PONCE MANUEL M. - *Estampas nocturnas*

Manuel M. Ponce (1882-1948)

Estampas nocturnas

La noche (Andante misterioso non troppo lento)
En tiempo del Rey Sol (Tiempo de gavota)
Arrulladora (Andantino plácido)
Scherzo de Puck (Vivace)

La audición atenta de la música de Manuel M. Ponce suele ser una experiencia saludable, interesante y satisfactoria, por más de un motivo. El más importante de tales motivos: porque es buena música. Otro motivo significativo: por la importancia de Ponce en el desarrollo histórico de nuestra música. Y para quienes gustan de explorar la música más a fondo, un tercer motivo: oír las obras de Ponce permite al que escucha intentar una aproximación a cualquiera de los cuatro Ponces posibles. El primero, que compuso obras influidas cabalmente por la teoría y la práctica francesa de la música. El segundo, que intentó algunos de los primeros acercamientos válidos a una estética nacionalista mexicana. El tercero, que trató de ponerse al día con los más nuevos elementos expresivos y de lenguaje de su tiempo. El cuarto, que escribió música de claros contornos españoles. Ahora bien, si no es suficiente con estos cuatro Ponces, también es posible hallar en su música algunos otros Ponces, que surgen de las posibles combinaciones de los cuatro ya citados. Una vez planteado este acertijo, conviene hacer una pregunta que tiene que ver directamente con la obra de Ponce que hoy nos convoca: ¿cuál de los cuatro Ponces arriba mencionados es el autor de las Estampas nocturnas?

Dejemos un intervalo para pensar la posible respuesta y demos paso a la voz de Carlos Chávez, quien hizo esta breve pero significativa descripción de su colega Ponce:

Manuel M. Ponce ya no fue un compositor de óperas como lo habían sido todos sus antecesores. Comenzó en los últimos años del pasado siglo su obra creadora en la línea de la pequeña música instrumental a solo, llamada 'de salón', favorita también de sus antecesores. Su significación histórica es considerable, porque si bien Castro ya había abordado las formas mayores antes que Ponce, éste lo hizo con mejores resultados artísticos. A pesar de esto siguió absorbido por la música a solo, de la que tiene una producción pianística enorme. Es lamentable que no haya perseverado en la composición de formas mayores. No lo hizo entonces y no lo hizo tampoco después. No volvió a haber un trío ni un concierto, y salvo algunas dos o tres sonatas para diversos instrumentos, no volvió a haber más música de gran forma. No existe una sinfonía en la larga lista de la producción de Ponce.

En efecto, Chávez tiene razón cuando afirma que Ponce no abordó la composición de sinfonías, pero a cambio de ello nos legó algunas partituras orquestales de indudable interés. Entre ellas es posible mencionar algunas piezas para canto y orquesta, el Concierto del sur para guitarra y orquesta, dos conciertos para piano y orquesta, la Balada mexicana para la misma dotación, el Concierto para violín y orquesta, y obras tales como Chapultepec, Ferial, Instantáneas mexicanas, Fiesta, Poema elegíaco y otras. Como una vertiente del pensamiento orquestal de Ponce hallamos algunas obras para orquesta de cuerdas, entre las que destacan las Estampas nocturnas.

Es claro que su primer viaje a Europa (1904-1906) dejó una profunda huella en Ponce, quien años después habría de repetir la experiencia, volviendo al Viejo Continente en 1925. Un par de años antes de este segundo y más prolongado viaje, Ponce compuso en 1923 las Estampas nocturnas para orquesta de cuerdas, en cuatro partes. La primera, La noche, es la pintura de un ámbito nocturno lánguido y melancólico, con leves toques de fantasía e imaginación. Pudiera decirse de ella que transita en el dominio de un sutil impresionismo romántico, si tal cosa es posible. La segunda estampa, En tiempo del Rey Sol, es un movimiento de tintes netamente cortesanos, que se mueve en un refinado (pero no recargado) ámbito galante, siempre ligero y agradable. La Arrulladora, como su título indica, es una breve y apacible canción de cuna, de suaves y sinuosos contornos. Para finalizar, Ponce nos ofrece un Scherzo de Puck que más bien se mueve como un allegretto, travieso pero con un trasfondo contemplativo. En sus últimos compases, la pieza se convierte por momentos en un auténtico scherzo, y su espíritu se aproxima un poco más al espíritu del Puck shakespeariano.

Concluyamos, pues, que la audición de estas Estampas nocturnas nos permite entrar en contacto, sobre todo, con el primero de los Ponces mencionados al inicio de este texto, el Ponce influido claramente por la estética francesa de su tiempo, estética que se deja sentir con claridad singular en la segunda de las piezas de la obra. Las Estampas nocturnas fueron estrenadas en el Anfiteatro de la Escuela Nacional Preparatoria, en uno de los conciertos del Conservatorio Nacional, con la orquesta del plantel dirigida por Ponce. La fecha: 28 de octubre de 1923.

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