MOZART, WOLFGANG AMADEUS - Obertura de la ópera Don Giovanni, K. 527

Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791)

Obertura de la ópera Don Giovanni, K. 527

Pocas obras en la historia de la música han sido más analizadas, glosadas, comentadas, parafraseadas, imitadas y exploradas que la ópera Don Giovanni de Mozart, escrita sobre un libreto de Lorenzo Da Ponte, quien tomó como fuente primordial la legendaria figura del libertino Don Juan. Esta figura había hecho ya muchas apariciones en la literatura y el folklore de Europa, y de hecho, el Don Juan ya había sido trasladado al escenario de ópera, en particular a partir de un libreto escrito por Giovanni Bertati. A su vez, Da Ponte tomó como su modelo la obra de Tirso de Molina, El burlador de Sevilla, que es probablemente el texto más importante escrito sobre la legendaria figura.

En su forma original, el mito de Don Juan nos cuenta que este libertino, en el punto culminante de su prodigiosa carrera amatoria, seduce a una inocente muchacha y mata al padre de ella cuando éste intenta vengar la honra de su hija. Más tarde, Don Juan ve en el cementerio una estatua de su víctima y, socarronamente, la invita a cenar. Para su mayúscula sorpresa, la fantasmal aparición llega, efectivamente, a cenar, y de paso a llevarse a Don Juan al infierno. A partir de este esbozo narrativo, la figura mítica de Don Juan ha hecho su aparición en numerosas obras poéticas, dramáticas, narrativas, y musicales; la más notable de estas últimas es, sin duda, la magistral ópera de Mozart.

Después de asistir en Praga al exitoso estreno de su ópera Las bodas de Fígaro, K. 492, Mozart recibió otro encargo del empresario Pasquale Bondini, quien le ofreció cien ducados a cambio de una nueva ópera. En principio, la ópera debía estrenarse a mediados de octubre de 1787 en Praga, como un homenaje a la hermana del emperador José II, quien por entonces estaría de visita en la ciudad. Sin embargo, la partitura no estuvo lista en la fecha indicada, y en su lugar fue puesta en escena Las bodas de Fígaro en honor de tan ilustre dama. Como respuesta al encargo, Mozart compuso Don Giovanni, una de sus mejores óperas, y una de las grandes obras maestras del género. El libreto escrito por Lorenzo Da Ponte, estuvo basado en general en la leyenda de Don Juan como expresión y símbolo del libertinaje y la conducta desordenada regida por los apetitos carnales. De modo más particular, Da Ponte se basó en el libreto previo que Bertati había escrito para una ópera del compositor Giuseppe Gazzaniga. Como en ninguna otra de sus colaboraciones, Mozart y Da Ponte lograron en Don Giovanni una perfecta unidad entre música y drama, y una continuidad narrativa de la que muchas óperas carecen. Además, la música complementa de modo ideal cada situación dramática del libreto y los personajes están soberbiamente caracterizados. El libreto de Don Giovanni sigue con fluidez las aventuras del seductor Don Juan y su sirviente Leporello, y a través de la magistral partitura, Mozart y Da Ponte lograron estupendos retratos musicales y dramáticos de estos personajes y de los demás que completan el reparto de la obra: el Comendador, burlado y muerto por Don Juan; Doña Ana, la hija del Comendador; Doña Elvira, una de las numerosas conquistas de Don Juan; Zerlina y Massetto, novios campesinos; y Don Octavio, amante de Doña Ana. No es extraño, dada la perfección de esta ópera, que a lo largo del tiempo el Don Giovanni haya sido considerada como una de las más grandes óperas jamás escritas, y que innumerables críticos, musicólogos y comentaristas de todo tipo hayan dicho y escrito muchísimas palabras a su respecto, sin faltar, claro, los complejos tratados psicoanalíticos de rigor sobre los personajes y sus truculentas relaciones.

Entre las transformaciones diversas a las que el Don Giovanni de Mozart ha sido sometido en diversos medios, hay algunas que son particularmente interesantes, y que vale la pena mencionar:

  1. Los fragmentos de la puesta en escena de Don Giovanni en la película Amadeus (Milos Forman, 1984), que además de ser visualmente muy ricos sirven para hacer interesantes observaciones sobre la relación entre Mozart y su padre, y entre el compositor y la muerte. Hacia el final de la película, una compañía de vodevil hace una divertida e irreverente parodia de la escena final del Don Giovanni, para gran regocijo de Amadeus.

  2. La película Don Giovanni, versión cinematográfica de la ópera de Mozart, filmada por el director inglés Joseph Losey, con altos valores musicales y de producción.

  3. La versión de la ópera, para piano y actrices, realizada en México por Jesusa Rodríguez y Alicia Urreta bajo el título de Donna Giovanni, en la que los sexos, los roles, las convenciones y los mitos son transformados, retrabajados y alterados en una forma muy interesante.

Respecto a la obertura de Don Giovanni, se puede decir que si bien en tiempos de Mozart todavía se acostumbraba escribir oberturas que no tenían relación musical alguna con sus respectivas óperas, ésta es una brillante excepción. La obertura inicia en un tono oscuro (el re menor original de la ópera) y pausado, y sus primeros compases anuncian la música de la dramática escena final de la ópera, cuando la estatua del Comendador se aparece, aceptando la invitación de Don Giovanni a cenar. Más adelante, la obertura presagia algunas frases musicales del diálogo entre Don Giovanni, Leporello y el Comendador en esa misma escena. Después de esta introducción, la obertura se desarrolla en un allegro muy compacto y bien orquestado, pero no demasiado extrovertido ni alegre, conservando la expresión dramática del inicio.

Esta genial ópera de Mozart, cuyo título original era Don Giovanni o el disoluto castigado, fue estrenada en el Teatro Tyl de Praga el 29 de octubre de 1787, y la puesta en escena fue supervisada personalmente por Mozart y Da Ponte. La historia registra que en una de las primeras funciones de Don Giovanni en la ciudad de Praga, entre el público se hallaba presente el gran libertino de su tiempo, el legendario Giacomo Casanova, quien quizá se vio reflejado en el escenario, y quien quizá tembló horrorizado ante la aparición del convidado de piedra que venía a llevarse al seductor al infierno.

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