WAGNER, RICHARD - Idilio de Sigfrido

Richard Wagner (1813-1883)

Idilio de Sigfrido

Georges Bizet (1838-1875) compuso una ópera titulada Carmen, de lo cual se puede deducir que la Habanera de Carmen es una parte de esa ópera. Correcto. Georg Friedrich Händel (1685-1759) escribió una ópera titulada Xerxes, por lo que es lógico suponer que el Largo deXerxes es una parte de esta obra. Muy bien. Pietro Mascagni (1863-1945), a su vez, compuso la ópera Cavallería rusticana, lo que permite imaginar que el Intermezzo de Cavallería rusticana pertenece a la obra mencionada. Sí, claro. Y Richard Wagner compuso una ópera titulada Sigfrido, por lo cual hay que suponer que el Idilio de Sigfrido es una parte de esta ópera. ¿De acuerdo? No, de ninguna manera. Este es un error que de vez en cuando suele cometerse al respecto de esta partitura, una de las obras muy menores de Wagner y que, contra lo que pudiera pensarse, no tiene nada que ver con la ópera Sigfrido, al menos no directamente. Es un hecho, sin embargo, que las historias relacionadas con ambas obras son muy interesantes y muy complicadas, y sí tienen que ver, entre otras cosas, con la poco edificante vida privada del señor Wagner.

Hacia 1833, Wagner fue nombrado director de la Ópera de Würzburg, y en 1834, director de un teatro municipal recién inaugurado en Magdeburgo. Por esas fechas, completó la segunda de sus óperas, titulada La prohibición de amar, y procedió a enamorarse de Wilhelmina Planner, estrella de la compañía teatral local y conocida cariñosamente como Minna. En febrero de 1835 ya estaban comprometidos para casarse, y el matrimonio se realizó en Königsberg en 1836. Por aquel tiempo, las dificultades económicas eran muchas para Wagner y su mujer, lo que orilló a Minna (aunque no fue la única razón) a hacerse amante de un rico comerciante. Después de que Wagner la amenazara con el divorcio, Minna volvió arrepentida al seno del hogar. De ahí en adelante, la vida matrimonial de los Wagner fue de mal en peor, y las aventuras extramaritales del compositor en ese tiempo no son sino una prueba más de su carácter egoísta y hasta cierto punto amoral. El compositor tuvo una larga y tormentosa relación con Mathilde Wesendonck, quien era esposa de uno de sus más ardientes admiradores. Sin embargo, la ruptura final del matrimonio de Wagner y Minna ocurrió hasta 1864 cuando el compositor se metió de lleno en su notoria relación con Cósima, quien habría de ser el amor de su vida. Esta Cósima llevaba por apellido original el de Liszt, ya que era hija ilegítima del gran compositor y pianista húngaro Franz Liszt (1811-1886) y la condesa Marie d’Agoult. Para cuando Wagner y Cósima entablaron su relación, ella estaba casada con Hans von Bülow, pianista y director de orquesta amigo de Wagner, y uno de los más incansables promotores de su música. Por supuesto, a Wagner le importó un comino su amistad con Bülow y procedió a instalarse definitivamente con Cósima en 1866, dos años después de la muerte de Minna Planner. Finalmente, en 1870, Richard Wagner y Cósima Liszt se casaron y fueron muy felices, como dicen los cuentos de hadas. El 16 de julio de 1869, meses antes del citado matrimonio, Cósima dio a luz a un hijo de Wagner, al que pusieron por nombre Sigfrido. Poco tiempo después, para celebrar el advenimiento de su heredero, Wagner obsequió a Cósima con un regalo poco común: una breve pieza musical, dulce y romántica, conocida precisamente como el Idilio de Sigfrido. El cumpleaños de Cósima coincidía con la Navidad, de modo que Wagner mató varios pájaros de un tiro. En las horas tempranas del día de Navidad de 1870, Wagner hizo entrar en silencio a su residencia en Triebschen, cerca del Lago Lucerna, a un grupo de músicos entre los que se hallaba su amigo Hans Richter. Los músicos se acomodaron en la amplia escalinata y, desde el piso superior, Wagner los dirigió en el estreno mundial (aunque no público) del Idiliode Sigfrido, mientras Cósima escuchaba desde su recámara con su hijo en brazos.

De alguna manera, esta pieza es excepcional en el catálogo de Wagner, porque nada hay en ella que remita a la música lujosa, poderosa y sensual de sus óperas. En particular, nada hay en esta ofrenda de amor a Cósima y Sigfrido que se parezca, ni remotamente, a la pasión intensa y fogosa de las escenas de amor de las óperas de Wagner. Todo lo que de erótico y apasionado tiene la Muerte de amor de Tristán e Isolda, es serenidad y paz en el Idilio de Sigfrido. La materia musical del Idilio de Sigfrido fue trabajada por Wagner a partir de algunos temas de la ópera Sigfrido, cuya composición había iniciado en 1857, y que fue estrenada en Bayreuth en 1876 bajo la batuta de Hans Richter. Además, Wagner incluyó en el Idilio deSigfridouna cita de una canción de cuna alemana muy tradicional, que probablemente fuera usada por Cósima para poner a dormir al pequeño Sigfrido. En contraste con la densa orquestación que Wagner propuso para sus óperas, la ocasión y las circunstancias lo indujeron a escribir la pieza para una combinación de maderas a uno, corno, trompeta y cuerdas. (La mañana del estreno, la trompeta estuvo a cargo de Richter). Queda para la especulación imaginar que, siendo Wagner la clase de hombre que fue, quizá no era capaz de expresar el amor en la vida real con la misma intensidad y convicción con que lo expresó en el fantástico mundo de sus héroes y heroínas, valkirias y nibelungos, un mundo que al paso de los años sería heredado por su hijo Sigfrido.

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