GLAZUNOV, ALEXANDER - Concierto para violín y orquesta en la menor, Op. 82

Alexander Glazunov (1865-1936)

Concierto para violín y orquesta en la menor, Op. 82

Moderato
Andante sostenuto – Tempo I
Allegro

Es probable que cualquier discusión sobre Alexander Glazunov el compositor esté incompleta sin las necesarias referencias a Alexander Glazunov el maestro. En el año de 1899, Glazunov fue nombrado profesor de composición en el Conservatorio de San Petersburgo, y permaneció ligado a esta institución durante tres décadas, siendo elegido su director en 1905. Ese mismo año, nació, en la misma ciudad, Dmitri Shostakovich (1906-1975), quien habría de convertirse en uno de los alumnos más importantes de Glazunov. Además de sus virtudes estrictamente académicas (mismas que, por cierto, se reflejan claramente en su música), Glazunov demostró algunas cualidades humanas que lo llevaron a preocuparse de manera personal por el bienestar de sus alumnos, particularmente aquellos que provenían de entornos sociales menos favorecidos. Así, cuando Shostakovich llegó a sus clases de composición, Glazunov adoptó hacia el joven compositor una actitud protectora casi paternal; sin embargo, con el correr de los años esa relación se deterioró, fundamentalmente por dos razones:

  1. Shostakovich llegó a resentir y a repudiar el alcoholismo bien conocido de Glazunov.

  2. Al paso del tiempo, los rigores académicos de su maestro y la música hasta cierto punto anticuada que surgió de ellos, terminaron por alejar a Shostakovich de Glazunov.

De ambas circunstancias, Shostakovich da testimonio amplio (y en ocasiones bastante ácido) en sus memorias, tituladas precisamente Testimonio. En este sentido, una de las referencias más interesantes que hace Shostakovich de su maestro está contenida en la descripción de un complejo y riguroso examen de composición que consistía en escribir una fuga sobre un tema dado. Shostakovich describe de manera particularmente evocativa el interés profundo de su maestro Glazunov en la perfección de la fuga encargada, tarea en la que Shostakovich, por cierto, fracasó, debido a que había copiado mal el tema propuesto por su maestro. Esta referencia anecdótica al rigor formal y contrapuntístico de Glazunov viene a cuento no sólo porque apunta a una característica general de su pensamiento musical, sino también porque guarda una relación cercana con su Concierto para violín y orquesta. En el compacto pero indispensable volumen de consulta titulado The Oxford Companion to Music (Nueva York, 2002) hay una breve e ilustrativa mención al Concierto para violín y orquesta de Glazunov, que dice así:

El Concierto para violín (1904) encontró un lugar firme en el repertorio gracias en igual medida a su inspirada escritura y las estrictas exigencias que hace al virtuosismo del solista; la cadenza contiene incluso una fuga sin acompañamiento, que empuja al instrumento a sus límites.

Glazunov escribió su Concierto para violín en 1904, en su propiedad veraniega de Oserki. El yerno del compositor escribió más tarde un texto en el que afirma que el espíritu tranquilo y contemplativo que anima al concierto es una consecuencia directa del entorno bucólico en el que la obra fue concebida. Aunque estrictamente está dividido en los tres movimientos tradicionales, el Concierto para violín de Glazunov fluye en un solo gran movimiento, al interior del cual es posible detectar con cierta claridad sus distintas secciones. En el inicio del concierto, el solista se presenta de inmediato para exponer los materiales principales del movimiento. La segunda parte es anunciada por la presencia del arpa, y al final viene la cadenza para el solista, que da paso a la tercera sección de la obra, que está precedida por un extrovertido toque de trompeta.

Glazunov dedicó su Concierto para violín a uno de los solistas más notables de su tiempo, el violinista y pedagogo húngaro Leopold Auer (1845-1930), quien pasó cincuenta años de su vida en San Petersburgo y ejerció una poderosa y duradera influencia en la escuela rusa de violín. Además de Glazunov, otros compositores que dedicaron obras a Auer fueron Arensky y Taneyev, aunque el violinista se dio el lujo de rechazar la dedicatoria del Concierto para violín de Chaikovski, aduciendo la gran dificultad técnica de la parte solista. El estreno del Concierto para violín de Alexander Glazunov se llevó a cabo en San Petersburgo el 4 de marzo de 1905, con Leopold Auer como solista y con la dirección orquestal del propio compositor.

Vale decir que al interior de un catálogo orquestal muy amplio y variado, Glazunov realizó otras obras para solista y orquesta además del Concierto para violín Op. 82: dos conciertos para piano que datan, respectivamente de 1910-11 y 1917, un Concierto-Balada para violoncello y orquesta de 1931, y su Concierto para saxofón y cuerdas de 1934, sin duda una de las piezas más atractivas en el repertorio concertante de este moderno instrumento.

Consulta todas las actividades que la Ciudad de México tiene para ti