Aranda, Alexis - Jericó

Alexis Aranda (1974)

Jericó

Jericó

No cabe duda que el avance tecnológico de los últimos años ha alterado radicalmente la forma en la que escuchamos (y vemos) la música. Una de las consecuencias inmediatas de ese desarrollo es el hecho de que algunas de sus herramientas están diseñadas para la participación activa del público usuario; de hecho, en algunas de ellas, es precisamente el público el que determina el contenido. Entre las más útiles de estas herramientas está ese espacio cibernético llamado YouTube, que para fortuna de quienes redactamos notas de programa está lleno de videos musicales que en ocasiones hacen nuestra labor un poco menos complicada. En este caso particular, resulta que no existe una grabación formal de la obra sinfónica Jericó del compositor mexicano Alexis Aranda, pero el propio Aranda tuvo la gentileza de subirla a YouTube, lo que me permite escucharla y conocerla.

Una larga nota de los metales precede a un discurso basado poderoso y enérgico sustentado en un pulso insistente que prácticamente no tiene punto de reposo. Como es de esperarse dado el tema, la intención y el título de la composición, la sección de metales es protagónica a lo largo de casi toda la partitura. En Jericó, Alexis Aranda utiliza básicamente un lenguaje armónico tonal, así como una expresión claramente derivada de la música descriptiva de carácter épico. De hecho, después de un par de audiciones de Jericó me queda la idea de que esta obra bien pudiera percibirse como música cinematográfica.

Es interesante mencionar el hecho de que el video de Jericó que se encuentra en YouTube no es un simple registro de una orquesta interpretando la partitura. Se trata, en cambio, de un auténtico videoclip, formado por imágenes cuya secuencia e intención apuntan claramente a un discurso anti-bélico; la parte visual del clip fue realizada por Alexis Aranda, y su contenido e intención permiten asomarse un poco a sus ideas y principios. En este video musical el espectador puede encontrar, además, el pasaje bíblico en el que está inspirada la obra:

*Siete sacerdotes llevarán siete trompetas delante del arca. Todos vosotros, los combatientes, los hombres de guerra, daréis una vuelta alrededor de la ciudad por seis días seguidos. El séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad y los sacerdotes tocarán las trompetas. Cuando suene el cuerno de carnero y oigáis el toque de las trompetas, todo el pueblo dará un fuerte grito de guerra, entonces los muros de la ciudad se derrumbarán y el pueblo la asaltará, cada uno derecho hacia adelante. *

Es interesante notar, para efectos instrumentales y organológicos, que según la traducción o versión de la Biblia que uno consulte, los instrumentos con que el ejército de Josué derriba las murallas de Jericó están designados como trompetas o como bocinas de cuerno de carnero. Vale recordar que el cuerno de carnero, utilizado como instrumento ritual y llamado shofar, tiene una importancia singular en la tradición religiosa e histórica del pueblo judío. Los interesados en ahondar un poco más en la leyenda de la caída de los muros de Jericó, pueden consultar en su totalidad el capítulo seis del Libro de Josué (que en el Antiguo Testamento viene inmediatamente después del Pentateuco); el párrafo arriba citado está conformado por los versículos 4 y 5.

Jericó es una obra sinfónica que por su forma y su espíritu puede funcionar como obertura de concierto, o como una fanfarria. De hecho, forma parte de una serie de obras que la Orquesta Sinfónica Nacional encargó a diversos compositores mexicanos y posteriormente estrenó, definidas colectivamente como oberturas fanfárricas.

Jericó le fue encargada a Alexis Aranda por el director Enrique Arturo Diemecke para la Orquesta Sinfónica Nacional, a través del Instituto Nacional de Bellas Artes. La obra fue estrenada el 25 de mayo de 2001 en el Teatro de Bellas Artes por la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la batuta de Diemecke, en el marco del Foro Internacional de Música Nueva. Más tarde, el mismo director y la misma orquesta interpretaron Jericó en el Festival Internacional Cervantino. La buena acogida que esta obra tuvo desde su estreno ha motivado subsecuentes interpretaciones a cargo de otras orquestas y directores: la Orquesta Sinfónica de Flint con Bartholomeus van de Velde, la Orquesta Sinfónica Nacional de Perú con Francisco Pereda, la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires con Max Bragado.

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