BRAHMS, JOHANNES - Serenata No. 1 en re mayor, Op. 11

Johannes Brahms (1833-1897)

Serenata No. 1 en re mayor, Op. 11

Allegro molto
Scherzo: Allegro non troppo
Adagio non troppo
Menuetto
Scherzo: Allegro
Rondo

El año de 1856 marcó la muerte de Robert Schumann (nacido en 1810), colega y amigo muy cercano de Johannes Brahms, y marcó también la obtención por parte de Brahms de su primer puesto oficial. Ese año, entró al servicio del príncipe de Detmold y su esposa, la princesa Federica, que era una gran aficionada a la música. Los deberes de Brahms incluían el ser pianista oficial de la corte y maestro de piano de la princesa, además de dirigir el coro local. Estos trabajos debían ser realizados durante los últimos cuatro meses de cada año, y gracias al generoso sueldo que le pagaba el príncipe, Brahms podía vivir el resto del año sin pasar penurias. Este arreglo, además, le dejaba tiempo suficiente para componer.

Así, en el año de 1858, antes de que le llegara el momento de regresar a sus deberes en Detmold, Brahms se reunió en la ciudad de Göttingen con algunos amigos (incluyendo a Clara Schumann, viuda de su gran amigo) y organizó para ellos una audición privada de su obra más reciente: una serenata en tres movimientos, escrita para un noneto. Después de la audición, Clara Schumann opinó que la riqueza de ideas que había en la serenata ameritaba que Brahms la transcribiera para orquesta; la misma opinión fue expresada más tarde por el gran violinista Joseph Joachim, amigo cercano de Brahms. Así pues, siguiendo los consejos de sus amigos, Brahms re-escribió la obra para orquesta sinfónica y le añadió otros tres movimientos, dando origen así a lo que hoy conocemos como su Serenata No. 1. Conviene recordar, sin embargo, que antes de la versión sinfónica de la obra, Brahms escribió una versión intermedia para orquesta de cámara. Esta versión se estrenó en Hamburgo, ciudad natal de Brahms, el 28 de marzo de 1859, bajo la dirección de Joachim. Esta vez, a diferencia de lo que acostumbraban, los conciudadanos de Brahms reaccionaron bien ante su música y la Serenata fue cálidamente aplaudida. Poco después, el compositor realizó la versión final de la obra y ésta se estrenó en Hanover en un concierto por suscripción ordenado por el Rey Jorge, el 3 de marzo de 1860 y de nuevo bajo la dirección de Joseph Joachim. En el primer movimiento, Brahms rinde homenaje a Haydn a través de una hermosa melodía en el corno. El adagio, al que muchos conocedores califican como el punto culminante de la obra, es especialmente rico en pasajes para las maderas solas y sus diversas combinaciones. En los minuetos, Brahms volvió los ojos y los oídos hacia Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), dando a su música un toque del espíritu rococó del siglo XVIII, pero siempre con los pies bien puestos en el ideal romántico. De hecho, el crítico vienés Eduard Hanslick tuvo una reacción típicamente romántica ante este movimiento de la Serenata, y escribió lo siguiente en el Freie Presse:

El primer movimiento nos pareció la perla de toda la obra y es quizá el movimiento más bonito escrito por Brahms hasta la fecha. El color instrumental y la gracia de la melodía le dan la cualidad de la música nocturna, y está llena de luz de luna y el aroma de las lilas.

Si Hanslick, el más respetado y temido crítico de su tiempo, alcanzó a ver la luz de la luna y a oler el perfume de las lilas al escuchar la música de Brahms, es señal inequívoca de su admiración por las obras del compositor hamburgués, y al mismo tiempo, prueba irrefutable de que la subjetividad y la cursilería en la crítica musical no son un invento de nuestro tiempo ni mucho menos.

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