Franck, César - Sinfonía en re menor

César Franck (1822-1890)

Sinfonía en re menor

Lento - Allegro non troppo
Allegretto
Allegro non troppo

Hoy en día, la Sinfonía en re menor de César Franck es una pieza bien establecida en el repertorio orquestal, y casi universalmente aceptada como una obra de primera clase. De ahí que resulte particularmente interesante recordar que, al momento de su nacimiento, esta obra fue duramente criticada y corrió el riesgo de pasar al olvido musical que ha sido el destino de muchas otras obras valiosas. De hecho, hoy se conocen varias anécdotas relativas al estreno de la obra, que demuestran que César Franck no era muy apreciado por sus colegas. Algunas de esas anécdotas fueron recogidas por el compositor francés Vincent D’Indy (1851-1931), quien fue alumno de Franck, en una biografía de su maestro. La más famosa de esas anécdotas nos dice que el día del estreno de la obra, entre el público se hallaba Charles Gounod (1818-1893), compositor de la muy popular ópera Fausto. Al parecer, a Gounod no le gustó la Sinfonía en re menor de Franck, y al final de la ejecución dijo esto:

Esta obra es la afirmación de la incompetencia llevada a extremos de dogmatismo. Esto es la negación de la música.

Estas palabras de Gounod se han hecho casi tan famosas como la sinfonía misma, a pesar de que su autenticidad ha sido refutada en repetidas ocasiones, particularmente por el crítico francés León Vallas. Lo que sí parece indudable es el hecho de que en su momento la Sinfonía en re menor de Franck no fue recibida con mucho entusiasmo, ni por el público ni por la crítica. Ello pudo deberse a que la sinfonía no es del todo ortodoxa en su estructura y a que sus contemporáneos valoraban a Franck más como un excelente organista que como compositor de sinfonías.
De entrada, cabe recordar que esta obra fue concebida en tres movimientos, cuando la tradición sinfónica, desde tiempos de Franz Joseph Haydn (1732-1809), dictaba que lo normal era construir una sinfonía en cuatro movimientos. Por otra parte, hay algunas fuentes bibliográficas que citan referencias sonoras muy peculiares en esta sinfonía, sobre todo en su primer movimiento. Tales fuentes afirman que el tema con que inicia la obra de Franck es una referencia directa a la pregunta musical (¿Debe de ser?) que hizo Ludwig van Beethoven (1770-1827) en el final de su último cuarteto de cuerdas. Para más señas, otras fuentes han hallado una relación entre este motivo musical y el tema del destino que Richard Wagner (1813-1883) empleó de manera importante en su tetralogía El anillo del nibelungo, así como con el tema principal del poema sinfónico Los preludios de Franz Liszt (1811-1886). Es probable que estas asociaciones no hayan dejado a Franck muy bien parado con los críticos franceses. A esto se puede añadir el hecho de que en ese entonces (y quizá hasta la fecha) Francia no tenía una sólida tradición sinfónica; acaso únicamente Edouard Lalo (1823-1892) y Camille Saint-Saëns (1835-1921) habían destacado relativamente en ese campo. (Sí, es preciso recordar que Franck era belga de nacimiento, pero para efectos prácticos, y sobre todo hacia el final de su vida, estuvo plenamente integrado al mundo musical francés). En el segundo movimiento de la sinfonía se encuentra otro elemento que fue duramente criticado en su tiempo: se trata de un solo de corno inglés que hoy en día no sólo parece inofensivo sino que incluso tiene algunos momentos de gran belleza. Entre quienes se quejaron de este solo de corno inglés estaba un pedante y muy conservador profesor del Conservatorio de París que se preguntaba, francamente ofendido: "¿A quién se le ocurre escribir para un corno inglés en una sinfonía? Esto podrá ser cualquier cosa menos una sinfonía."

Alguien tuvo a bien recordarle a este ridículo profesor que el mismísimo Franz Joseph Haydn (1732-1809) había incluido no uno, sino dos cornos ingleses, en su Sinfonía No. 22, la que conocemos como El filósofo. El propio Franck, fiel a sus principios estéticos y musicales, habría de incluir parte del tema del corno inglés en el tercer movimiento de su sinfonía, junto con otros temas aparecidos en el transcurso de la obra. El final del último movimiento de la Sinfonía en re menor es un claro ejemplo del procedimiento musical cíclico, que incluye una cita de la pregunta musical planteada al principio de la obra. En esto, Franck vuelve a estar muy cerca del pensamiento de Liszt, el gran maestro de la forma cíclica. Para volver al asunto de César Franck como organista, no está de más señalar que en su Sinfonía en re menor el compositor puso algunos toques sonoros que nos recuerdan con claridad su sólida experiencia en el teclado: grandes pausas para aprovechar la resonancia, muy al estilo de otro gran organista-sinfonista, Anton Bruckner (1824-1896); episodios antifonales entre diversas secciones de la orquesta, y una interesante aproximación a la registración organística a través del empleo de ciertos timbres orquestales. Como corolario de todo esto parece adecuado mencionar que muchos directores de orquesta (en especial Paul Paray, 1886-1979, quien también fue organista y compositor) se aproximan a esta obra con una visión barroca muy interesante, mientras que otros la interpretan dándole cierta dosis extra de densidad germánica que intenta ser una aproximación a las raíces flamencas de César Franck.

La Sinfonía en re menor de Franck fue estrenada el 17 de febrero de 1889 por la Orquesta del Conservatorio de París, dirigida por Vincent D’Indy.

Consulta todas las actividades que la Ciudad de México tiene para ti