LIGETI, GYÖRGY - Concierto para violín

György Ligeti (1923-2006)

Concierto para violín

Praeludium: Vivacissimo luminoso
Aria – Hoquetus - Chorale: Andante con moto

Intermezzo: Presto fluido

Passacaglia: Lento intenso
Appassionato: Agitato molto

¿En dónde está colocado el Concierto para violín, al interior de la producción de György Ligeti? Una posible respuesta se encuentra en una extensa nota de programa que se publicó en el año 2002 con motivo de un concierto en el que el Cuarteto Vermeer interpretó música del gran compositor húngaro. La parte sustancial de esa nota dice entre otras cosas lo siguiente:

En los 1970s la música de Ligeti cambió de nuevo, volviéndose más transparente y melódica, y el compositor comenzó a experimentar con los microintervalos. En los 1980s comenzó a alejarse aún más de las estructuras más estáticas de su pasado e inició su trabajo con las técnicas dinámicas polirrítmicas. Los notables conciertos (Concierto para piano, 1985-88 y Concierto para violín, 1990-92) son destacados productos de este período. A lo largo de su carrera, la música de Ligeti ha estado caracterizada tanto por su ingenio y humor como por su densidad e intensidad. Por ejemplo, su ópera surrealista El gran Macabro (1978) está permeada por el humor, aunque su libreto narra una historia oscura y ominosa. Y podemos considerar también el Concierto para violín, en el que Ligeti incorpora en la orquesta un coro de ocarinas que dan a la textura un sonido único y colorido, a la vez que ofrecen el extraño espectáculo de unos músicos que parecen estar tocando el kazoo en medio de un concierto muy digno.

Si bien es cierto que el fascinante Concierto para violín de Ligeti es una obra inconfundiblemente moderna, tiene sus raíces sólidamente plantadas en la tradición. El compositor afirmó que antes de emprender la creación de esta obra, estudió a fondo la literatura más importante del instrumento, así como su técnica particular. En este sentido, es especialmente interesante saber que Ligeti tomó como modelos para esta obra a Paganini, Bach, Ysaÿe, Wieniawski y Szymanowski. La audición y el análisis del Concierto para violín de Ligeti permiten descubrir interesantes elementos estructurales y sonoros, que han sido destacados puntualmente por especialistas como Paul Griffiths y Robert Carl. Se ha señalado, por ejemplo, que el primer movimiento del Concierto para violín parece ser una reelaboración del final del Concierto para violoncello (1966), sobre todo en lo que se refiere a la creación de complejas estructuras polimétricas y a la generación de puntillistas texturas a base de armónicos. Para lograr las sugerentes atmósferas armónicas que caracterizan a buena parte del Concierto para violín, Ligeti ha empleado afinaciones especiales en algunos instrumentos (particularmente, un violín y una viola) mientras que en otros utiliza escalas formadas a partir de los armónicos naturales. Respecto a otras posibles referencias y puntos de contacto, Robert Carl menciona que el Concierto para violín de Ligeti es cercano en su expresión al magistral Trío (1982) para violín, corno y piano del propio Ligeti y, a la vez, presenta una sutil componente neo-romántica marcada también por la influencia de Béla Bartók (1881-1945). De hecho, el compositor ha mencionado que el Concierto para violín es una consecuencia directa del Trío para violín, corno y piano. La referencia a Bartók puede ser complementada mencionando el hecho de que en algunos pasajes del Concierto para violín (particularmente el Aria del segundo movimiento) es posible detectar gestos sonoros usualmente asociados con la música gitana. Lo medieval tampoco está ausente de esta obra: para el Hoquetus que forma parte del segundo movimiento, Ligeti ha utilizado la técnica polifónica del Hoquetus David de Guillaume de Machaut (c.1300-1377), aplicada aquí a material temático tomado de la tercera de sus propias Bagatelas (1953) para quinteto de alientos. Para esta obra, Ligeti propone una orquestación singular que incluye, además de un cuarteto de ocarinas, una sección de percusiones amplia y variada, así como la participación inusual de la flauta de pico.

Ligeti compuso su Concierto para violín en respuesta a un encargo de la Radiodifusión de Colonia y dedicó la partitura al violinista Sachko Gavrilov. La primera versión de la obra, escrita en solo tres movimientos, data de 1990. Después del estreno de esta versión, Ligeti revisó la partitura para darle su forma definitiva en 1992. El estreno de la primera versión ocurrió el 3 de noviembre de 1990 con Sachko Gavrilov como solista y la Orquesta de la Radiodifusión de Colonia dirigida por Gary Bertini. La versión definitiva en cinco movimientos fue interpretada por primera vez el 8 de octubre de 1992 en la Gran Sala de la Radiodifusión de Colonia, de nuevo con Sachko Gavrilov como solista, y con el Ensemble Modern dirigido por Peter Eötvös. Para el estreno de la versión definitiva, Gavrilov creó una cadenza en la que utilizó materiales del primer movimiento (posteriormente descartado) de la versión original de la obra en tres movimientos. Más tarde, el compositor estadunidense John Zorn (1953) escribió una nueva cadenza para el Concierto de Ligeti, dedicada especialmente a la violinista Jennifer Koh, quien la utiliza en sus frecuentes ejecuciones de esta obra del gran compositor húngaro.

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