Chaikovski, Piotr Ilyich - Concierto No. 1 para piano y orquesta en si bemol menor, Op. 23

Piotr Ilyich Chaikovski (1840-1893)

Concierto No. 1 para piano y orquesta en si bemol menor, Op. 23

Allegro non troppo e molto maestoso. Allegro con spirito
Andantino semplice. Prestissimo. Tempo I
Allegro con fuoco

Hace algunos años, Nicolás Slonimsky editó un interesante libro al que puso por título Léxico de la inventiva musical. En él, Slonimsky recopila una larga serie de críticas hechas a los compositores y a sus obras a través de los tiempos, críticas siempre violentas y llenas de veneno. Resulta que la recopilación abarca desde la época de Beethoven hasta el siglo XX, lo cual no deja de ser interesante, ya que parecería indicar que la crítica musical es un deporte instituido a partir del período romántico. Lo cierto es que en esta recopilación hay innumerables muestras de asaltos críticos en contra de obras que con el paso del tiempo se han convertido en piezas fundamentales del repertorio, lo cual indica que con mucha frecuencia los críticos musicales andamos muy despistados.

En fin, el hecho es que en la recopilación de Slonimsky hay varias reseñas críticas dedicadas al primero de los conciertos para piano de Chaikovski, obra cuya popularidad actual está más allá de toda duda. Algunas de esas críticas demuestran lo difícil que fue para Chaikovski lograr una buena primera impresión con esta obra suya. Una de esas críticas fue escrita con motivo del estreno mundial de la obra, realizado en Boston, en octubre de 1875, y apareció en una publicación bostoniana especializada en música:

Este extraño, salvaje, ultra-moderno y extremadamente difícil concierto ruso es una composición de Peter Chaikovski, un joven profesor del Conservatorio de Moscú. Tuvimos el violento y fogoso ímpetu cosaco sin interrupción, todo muy brillante y emocionante. Pero, ¿llegaremos algún día a amar tal música?

Como en tantos otros casos, el tiempo ha dado la respuesta correcta a la pregunta retórica: el público y muchos pianistas aman de verdad este primer concierto de Chaikovski, a pesar de los críticos. La historia de la creación del concierto es bien conocida y está muy bien documentada. En enero de 1875 Chaikovski tocó la recién terminada obra para su amigo y colega Nicolás Rubinstein. Al principio, Rubinstein guardó silencio ante la partitura de Chaikovski, pero al final de la audición volcó sobre el compositor una verdadera avalancha de improperios y comentarios sarcásticos, diciéndole básicamente que el concierto era imposible de tocar, vulgar, poco original, torpe y mil cosas más por el estilo. Poco después, Chaikovski describió esta experiencia en una carta a su amiga y protectora, Nadezhda von Meck, carta en la que es evidente que la crítica de Rubinstein lo había ofendido profundamente. El resultado fue que Chaikovski borró la dedicatoria original del concierto a nombre de Rubinstein y lo dedicó en cambio al famoso pianista y director de orquesta Hans von Bülow, a quien el compositor no conocía personalmente, pero apreciaba porque se dedicaba a tocar su música por toda Europa. En total contraste con la actitud de Rubinstein, Von Bülow se emocionó al recibir la partitura, y escribió a Chaikovski una carta colmándolo de felicitaciones por la obra. El 25 de octubre de 1875 Von Bülow estrenó el Primer concierto para piano de Chaikovski en la ciudad de Boston, y el público y la mayor parte de la crítica lo recibieron con tumultuosas muestras de aprobación. Ello no impidió, sin embargo, que en su propia patria Chaikovski fuera blanco de algunas críticas tan violentas como la que le había dedicado Rubinstein. El 13 de noviembre de ese mismo año de 1875, Nikolai Soloviev escribió una nota en un diario de San Petersburgo, diciendo que el Primer concierto de Chaikovski, como el primer hot-cake que uno cocina, era un fracaso.

Sin embargo, el éxito del estreno en Boston fue suficiente para elevar el ánimo de Chaikovski. Desde América, Von Bülow le envió un cable para informarle del éxito de la obra, y Chaikovski gastó el poco dinero que tenía en contestarle el cable. Desde ese primer momento, la obra se convirtió por derecho propio en uno de los dos o tres conciertos más populares de todo el repertorio. No cabe duda que buena parte de esa gran popularidad se debe fundamentalmente a la introducción del primer movimiento, poderosa, enérgica e inolvidable como pocas, y que, curiosamente, está hecha de material musical que no vuelve a aparecer en el transcurso de la obra.

Años después, Nicolás Rubinstein se retractó de su virulento ataque en contra del concierto y se dedicó a tocarlo en diversas salas. Por su parte, Chaikovski realizó algunos cambios a la partitura original para darle su forma final y, al parecer, todo mundo quedó contento. Tan contentos quedaron algunos, que no vacilaron, ya entrado el siglo XX, en convertir el hermoso primer tema del concierto en una canción popular con versos en inglés que dicen, más o menos: "Esta noche nos amaremos mientras la luna brilla en luz de ensueño." El original en inglés dice así: Tonight we love, while the moon beams down in dreamlight, tonight. y en efecto, este verso se puede cantar muy bien con la melodía inicial del Primer concierto para piano de Chaikovski, lo cual sólo demuestra cuán bajo suelen caer los mercaderes musicales cuando se trata de hacer un poco (o un mucho) de dinero extra asesinando impunemente la música ajena. Otra versión de la canción empieza así: Tonight we love while the moon is shining bright in the sky. (Si usted, lector, es admirador de este concierto, intente cantar cualquiera de los textos arriba citados con su primer tema. No se avergüence; lo puede hacer en la privacidad de su regadera. El resultado es interesante, aunque un tanto cursi).

Consulta todas las actividades que la Ciudad de México tiene para ti