Día del niño

Esta página documenta un concierto pasado.

Ilustración sobre el concierto

Sergei Prokofiev

Pedro y el lobo, Op. 67 (25')

I N T E R M E D I O

Matthias Bamert

Desfile de circo (25')

Rodrigo Macías, director huésped
Leonardo Mortera, narrador

Rodrigo Macías
Director(a)
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Leonardo Mortera
Narrador
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Sergei Prokofiev: Pedro y el lobo, Op. 67

Me imagino que la cercanía de los niños a sus mascotas es la razón por la que algunas conocidas obras musicales dedicadas directa o indirectamente a los infantes tienen como personajes a diversos animales. Tal es el caso de obras como El carnaval de los animales de Camille Saint-Saëns (1835-1921), Babar el elefante de Francis Poulenc (1899-1963) y, por supuesto, Pedro y el lobo de Sergei Prokofiev.

En el año de 1936, Prokofiev se hallaba recién reinstalado en la Unión Soviética después de haber pasado largos años de exilio en el extranjero. Era una época de gran control burocrático sobre la música y otras artes, un control que implicaba líneas de conducta marcadas desde las oficinas del Kremlin, así como una severa vigilancia y una violenta censura sobre los artistas soviéticos. Por estas y otras razones, la Unión Soviética padecía un claro aislamiento musical, debido entre otras cosas a que en las salas soviéticas de concierto prácticamente nunca se tocaban obras de la vanguardia europea de entonces. En medio de este clima, algunas de las obras de Prokofiev fueron criticadas y censuradas por las autoridades. En enero de 1936, el periódico oficial Pravda publicó una violenta crítica en contra de Dmitri Shostakovich (1906-1975), que por su tono y su contenido tocó tangencialmente a su colega Prokofiev. Como reacción a esto y al fracaso original de su partitura para el ballet Romeo y Julieta, el compositor dejó a un lado la creación de grandes y ambiciosas partituras y enfocó su atención a la composición de obras de menor alcance. Fue en ese tiempo que Prokofiev asistió a un concierto diseñado especialmente para niños, en el que se interpretaron fragmentos del ballet El cascanueces y de la Segunda sinfonía de Piotr Ilyich Chaikovski (1840-1893), así como algunas piezas escritas para la ocasión por compositores soviéticos del momento. Como reacción a este concierto para niños, Prokofiev comenzó a jugar con la idea de escribir una obra especialmente diseñada para mostrar a la infancia el funcionamiento de la orquesta sinfónica. Poco después, el Teatro Infantil de Moscú, a través de Natalie Satz, le pidió a Prokofiev componer una obra a través de la cual los niños aprendieran a conocer y reconocer los instrumentos musicales. Para ello, el Teatro Infantil de Moscú entregó un texto a Prokofiev, pero el compositor lo descartó y escribió su propio texto: el cuento de Pedro y el lobo, cuyo título original en ruso es Petya i volk. El compositor se entusiasmó tanto con el proyecto que en cuatro días tuvo lista la partitura de la obra en piano, y una semana después, la orquestación definitiva de Pedro y el lobo.

Originalmente, la obra se conoció también con el título de Cómo el pequeño Pedro engañó al lobo. En efecto, este cuento musical narra la historia del niño Pedro que, con ayuda de un gato, un pájaro y un pato, atrapa a un feroz lobo que merodea la región y lo entrega a unos cazadores que se lo llevan al zoológico, con la aprobación a regañadientes de su abuelo. Como línea de conducta musical, Prokofiev asigna temas, sonidos e instrumentos específicos a cada personaje de la historia: Pedro es representado por las cuerdas, el lobo por los cornos, el abuelo por el fagot, el pájaro por la flauta, el gato por el clarinete, el pato por el oboe, las escopetas de los cazadores por los timbales.

Pedro y el lobo fue estrenada el 6 de mayo de 1936 en el Teatro Infantil de Moscú, y desde entonces es la obra musical favorita en los conciertos dedicados a los niños. El texto de Prokofiev ha sido traducido a muchísimos idiomas y en algunas de las grabaciones que se han hecho de Pedro y el lobo la narración ha estado a cargo de personajes muy interesantes, como Leonard Bernstein, Sean Connery, John Gielgud, Boris Karloff, Jack Lemmon, Lorin Maazel, Itzhak Perlman, Andre Previn, Peter Schickele, Sting y Al Yankovic. Y si bien este cuento del niño y la fiera parece no ser más que una inocente fábula musical, algunos analistas han querido hallar en el texto de la narración significados ocultos y lecturas alternativas según las cuales Prokofiev habría utilizado alegóricamente los elementos del cuento para referirse en un contexto político a la censura y la supervisión de las autoridades soviéticas. Sea como fuere, el caso es que Pedro y el lobo no fue la única obra que Prokofiev dedicó a la niñez; en su catálogo es posible hallar también la obra pianística Música para niños (1941) y las Tres canciones para niños Op. 68 (1936)

Mathias Bamert: Desfile de circo

Para el melómano más o menos conocedor, resulta hasta cierto punto sorpren­dente encontrar el nombre de Matthias Bamert asociado a la composición, ya que se le conoce principalmente a través de una muy activa y variada carrera como director de orquesta. Así pues, vale la pena conocer algunos datos sobre la carrera múltiple de este músico europeo, a través de una compacta pero interesante lista de nombres.

· Suiza. Es su país de origen, a pesar de que muchos creen que es alemán. Nació en la ciudad de Ersingen en el Cantón de Berna.
· París y Darmstadt. Las dos ciudades, ambas muy musicales, en las que realizó sus estudios de perfeccionamiento, después de su preparación básica en Suiza.
· Pierre Boulez (1925) y Karlheinz Stockhausen (1928-2007). Dos importantes com­po­sitores del siglo XX que fueron sus maestros, y que influyeron en su trabajo como compositor.
· El oboe. Su instrumento como ejecutante, que lo llevó a ser oboísta principal de la Orquesta Mozart de Salzburgo durante seis años.
· George Szell, Leopold Stokowski, Lorin Maazel. Tres importantes directores de orquesta bajo cuya tutela sirvió como aprendiz o asistente.
· El Festival de Lucerna. Institución que dirigió exitosamente de 1992 a 1998.
· Josef Myslivecek, Frank Martin, Roberto Gerhard, Johannes Verhulst, Cornelis Dopper, Erich Wolfgang Korngold, Erno von Dohnányi, John Field, Ignaz Pleyel, Vaclav Pichl, Samuel Wesley, Muzio Clementi, Adalbert Gyrowetz, Franz Krommer, Carlos Baguer, John Marsh, Leopold Kozeluch, Robert Saxton, Christian Cannabich. Algunos entre muchos de los compositores cuyas obras ha grabado en disco compacto.

· Orquesta de Cleveland, Orquesta de la Radio Suiza, Real Orquesta Nacional Esco­cesa, Orquesta Filarmónica de Londres, Orquesta Filarmónica de la BBC, Orquesta Sinfónica de Nueva Zelandia, Orquesta Sinfónica del Oeste de Australia, Orquesta Filarmónica de Malasia, Orquesta de Louisville, Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham, Orquesta Filarmonía, London Mozart Players, Orquesta Sinfónica de Pittsburgh, Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, Orquesta de La Residencia de La Haya, Orquesta Filarmónica de Helsinki, Orquesta Filarmónica de San Petersburgo, Orquesta Sinfónica de Berlín. Lista incompleta pero significativa de algunos de los conjuntos sinfónicos que ha dirigido a lo largo de su carrera.

· Música contemporánea, música desconocida del siglo XVIII, música poco escuchada de todas las épocas. Tres áreas del repertorio que Bamert explora con particular asiduidad.
· Ochenta. Número aproximado de CDs que ha grabado hasta la fecha (primavera de 2013).
· Concertino para corno inglés, cuerdas y piano; Reología para clavecín y cuerdas; Instantáneas para orquesta; Mantrajana para orquesta; Ol-Kun para cuerdas; Septuria lunaris para orquesta; Había una vez una orquesta; Desfile de circo para narrador y orquesta. Lista de algunas de sus obras más importantes como compositor.

Una vez trazado este perfil mínimo de Matthias Bamert, es hora de decir que al menos dos de sus obras importantes están dedicadas especialmente a niños y jóvenes. Una de ellas es la fábula musical Había una vez una orquesta, en la que el compositor presenta a los instrumentos de la orquesta para que sean conocidos y reconocidos por el público (un poco a la manera de la Guía orquestal para los jóvenes, de Benjamin Britten, 1913-1976). La otra es el divertido Desfile de circo, obra en la que Matthias Bamert retrata musicalmente a algunos de los personajes más importantes que habitan bajo la carpa de un circo y en la que, además, el compositor permite la participación del público, que puede elegir qué música quiere escuchar.

Juan Arturo Brennan

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