Un concertino: 30 años

Esta página documenta un concierto pasado.

Ilustración sobre el concierto

Mozart Camargo Guarnieri
Obertura festiva (6')

Jules Massenet
Suite No. 7, Escenas alsacianas (18')
Mañana de domingo
En la taberna
Bajo los tilos
Noche de domingo

Intermedio
 
Alexander Glazunov

Sinfonía No. 5 en si bemol mayor, Op. 55  35´
Moderato maestoso – Allegro
Scherzo: Moderato
Andante
Allegro -  Maestoso

Jorge Armando Casanova, Director Huésped

Jorge Armando Casanova Carreño
Director(a)
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por Juan Arturo Brennan

MOZART CAMARGO GUARNIERI (1907-1994)

Obertura festiva

Cualquiera que escuche el nombre del compositor brasileño Mozart Camargo Guarnieri se preguntará de inmediato: ¿cómo habrá sido la vida profesional de este músico, cuyos padres le endilgaron la pesadísima carga de un nombre de pila que es el apellido
de uno de los más grandes compositores, si no es que el más grande, de la historia? No debe haber sido fácil dedicarse a la composición con semejante nombre a cuestas.

Mozart Camargo Guarnieri nació en Sao Paulo, hijo de un inmigrante siciliano. Desde sus primeros pasos en el estudio de la música, fue guiado hacia la estética nacionalista y al paso del tiempo combinó su trabajo como compositor con actividades de maestro y director de coros y orquestas. En 1938 viajó a París, donde estudió con Koechlin y Ruhlmann y donde conoció también a Nadia Boulanger. Fue invitado en varias ocasiones a los Estados Unidos, donde recibió diversos premios (en Filadelfia y Washington) por sus obras, y fue director huésped de la Sinfónica de Boston. En su país natal llegó a ser director titular de la Sinfónica de Sao Paulo, y en 1960 fue nombrado director del Conservatorio de esa ciudad. Antes, en 1957, había obtenido el primer premio de composición en el Segundo Festival Latinoamericano de Música en Caracas por su Chôro para piano y orquesta.

Camargo Guarnieri se distinguió sobre todo como un sólido compositor de canciones, y en sus partituras instrumentales supo hacer un buen uso de los instrumentos folklóricos del Brasil, especialmente los de percusión. Orientado siempre hacia los parámetros de la expresión nacionalista, construyó un catálogo lleno de referencias a las músicas folklóricas y populares de su patria, componiendo incluso una serie de obras basadas en los chôros, análogas a los famosos chôros de Heitor Villa-Lobos (1887-1959). En algunas obras compuestas durante un período de franca experimentación, Camargo Guarnieri exploró la combinación de la música popular con los principios estructurales del serialismo. Y para quienes gustan de encontrar influencias improbables en la música latinoamericana de concierto, vale la pena citar al escritor y musicólogo cubano Alejo Carpentier, quien en un artículo periodístico escrito en Caracas en 1957 afirmó que en la música de Camargo Guarnieri era posible detectar la influencia de Sergei Rajmaninov (1873-1943) y Aram Khatchaturian (1903-1978). Como muchos otros compositores de orientación nacionalista, Mozart Camargo Guarnieri exploró el mundo sonoro de las danzas nativas de su país, convirtiendo algunos de sus ritmos característicos en estilizadas danzas de concierto. En este ámbito, compuso la Dansa brasileira _(1928), la _Dansa selvagem (1931) y la Dansa negra (1946), todas ellas originales para piano, y orquestadas por el propio Camargo Guarnieri, las dos primeras en 1931 y la tercera en 1947.

En el capítulo de música orquestal de Camargo Guarnieri se encuentran seis sinfonías, escritas entre 1944 y 1981. De interés particular el hecho de que la Segunda sinfonía de Camargo Guarnieri lleva por título Uirapurú, que es el mismo que ostenta el más conocido de los ballets de su ilustre colega y paisano Heitor Villa-Lobos. En este mismo rubro de la producción de Camargo Guarnieri hay dos oberturas de concierto. Estas dos obras están designadas originalmente, a la manera portuguesa, como Abertura concertante (1942) y Abertura festiva (1971). La breve Obertura festiva es una obra enérgica y extrovertida de principio a fin, en la que se aprecian importantes participaciones de los metales y las percusiones. Sin duda, la música de la Obertura festiva guarda puntos de contacto con el lenguaje de Villa-Lobos, especialmente en lo que se refiere a una serie de referencias de evidente origen popular, estilizadas y abstraídas sobre todo a partir de un trabajo armónico moderno, en ocasiones seco y con cierta tendencia a la disonancia. En este sentido, es interesante saber que la Obertura festiva (junto con otras partituras suyas) ha sido objeto de estudios específicos sobre el contenido nacionalista brasileño de la música de Camargo Guarnieri. El brillante final de la obra es, literalmente, a tambor y platillo batiente. Los analistas indican que el esquema formal de la obra es A-B-C-B-A-CODA, es decir, una estructura básicamente simétrica sustentada en el uso de tres temas contrastantes; los dos primeros son presentados, respectivamente, por la flauta y el clarinete.

Camargo Guarnieri compuso la Obertura festiva por encargo de la Orquesta Sinfónica de Sao Paulo, para el concierto inaugural de gala de su temporada 1971. La orquesta se encargó de estrenar la partitura el 20 de abril de ese año, bajo la batuta de Simón Blech.

JULES MASSENET (1842-1912)

Suite No. 7, Escenas alsacianas
           Mañana de domingo
           En la taberna
           Bajo los tilos
           Noche de domingo

Aunque parezca mentira, encontrar una obra orquestal original de Jules Massenet en un programa sinfónico es una auténtica rareza. Su catálogo en este rubro es bastante parco y contiene, por ejemplo, algunas oberturas: Obertura de concierto, Fedra y Brumario. También es posible encontrar ahí el poema sinfónico Visiones, una Fantasía para violoncello y orquesta, un Concierto para piano y orquesta, una Sarabanda del siglo XVI, Lamento, Desfile militar, una marcha, una obra titulada Los grandes violines del rey (en referencia a una famosa orquesta de la corte francesa) y finalmente, la pieza titulada Los Rosati.

Además de las obras aquí enumeradas, Massenet escribió una importante serie de suites orquestales que forman lo sustancial de su producción en este rubro. Helas aquí:

  • Pompeya (1864)
  • Suite No. 1 Op. 13 (1865)
  • Suite No. 2, Escenas húngaras (1871)
  • Suite No. 3, Escenas dramáticas (1873)
  • Suite No. 4, Escenas pintorescas (1874)
  • Suite No. 5, Escenas napolitanas (ca. 1876)
  • Suite No. 6, Escenas de hadas (1879)
  • Suite No. 7, Escenas alsacianas (1881)

En un artículo enciclopédico sobre Massenet y su música, Martin Cooper afirma que, tal como lo había hecho en la orquestación de sus óperas, el compositor había tomado como modelo para sus suites orquestales algunos elementos de la música de Charles Gounod (1818-1893) y Georges Bizet (1838-1875). En otra parte de su artículo, Cooper afirma esto:

Las obras orquestales de Massenet incluyen un Concierto para piano (1903) y mucha música incidental para el teatro. Pero sus piezas orquestales más exitosas son las suites, especialmente la suite Escenas alsacianas, en las que la gracia melódica y un fuerte sentido de la atmósfera se combinan con una orquestación digna de ser comparada con la de Bizet.

Para sus Escenas alsacianas (la séptima de sus suites orquestales), Massenet proporcionó esta descripción de su puño y letra:

Especialmente ahora que Alsacia está rodeada por un muro, vuelven a mí las antiguas impresiones de esta región perdida. Lo que recuerdo con alegría es el pueblo alsaciano, la mañana de domingo a la hora del servicio, las calles desiertas, las casas vacías con algunos viejos tomando el sol ante sus puertas, la iglesia llena y los cantos religiosos que los transeúntes escuchan a intervalos. Y la taberna, en la calle principal, con sus pequeñas ventanas emplomadas y enmarcadas en lúpulo y rosas.”¡Vamos, Schmidt, sirve unos tragos!” Y el canto de los guardabosques que dejan a un lado sus armas. “¡Oho, la vida gozosa y los alegres compañeros!”

¿Qué lugar evoca Jules Massenet en sus Escena alsacianas? La referencia es una región de Francia que incluye los departamentos del Alto Rhin y el Bajo Rhin. Además de los límites que guarda con otros departamentos franceses, la región de Alsacia tiene fronteras con Suiza y con Alemania. Su capital es Estrasburgo, y otras ciudades alsacianas importantes son Mulhouse y Colmar. Es posible que la identidad de la región de Alsacia cause confusiones con Alsacia-Lorena, que es un área mayor que incluye, además de los dos departamentos ya citados, el departamento de Mosela. Desde el punto de vista histórico, geográfico y cultural, Alsacia-Lorena es particularmente interesante porque ahí se funden numerosos elementos identitarios de Francia y de Alemania. Ello se debe a que la región fue cedida por Francia a Alemania en 1871 después de la guerra Franco- Alemana. En 1919, Francia recuperó este territorio después de la Primera Guerra Mundial, para cederlo de nuevo a Alemania en 1940 (durante la Segunda Guerra Mundial) y recuperarlo definitivamente en 1945. Una buena muestra del perfil cultural de Alsacia-Lorena se encuentra en el hecho de que en sus escuelas se enseña tanto el idioma alemán como el francés, y que el dialecto alsaciano, de origen alemán, es la lingua franca de la región. El más famoso músico alsaciano ha sido Charles Émile Waldteufel (1837-1915), autor del famoso Vals de los patinadores, y cuyo apellido alemán quiere decir “diablo del bosque”.

ALEXANDER GLAZUNOV  (1865-1936)

Sinfonía No. 5 en si bemol mayor, Op. 55

               Moderato maestoso – Allegro
               Scherzo: Moderato
               Andante
               Allegro -  Maestoso

En un breve artículo enciclopédico sobre Alexander Glazunov y su obra, el musicólogo Boris Schwarz escribió un párrafo que es especialmente interesante para la discusión de Glazunov como sinfonista. Dice Schwarz:

Al interior de la música rusa, Glazunov  ocupa un lugar significativo porque logró reconciliar lo ruso con lo europeo. Fue el heredero directo del romanticismo de Balakirev, pero tendió más hacia la grandiosidad épica de Borodin. Al mismo tiempo, absorbió el virtuosismo orquestal de Rimski-Korsakov, el lirismo de Chaikovski y la habilidad contrapuntística de Taneyev. Había una vena de academismo en Glazunov que en ocasiones tendía a dominar su inspiración, y un eclecticismo al que le faltaba el auténtico sello de la originalidad. Los compositores más jóvenes (Prokofiev, Shostakovich) lo abandonaron por anticuado, pero Glazunov sigue siendo un compositor de imponente estatura e influencia estabilizadora en una época de caos y transición.

¿Por qué digo que este párrafo es particularmente importante como posible punto de partida para discutir las sinfonías de Glazunov? Porque una relectura de lo escrito por Schwarz permite apreciar que ahí están mencionados prácticamente todos los sinfonistas rusos importantes (faltarían, acaso, compositores como Khachaturian y Kalinnikov), lo que ofrece una perspectiva que permite poner a Glazunov en su verdadero contexto como creador de sinfonías. La trayectoria de Glazunov como sinfonista se inicia en los años 1881-1882, cuando compone su Primera sinfonía, titulada Slavianskaya y revisada en 1885 y más tarde en 1929. Las siguientes tres sinfonías de Glazunov fueron creadas respectivamente en 1886, 1890 y 1893. En el año de 1889 Glazunov fue a París como director de orquesta a participar en la Exposición Mundial, interpretando su Segunda sinfonía. Si bien esta presentación no fue un éxito rotundo, ya que Glazunov nunca pudo dominar a fondo el arte de dirigir, al menos le permitió acceder a un reconocimiento internacional que antes no tenía. A pesar de ello, sufrió una crisis creativa, particularmente en los años 1890 y 1891, de la cual salió para crear durante el resto de esa década tres sinfonías más, dos cuartetos de cuerda y el más exitoso de sus ballets, Raymonda. La Quinta sinfonía, en la que puede detectarse una notable influencia de Piotr Ilyich Chaikovski (1840-1893) data de 1895. A manera de referencia, sobre esta obra, cito aquí un breve pero ilustrativo comentario de Victor Carr, aparecido en noviembre del año 2000 en Classics Today. Dice así:

La Quinta sinfonía de Alexander Glazunov, brillantemente melódica, de colores luminosos y vívidamente orquestada, encaja perfectamente con el estilo sinfónico ruso de fines del siglo XIX. El hecho de que Glazunov haya sido alumno de Rimski-Korsakov es evidente en la similitud de carácter del primer movimiento con la Tercera sinfonía del maestro. Sorprendentemente, Glazunov parece haber tomado algo de Brahms (su Segunda sinfonía) en el ritmo principal del Scherzo. Una atractiva melodía cantabile es la base del conmovedor Andante, y la obra termina con un Finale festivo, tradicionalmente ruso.

 
El primer movimiento de la Quinta sinfonía de Glazunov se inicia con una introducción lenta y seria que poco a poco se aligera e, imperceptiblemente, da paso al Allegro, en el que el compositor desarrolla el tema propuesto en la introducción. Marcado por algunos interludios líricos, el movimiento concluye en un final de corte épico, al estilo de ciertas obras de Chaikovski. El Scherzo es un movimiento en general ligero, con el espíritu de una pieza de ballet. Desde el inicio, la música es protagonizada por los alientos-madera (principalmente las flautas), que se encargan de proponer y mantener un pulso atractivo y constante, mas no pesado. En la parte central del movimiento, a la manera de un trío clásico, hay un episodio que semeja una danza rústica estilizada. Glazunov vuelve al ritmo y el pulso del Scherzo con un interesante accelerando, y hacia el final del movimiento, aparece sorprendentemente una reminiscencia de la danza rústica del episodio central, lo que da al Scherzo una constitución formal muy peculiar. Una breve reexposición del Scherzo propiamente dicho conduce a la brevísima coda, que es como un guiño. El Andante es un movimiento de espíritu serenamente melancólico, y su desarrollo melódico está guiado sobre todo por los alientos-madera, a veces como coro, a veces de manera individual. Al centro de este movimiento Glazunov propone, como contraste, una serie de profundos acordes en los metales. El movimiento final ofrece una gran variedad rítmica, debida no tanto a cambios de compás, sino al inteligente uso que el compositor hace de los acentos. En este Allegro - Maestoso se hace particularmente evidente la influencia de Nikolai Rimski-Korsakov (1844-1908) en la orquestación de Glazunov.

En su momento, la Quinta sinfonía de Glazunov fue conocida con dos sobrenombres: Sinfonía heroica o Sinfonía wagneriana; estos títulos, que carecen de justificación, nunca fueron aplicados oficialmente a la obra.

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