COPLAND, AARON - Danzon cubano

Aaron Copland (1900-1990)

Danzón cubano

Antes de entrar en materia con esta pieza cubana de un compositor estadunidense, vale la pena refrescar la memoria con algunas aproximaciones al concepto general del danzón:

  1. Una buena definición práctica del danzón, extraída de una enciclopedia especializada, dice así:

    Danzón. Baile formal de salón por parejas, en forma de rondó, derivado de la tradición de la contradanza y la habanera del siglo XIX. El danzón cubano se ha desarrollado dentro de la tradición urbana popular con influencias africanas cada vez más presentes. Entre ellas se encuentra el uso generalizado de los patrones simétricos del cinquillo y el tresillo, desfasados rítmicamente para crear complejos ritmos cruzados. Estructuralmente, el danzón consiste en una serie de alternancias entre versos, estribillos y solos instrumentales."

    Nótese que lo que esta enciclopedia llama baile formal de salón, en México se conoce popularmente como baile fino de salón.

  2. Otra definición, obtenida en una enciclopedia menos especializada, dice esto:

    Danzón. Baile cubano que es una variedad de la antigua contradanza habanera. Uno de los más célebres autores de esta clase de bailes fue el compositor Manuel Saumell y Robredo, que escribió, entre otros, los que llevan por título Los ojos de Pepa y Sopla que quema.

El lector perspicaz adivinará de inmediato que esta definición viene de una enciclopedia española.

Como tantos otros compositores, de todas las épocas, Aaron Copland fue un músico activo, curioso y peripatético, y la suya fue una trayectoria a través de la que se puede comprobar, sin duda, que los viajes ilustran. En los años 20s se instaló en París para estudiar con Nadia Boulanger; en 1932, a instancias de su buen amigo Carlos Chávez (1899-1978), visitó México; en 1941 realizó una gira por América Latina por encargo del Coordinador de Asuntos Interamericanos, y volvió al sur del continente en 1947 en misión del Departamento de Estado. Hacia fines de 1941, Copland se hallaba en Río de Janeiro, y desde allí escribió a su antigua maestra, Nadia Boulanger, una carta en la que le decía:

Mi viaje por América del Sur ha sido fascinante. Ha sido como descubrir un nuevo continente.

Esta fascinación de Copland por América Latina dio diversos frutos musicales a lo largo de los años, con la creación de varias obras con características locales: El Salón México (1933-36), el Danzón cubano (1942) y Tres bosquejos latinoamericanos (1972). El propio Copland hizo este comentario sobre su sabroso Danzón cubano:

La danza popular cubana conocida como danzón tiene un carácter especial, distinto de la rumba, el congo o el tango. Siendo una danza más estática, se parece esencialmente al vals de la tradición occidental. No es la típica danza étnica con exuberantes ritmos cubanos, sino una danza más elegante y precisa. La danza en sí misma me pareció especialmente divertida por su inconsciente toque, casi grotesco, que da la impresión de que la "clase alta" es vista con los ojos de la "clase popular": dicho de otra manera, cómo percibir la elegancia desde lo inelegante. No intenté que la pieza fuera grotesca, pero claro, hay este elemento en la danza original. De modo similar a ese estilo, el Danzón cubano es muy* secco*, muy preciso y elegante. Contrasta secciones fuertes, rítmicamente marcadas con una tonada algo sentimental que sigue de inmediato pero que no se mezcla del todo con la sequedad de la sección precedente.

Copland escribió la versión original del Danzón cubano (realizada con motivo del vigésimo aniversario de la Liga de Compositores) para dos pianos, lo que le permitió un cierto grado de abstracción y estilización de las sonoridades "latinas" que incluyó en la partitura. En esta versión original, el Danzón cubano tuvo un venturoso estreno en el Town Hall de la ciudad de Nueva York el mismo año de su composición, el 17 de diciembre de 1942: en esa ocasión, los pianistas fueron el propio Aaron Copland y su ilustre colega y amigo Leonard Bernstein (1918-1990). Dos años más tarde, el propio Copland realizó la versión orquestal del Danzón cubano, versión que fue estrenada por la Sinfónica de Baltimore el 17 de febrero 1946 bajo la dirección de Reginald Stewart. Como era lógico esperar, Copland incluyó una importante sección de percusiones en la versión sinfónica del Danzón cubano.

Para concluir, algunas observaciones:

  1. Habría que preguntar a los conocedores del baile fino de salón si están de acuerdo con la percepción de Copland en el sentido de que hay un elemento grotesco en el danzón.

  2. Tanto Copland como Bernstein dirigieron grabaciones de la versión sinfónica del Danzón cubano. (La grabación de Eduardo Mata es también muy interesante).

  3. Es posible encontrar numerosas referencias a versiones coreográficas del Danzón cubano. Lógico: aunque se trata estrictamente de una pieza de concierto, su origen es eminentemente danzable.

  4. Vale mucho la pena escuchar consecutivamente las dos versiones del Danzón cubano; tal audición puede resultar muy ilustrativa de los procesos de transcripción del piano a la orquesta.

  5. En la versión orquestal del Danzón cubano Copland incluye una interesante parte de piano.

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