graf (Suiza); con Itzvan Matuz (Hungría), y con Esther Lamneck y Robert Dick (Nueva York University).
Ha aparecido como solista con orquesta en numerosas ocasiones, estrenando obras dedicadas a él de Gabriela Ortiz, Enrico Chapela, Michael Matthews, Arturo Márquez, Mauricio Beltrán, Hebert Vázquez, entre otros y estrenadas en México por el: Joseph Schwantner, Kaija Saariaho entre otros compositores con la Orquesta Sinfónica Nacional, la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, la Orquesta Filarmónica de Bogotá, la Orquesta Sinfónica de Guatemala, la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato, La Orquesta Sinfónica de Heredia en Costa Rica, La Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí entre muchas otras.
Se trata de un creador más que de un flautista común: Alejandro Escuer parte de una perspectiva multidisciplinaria, es decir directamente acústica y visual, entre el virtuosismo instrumental, la composición musical, la improvisación, la visualización gráfica, el uso de tecnología electroacústica y la concepción formal y de contenido cercana a las humanidades y a las ciencias sociales. Es así como ha incursionado en el desarrollo máximo de las técnicas extendidas para su instrumento, el arte sonoro, la instalación, llegando a implementar proyectos para la intervención de espacios públicos de impacto masivo con temáticas vinculadas a la crítica social, a la ecología, a la filosofía, a la sustentabilidad y especialmente a la conciencia y reflexión sobre el futuro del ser humano. Su música incorpora el uso de instrumentos que introdujo a Latinoamérica por primera vez: flauta contrabajo (de 2.4 m de longitud), flauta sub-contrabajo (de casi 4.5 m de longitud), flauta contralto especialmente construida para él y embocadura de flauta microtonal. Es el creador y director artístico de ÓNIX Ensamble, grupo mexicano especializado en la interpretación de la música contemporánea con más de 160 obras dedicadas y estrenadas a lo largo de sus 22 años de trayectoria.
En el año 2000 fundó y creó el proyecto multidisciplinario LUMÍNICO para flauta solista, video en tiempo real y música electroacústica con el compositor Rodrigo Sigal donde se exploran interconexiones entre diversas músicas del mundo (India, Japón, Irán, música clásica contemporánea) y la relación de la música electrónica con otras disciplinas. [www.luminico.org]{.underline} A través de este proyecto ha desarrollado una carrera como solista con uso de nuevas tecnologías, estrenando más de 40 obras para estos formatos. Cuenta con 19 discos grabados, siete de los cuales son como solista, cinco con ÓNIX y el resto son colaboraciones internacionales. Entre los premios y reconocimientos que ha recibido Alejandro Escuer destacan: National Association of Latino Arts and Cultures Award 2012; Creador Escénico con Trayectoria 2010-13 (FONCA-CONACULTA), Proyectos de Coinversiones, tres becas como intérprete, incluyendo Rockefeller Foundation-Bancomer-FONCA, programa México en Escena para el proyecto ONIX Ensamble en 7 ocasiones, Fulbright-García Robles 2008 para la composición de cuatro obras durante estancia postdoctoral, primer premio del Independent Music Awards por mejor álbum de música clásica contemporánea 2014, reconocimiento internacional como solista creativo de su instrumento en 2014, además de concursos de oposición ganados como profesor titular definitivo en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Facultad de Música, entre otros.
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