Schumann, Robert - Sinfonía No. 3 en mi bemol mayor, Op. 97, Renana

Robert Schumann (1810 - 1856)

Sinfonía No. 3 en mi bemol mayor, Op. 97, Renana

Lebhaft
Scherzo: sehr mässig
Nicht schnell
Feierlich
Lebhaft

El sobrenombre de Renana con el que se conoce a la Tercera sinfonía de Robert Schumann se refiere a las reminiscencias del compositor sobre la región de Europa conocida como Renania. Una primera aproximación geográfica al asunto indica que Renania es la región de Alemania que se extiende por las dos orillas del río Rhin, desde la frontera suiza hasta Holanda. Una enciclopedia más completa ofrece, en cambio, una descripción mucho más compleja. Según esta segunda fuente de consulta, Renania es una región históricamente controvertida de la Europa Occidental, situada sobre las márgenes del río Rhin, al este de la frontera entre Alemania, por un lado, y por el otro, Francia, Luxemburgo, Bélgica y Holanda. Aparte de una pequeña franja de territorio que se extiende al sur de la ciudad de Karlsruhe hasta la frontera suiza (al oeste de la cual la frontera franco-alemana está formada por el río Rhin), la Renania se extiende desde la frontera norte de los departamentos franceses de Mosela y el Bajo Rhin, pasando por la región del Sarre, por el land alemán conocido como Renania-Palatinado, y hasta la parte noroeste de Baden-Württemberg, la parte occidental de Hesse, y la parte sudoeste de Renania-Westfalia del Norte. ¿Sencillo? De ninguna manera. Pero si la geografía de Renania parece altamente compleja, su historia no lo es menos.

Tal historia se remonta a los tiempos del imperio romano y, desde entonces, la estratégica Renania ha estado envuelta de lleno en toda clase de movimientos políticos, militares y sociales muy importantes en Europa: la Reforma, la Revolución Francesa, las Guerras Napoleónicas y la Primera Guerra Mundial. Invasiones, resistencia, separatismo, ocupación, anexión, tratados diversos, han conformado la historia de esta conflictiva región a lo largo de los siglos. Pero no fueron, evidentemente, estos conflictos histórico-geográficos los que inspiraron a Schumann para la designación de su Tercera sinfonía, sino las reminiscencias e imágenes típicamente románticas asociadas con la Renania del siglo XIX.

Hacia 1850, después de dejar la ciudad de Dresde, Schumann aceptó el puesto de director municipal de música en Düsseldorf, y se inició así un corto pero productivo período de su carrera en el que compuso, entre otras cosas, su Concierto para violoncello. El 2 de noviembre de 1850 Schumann inició la composición de su Tercera sinfonía y la terminó seis semanas después, el 9 de diciembre. La sinfonía es una de las obras más representativas del pensamiento musical de Schumann y, por varias razones, tiene cierta importancia en el contexto de la música alemana de su tiempo. Cabe destacar, por ejemplo, el hecho de que está formada por cinco movimientos, en lugar de los cuatro movimientos tradicionales, y estos cinco movimientos están designados en alemán, en contraposición con la costumbre tradicional de designarlos en italiano. Más o menos a partir de esa época, la costumbre habría de hacerse más y más flexible y los compositores de todas las latitudes comenzarían a utilizar sus propios idiomas para designar los movimientos de sus obras, aunque el italiano ha seguido siendo el idioma principal en este ámbito. Así, los cinco movimientos de la Tercera sinfonía de Schumann están designados así:

  1. Lebhaft (Vivo)

  2. Scherzo: sehr mässig (Scherzo: muy moderado)

  3. Nicht schnell (No rápido)

  4. Feierlich (Solemne)

  5. Lebhaft (Vivo)

El primero y el quinto movimientos son brillantes y expansivos y, sobre todo en el primero, la heroica tonalidad de mi bemol mayor es categóricamente afirmada por cornos y trompetas. El segundo movimiento tiene el carácter de un ländler, danza campesina austríaca de la que habrían de derivar algunos elementos del vals y ciertos momentos muy importantes en las sinfonías de Anton Bruckner (1824-1896) y Gustav Mahler (1860-1911). El tercer movimiento de la sinfonía Renana es lírico y contemplativo, y en el cuarto se encuentra una referencia anecdótica muy clara. En este movimiento entran por primera vez en la obra los trombones, para entonar una melodía solemne, de sabor medieval. Se dice que esta melodía fue creada por Schumann con el recuerdo de una ceremonia religiosa en la que un obispo fue investido como cardenal en la catedral de Colonia. La sinfonía Renana fue estrenada el 6 de febrero de 1851 bajo la batuta del compositor y, como es históricamente conocido, el estreno no fue tan brillante como pudo haber sido ya que, una vez más, Schumann demostró escaso talento para la dirección orquestal. Un par de años después del estreno, Schumann se vio obligado a renunciar a sus actividades como director de orquesta, con lo que se inició la última, dolorosa etapa de la enfermedad mental que habría de quitarle la vida.

Para finalizar con las cuestiones geopolíticas relativas a Renania, vale decir que existe una interesante teoría que involucra a la región que inspiró a Schumann su Tercera sinfonía. En medio de la sorda pugna por el poder que se dio después de la Primera Guerra Mundial, se firmó en 1925 el llamado Pacto de Locarno, una de cuyas cláusulas contemplaba, a manera de protección, la desmilitarización de Renania. Pocos años después, sin embargo, Adolfo Hitler hizo caso omiso de este pacto y comenzó una lenta pero efectiva militarización de la zona. Las potencias firmantes del Pacto de Locarno nada hicieron para detener a Hitler, lo que le permitió proceder poco después a la anexión de Austria y con ello a los prolegómenos de la siguiente gran guerra. Dicen los entendidos en política que si las potencias de entonces se hubieran opuesto con energía a la militarización de Renania, la Segunda Guerra Mundial hubiera podido evitarse, y quizá se hubiera escuchado con más fuerza la sinfonía Renana de Schumann que la siniestra música de los cañones de Hitler.

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