Juan Arturo Brennan
Bien puede decirse que el Concierto para violín de Nielsen es el resultado lógico de una relación cercana, aunque no muy intensa, con el instrumento. Niño aún, Nielsen recibió las primeras lecciones de violín de su padre, en cuya pequeña banda tocó durante algún tiempo. El padre de Nielsen solía asombrarse de la capacidad de su hijo para improvisar en su pequeño violín de 3/4. Otro dato significativo de la relación de Nielsen con el violín: entre todas las obras de su catálogo, la más temprana es una polka para violín. Aunque al paso del tiempo el joven Nielsen aprendió también a tocar el cornetín de pistones, no abandonó del todo el violín; de hecho, tomó clases con el maestro Tofte, quien había sido alumno del gran violinista Joseph Joachim. Gracias a su preparación técnica, Nielsen llegó a ser contratado como segundo violín en la Capilla Real de Copenhague, en donde trabajó intermitentemente entre 1886 y 1905, año en el que abandonó definitivamente ese puesto para dedicarse de lleno a la composición.
Nielsen inició la creación de su Concierto Op. 33 durante una visita a Nina Grieg, la viuda del gran compositor noruego, en cuya casa de Troldhaugen se hospedó. Un análisis de la partitura de la obra indica claramente que Nielsen poseía un conocimiento especial de los problemas técnicos y las capacidades expresivas del violín. Además, concibió la obra con la idea de dedicarla al famoso violinista danés Peder Møller, quien gozaba de una gran reputación por toda Europa.
En una de sus cartas, Nielsen escribió un interesante párrafo acerca de su Concierto para violín. Decía el compositor danés:
"El Concierto progresa lento pero seguro. La tarea es ciertamente difícil pero al mismo tiempo placentera. Esta debe ser música buena, pero también debe tomar en cuenta el desarrollo del instrumento y mostrarlo bajo la mejor luz posible: sólido, popular y brillante, pero sin llegar a lo superficial. Estos contrastes pueden y deben unirse y formar una unidad superior. Esta obra me causa una gran alegría."
La partitura del Concierto para violín de Carl Nielsen está fechada el 13 de diciembre de 1911, y el estreno de la pieza se realizó bajo condiciones tensas para el compositor. Resulta que Nielsen tenía por yerno a un buen violinista, llamado Emil Telmanyi, quien sintió celos de que su ilustre suegro no le hubiera dedicado a él su Concierto para violín. Nielsen, hombre sensible y generoso, comprendió bien los sentimientos de su yerno, pero siendo hombre de palabra, mantuvo la dedicatoria original de la obra para Møller. Así, un par de meses después de quedar concluido, el Concierto Op. 33 de Carl Nielsen fue estrenado en Copenhague, el 28 de febrero de 1912, con Møller como solista y la Real Orquesta Danesa bajo la batuta del compositor.
La obra fue muy bien recibida por el público y la crítica, y en los años subsecuentes Nielsen y Møller realizaron varias giras interpretando el concierto en diversos escenarios, siempre con éxito.
Respecto a la relación de Nielsen con el violín, vale la pena anotar que el Concierto Op. 33 es su única obra para violín con acompañamiento orquestal. Además de esta pieza, en el catálogo de Nielsen hallamos algunas sonatas para violín y piano, un dueto para dos violines, un Preludio, tema y variaciones para violín solo, y un Preludio y presto, también para violín solo. Y aunque Nielsen no volvió a componer para violín y orquesta, sí abordó la escritura concertante en otras dos ocasiones, componiendo dos conciertos realmente muy valiosos: uno para flauta, en 1926, y otro para clarinete, en 1928.
En el plano estrictamente anecdótico se sabe que este Concierto para violín fue la última obra suya que Nielsen escuchó. Ya muy enfermo y debilitado, el compositor oyó por radio, desde su cama de hospital, una interpretación de su Concierto para violín. Pocas horas después de esta audición a distancia, Carl Nielsen murió a los 66 años de edad.